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Hiking Trails and Trips in Panama

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Hace un tiempo, estando por el área de Penonomé arriba, y acampando en un hermoso sitio, vimos el sol salir por encima de unas enormes rocas de un cerro imponente. A Rey le parecía una hannya, a mi me llamó la atención la pared de roca que parecía ser muy alta.

Tiempo después conocimos sus faldas, en lo que fue un viaje rápido y carnavalero por el sitio, que nos ahuyentó al sentirnos un poco raros, entre tanta multitud en estado etí­lico frente a chorro de aguas apacibles en medio de la montaña que años más tarde conoceríamos.


Algunos geólogos cuentan que el Turega es uno de los tantos domos o conos del volcán del Valle de Antón, estrato volcán gigantesco y aunque los factores erosivos lo han deformado, aún sigue siendo imponente.

Fue así­ como nos topamos con nuestra guía local, Vero, que creció en las faldas del Cerro Turega y conoce de primera mano todo a su alrededor. Curioso es que en la primera visita de Vero al cerro, fue mordida por una serpiente equis; ni esto impide que ella mantenga su devoción.

La comunidad es muy celosa de su recurso natural. Para subir el cerro es necesario ir con guía local, además debes solicitar un permiso con el líder del pueblo.

Es importante destacar que el sitio está en vías de convertirse en una reserva hidrológica por lo que en un futuro no muy lejano estará regido bajo leyes que lo protegerán; y tiene lógica pues del cerro se desprenden caídas de agua estacionales que se pueden ver en época de lluvias desde la carretera, y chorros permanentes para disfrutar todo el año.

El área protegida sería en Turega y Cucuazal como Reserva Hídrica, pues existe una gran cantidad de bosques con fuentes de agua y manantiales que abastecen del vital líquido a la población rural de Pajonal, Churuquita Grande y otros corregimientos.

Salen 9 acueductos de cada cerro (Sofre, Sofre Abajo, Aguela, Turega, Churuquita Grande, etc)

El plan ya se lleva a cabo y esperamos pronto ver en gaceta oficial del 2017 pues el Ministerio de Ambiente, junto con biólogos y representantes de la comunidad, unen esfuerzos para que sea una realidad y se pueda establecer una ley que proteja la biodiversidad que se ve amenazada con potreros y ganadería.

Alguna vez leí que el cacique Turega el padre de «Las Mozas» de donde proviene el nombre del famoso chorro del Valle de Antón, y que su hijo era «Chigoré» quien estuvo enamorado de «Zaratí», hija de «Penonomé».

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La devoción que le tiene mi familia al Cristo Negro, es grande. Le hacen ofrendas, peticiones y por supuesto: Mandas. Todos los años para fechas cercanas al 21 de octubre, una de mis tías organiza un paseo familiar a la Iglesia de Portobelo a visitar el santo, y de regreso, pasamos por una de las más famosas playas de Colón: La Angosta.

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Esta playa es muy segura, ya que el terreno es plano y generalmente hay rescatistas ya que se paga una tarifa en la entrada, dependiendo de la cantidad de personas que vengas en el auto, bus, etc. También poseen baños y ranchos que se pueden alquilar a precios módicos para sentarse tranquilamente o puedes llevar tus sillas, petate, paraguas. Abre de 10am a 4pm.

La playa es administrada por una empresa privada, cual tiene una concesión administrativa desde 1996 para 20 años. Esta empresa mantiene las instalaciones de la playa y también se encarga de la limpieza.

Hay variedad de comidas, y también puedes llevar la tuya, por un costo extra dejan entrar coolers. Existe un restaurante en donde venden mariscos y también hay puestos donde venden pescado frito, etc. Además de eso tiene un quiosco donde comprar chucherías.

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Cómo llegar

Si vas en auto debes tomar la carretera Panamá-Colón y doblar a la derecha al llegar a Sabanitas (cuando doblas, el supermercado REY te quedará a mano derecha). Luego sigues derecho pasando las comunidades de Puerto Pilón, María Chiquita hasta llegar a Playa Langosta, y otros pueblos, hasta llegar a Portobelo. El trayecto hasta Sabanitas toma una hora y hasta playa Langosta 30 minutos más por una carretera totalmente asfaltada.

En bus: Vas a la Terminal de Albrook, y tomas un bus de la línea Panamá – Colón, que tienen servicio expreso y normal, y siguen la carretera Transístmica. Debes bajarte en la entrada del pueblo de Sabanitas, a un costado del Supermercado El Rey. Aquí tomas un bus hacia Portobelo o la Costa Arriba (trayecto total: 1:30 minutos en bus expreso – 2:30 minutos en bus normal).

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De Sabanitas a Playa Langosta

Se llena de visitantes los fines de semana, pero nada exagerado. Últimamente las personas se dirigen a islas cercanas y han dejado de lado este paraíso tropical. Como sea, nosotros preferimos ir días de semana ya que la gran cantidad de personas, generalmente trae basura y a veces, uno se la encuentra en el mar, lo cual es triste. Importante tomar en cuenta que los fines de semana, los locales ponen música con el volumen muy elevado, lo cual puede ser desagradable para la mayoría.

La playa es de arena blanca y pocas partes de arena negra, a la mano izquierda se encuentra un bosque de manglar muy interesante.

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Estrella de mar del Caribe: Luidia senegalensis.

Estrella de mar del Caribe: Luidia senegalensis.

En innumerables visitas, hemos podido ver de cerca estrellas de mar y muchos peces de colores, lo cual la hace apta para el snorkel, aunque la mayoría no lo practique aquí, es muy propicio.

Es necesario prestar la debida atención que se requiere en cualquier playa, algunas veces hay marea alta y los guardavidas solicitan a las personas no introducirse muy lejos de la orilla. Recordemos que ellos están haciendo su trabajo, procurando el bienestar de todos.

Como en cualquier playa donde acude bastante gente, procura no ir solo y estar siempre pendiente de tus pertenencias, así como de su auto. En caso de ir en transporte público, los buses en esta área prestan servicio hasta las 4pm.

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El Parque Nacional Chagres (PNCH), creado hace 28 años, está localizado en la parte central del Istmo de Panamá y tiene como objetivo primordial la conservación de los procesos ecológicos que mantienen la salud del Río Chagres y su capacidad de prestar servicios ambientales a miles de panameños. Las cifras son ya conocidas: del río Chagres se obtiene el 40% del agua necesaria para el funcionamiento del Canal de Panamá y el 80% del agua para uso doméstico de la mitad de la población del país.

Panamá es un país pequeño, pero rico en recursos naturales. Un 32% del territorio nacional lo constituyen áreas protegidas. Tenemos el convencimiento que procurando armonizar nuestros recursos naturales con las comunidades que viven dentro y en los alrededores de las áreas protegidas, a través de actividades como la educación ambiental, el ecoturismo, la creación de microempresas comunitarias (viveros, zoocriaderos, artesanías con especies nativas, entre otras), lograremos beneficios sociales y económicos, tendientes a un desarrollo sostenible.

Este parque, situado en la angosta región central del Istmo de Panamá, con el río Chagres como principal eje de interés histórico y socioeconómico del país, es la columna vertebral del sistema regional de áreas protegidas que posibilitan el ordenamiento del territorio en la Cuenca del Canal de Panamá. El parque tiene una extensión de 125,491 hectáreas y se corresponde con el área de captación del Lago Alajuela, la cual representa el 30% del área total de la Cuenca del Canal-Región Oriental y aporta el 45% de la escorrentía.

En el parque encontramos la representatividad de la mitad de las especies de vertebrados presentes en la Cuenca del Canal y la tercera parte de las especies de vertebrados representados en todo el país, sobresaliendo especies únicas, endémicas y en vías de extinción, tales como el águila harpía, el jaguar, el tapir, el puma, el venado corzo, la paisana, la pava cimba, el carpintero carirrayado y la pava rubia.

Hace poco, tuvimos la oportunidad de conocer uno de los poblados asentados en las orillas del río Chagres, del lado del Lago Alajuela, la comunidad de Quebrada Ancha.

Todo inició por la idea de colaborarles en uno de sus proyectos de turismo sostenible, que incluye el paseo por el Lago Alajuela, conocer el Camino Real que pasa por la comunidad, ver de cerca la forma de vida de sus habitantes y uno que otro baile típico o representativo de la cultura y costumbres, además de su visión diaria de la vida, a través de actos teatrales que realizan los niños engalanados en vestidos típicos.

Nuestra visita consistía en además de visitar y conocer, apoyar con el mural que utilizan de fondo en todas sus representaciones artísticas, a las cuales ponen todo su empeño para perfeccionarlas y utilizan de trasfondo este mural, que representa los animales y el diario vivir de lo que conlleva habitar a orillas del Lago Alajuela.

Quebrada Ancha pertenece a la Zona Cultural Activa que está conformada por los lugares poblados, las áreas residenciales y las comunidades indígenas localizados dentro del parque, establecidos antes de la existencia del área protegida y/o autorizados por la administración del parque, en donde se procurará el mejoramiento de la calidad de vida de los pobladores, acorde con el mantenimiento de la integridad de los procesos ecológicos que se desarrollan en el entorno del área ocupada.

También pertenecen a la Zona de Uso Especial que son las áreas dentro del parque donde se permitirán actividades de producción agrícola, forestal y pecuaria, en terrenos adyacentes a los lugares poblados y de acuerdo con el nivel de fertilidad y tipo de pendientes de los suelos. Se deben aplicar técnicas de producción limpia, baratas, sencillas, amigables con el ambiente y compatibles con los objetivos de manejo y protección del parque.

Se supone que Quebrada Ancha también pertenece al área de Zona de Uso Intensivo que son las áreas destinadas a proporcionar servicios e infraestructuras para el uso público y la administración del parque, sin embargo, nosotros vimos muy de cerca que la caseta que tiene ANAM está abandonada, y solo llegan a monitorear una vez al año.

En el puerto de Nuevo Vigía nos encontramos con la directora de la Fundación Parque Nacional Chagres: Rosamaría Guerra y sus colaboradores. Nos preparamos para abordar la piragua, mientras que estaba todo listo, pudimos notar que en el puerto habitan muchas aves como la garza real, la garza nocturna de cabeza negra, garza tricolor, gallinazo o buitre negro, así como el gallinazo cabecirojo, garzas blancas que buscaban y rebuscaban entre la orilla pedazos de pescado. A esa hora de la mañana ya venían los pescadores con las piraguas repletas de peces, que eran comprados vivos por asiáticos. Un niño descamaba los peces que habían recogido en su jornada, y feliz nos dio su mejor sonrisa para una foto.

Ya sentados y emocionados en la piragua (algunos nunca se habían subido a una), cada quien con su respectivo salvavidas, pudimos disfrutar del hermoso paisaje que esconde este parque nacional. Vencejos, cormoranes, gavilanes y wichichis descansaban en las ramas de los árboles, los cormoranes llenaban los árboles preparándose para iniciar las zambullidas del día corriente. Los vencejos volaban y rozaban el agua del Chagres. A nuestro lado volaban mariposas migratorias de color verde caña, llamadas Urania fulgens. El lago Alajuela, parecía un espejo distorsionado por las ondas que provocaba el viento y el avance de la piragua. El ambiente era perfecto. Las gotas de agua nos salpicaban y el tiempo denotaba que iba a llover, pero de ahí no pasó.

Llegamos a la orilla donde los pobladores nos recibieron sonrientes y con los brazos abiertos; nos estaban esperando para presentarse, uno a uno, los miembros de la junta de turismo sostenible de Quebrada Ancha, entre ellos los señores Ismael Muñoz, Molinar Toribio y Agustín Nuñez, entre muchas personas más, convencidos de que sus proyectos estarán llenos de trabajo pero también de éxito. Luego de presentarse, y de hacerlo también nosotros, nos ofrecieron un delicioso café cosechado allí mismo.

Era un día de jornada. Mientras nosotros pasaríamos dos días pintando el inmenso mural, ellos trabajarían arduamente, junto a miembros de la Fundación Chagres, en un sendero llamado “La Miel” que conduce a un apiario y será uno de los puntos principales de atractivo en su itinerario turístico.

La Fundación Parque Nacional Chagres apoya a esta comunidad y muchas más que habitan las riveras del Chagres, recolecta donaciones para mejorar las viviendas y para realizar actividades educativas para niños y adultos. Capacitan a hombres y mujeres en realizar actividades que les brinden ingresos. Han donado por medio de la empresa privada, desde motores fuera de borda, hasta chalecos salvavidas y su propio sudor, apoyando a la comunidad en la mano de obra en los proyectos a realizar.

Esta es una comunidad constituida por pequeños productores agrícolas y pecuarios de subsistencia que buscan diversas opciones de sobrevivencia como la jornalería y pesca para alivianar sus condiciones de bajos recursos y vulnerabilidad que enfrentan. Fundada en la década del 60, originariamente constituida por migrantes procedentes de Veraguas y Coclé; su actividad económica principal es la agricultura tradicional y de subsistencia, sin embargo, algunas familias cuentan con una o seis vacas para la práctica de la ganadería de carne; actividades que complementan con la pesca.

Impactante, así lo describo. La unión de esta gente se siente. Ver hombres y mujeres forjándose con bolsas de cemento bajando y subiendo la entrada de la comunidad, yendo al lugar donde, ahora, tienen listo el sendero de la Miel.

Nos instalamos en la iglesia, que fue acomodada para instalar la tela a utilizar. Los niños de la comunidad estuvieron atentos a cualquier cosa que se necesitara, como vasos y agua para los pinceles; definitivamente, son niños muy activos y alegres. Respetamos la idea del dibujo original que ellos habían creado, pero que se había ido deteriorando con el tiempo. Le agregamos algunos animales representativos del área como el jaguar y el venado corzo.

Y si, les cuento que en esta parte del Chagres habitan grandes felinos, como el jaguar, al que en Quebrada Ancha nunca han visto físicamente de cerca, pero si han encontrado huellas, las que han sido copiadas con moldes de yeso, práctica que les fue enseñada por el biólogo y conservacionista Ricardo Moreno; prueba fehaciente de la población de jaguares en Panamá.

Nos contaron que una parte del Camino Real, pasa por la comunidad y están estudiando y aprendiendo junto a un investigador austriaco, para explotarlo de buena manera en su proyecto de turismo sostenible. Strassnig recorrió 300 kilómetros entre 2008 y 2010 junto a personas de Quebrada Ancha y otras comunidades, para identificar el Camino Real, como parte de un proyecto apoyado por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) y con la participación de arqueólogos del Instituto Nacional de Cultura (Inac). Les tomó 35 días descubrir la ruta comercial más importante usada por los españoles en los años de 1519 a 1595. Por ella se transportaba el oro de América en los tiempos de la colonia. Esto los convierte en un lugar de mucho contenido histórico, por la gran importancia y envergadura que representa.

En medio de la jornada, en el rancho de la comunidad un par de mujeres cocinaban risueñas, la comida de los trabajadores, que nos incluía a nosotros. Luego de varias horas dibujando y pintando sobre el suelo, nos llamaron para disfrutar del delicioso almuerzo.

No pasamos toda la tarde dándole colores y detalles al mural. Los niños nos ayudaron en gran parte, otros reconocían aves en el libro de Aves de Panamá que habíamos llevado. Al parecer ellos fueron partícipes de un pequeño seminario de aves, en el que aprendieron a reconocerlas comparándolas con las que habitan en su entorno. Para nosotros, como estudiantes graduandos de turismo geográfico y ecológico, fue impresionante ver como un niño recitaba uno a uno en español los nombres de las aves que veía en inglés pero que reconocía sin divagar. Otros niños jugaban en el patio de la escuela, en la que por cierto, tienen un mapa que marca todos los caminos de la comunidad.

A eso de las 5:30 de la tarde, nos fuimos al Lago Alajuela con los niños, que parecían peces nadando en el agua fría y turbia del lago. Al tirarnos observamos que era más profundo de lo que habíamos pensado y que Alajuela en ese momento tenía buenos niveles. Menciono esto, pues el Sr. Toribio nos señaló que al llegar la época seca, los niveles del lago bajan tanto, que es necesario caminar mucho para llegar a las piraguas y salir de la comunidad. Cabe destacar que Quebrada Ancha se encuentra en los márgenes del lago Alajuela y la micro cuenca de la Quebrada con el nombre de Quebrada Ancha. Aprovechan directamente para su subsistencia los recursos naturales tanto del suelo, el bosque y el recurso hídrico dependiendo exclusivamente de las estaciones climáticas y del comportamiento de los niveles de agua del lago.

Al regresar nos esperaba un delicioso plato de tilapia con patacones. Luego de comer, nos fuimos a instalar las casas de camping en la Escuela Primaria Multigrado que cuenta con dormitorio para dos educadores y comedor. Supimos que para continuar la educación premedia, algunos estudiantes viajan diariamente a Salamanca y, otros se mudan semanalmente para estudiar el segundo ciclo.

Los niños se divirtieron mucho ayudándonos a armar el camping. Ya había anochecido, tuvimos la dicha de toparnos con luna llena, que alumbraba el patio y las palmeras en derredor. El croar de las ranas, el bullicio de los grillos, amenizaban la noche. Vale decir que la comunidad no cuenta con energía eléctrica del servicio comercial por lo cual algunos pobladores han optado por el uso de paneles solares y plantas eléctricas.

Nos levantamos ansiosos a seguir el mural pero antes de eso fuimos llamados a tomar el desayuno, compuesto de yucas sancochadas y salchichas en salsa. La jornada sería la misma del día anterior, pero cuando termináramos iríamos a La Cascada ya que uno de los trabajadores se había quedado con el fin de llevarnos.

Es importante recalcar que la cascada es un lugar que considerables personas de la misma comunidad no conocen, pero esta vez nos acompañaron muchos niños. Ya sea por la lejanía, la dificultad para llegar al sitio y además de eso por la gran importancia que representa para ellos, es su toma de agua y tratan de mantenerla como un tesoro. En el camino vimos variedad de aves, como el colibrí Amazilia colirrufa y el Ermitaño de pico largo, Oropéndolas Crestadas y Batará barreterado, Perlita tropical; además de eso vimos algunos borrigueros y merachos y una gran cantidad de mariposas Urania fulgens revoloteando en un árbol. Nosotros tomamos muy a pecho la visita a la cascada y consideramos que fue un regalo inmenso que nos dieron.

La comunidad aprovecha el recurso hídrico de afluentes como Quebrada Ancha, Quebrada Escobillal y Quebrada Rincón. La toma de agua se encuentra a hora y media de la comunidad y procede de uno de los afluentes de Quebrada Ancha. Le llaman “La Noria”, deducimos que puede tener más de 40 metros de altura, pero son varias caídas de agua, de las que disfrutamos lo más que pudimos, luego de haber bajado un barranco poblado de bejucos y ramas con espinas.

El tanque de almacenamiento de agua está a 5 minutos de la comunidad y el de filtro se encuentra a 25 minutos. Del filtro a la toma de agua está a una hora. Cercano a la toma se encuentra el proyecto de reforestación que desarrolló la ACP con los pobladores, donde 17 hectáreas se reforestaron con árboles nativos como el nance, roble, jabillo, entre otros.

De regreso tuvimos que apurarnos y arreglar todo lo más rápido posible pues nuestra partida de regreso a Nuevo Vigía sería a las 4pm. Dejamos todo listo, y corrimos a tomar nuestra última cena en la comunidad. Antes de partir tuvimos un meeting sobre turismo, en el cual la junta de turismo se mostró muy agradecidos con las recomendaciones y consejos para iniciar con pie derecho ese proyecto de éxito que están sacando adelante.

Una vez en la piragua, nos despedimos de estos nuevos amigos y agradecimos por esta gran experiencia que continúa pues aún nos quedan varios proyectos para colaborarles.

De regreso, el espectáculo en el Lago Alajuela se hizo impresionante, el sol brillaba con destellos suaves sobre el lago, los árboles Cuipo y Barrigón sobresalían del follaje de bosque primario. Las cabezas de los cormoranes estaban a ras del agua, en conjunto y más adelante, un águila pescadora sobrevolaba el área con su cena en el pico.

Finalmente, queremos agradecer a Lurys Rodriguez, amiga y ahora colaboradora de la Fundacion Parque Nacional Chagres por habernos invitado a formar parte de este proyecto y darnos la oportunidad de colaborar, así mismo saludos a nuestros amigos: Leyda, Avi, Evelyn, Mayela; de la Universidad de Panamá que pusieron todo su empeño, además al artista Rey Aguilar por haber dado vida al mural, con sus conocimientos y experiencia. De igual forma a la misma Fundación pues pudimos ver de cerca que no son solo un nombre, trabajan duro para conseguir patrocinios para ayudar a las comunidades, que sí dan de su sudor y conocimientos para que estas comunidades salgan adelante. Y por último y no menos importante, a la comunidad de Quebrada Ancha, por abrirnos las puertas de su tesoro natural y sobre todo por ese calor humano que los caracteriza.

PD: Estaremos realizando una gira a la comunidad en el mes de febrero, como parte del proyecto de turismo sostenible de la comunidad. Aquellos que desean participar, por favor escribir a info@enlodados.com para detalles.

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Vaquilla es un pequeño pueblo de la provincia de Coclé que pertenece al corregimiento de Chiguirí Arriba dentro  del distrito de Penonomé; rodeado de montañas, pequeñas y humildes casas, ríos de aguas desbordantes y frías. Poco poblado, posee un clima fresco y agradable.

Para llegar a Vaquilla, es necesario pasar primero por Chiguirí Arriba, luego entrar por la carretera de piedras que queda justo en frente de la Abarrotería Cristina Milagro. También hay “chivas” que salen desde el mercado de Penonomé.

En este poblado no hay hoteles, ni sitios de camping ni nada por el estilo, en caso de visitarlo, las opciones las llevas tú, es decir, acampar o buscar tu propio refugio natural.

Fuimos en la busca de un chorro sin nombre, en el camino nos topamos con varias especies de aves interesantes como golondrinas, tangaras hombriblancas, semilleros cariamarillos, reinitas y oropéndolas.

Nos metimos completamente desorientados  y al azar por un camino que se convirtió en una loma, casas de barro con fogones encendidos, ese olor particular y delicioso de la comida hecha en fogón. Escuchamos el río abajo y pensamos que quizás estábamos en el camino correcto, así que seguimos bajando y al llegar al borde del río, divisamos el chorro, pequeño y profundo en el cual jugaban unos niños y pescaban camarones.

En un principio, el chorro me produjo algo de temor, se notaba que el río había sido embalsado hace poco o que el río se había crecido y había dejado los bordes llenos de troncos y ramas.

Nos topamos con una pequeña y curiosa rana con una línea ocre en su cabeza. Nos bañamos en el chorro y estuvimos buen rato ahí, pasando un rato tranquilo y relajado. Al parecer este es un lugar de paso pues mientras estuvimos allí pasaron algunas personas hacia el pueblo, al otro lado del río, como quien dice, un atajo.

Un momento agradable, en un lugar conocido solo por los que allí habitan.

¡Tanto hay por conocer aún!

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A veces las ganas de ver verde me invade tanto que tengo por necesidad que buscarlo. Aunque viva en un lugar donde hay muchos árboles, para mí la necesidad de recorrer Panamá se escapa de mi cuerpo, va más allá de mi corazón y se aferra a mi alma. Si no lo hago puedo deprimirme, lo he comprobado.

Hace poco nos atrevimos a buscar el trillo que conduce a la cima del cerro Trinidad de Capira, uno de los más altos del área y que forma parte del Parque Nacional Altos de Campana. Era carnavales, y para dicha de nosotros no tuvimos problemas con el transporte. Nos fuimos en bus colectivo sin ningún problema.

Tomamos un bus Panamá-Capira (Lídice). Preguntamos al conductor donde tomar las “chivas” (buses) de Trinidad y el amablemente nos dijo que en un Mini Súper desde el cual salen todas las chivas que van hacia esos pueblos.

Al llegar a la parada nos encontramos con un sin fin de muchachos que también esperaban chivas para dirigirse a distintos puntos a pasar sus carnavales como retiro espiritual con sus iglesias.

Luego de esperar algún tiempo llegó una chiva de “El Chileno” un pueblo que queda más allá de nuestro destino y por ende pasaba por Trinidad. Nos subimos en la chiva, que en realidad viene siendo un antiguo auto de la Cruz Roja y que ahora cumple con la función de transporte.

Íbamos apretados y contentos, unos señores hasta se guindaron de la parte de atrás de la chiva. Luego de pasar por algunas lomas, con un excelente paisaje, que se colaba por las rendijas de la chiva, llegamos a nuestro destino que graciosamente era un teléfono público.

El conductor de la chiva nos dijo que el señor que vivía en la casa al lado del teléfono, sabía el trillo del cerro. Bien mandados fuimos a esa casa y preguntamos por el señor que nos dio una dirección tan extraña del trillo del cerro que no entendimos. Nos habló de más de tres entradas hacia distintos trillos y realmente no entendimos, así que fuimos hasta otra casa en donde un señor que limpiaba las herraduras de sus caballos nos dijo que el veía que la gente se metía por ahí… (Un camino nada marcado).

Desorientados fuimos y nos metimos “por ahí” el camino aquel que no era más que monte y más monte, nos llegaba a la cintura, habían muchas plataneras, helechos, lajas gigantescas, y uno que otro árbol de naranja. De pronto lo que para nosotros era un camino mínimamente marcado, desapareció. ¿Y ahora? A improvisar.

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Mi compañero tomó una rama gruesa y empezó a abrir un camino confuso que nos llevó a una laja alta por la que parecía que tendríamos que subir. Él se quitó las zapatillas y subió. Mientras yo esperaba abajo sentí que algo me picó tan fuertemente que grité al instante, miré hacia mis pies y eran unas hormigas rojas y gigantes que estaban por toda mi pierna, me quité las zapatillas más rápido que ligero y corrí hacia un lado y juro que sentí que las hormigas buscaban mis pies.

Le tiré mis zapatillas, mi mochila y procedí a subir, no fue tan difícil, ya estábamos en otra roca y sería necesario subir otra laja aún más alta que la anterior. Hicimos lo mismo y llegamos a otra roca, cuando vimos que la siguiente laja era aún más alta. Subimos con cautela y se demoró bastante tomando en cuenta cada lugar donde pisaría, casi no habían huecos donde poner el pie, pero él lo logró. Me dijo que de allí en adelante sería muy difícil pero se veía que seguía un camino y luego otra laja más. Yo no pude, lo intenté muchas veces y fue un fallo, necesitaba una cuerda, me era imposible, tendría que convertirme en mono o ser tan ágil y eso me era realmente imposible.

Llegamos hasta una tubería y de allí nos regresamos a la carretera principal a preguntar si había otro trillo pues pensamos que efectivamente el que habíamos tomado era incorrecto.

Otro señor que limpiaba el patio de su casa nos dijo que él nos llevaba a la cima por 25 dólares cada uno, nos tomaría 4 horas llegar hasta lo más alto del cerro y necesitaríamos cuerdas pues subir por bejucos (como lo habíamos hecho nosotros) era muy peligroso. También nos dijo que en Aguacate Arriba, muy cerca de donde estábamos había un chorro refrescante para que nuestro día no fuera en vano.

Tomamos una chiva que nos llevó hasta el Cruce y empezamos a caminar hasta donde pudiéramos, preguntando a la gente del lugar sobre el chorro de Aguacate Arriba y nadie sabía nada. Solo nos dijeron que “por alláaa abajo ta’ el río”.

El Sol estaba candente, sentía que los rayos traspasaban mi gorra y llegaban a mi cerebro, casi convirtiéndolo en cenizas. A lo lejos vi un “kiosco” y corrí en busca de un refresco, cuando llegué la joven me dijo que no había luz, recordé en ese momento que estaba casi en medio de la nada (en cuanto a servicios se refiere), pero me dijo que en el toldo vendían cerveza. Caminamos un poco más y allí estaba el toldo con más de mil cervezas a mi disposición, en ese momento la vi como un refresco más. Qué calor hacía.

Y venía una chiva que iba montaña arriba y corrimos con todo y cerveza a subir, le dije a la gente del toldo que les daba la botella al regreso. No sabíamos ni para donde íbamos, donde bajarnos, nada, y el niño que iba de pasajero tampoco sabía donde quedaba nuestro destino, así que le metí un puñete al techo del transporte y la chiva se detuvo. Me bajé y hablé con el conductor preguntándole dónde quedaba Aguacate, me miro con cara que “que ingenua eres” y me dijo: “súbase adelante”.

Me subí y le dije que quería ir al chorro, respondió que el chorro estaba lejos y que estaba muy feo, pero que él conocía a alguien que nos podía guiar. Recorrido un tiempo se detuvo y con voz ronca y ondeante llamó a un señor que estaba recostado en su hamaca y le dijo que nos guiara al chorro. Este conductor amable no nos cobró ni un peso.

Bajamos, saludamos al señor de unos 55 años con rostro cordial y nos dijo que lo siguiéramos, entró a su casa y buscó un machete. Iniciamos la marcha, pasamos por un campo improvisado de fútbol y luego de pasar varias veces por charcos, quebradas y muchos árboles tumbados en el camino a causa del último invierno, el camino se tornó cerrado y luego de un tiempo nos dijo “jasta aquí llego yo”. Nos dijo que lo feo era el camino, pero que el chorro era bonito. Le dimos su salve del día ($$) y mencionó que tendríamos que bajar por unos bejucos con mucho cuidado hasta llegar al chorro, Ah! Y que él solo tenía 73 años… Vaya, le dije a mi compañero, ¡para que veas como la naturaleza te mantiene en forma!

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¡Vaya belleza! un chorro de aproximadamente 6 metros de alto y en donde reventaba el agua contra la roca había un arco iris. Me metí al agua que me quito la calor tan tremenda que tenía. Un jacuzzi natural para mí sola, ¡qué egoísta! Al cabo de un rato mi compañero entró al agua y compartimos la merienda que habíamos llevado, además de una afable conversación en aquel jacuzzi personal. Creemos que este chorro no tiene nombre, ¿habrá que ponérselo?

Al salir del chorro vimos unas chachalacas (Ortalis cinereiceps), y unos tucancillos verdes (Aulacorhynchus prasinus). Caminamos por esas lomas hasta llegar al Cruce, lo que fue bastante, a mi me pareció increíble haber caminado tanto. Esperamos una chiva por casi media hora en una tienda en donde sí tenían sodas frías, donde conocimos unos jóvenes que serán nuestros guías en la verdadera expedición al cerro Trinidad.

Sin ningún problema llegamos a Capira con una experiencia más y con la satisfacción de haber conocido un lugar tan fantástico.

Queda por decir que los invito a empezar a caminar. Hay lugares tan cerca de la ciudad, tan accesibles y hermosos… Lo único que hace falta es tener las ganas de caminar, de conocer, de improvisar, interactuar, y sobre todo disfrutar de tanta belleza que ofrece nuestro Panamá. No te conformes con ver esos cerros desde lejos, tratar de llegar lo más cerca posible es lo mejor.

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