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Senderismo y Turismo Rural en Panama

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Esta vez fuimos a un lugar inimaginable, tuvimos la dicha de por primera vez, pasar sobre las aguas del río Chagres, el más grande afluente de la República de Panamá.

Entramos por la Cabima, que esta situado en la carretera hacia las Cumbres, nos detuvimos en el Restaurante Pio Pio de la Cabima y preguntamos por donde llegar a Puerto Corotú.

Tomamos la carretera justo a mano izquierda de frente a dicho restaurante  y fuimos preguntando hasta llegar a la monstruosa fábrica de Cemento Bayano, verdaderamente desagradable y de ahí seguimos hasta ver las señalizaciones de Parque Nacional Chagres y Puerto Corotú.

Llegamos al gigante árbol de Corotú, característico de que estábamos en el puerto del Lago Madden conocido mejor como Lago Alajuela.

Una vez allí preguntamos por Iván, con el cual había hablado solo por teléfono móvil y lo imaginaba como guía turístico de alguna empresa o parecido, cuando él salio a nuestro encuentro iba ataviado solo por un taparrabo y una falda de chaquiras. Nos puso en contacto con Miromel, un indígena Emberá que no hablaba nada de español.

De repente apareció un señor en 4weel con uniforme de la ANAM a cobrarnos la entrada al Parque Nacional Chagres y a reprendernos por no haber parado la garita, nada visible. El costo por entrar a este Parque Nacional es increíblemente de 5 dólares por persona panameña (luego supimos que eran 3$).

Entre señas y gestos Miromel nos indico que nos subiéramos a la piragua, un medio de transporte tradicional de los indígenas para llegar a sus hogares, de unos 6 metros de largo por menos de un metro de ancho. Miromel nos preguntó qué queríamos hacer primero y cual era nuestro itinerario.

Nos cuentan que en los años 70 el señor Emiliano Caisamo salio del Darién con su familia hacia la ciudad de Panamá, para buscar progreso en cuanto al recurso económico ya que su producción agrícola y ventas era pésimo. Las condiciones de pago y por otro lado los colombianos contrabandistas clandestinos eran un peligro para sus hijas y esposas y hasta para sus propias vidas.

Es por esta situación que llegan a Panamá en la década de los 70 y luego con el pasar de los años funda la comunidad Embera Drúa acompañado por sus hijos y bisnietos que fueron su tercera generación. En ese entonces el trabajo agrícola no estaba limitado, ni el uso de la tierra, pero posteriormente el 2 de octubre de 1984, se crea el Parque Nacional Chagres y se limita la agricultura y el uso de la tierra ya no daba para el comercio solo para la subsistencia, así que Emiliano Caisamo decide empezar con la artesanía.

AMPYME, la Autoridad de Panamá para micro, pequeñas y medianas empresas, les está dando la formación en estas áreas y los está ayudando a registrarse legalmente en el proyecto de turismo, lo que demuestra que son una comunidad muy organizada de la cual están muy orgullosos.

Lo que ofrecen es turismo ecológico y cultural. La parte cultural es que los visitantes descubren e interactúan con los indígenas, la parte ecológica, significa aprender  acerca de la selva, y todo ello sucede de manera de bajo impacto para el entorno natural y sus formas de vida. Los visitantes van para experimentar la naturaleza, pero no se pueden tomar las plantas o los animales.

Miromel metía una larga vara dentro del agua para verificar la profundidad y Mario, que manejaba la máquina, la movía de un lado para el otro  y no arrastrarla. En un momento la cosa se puso extrema, tuvimos que dejar todo dentro de la piragua y ayudar a moverlo entre los rápidos que nos atacaban por un lado. Un momento verdaderamente extremo.

Decidimos ir primero al chorro y UFF! vaya experiencia, después de caminar un poco por la selva llegamos a la preciosura de lugar, sacado de una película de hadas.  Max y su mamá estaban muy emocionados, al igual que Karla en la que se veían los ojos de felicidad, Andrés con ganas de meterse al agua y Leo y yo tomando fotos como locos para dejar la cámara y tirarnos al agua!

A lo largo de la orilla del río Chagres, se pueden ver cocodrilos, caimanes, nutria de río, aves como loros, guacamayas, tucanes, martín pescador, entre muchos más.

Nos bañamos en las aguas del Chagres bajo ese esplendoroso chorro, todo fue un contento, me caí y casi me parto un dedo, pero no importó, Max también se dio algún golpe que no pasó a más, andábamos tan emocionados que no veíamos donde poníamos los pies. Después de casi una hora y cuando ya se acercaban algunos extranjeros, Miromel nos dijo que sería mejor retirarnos. Llenos de felicidad y regocijo, emprendimos la marcha a seguir por lo que nos esperaba pues no íbamos ni por la mitad.

Nos recibieron con bailes en la comunidad. Tomamos asiento en algunos bancos y esperamos por más. Iván nos empezó a explicar todo acerca de sus costumbres y tradiciones, historia, modo de vida, nos dijo hasta cómo hacían sus vestiduras y algo muy curioso fue ver el “brassier” de la joven indígena del que colgaban monedas de 5 y 25 centavos panameños y relucían contra los rayos del sol. El rey de la comunidad se le llama «Noko», y el curandero Elías. El Noko es quien da permiso para todo, hasta para las fiestas y tomar bebidas alcohólicas.

Es importante destacar que tienes que llevar tu propia agua, ya que el agua usada en la comunidad no es filtrada. También es importante llevar billetes de denominaciones bajas como 1 dólar o 5 dólares ya que hay dificultades con grandes cuentas.

Una joven se acerco con un plato de pescado el cual estaba delicioso y fresco, acabado de sacar del Chagres, con plátanos fritos en su punto.

Después de eso nos fuimos con el botánico y los extranjeros subiendo una loma, vimos un mono araña en alguna de las casas, pasamos por los puestos donde venden las artesanías con precios geniales para tan magnificas obras.

Llegamos al sendero y ahí el señor nos explicó una a una las plantas que tenía y sus funciones. Nos dió a probar algo así como una rama de un arbusto y al instante, la boca nos picaba, era una sensación extraña como si la lengua estuviese dormida.

Dice él que tiene la cura del cáncer y muchas otras enfermedades, no vende ninguna planta, la única manera de que te cure es prácticamente yendo a vivir algún tiempo allá.

El Tour incluye: – transporte en piragua ida y vuelta aproximadamente 40 minutos de ida y 35 minutos de regreso, – Visita a la Cascada del Indio en la que te puedes quedar el tiempo que plazcas, – Bienvenida de los Emberá Drúa con cantos y bailes y su Rey al frente, – Charla informativa de todas las actividades diarias de los Emberá y su etnografía por categorías- Un delicioso plato de pescado frito (tilapia) con plátanos, – Bailes tradicionales por las mujeres del pueblo, – Bailes tradicionales interactivos para el público, – Visita al jardín botánico en donde se explica cada una de las plantas curativas y sus funciones, – Puedes bañarte de nuevo en el río de aguas cristalinas, – Te llevan a ver caimanes, aves, iguanas en plenas funciones. Entre muchas otras cosas más ofrecen tatuajes de jagua, el cual hasta el día de hoy aún tengo, duran aproximadamente 1 semana y son muy característicos de estos indígenas, se dice que esta pintura limpia la piel, ya que es de origen vegetal y es sacada de un árbol llamado Jagua (Genipa americana).

También se puede pasar la noche para vivir una experiencia más amena y despertar con los sonidos de la selva. Ofrecen tours de Avistamiento de aves, fotografía extrema, pescar, kayak, y hasta hacer trekking.

Algunos hablan español, otros solo la lengua Emberá y están aprendiendo el español, cabe destacar que también tienen su escuela en la cual da clases una maestra proporcionada por el Ministerio de Educación.

Queda la memoria de una experiencia única dentro de un lugar increíble en donde la naturaleza perdura, en donde la etnografía es respetada, en donde la vida te la da la Naturaleza y nada más.

Un paraíso en Panamá.

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