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Senderismo y Turismo Rural en Panama

Escribo esto pues hace poco nos tocó presenciar un caso común de encuentro con una serpiente venenosa en un lugar turístico y lo voy a contar tal y como fue, pues de esto aprendemos del diario vivir, más aún en un país tropical.

Nos encontrábamos en un sitio tranquilo, rodeado de abundante vegetación, disfrutando de un mediodía de domingo, a punto de darnos un baño.

De pronto llegó una gran familia del Área con varios niños dispuestos por supuesto a bañarse y disfrutar de las aguas del lugar. Cabe destacar, que el establecimiento está cerca del boque tropical húmedo. El recinto cuenta con los baños necesarios para que el visitante se cambie de ropa del día a vestido de baño y también cuenta con baños higiénicos; y estando nosotros observando la Naturaleza en derredor, apreciamos una enorme iguana (Iguana iguana) que al ver de reojo en un Árbol pensamos que sería un mamífero por lo pesado que su cuerpo se veía sobre las ramas. Al rato pasaron varios tucanes y gavilanes adornando con sus colores la magnifica tarde que caía.

Una niña junto con una señora se dirigieron a la parte trasera del recinto a orinar y en eso vieron una víbora de cabeza amarilla y salieron corriendo asustadas en busca de un lugar seguro. En dicho momento y al escuchar lo sucedido, nos dirigimos a ver qué tan cercana estaba la serpiente y en todo caso, pensamos sería una serpiente pajarera por el color descrito.

Al llegar y con mucha cautela pues sabemos que las serpientes se camuflan en su ambiente, pudimos verla. Nuestro pensamiento fue emotivo pues era una equis (Bothrops asper). Nos encontramos a más a o menos 3 metros de ella. Ella se encontraba enroscada, en su posición común de descanso. Al notar entonces que era una serpiente venenosa, le indicamos a las personas que no se acercaran por lo letal que puede ser una mordida de serpiente y lo que pasó lamentablemente nos produjo un sentimiento abrupto de rechazo.

– Las personas en el sitio aún sabiendo el peligro que esta serpiente representa, corrieron en busca del animal.

– Procedieron a ir en busca de piedras y machetes para acabar con el animal. En sandalias, chancletas, sin el menor cuidado.

En ese momento, y tratando no ser indiscretos si no pensando en que el animal se podía asustar y atacar, hablamos con la gente y advertimos que era mejor dejarle quieta. Hubo un joven que en sus manos traía dos peñas.

Viendo lo sucedido pensé lo siguiente: Ella, la serpiente, está en su hábitat. Está muy alejada del reciento. Nadie tendría nada que ir a hacer allá. Es más fácil que te mueras ahogado en la piscina a que te muerda el animal… Es decir, tantas cosas pasaron por nuestra cabeza al ver que adultos y niños se acercaban a la serpiente sin el menor cuidado y solamente con morbo en la cabeza.

Desde ese momento nos convertimos en «los malos de la película» pues fuimos los únicos que decidimos indicarle a las personas que dejaran al animal, que no lo mataran y que se procedería a ir en busca de un experto para atrapar al animal, en este caso Mario Urriola del serpentario Maravillas Tropicales del Valle de Antón.

Al intentar llamarle, nos topamos con otro problema: No teníamos señal. Nos quedamos bastante rato pues vimos que los empleados del lugar bajaron a ver lo que sucedía a causa del escándalo y conmoción de las personas. Preocupados nos dijeron que el animal estaba bastante lejos, que nadie debía hacer nada por allá. Pero luego bajaron más y más empleados y realmente nos preocupamos pues por nuestra cabeza solo pasaba el pensamiento de que todo el mundo quería acabar con la vida del animal, cuando ¡Ni siquiera había atacado a nadie!

Pasó otro rato y algunas personas prefirieron irse, cuando de pronto, ¡venía Mario! y ustedes no saben el alivio tan grande que sentimos al ver que Mario venía con su equipo de rescate y de inmediato procedió a atrapar el animal de la manera correcta y profesional que solo un experto u herpetólogo puede hacer. La metió en una bolsa y se la llevó al serpentario en donde luego de salir de disfrutar de tan hermoso sitio, fuimos a visitar.

La serpiente sería estudiada por unos días y como el serpentario no solo es un centro de observación si no científico, llevan un conteo de los animales que ven. Además de verificar su estado físico, enfermedades, o si están en reproducción y luego será reubicada en un lugar seguro, en donde sean pocos los humanos en su paso.

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Todo esto nos lleva a dar varias recomendaciones, porque nos dimos cuenta que el morbo es mayor en casos así y que gran parte de la población panameña, no tiene idea qué hacer en un caso como este.

Es importante estar consiente, que si aún no sabes distinguir entre una serpiente venenosa y una que no lo es, tener presente algunos puntos importantes.

– Aunque la mayoría de las serpientes no son venenosas, se debe evitar agarrarlas o jugar con ellas.
– Muchas mordeduras graves de serpientes se presentan cuando alguien las provoca deliberadamente.
– Al ir de excursión por áreas donde se sabe que hay serpientes, se deben usar pantalones largos y botas, de ser posible.
– Se debe evitar las áreas donde las serpientes se puedan esconder: bajo las rocas, leños, etc.
– En la salida al campo es importante el calzado o la ropa, especialmente si vamos a movernos por zonas por las que sospechamos que puedan existir serpientes. El uso de botas de piel gruesa y pantalones de tela resistente será lo más prudente, procurando que los pantalones alcancen toda la pierna y lleguen a cubrir la parte superior de las botas. Una medida incluso más efectiva sería introducir el borde de la pernera del pantalón dentro de las botas.
– Cuando se camina por zonas de vegetación elevada ( hierba, matorrales, etc) es importante revisar la zona antes de pisarla. Para ello nos podemos proveer de un bastón  con la cual iremos tanteando la zona. Estaremos muy atentos a un posible silbido o movimiento que pueda denunciar la presencia de alguna serpiente.
– Debemos ser muy prudentes a la hora de trepar por taludes con rocas, evitando introducir las manos en los agujeros o levantar rocas sin cerciorarnos primero de la posible existencia de una serpiente.
– La mejor manera de reaccionar ante la presencia cercana de una serpiente es mantenerse sereno. Intentar no realizar movimientos bruscos y dejar que la serpiente se aleje sin ser molestada o ir apartándose poco a poco.
– En ningún momento se deben lanzar piedras a una serpiente. Ante esta posibilidad, cualquier serpiente puede defenderse y atacar.

Una mordedura de serpiente venenosa es una EMERGENCIA médica que necesita atención profesional inmediata, por lo que los primeros auxilios, deben administrarse al mismo tiempo que la preparación del traslado del paciente a un Centro Médico Asistencial más cercano.ferdelance2

¿Qué hacer?

1.- Mantener la calma y llama a los servicios Médicos o dirígete a ellos.
Ayudar a la persona a que lo haga también. Evitando que la serpiente vuelva a atacar. Cuidar también de no ser atacado. Llama a los servicios de emergencia.
2.- Inmovilizar a la persona afectada
De esta manera evitaremos que el veneno se distribuya al organismo lentamente y nos dará tiempo de que los servicios especiales de salud lleguen, logramos esto manteniendo siempre al lugar de la herida por debajo del nivel que se tiene el corazón.
3.-Revisa signos vitales
Vigilar los signos vitales de la persona, como temperatura, el pulso, ritmo respiratorio y presión arterial. Si hay signos de shock, como palidez acueste a la persona, levántale los pies a más o menos 30 cm (un pie) de altura.
4.- Trata de ver que serpiente mordió a la victima y si puede tomarle una foto con mucho cuidado, mejor.
Al momento de que los servicios médicos lleguen les será de utilidad saber que tipo de serpiente fue la que atacó a la victima, pues el antídoto que usaran será el mas eficaz, deteniendo por completo el daño causado por las toxinas del veneno.

Esto es todo lo que se puede hacer. Todos los demás tips tipo «Rambo», se quedan por fuera pues pueden empeorar a la víctima.

Camino Real del lado del Lago Alajuela, dentro del Parque Nacional Chagres.

Confieso que nunca posteo los lugares que visito como giras de campo en la Universidad, pues uno nunca termina enterándose de cómo llegó al lugar, a partir de qué contactos, ni cuanto fue en realidad el costo, entre otras cosas; pero hace algún tiempo visité parte del Antiguo Camino Real junto con la excelente profesora de historia de Panamá, Edilsa Agudo y ella muy amable me cedió toda la información pues es realmente interesante para cualquier panameño visitar parte de este camino histórico del que muy poco se conoce.

Iniciamos nuestro recorrido muy temprano, encontrándonos con el investigador Christian Strassnig, quien sería nuestro guía y quien lleva a cabo un proyecto de turismo, arqueología y desarrollo sostenible en áreas aledañas al Camino Real que empezó en mayo de 2008, y que pretende rastrear, georreferenciar y hacer prospecciones exploratorias del curso de esta ruta.

Es casi seguro escuchar hablar del Camino de Cruces o saber algo al respecto pero comúnmente no sabemos de qué se trata del Camino Real. Bueno, éste fue construido mucho antes del Camino de Cruces casi para cumplir la misma función: comunicar Atlántico con Pacífico por medio de una vía terrestre entre la ciudad de Panamá, en el lado Pacífico del istmo, y Nombre de Dios y Portobelo, en el Atlántico. Fueron los españoles quienes iniciaron esta ruta en el siglo XVI, para su propio beneficio ya que así abastecían de artículos europeos los mercados americanos y enviaban a España los metales más preciosos procedentes del Perú.

Mientras esperábamos nuestra piragua y nos poníamos los chalecos salvavidas, llegaron al puerto de Nuevo Vigía dos individuos con una boa inmensa tratando de venderla al mejor postor, nos dio mucha lástima y vergüenza pues estaba maltratada y con varios golpes lo que hizo que algún compañero de la gira se atreviera a cargarla para tomarse alguna foto.

Tomamos nuestra piragua a motor e iniciamos una travesía por medio del resplandeciente lago Alajuela, que parece un espejo de cualquier objeto que sobre él flote.

Luego de aproximadamente 20 minutos de paseo, viendo las avionetas que practicaban en el cielo, cercanas a Calzada Larga, nos bajamos en una orilla del lago y de inmediato nos explicaron lo poco marcado que quedaba del antiguo camino, que con el oleaje del lago y la erosión ha ido perdiendo su marca. Allí pudimos ver que las piedras sobre el suelo fueron colocadas verticalmente formando una superficie plana y entre las piedras había una solución sólida como cascajos o cemento que lo sostenía.

Una compañera del grupo se topó con una herradura carcomida por el tiempo, señal de que por ahí pasaban mulas y carretas cargadas de quien sabe qué, plata y oro, se dice que cargaban hasta con 220 libras cada una. Nuestro guía, advirtió de dejar el objeto en el mismo lugar para un próximo descubrimiento por otro explorador.

Nos fuimos por la misma senda del camino, en la vía marcada por aquellas rocas, mientras el guía nos contaba que en Calzada Larga hallaron un tramo, pero hace poco se cortó una calle y se destruyó mucho. A partir de allí, hacia la ciudad de Panamá, hay mucha intervención. Varios proyectos de construcción podrían destruir para siempre los tramos del Camino Real más cercanos a la ciudad, como ya pasó en partes del Corredor Norte y otras áreas.

Abordamos nuevamente la piragua y nos fuimos a otro borde del Camino Real, esta vez caminamos hasta la sombra de un árbol y allí tuvimos una muy entretenida clase de historia.

El camino tenía unos 80 kilómetros de distancia, 3 pies de ancho. En 1572 y en 1573, el famoso pirata Francis Drake saqueó la población de Nombre de Dios y los españoles decidieron mover el puerto de Nombre de Dios a la fortificación de Portobelo. De esta manera se tuvo que modificar el camino original en su paso por Boquerón.

El camino se usó intensamente, pero los continuos problemas durante la estación lluviosa llevarían a la creación de una nueva ruta. Así en 1569, el Virrey del Perú, Francisco de Toledo, ordenó construir un nuevo camino que tendría una parte terrestre (de ciudad Panamá hasta la población cruces) y después una parte fluvial, aprovechando el río Chagres.

Vestigios del Camino Real están en los alrededores del lago Alajuela, formado en la década de 1930 al represar el río Chagres para ampliar la red de abastecimiento hídrico del Canal de Panamá. El lago, ubicado en el corregimiento de Chilibre (Panamá), abarca además los corregimientos de San Juan y Salamanca, en Colón.

La antigua Venta de Chagres es ahora una franja de tierra que permanece bajo el agua del lago casi todo el año, quedando expuesta únicamente al final de la temporada seca, para desaparecer otra vez en julio.

Supimos que bajo la vegetación, el suelo y el agua del lago se dan abundantes hallazgos precolombinos que revelan la vida de las poblaciones antes de la llegada de los españoles. Hay máquinas de moler y vasijas de cerámicas.

En algunos sitios se conserva un camino empedrado, clavos, herraduras, espuelas y puntas de lanzas de uno de los primeros pueblos que habitó en América hace 12 mil años de antigüedad. Pero, sobre todo, aseguró el investigador, hay una historia muy interesante y apasionante en unos ochenta kilómetros que aún se pueden recuperar en el campo. Lo lamentable es que treinta kilómetros se han perdido bajo los suburbios de la ciudad de Panamá.

Caminamos por lo que sería otra parte del Camino Real, pero esta vez, cubierto por vegetación; casi ninguno de nosotros había avistado un caimán que descansaba sobre un tronco en el lago, pero al ver el alboroto de la gente, el animal se fue.

Una vez en la piragua, fuimos directo a la comunidad de la Tranquilla, en donde nos recibieron con un almuerzo de dioses: almejas y arroz blanco, que nos llenó de contento al enterarnos de que aún no había terminado la gira pues un grupo de jóvenes nos esperaba para ofrecernos un baile típico que resultó muy agradable par cada uno de los espectadores.

Luego de reposar y disfrutar de la visita a esta comunidad, nos encaminamos en la piragua rumbo a las cuevas del lago Alajuela, toda una experiencia extrema. Al salir de las cuevas, fuimos al Abrigo de Roca, un lugar mágico, lleno de misticismo en donde los antiguos pobladores se refugiaban y que poco a poco fue perdiendo su arco hasta formarse lo que queda hoy en día.

Al salir de las cuevas nos subimos en las piraguas, por última vez en el recorrido y ya íbamos rumbo al puerto cuando en pleno lago Alajuela a un compañero se le cayó la zapatilla al lago y tuvimos que dar la vuelta para irla a buscar, por suerte la zapatilla flotó y la pudo rescatar, realmente fue muy gracioso.

Antes de irnos a la ciudad, visitamos el mirador de la represa Madden y pasamos un rato ameno.

Ésta fue una gira espléndida y es posible que tú la hagas también si así lo decides, Christian la planifica seguido, avísanos para pasarte el contacto.

Ojalá y todos estos esfuerzos no sean en vano y en un futuro no muy lejano se logre hacer del Camino Real un parque nacional o una reserva protegida.

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Las veces que he llevado a un viajero a El Valle de Antón, trato de no pasar desapercibido el Museo, ubicado detrás de la Iglesiade San José y en el cual la entrada está alrededor de los 0.50 centavos por persona.

El arquitecto Julio Jiménez de Alba, amante de esta comunidad, preparó el plano; el ingeniero Ramón Arias C. dirigió la ejecución del mismo; y el constructor Leonidas Rodríguez, con un grupo de jóvenes valleros, trabajó con amor y entusiasmo hasta su feliz terminación.

Se colocó la primera piedra el 3 de febrero de 1992 y se inauguró el 3 de julio de 1993, con la bendición del Arzobispo de Panamá, en ese momento el Monseñor Marcos Gregorio McGrath, siendo madrina la vallera Abrahana Rivera de Valdés.

Está distribuido en seis secciones, donde se destacan las exhibiciones del Arte Precolombino, Arte Religioso, Etnografía de los siglos XIX y XX, Artesanía, el Arte Pictórico y Geología.

Algunas de las muestras que se observan en este museo fueron donadas por familias de los primeros descendientes que habitaron El Valle. La cerámica de Panamá está a la par de la mejor que existe en el continente americano, según un manual que trata la historia del museo.

Quien llega a El Valle de Antón, o sencillamente mira un mapa, sabe que es un volcán. El Museo quiere, por su vocación cultural, dar a conocer algo más sobre el origen de este volcán, conforme a lo que hasta el presente manifiesta la ciencia geológica.

En cinco murales pasan, sucesivamente, frente a la mirada sobrecogedora del visitante, los capítulos de esa evolución: Deriva de los Continentes, Creación del Istmo; Formación del Volcán El Valle; Formación del Lago y Drenaje del mismo; y Fotos Aéreas de El Valle.

Ese volcán es hoy un hogar desde donde, hace once mil años, han vivido, han luchado y se han realizado antepasados; un lugar de clima agradable y seguro, porque hace miles de años no tiene erupciones volcánicas.

Está abierto al público los domingos en horario de 10 de la mañana a 2 de la tarde. Si llega y está cerrado el Sr. David Rankins, administrador del lugar, que vive en la casa del frente se acercará y le abrirá.

Si va en bus, el pasaje cuesta  alrededor de 5 dólares hasta el museo. Tome la salida desde la Terminal de Albrook en un autobús de la ruta Panamá-El Valle.

Si va en carro, a su llegada al poblado de San Carlos, la entrada a El Valle de Antón, que está a unos cinco minutos, de allí tome la entrada rumbo a El Valle, a unos 25 minutos por carretera.

El museo lo podrá ver entre la biblioteca pública y la iglesia de ese mismo lugar, en la vía central. A unos 500 metros después del mercado público.

Es hora que los museos sean parte de la educación de las actuales y futuras generaciones, y que las visitas de estudiantes y de público en general pasen de ser un mero paseo a verdaderas observaciones participativas.

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Aquel día no tenía ni la menor idea de lo que se me venía encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos ahí comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa que saliera.

Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar ya que prácticamente no cargamos nada, y como no queríamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas, al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y de agua.

Esperamos el bus de Gamboa por más de una hora, en una fila larguísima de gente que rogaba que un bus llegara. Finalmente el bus se llenó, y estuvimos llegando al Camino de Plantación a eso de las 8:30 am.

Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difícil tomar autobús además de que ese lado hay riesgo de asaltos.

Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos días. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.

El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan), fueron los que más vimos.

Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), nuevo para mi!, escuchamos guacamayas (Ara chloropterus), el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.

Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.

Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo” y al rato seguimos, no podíamos demorarnos demasiado en las paradas ya que teníamos exactamente las horas del día para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.

Al entrar en el Camino de Cruces, no había un sendero marcado, lo que había era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que íbamos bien.

Aquí el bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a árboles putrefactos y ni decir de más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.

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Vimos monos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tití (Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.

Había árboles de gran tamaño y con amplias raíces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado así porque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difícil de encontrar.

La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.

Llegó un momento en que me sentí agotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en mi cuerpo en todo momento. Casi no nos detuvimos pues teníamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.

La naturaleza allí se torna iracunda, por tanta flora y fauna, pero creo que en una próxima visita iré con más gente. Ya luego, y casi al final logré ver que algunos árboles estaban marcados con cinta naranja para ayudar.

Recuerdo que, siendo niña, escuché en las noticias que algunas personas se perdían en este sendero, incluso recuerdo que todo un grupo de estudiantes se perdió con un profesor de un colegio privado y estuvieron allí una noche entera.

Había pequeñas quebradas o agua empozada, pero nada como para darse un baño, o tomar.

Soy algo claustrofóbica, quizás por eso para mi fue asfixiante pasar por ciertas partes en las que las paredes aparecían; recordemos que el Parque Nacional Camino de Cruces fue en la antigüedad un camino de la época de dominación española, Camino Real, que unía los núcleos de población de Panamá y Nombre de Dios, en Colón.

Vamos con algo de historia: Hace mucho tiempo, por allá por el siglo XVI, año 1519, los españoles colonizadores terminaron de construir una ruta o camino que uniera el Mar Caribe con el Océano Pacífico. El camino era sumamente estrecho, hecho de piedras de diferentes tamaños, que aún se encuentran allí, enclavadas en la tierra, dando una firmeza que desafió el tiempo.

En esa época predominaba la esclavitud, los primeros en ser mano de obra fueron los indígenas nativos y luego de eso, los españoles introdujeron esclavos negros procedentes de distintos lugares de África, a quienes se les trataba peor que a las mulas, tanto así que empleaban cadenas para mantenerlos unidos durante las horas de trabajo en el Camino de Cruces, donde abundaban los latigazos por cualquier tipo de descuido que éstos tuvieran.

El Camino de Cruces era una vía tan normal como la carretera Interamericana de nuestros días, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medía aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.

Era utilizado en las dos vías, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba río arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseían la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podía hacerlo, los que lo hacían tenían tremenda contextura física y se dice que los indígenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancía encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.

Tuvo una increíble época de prosperidad, al servir como paso para los tesoros provenientes de Sur América, especialmente del Perú y otros países, para llevarlos al Atlántico, y ser trasladados a galeones que se dirigían hacia España.

Mi profesora de historia me pasó un texto en el que un viajero de Massachussets describía “Exteriorizo el sentimiento unánime de los pasajeros, a quienes he oído expresarse y es, diciéndolo con temor a Dios y por el amor del hombre, a unos y a todos, que bajo ninguna circunstancia, vengan por esta ruta. No tengo que decir nada sobre las otras, pero no vengan por esta.” Ya se imaginaran cómo habrá sido el Camino de Cruces en su Época de Oro.

Y claro, los ladrones muy pronto se enteraron del tránsito de oro, plata y joyas preciosas procedentes de distintos lugares colonizados en América y que enviaban a España. Los maleantes se dedicaron a atacar a los viajeros, que trataban de llegar al lado Atlántico. Pero al decaer el poderío español, esta vía fue perdiendo su uso y prácticamente desapareció, por los avances del tiempo, el clima y el poder de la selva, que todo lo invadía.

Desde Las Cruces hacia Panamá, era un día de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por día, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedía a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.

Imagínense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que allí tienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.

Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros días han logrado derribarlas.

Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavía está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.

Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debíamos guardar la poca agua que teníamos para tomar algo al llegar y al regresar.

Por lapsos parecía que iba a llover, y sentíamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que teníamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.

Por otro lado estaban los letreros de la Policía Nacional que advertían las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bien”, “fase3: No se preocupen, algún día llegan” y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misión”.

Pensé: “Vaya, parece que estamos haciendo un entrenamiento de la policía nacional.”

Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentí muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del Río Chagres, y en minutos, ¡llegamos!

Me tiré al piso y no tenía ganas de comer nada, solo agua. Trate de comerme una empanada pero por mi boca no pasó, estaba fría y mala. Luego de refrescarnos un rato,  movimos un tronco que estaba en la orilla y dejamos la mitad del tronco dentro del agua y la otra mitad fuera y encima de él nos trepamos y refrescamos un rato nuestros cuerpos cansados; no podíamos quedarnos mucho tiempo allí, primero porque en cualquier momento nos podía salir un caimán y segundo porque debíamos caminar 4 horas más para regresar hasta la carretera de Gamboa.

A la delantera veíamos el inmenso Río Chagres que parecía un mar bravío, así como el Hotel Gamboa Rainforest Resort.

El área de venta de Cruces es apta para acampar, claro con mucho cuidado pues me atrevo a decir que es un área en donde seguramente es fácil que pasen muchos animales, por su cercanía al río. Allí también vimos puestos de cazadores, lo que me indignó, pues esto demuestra que Anam no cuida bien este sendero tan importante para la biodiversidad de este parque nacional, que cuenta con más de 4590 hectáreas paralelas a las riveras del Canal de Panamá.

Algo que pudimos notar más que todo por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos árboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.

El valor de este parque es muy amplio ya que es especial es muchos sentidos: históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques nacionales del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, o sea hace mucho tiempo.

Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, lo que puede molestar al excursionista es la distancia y la humedad que lo lleva a uno a perder mucho líquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.

Al caminar de vuelta me sentía más relajada, ya sabía lo que iba a caminar, la distancia, el clima, los peligros, sinceramente saberlo me hace sentir más segura. Decidimos acelerar el paso y tratar de caminar de regreso en 3 horas y media pero fue imposible, a mi me hacía falta comida y agua, con decirles que llegué a tomar agua recogida en las hojas de la lluvia que hacía poco había caído en ciertas partes.

Íbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.

Al pasar por las quebradas que antes mencioné, me detuve a lavarme la cara y los brazos llenos de picadas de bichos extraños. Los monos cariblancos llegaron nuevamente, esta vez más enfurecidos que antes, hacían sonidos extraños como de un perro cuando está peleando.

Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habíamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el día por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional Soberanía.

El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efímero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y así fue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.

De todos los parques nacionales de Panamá que he recorrido, éste fue en el que vi más animales y eso lo ubica en un lugar muy importante ya que está muy cerca de la ciudad de Panamá, a solo media hora o 45 minutos del centro de la ciudad.

La diversidad de plantas es fenomenal, es un paraíso para cualquier botánico o persona amante de las plantas, así como para aquellas personas interesadas en conocer de cerca lo que han leído en los libros de historia de la República, esa época de colonización que es de suma importancia para nuestra cultura.

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Les recomiendo enormemente formar parte alguna vez de una excursión a través del Camino de Cruces, que incluya un bote de vuelta a Gamboa luego de llegar a Venta de Cruces de modo tal que puedan disfrutar del sendero en su totalidad, prestando atención a cada cosa que en la selva se pueden encontrar.

Estando en el centro de la ciudad de Panamá, se puede ver el cerro Ancón desde casi cualquier punto, y lo reconocemos al instante cuando vemos en la altura una bandera panameña inmensa y ondeante.

Y aunque esté allí a la vista de todo el mundo, muy pocos se interesan en subirlo, saber más de su historia y de los secretos que guarda un patrimonio histórico que ha estado ahí siempre.

Antes de 1904, el cerro Ancón era un lugar de distracción. Pero además de recreativo, desde el traslado de la ciudad de Panamá la Vieja a lo que es hoy el Casco Antiguo, el cerro y sus manantiales proveían a los habitantes de agua.

Sin embargo, cuando los norteamericanos se ocuparon de la construcción del Canal, ya no se podía ni pasear ni sacar agua. Estuvo bajo la potestad de los Estados Unidos como parte de la Zona del Canal de Panamá, durante gran parte del siglo XX.

Alrededor del cerro habían varios ríos y quebradas; los más importantes: el río Hondo (ahora río Cáceres) que lo bordeaba, y donde la gente se bañaba, y el río Grande que quedaba un poco más lejos, por el área de La Boca, y estaba lleno de sembradíos y de ganado.

Con la nueva ciudad en el Casco Antiguo, uno o dos soldados fueron asignados a la cima para funcionar como vigías de la ciudad. Incluso se propuso construir fortificaciones en el cerro pero nunca se realizaron.

En la época del Canal francés durante la cual se construyó el primer hospital del Canal, Hospital Ancón, se empezó a notar que el cerro estaba pelado y escaso de vegetación.

La tradición de pasear y sacar agua del cerro llegó a su fin cuando en 1903 los norteamericanos se ocuparon de los trabajos canaleros y para ello sanearon toda la ciudad. Todos los pozos, manantiales y lugares donde se podría empozar agua fueron clausurados.

Para este tiempo se construyeron más edificaciones en los alrededores del cerro como el Hospital Gorgas, el edificio de la Administración del Canal, la residencia del administrador.

Desde 1977, con los Tratados Torrijos – Carter, Panamá retomó el control del cerro y de toda la zona del Canal y una de sus primeras acciones fue izar una gran bandera en la cima del cerro, como símbolo de la reafirmación de la antigua Zona del Canal como territorio panameño.

Actualmente el cerro ocupa una extensión de terreno de 4,826 hectáreas, y en su punto más elevado ondea desde hace 33 años la bandera de Panamá, como uno de los primeros símbolos del triunfo de la lucha por la plena soberanía.

En las zonas más altas se encuentra la antigua residencia del Gobernador de la Zona del Canal, y Quarry Heights, antigua locación del Comando Sur. El nombre de Quarry Heights proviene de la antigua cantera que es visible desde un lado del cerro. El cerro Ancón posee un búnker subterráneo abandonado, que pertenecía al Comando Sur.

Cuando uno va hacia Arraiján por el lado de la Boca, se puede ver una parte del cerro que es de roca lisa, como si alguien hubiese cortado ese lado con un cuchillo y se la hubiese llevado. La masiva extracción de roca en el cerro modificó la configuración geológica del lugar donde operó la mencionada cantera, lo cual se puede apreciar a simple vista; a lo largo de un período de 5 años, la Comisión del Canal Istmico, que en ese tiempo pertenecía a los Estados Unidos, extrajo 3.2 millones de yardas cúbicas de roca de la referida cantera en el Cerro Ancón. La extracción se llevó a cabo con dinamita y excavadoras, removiendo largos bloques de roca.

El cerro Ancón tiene, además, el atractivo de ser el hogar de osos perezosos, armadillos, venados, ñeques y un sinnúmero de aves. En total se calcula que hay 68 especies de animales: 15 mamíferos, 39 aves, 9 clases de reptiles y 5 tipos de anfibios. También pasan anualmente más de un millón de aves rapaces en dirección al sur aprovechando las fuentes de aire termales, de lo cual se hace un conteo anual en la cima.

Allá arriba también es posible ver una estatua de Amelia Denis de Icaza que con tanto orgullo y a la vez tristeza expreso en su poesía al Cerro Ancón, su angustia por el cambio que éste dio.

El cerro Ancón, el punto más alto del área metropolitana, es visitado diariamente por unas 100 personas, que suben caminando o en sus vehículos, para encontrar una panorámica de la ciudad de Panamá, del Puente de las Américas, las Esclusas de Miraflores u otro punto del Canal. Algunos también aprovechan sus faldas para hacer entrenamiento.

También en la cima de la torre es posible ver unas antenas de comunicación. En el cerro existe un pequeño camino que es usado por los vehículos solamente durante el día y usado por los visitantes que recorren el cerro a pie para observar su fauna y flora.

A partir de 1909 se instalan los primeros sismógrafos también en las faldas del cerro, y fueron de los primeros sismógrafos en Latinoamérica. Posteriormente estos aparatos se trasladaron a la Comisión del Canal en 1914 y en 1976 se transfirieron a la UP.

Actualmente, el cerro Ancón está bajo la administración de la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), quien se encarga de su mantenimiento y vigilancia. Otros que participan de esta labor son la Asociación Panameña para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) y los residentes del área.

El pasado 18 de mayo, el Consejo Municipal aprobó la creación de un patronato para el cerro Ancón, que se encargará de su conservación, el manejo del suelo, y de la creación de un marco legal que lo proteja, más allá del existente.

El patronato lo formaría un representante del Consejo Municipal, del grupo de residentes, organismos privados, el MEF, la Alcaldía y ANCON.

La bandera que ondea en la cima es del tamaño de una cancha de baloncesto y es la única bandera que no es bajada de su asta a las 6 de la tarde como lo indica la ley, por el contrario se le encienden unas luces rojas y azules que la iluminan y deslumbran. La iluminación de la bandera estuvo a cargo de expertos de la empresa Phillips con el patrocinio de la empresa Union Fenosa.

Es muy importante recalcar que el Cerro Ancón es un área protegida y reserva natural del Distrito de Panamá de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo Municipal N° 157 de 31 de julio de 2001, adoptado por el Consejo Municipal de Panamá. En el artículo 3 de dicho Acuerdo se dispuso que quede prohibido cazar, talar, quemar, recolectar o destruir los recursos naturales, así como cualquier otra actividad que atente contra el buen uso de la reserva natural, de acuerdo a lo establecido en el artículo 2 del presente Decreto Municipal.

El Cerro Ancón fue declarado Patrimonio Histórico Nacional, mediante Decreto Ejecutivo N° 104 de 22 de octubre de 2003, con ocasión de la celebración del Centenario de la República de Panamá. La Ley N° 21 de 2 de julio de 1997 asignó al Cerro Ancón la categoría de área verde urbana.

Para llegar caminando se debe ir hasta el centro Mi Pueblito y allí preguntar por la escalera roja que conduce hacia el cerro, en una interactiva caminata de aproximadamente 30 a 40 minutos.

También se puede llegar en carro tomando la carretera que se encuentra detrás del edificio de la Administración del Canal y desde allí hay señalizaciones que lo conducen a la cima.

Es suficiente para invitarlos a visitar el cerro Ancón, tan cerca de la ciudad y con toda la accesibilidad. No dejemos que se pierda este Patrimonio, que aunque no lo sea ante la ley, lo es ante nuestros ojos, debemos valorar que por mucho tiempo no fue nuestro, estando en nuestro propio territorio y hace mucho tiempo que regresó a nuestras manos para que lo conservemos y visitemos.

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