Los pequeños y sus familiares pudieron disfrutar de una agradable tarde en donde compartimos un delicioso arroz con pollo y ensalada, hot dogs, dulces y canastitas. La cerecita del pastel fue la sorpresiva piñata. Lo más emocionante para estos pequeños fue el poder llevarse a casa hasta 2 regalos de navidad.
Nuestra amiga Iris organizó los juegos de poner la cola al burro y la nariz al payaso. Rey se encargó de pintar caritas con lo que los niños le pedÃan. Es un placer para màpoder escribir que tenemos un gran equipo, personas de gran corazón dispuestos a colaborar y a meter mano en lo que se necesite.
La verdad, un poco intrépido. A petición de varios amigos, esto se hizo realidad. Nosotros consideramos que este sitio es apto para visitar en verano, aunque en esa época no es posible ver el chorro a magnitud, razón por la cual cedimos a ir a verlo en septiembre, mes que como todos sabemos en Panamá, es muy lluvioso.
Gracias a Dios, a las buenas vibras y a Madre Naturaleza, pudimos ir y venir sin problemas. En el grupo que se atrevió, al que pusimos «el escuadrón suicida» iban solo 4 personas nuevas, los demás ya había ido.
Al llegar al sitio que hemos habilitado para acampar desde hace muchos años, el tiempo nos dio para armar campamento, hamacas, buscar leña y prepararnos; pero la Naturaleza imponente nos mostró su fuerza. El Guanche arriba demostró que el poder del agua es inminente, en segundos el río estaba color chocolate, las gruesas gotas caían sobre el refugio.
¡Wow! Una gira espectacular. Aunque nuestros amigos siempre exigen caminos más difíciles, disfrutaron la India Dormida como nunca. Flor del Aire nos acogió y regaló un clima espectacular que nos permitió disfrutar de la vista.
Iniciamos subiendo el Cerro La India Dormida para su recorrido completo de los pies a la cabeza. En su pecho, los chicos inventaron tomar el café de la mañana, lo que fue disfrute para todos.
Avistamos los cerros circundantes: Cerro Gaital, Cerro Pajita, Cerro Caracoral, en lo que se conoce como Las Tres Marías; además el Cerro Cariguana, a lo lejos el Cerro Picacho y las montañas de Valle Chiquito.
Nuestro trip fue el dÃa entero entre la sierra, entre algunas comunidades poco conocidas y algo olvidadas por nuestros gobiernos, donde el lodo domina los caminos, y la brisa y el aire fresco y frÃo se te mete de lleno hasta los pulmones.
Nuestra primera parada fue en el Salto de Manglarito, una magnÃfica e imponente cascada que nos dejó a todos boquiabiertos, su magnitud y fuerza eran descomunales; al verla pensamos en el tiempo que debe haber pasado para que se formara tan particular forma en ella, que baja en un tobogán, parte la roca y se desvÃa en una estruendosa cortina de agua, solo apta para cardÃacos.