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Senderismo y Turismo Rural en Panama

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Una de las cosas que más me llaman la atención al ver las montañas es la neblina que se forma en la cima, me encanta, ver esto crea en mí unas ganas irracionales de llegar y tocarla, de explorar esa montaña, de enterarme por mi misma de qué es lo que hay allá arriba.

El Cerro Gaital es uno de esos que llaman grandemente la atención. Cuando se llega al Valle de Antón, es posible verlo desde casi cualquier punto. Forma parte de las “Tres Marías” pues se encuentra en medio de Cerro Pajita y Cerro Caracol. Sí, el Cerro Gaital es el más grande de los tres e incluso es el más alto del Valle de Antón ya que tiene 1185 metros sobre el nivel del mar y 335 hectáreas.

Hace algún tiempo intenté subirlo por un trillo que dicen se encuentra por delante del cerro, por el Primer Ciclo de El Valle, nunca lo encontré y quedó pendiente la visita. Fue hasta hace poco que con unos amigos con ganas de todo, llegamos a la cima del Gaital.

Para empezar hay que llegar hasta el Valle de Antón y luego desplazarse hasta la comunidad de La Mesa, para eso es posible hacerlo en carro 4×4 o tomando un taxi doble cabina, aunque también hay buses de La Mesa que te dejan cerca.

El camino empieza en la caseta de ANAM en donde generalmente se paga 2 dólares por la entrada, puesto que esta área es un Monumento Natural, pero al parecer en los días de semana no hay nadie en la caseta, así que subimos sin pagar.

Cabe destacar que el sendero estaba limpio y muy bien acondicionado, incluso nos encontramos con dos personas que limpiaran a rastrillos quitando las hojas para dejar limpio el sendero. Apenas empezamos a caminar vimos epifitas variadas, bananas rojas, zamias, hongos por las esquinas, heliconias, papos gigantes, begonias silvestres, mucho musgo, helechos por doquier y muchos letreros de prohibiciones, asimismo escuchamos el cantar de  distintas aves. Se dice que en este cerro se podía encontrar la rana dorada y unas 100 especies de orquídeas, incluyendo la flor nacional (Perisferia Elata)

En el camino hay 3 estaciones antes de llegar a un mirador, en donde se puede descansar o aprovechar para merendar, hay bancas, y se disfruta del dosel de los árboles del bosque nuboso y húmedo premontano.

Antes de dirigirnos a nuestro destino, estuve averiguando si era necesario subir con un guía experimentado y si el camino estaba marcado. Obtuve muchas respuestas pero finalmente tomamos el riesgo de subir sin guía, que después de todo no nos hizo falta ya que el sendero está muy bien marcado hasta el mirador que se encuentra tres minutos luego de pasar la estación de las Heliconias y hay un letrero que lo recalca.

Recomiendo enormemente que si visitas el Monumento Natural Cerro Gaital con niños o adultos mayores, personas con problemas cardiacos o de vértigo, deben quedarse en el mirador pues después de pasarlo, el camino se torna un poco difícil.

Y fue allí donde empezó lo bueno. La vista en el mirador es eminente, se ve gran parte del cráter del Valle de Antón, algunas de las montañas que lo rodean, también se ve la finca Avícola Toledano.

La brisa soplaba fuerte, nos balanceábamos en la estructura de madera que es el mirador, y buscábamos camino pues nos parecía increíble que hasta allí llegara el Gaital. Montaña arriba se divisaba algo parecido a una varilla, como para una bandera, se veía bastante lejos, no perdimos tiempo y tomamos camino.

Max como siempre de adelantado nos llevaba espacio caminado y lo veíamos luchando con Karla para subir un camino rocoso y empinado. Cuando llegamos a este lado ya la neblina nos alcanzaba, parecía que iba a llover. Llevábamos una soga pero al parecer ANAM ha predispuesto cables para ayudar a las personas que desean llegar a la cima. Este lado logró ponerme los pelos de punta. Cuando fue mi turno no sabía de donde agarrarme, dónde poner el pie, buscaba seguridad y a mi lado lo que veía era un precipicio repleto de árboles y del lado contrario otro precipicio, en ese momento sentí miedo, la neblina nos alcanzaba, vimos como corría sobre nuestras cabezas. Agarré duro el cable y subí, después de mi venía Leyda que gritaba que siguiéramos pues quería almorzar en la cima.

Pisamos sobre terreno más seguro y vimos heliconias extrañas, centímetros de musgos, bromelias gigantes, musgos licopodios, flor de labios ardientes, helechos arbóreos, muchas hojas circinadas, y de pronto, un ave motmot sentado sobre la rama de un árbol a la misma altura de nosotros, mirándonos fijamente sin moverse. Más adelante logramos ver una serpiente, al parecer una boa pero nunca logramos ver su cabeza, fue muy emotivo.

El camino se puso mojado, había mucho lodo negro, tuvimos que deslizarnos por debajo de algunos árboles; ya Gabriela y Karla se habían caído en algunas partes. La humedad era alta y el olor a vegetación continua y la permanente descomposición, nos saturaba el olfato. Vimos la misma forma de la montaña, la línea oblicua a un lado y al otro y nosotros en medio.

Nos agarramos de troncos delgados, algunos tenían pequeñas e hirientes espinas; otros, al apretarlos, se deshacían en nuestras manos chorreando agua. En un momento el sendero terminó y vimos ante nuestros ojos una pared de roca para escalar con un cable negro que al parecer sería nuestra ayuda y así fue en tres o cuatro partes hasta que llegamos a la cima. Literalmente la subida no es difícil pero hay que hacerlo con extremo cuidado, pantalones largos que no sean blancos, zapatillas guerrilleras, y es muy necesario llevar agua.

En la cima hay un espacio limpio para sentarse a merendar o disfrutar del paisaje. Es posible ver casi todo el Valle de Antón, dicen que en días claros se puede ver el Mar Caribe y el Pacífico a la vez. En nuestra visita pudimos ver el océano Pacífico, el Cerro Pajita justo al frente, Cerro la India Dormida, Punta Chame, Coronado, todo el pueblo del Valle, toda la galera de Toledano, el área del Cerro Picacho y mucho más.

En la cima hay una estructura de cemento que al parecer funcionó en algún momento como VHF y fue construido alrededor de 1982 por radioaficionados que escogieron el Gaital pues estaban convencidos de que sería un excelente punto para instalar una repetidora de VHF. En esos tiempos subir el Gaital exigía hasta 6 horas de ascenso.

Allá en la cima se escuchaban las gallinas de la galera de Toledano, a 1185 msnm, nos causó un poco de gracia. Sacamos nuestro almuerzo y degustamos contentos por el ascenso. Nos subimos encima de la caseta de VHF y allí encima algunos se echaron a dormir un rato. Desde la altura se veía perfecto el trillo del Cerro Pajita y quedamos con ganas de subirlo.

El Cerro Gaital lo subimos en 2 horas y lo bajamos en 1 hora y 20 minutos pero generalmente se sube en 3 horas, recomiendo subirlo en las horas de la mañana que es muy fresco y es posible ver más animales.

El descenso fue otra historia, quedamos completamente enlodados, no había manera de no hacerlo, si no nos enlodábamos podíamos correr peligro al caernos de las paredes que teníamos que bajar con ayuda del cable. Las vistas eran preciosas, lo que no vimos en el ascenso por cuidar nuestras espaldas, ahora lo veíamos en el descenso de frente. La cadena montañosa voraz, la forma del cerro en una V entrelazada repleta de árboles sin un solo espacio vacío.

Cuando llegamos a la caseta de Anam, caminamos un poco y tomamos un bus de la Mesa que nos dejó en el centro del Valle, y nos fuimos a quitarnos el lodo al sendero de la Piedra Pintada y sus chorros.

¿Que más les puedo decir? definitivamente tenemos que aprovechar las riquezas naturales que nos ofrece el país a tan cortas distancias. El Cerro Gaital es el lugar favorito de muchas personas e incluso es un punto muy importante para los avistadotes de aves, uno de los cerros de mayor magnitud de esta área y muy importante ya que fue declarado Monumento Natural enmarcados según el decreto ejecutivo No.96 de 9 de julio de 2001 como un área protegida de Panamá.

Cómo llegar al Valle de Antón:

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Recuerda como siempre, 0 basura, lo que llevas a la cima lo traes contigo, no ensucies, Valora.

Para ver más fotos AQUÍ

“Para conocer la naturaleza, hay que empezar por respetarla”. Esta es la bienvenida al Serpentario Maravillas Tropicales, ubicado en El Valle de Antón.

El sitio funciona como centro de investigación, y abrió sus puerta al público hace 15 años, según relata su administrador y biólogo especializado en herpetología, Mario Urriola.

Su programa de rescate animal acoge a los ofidios que ya no pueden atender sus propietarios originales y a los que se encuentran desamparados fuera de su hábitat. Es un lugar sorprendente en el cual se puede aprender de manera interactiva con estos interesantes reptiles.

Los animales rescatados participan de los programas educativos, de conservación y de investigación del refugio, que no solo recibe serpientes, sino que también auxilia a otros animales, como cocodrilos, caimanes y perezosos.

Encontrar el lugar es fácil: al entrar al Valle de Antón hay que fijarse a la derecha de la calle y verás el letrero que indica la entrada hacia el serpentario (entrando por la primera estación de gasolina).

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El punto rojo es el serpentario

Costo: Al llegar, pasamos por un sendero adecuado con flores y plantas del bosque tropical y vimos la tiendita de cobro, allí pagamos 3$ cada uno para pasar. Dejamos que se retirara el grupo que atendían y con ansias esperamos nuestro turno.

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Herpetólogo Mario Urriola, propietario del serpentario Maravillas Tropicales. El serpentario ofrece tours para conocer los hábitos vitales de reptiles y también safaris fotográficos nocturnos, además de giras de observación de mamíferos, aves y mariposas.

Al entrar, nos atendió Mario y nos contó cómo inició este centro de rescate y de exhibición y conservación de especies, que a su vez funciona como refugio de reptiles que han sido abandonados luego de haber sido tomados como mascotas de compañía, algunas personas llegan al lugar y dejan la serpiente porque la misma creció demasiado y no contaban con ello, otras se encuentran con las serpientes dentro de sus casas e inteligentemente, en vez de matarlas, llaman al serpentario para que el experto vaya en su busca y le pueda atrapar.

De ahí en adelante se hace una revisión del animal y luego de las correspondientes investigaciones sobre la especie y si no tienen ninguna enfermedad, son reubicadas en un sitio seguro tanto para los humanos como los animales.

En el lugar se trabaja de manera voluntaria y con mucho amor hacia estos encantadores reptiles, utilizando los recursos posibles para mantenerlas en un buen estado y dentro de un hábitat cómodo y conforme.

No solamente se encuentran serpientes o colúbridos, si no también se puede apreciar tortugas y babillos que descansan en su recinto tranquilamente y solo ven pasar a sus visitantes con sus hermosos y grandes ojos. Algo que nos llama muchísimo la atención del lugar, es que todos los animales se encuentran en su respectivo recinto, cuidadosamente diseñado para cada una de ellas.


Pudimos ver especies de gran tamaño como la Boa Constrictor (Boa constrictor), algunas otras como la Boa Arco iris (Epicrates cenchria), la impresionante y venenosa Toboba de pestañas (Bothriechis schlegelii) conocida también como Terciopelo de pestañas o Víbora amarilla; tuvimos la oportunidad de ver muy de cerca la famosa Coral verdadera, así como la falsa coral , las víboras Equis (Bothrops asper), Patoca (Porthidium lansbergii) y Mano de Piedra (Atropoides mexicanus).

También apreciamos algunos caimanes, tortuga jicotea y tortuga caimán.

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Víbora de pestañas

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Visitante con Congo, la pitón bola domesticada para ser mascota de compañía.

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Pronto tendrán un ranario.

En el serpentario puedes aprender a diferenciar entre una coral verdadera y una falsa, así como a saber cuando una serpiente es o no es venenosa, ya sea por su color, tamaño, incluso por la forma de sus ojos y orificios nasales.

Es importante recalcar, que solo en buenas actitudes puedes tocar al animal, sobre todo si demuestras tu interés en aprender. Tampoco es obligatorio hacerlo si no es de su agrado. Pero le aseguro que aunque le tema a estos hermosos animales, ya que por nuestra cultura y muchas veces las enseñanzas dadas toda la vida, han sido enfocadas en satanizar a este reptil, es altamente recomendable aprender sobre ellos, identificarlos y al menos poder reconocer cuando uno es venenoso o no, información que nos puede ayudar de mucho en una situación de emergencia.

Esto no es nada comparando con la gran cantidad de información que se puede obtener en el serpentario del Valle de Antón, en donde cualquier persona es bienvenida y claro, te exhortamos a dejar un granito de arena más, para ayudar a este refugio ecológico sin fines de lucro, que no hace otra cosa que enseñar, informar, y compartir con el público en general, sus conocimientos para un mejor aprovechamiento y cuidado de las serpientes y la naturaleza en general.

El serpentario está abierto de lunes a viernes, de 8:30 a.m. a 4:00 p.m. Los sábados y domingos de 8:30 a.m. a 5:30 p.m.


Hace poco pudimos tomar un curso de manejo de serpientes venenosas y no venenosas, con el Biólogo Mario Urriola, hemos posteado de igual forma las fotos.

Más fotos

Hace unas semanas estuvimos por el Valle de Antón y nos encontramos con varios nuevos lugares muy poco visitados dentro del Valle; tuvimos la dicha de llegar hasta el orquideario llamado por sus siglas APROVACA Asociación de productores de orquí­deas de el Valle y Cabuya, que increí­blemente es una asociación NO lucrativa que se dedica basicamente a la conservación de hermosas especies nativas y se estableció el 15 marzo de 2001 con el motivo de proteger especies endémicas de orquí­deas en peligro de extinción y de contribuir a la conservación de la biodiversidad excepcional de la región y de la República de Panamá.

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La verdad es que llegamos preguntando a los lugareños, pero no hay perdedero para llegar al lugar ya que hay varios carteles que indican su ubicación bastante cerca de la entrada del Valle de Antón, a mano izquierda. Con google maps o waze llegas sin problemas.

Aunque aún no han determinado el número exacto, estiman que la República de Panamá es el hogar de por lo menos 1,500 especies de orquí­deas, y así­ se convierte en uno de los países donde se encuentra la mayor variedad de orquídeas en el mundo. No obstante, la destrucción de bosques tropicales, acelerada por el crecimiento reciente y rápido de la economía panameña, está privandoles de su hábitat. Justamente en el Valle, algunos habitantes ilegalmente continúan arrancando especies en peligro del bosque local y las venden en el mercado debido a su situación económica, a precios increíbles. Así­, las flores locales se encuentran en una situación verdaderamente crí­tica.

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Esta asociación se mantiene a partir de donaciones de personas e incluso embajadas muy interesadas en este proyecto.

Al llegar nos atendieron muy bien y nos mostraron los distintos animales que hacen daño a las orquídeas, vimos maquetas llenas de insectos e incluso, muchas mariposas preciosas. Nos llevaron a recorrer las distintas áreas, que aunque no muy grandes, cumplen con lo requerido para satisfacer las ganas de saber más.

Tienen un espacio dedicado a la flor símbolo nacional de Panamá: la flor del Espíritu Santo. Fue la primera vez que vimos desde cerca esta inigualable y exótica orquídea con su color blanco hueso y esa palomita tan bonita dentro que pareciera que fuese a salir en un vuelo tumultuoso en cualquier momento. Muy emocionante fue poder verla y hasta tocarla, la impresión tiene cabida pues es muy raro, que aún siendo un símbolo de nuestro país, es extraño verla de cerca.

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Es muy importante destacar que las orquídeas son plantas epifitas, esto quiere decir que crecen sobre árboles o ramas utilizándolo como soporte y no parasitándolo, contrario a lo que piensan muchas personas acerca de las orquí­deas; esto quiere decir que crecen independientemente obteniendo únicamente apoyo físico, sin embargo pueden desarrollarse tan apretadamente que llegan a dañar la planta anfitriona.

La orquídea es una de las flores más exquisitas y fascinantes en el mundo, tanto así­ que muchos paí­ses han tomado una clase de orquídea como sí­mbolo nacional, éste es el caso de nuestro paí­s. Se dice que en 1856, el primer hombre hizo que una Orquídea fuese cultivada.

En APROVACA venden algunas orquí­deas horticulturales para la propagación y diseminación al público por precios accesibles. El local está abierto de 9:00 AM a 5:00 PM todos los días incluso los fines de semana y los dí­as festivos. También ofrecen servicio de hostal.

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El cerro la India dormida tiene un aproximado de 860 a 900 m.s.n.m.

Iniciamos en ascenso por el sendero de la Piedra Pintada, al llegar a éste lugar se nos abalanzaron diferentes niños del lugar que ofrecían cuidar el carro o hacer de guías hasta la cúspide del cerro. Optamos por irnosm con un niño de nombre Dorindo de unos 10 años de edad que llevaba unos sacos llenos de mangos. Ofrecí mi ayuda para cargar los sacos pero al llegar a la piedra ya estaba cansada, podí­a pesar unas 25 libras. Nos turnamos Alain y yo para ayudar al niño hasta que el vió un familiar y se lo entregó.

Caminamos en medio del paisaje boscoso, pasamos por las laderas de varios chorros como Los Escondidos, el de Los Enamorados y el Salto del Sapo.

Dorindo iba delante de nosotros saltando sobre las piedras, agarrando algunas y tirándolas en los chorros, trepándose en los árboles; llevaba jeans, una gorra y zapatos escolares. Algunas partes estaban resbalosas e hicieron que casi cayéramos.

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Llegamos a La Piedra del Sapo. Una señora vení­a bajando con los zapatos en la mano, su bolso en otra, vestida para trabajar. Dorindo en vez de seguir recto, tomo una trillo a mano izquierda y nos dijo que apenas estábamos en la mitad del camino; le pedimos disculpas por no poder ir a su ritmo y fue entonces cuando empezó a contarnos que él vive detrás del cerro y que camina este sendero todos los días para ir al colegio y regresar a su casa, así como la señora que vení­a bajando, camina todos los días desde detrás de la montaña hasta llegar al pueblo a trabajar.

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Subimos una loma de tierra muy empinada y ya faltaba poco, 5 minutos más y ya estábamos en medio de piedras sueltas y al frente del cráter del volcán extinto del Valle de Antón. Una hermosa y gratificante vista. Dorindo nos dijo que allá aparecían los duendes en el atardecer y que no debíamos demorarnos mucho en la cima.

Estuvimos disfrutando del sol, tomando algunas fotos, almorzando algún trozo de dulce y conversando, me atreví a preguntarle a Dorindo la peligrosidad de los otros cerros y me dijo que «el Cerro Gaital tiene leyenda de ser muy peligroso y que es el culpable de muchas mordidas de serpientes.»

Nos contó la historia de la India Dormida de la cual hay varias versiones: «Una india de nombre Piria, hija del cacique, esposa del Sol y protectora del astro y la llama de la vida, de la que estaba enamorado el guerrero Montevil, el cual le pide que sean amantes a lo que ella le dice que es la esposa del Sol y que su cuerpo y alma le pertenecí­an al astro y si él se acercaba se mataría. Al estar enamorado, el guerrero no comía, ni dormí­a pensando cómo acercarse a la joven, se le ocurrió la idea de ser cacique para tener el poder dentro de la tribu y lograr conseguir el amor de Piria. El padre de la joven estaba muy viejo y la tribu escogió a Montevil como su nuevo cacique. Éste para ganarse el amor de Piria realizó grandes donaciones al templo. Como la india continuaba rechazándole, Montevil mandó cortar la cabeza de su padre. Una mañana mientras ella lloraba la muerte de su padre, el indio Montevil se le acercó con intensiones de violarla. Ella perturbada corrió y cayó cansada a  la orilla de un acantilado. Cuando él se acercó vio como los rayos solares iluminaban el cuerpo de la india hasta convertirla en piedra, transformándola en un grupo de montañas. Al ver esto, el indio se desmayó, escuchándose un ruido como el que hace el agua cuando corre. El sol lo convirtió en ruido de agua fluyendo para que continúe sufriendo por el amor que nunca logró conseguir, por haber querido ser dueño de una de sus esposas.»

Existen otras versiones e incluso una novela, ya que esta montaña ha sido la inspiración de poetas y escritores.

Alguna otra historia cuenta que «Una bella doncella indí­gena hija del cacique Urracá, llamada Flor del Aire, se enamoró de un soldado español, de los que conquistaron la región. Su enamorado indígena, un fuerte y agresivo guerrero llamado Yaravá­, al ver que ella no le correspondía por culpa del español, se suicidó frente a ella y su pueblo. Entonces ella decide olvidar a su enamorado español para no traicionar a su gente y se dedica a vagar por los alrededores llorando su amargo destino, y así­ muere, mirando el cielo en la cima de las montañas e inmortalizando su sentimiento. Queda la silueta grabada como gran símbolo de su verdadero amor.»


En otra ocasión decidimos subir la India Dormida por los pies, es decir por el final y bajar por la cabellera, es decir los chorros y la Piedra Pintada.

Caminamos desde La Cruz, que está cerca de Altos de la Estancia, a simple vista resultaba un sendero no marcado y muy empinado, con una dificultad alta a causa de los precipicios con los que nos encontramos casi de inmediato, pero al aligerar el paso pudimos constatar que más adelante el camino estaba homogéneo y permití­a seguir sin más problemas.

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Nos encontramos en las pantorrillas del cerro y ya estuvimos disfrutando de magní­ficas vistas del cráter del Valle de Antón. Bajo un sol trepidante seguimos el camino y luego de casi una hora, nos encontramos en la cintura u ombligo de la India Flor de Aire.

Evelin se nos unió esta vez, casi acabadita de llegar del Norte y para ella fue un toque difícil regresar al hiking, pero la emoción, combinados con los lazos fuertes de amistad y el regalo tan grande que la Naturaleza nos entregaba, la hizo llegar sin problemas al final de la jornada.

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Evelin y Rey subiendo por las piernas de La India.

En el camino nos topamos con unos chicos que habían subido por los lados de la comunidad del Hato es decir por «la cintura» de la India.

Nos desviamos un poco del camino y pasamos muy cerca de una cruz de madera en lo alto del cerro, en una parte que da con las comunidades que están detrás de la India Dormida. Luego de eso vino una bajada muy empinada que bajamos con todas las medidas de seguridad en mente y buscando la forma más adecuada, decidimos hacerlo por la parte derecha con mucho cuidado, luego escalamos y llegamos a la garganta de la India.

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Cerca de la Cruz de la comunidad trasera al cerro.

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Mariel por las pantorrillas de La India Dormida.

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Cráter casi completo del Valle de Antón.

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Cascada Los Enamorados.

Divisamos la cabeza y en minutos estábamos ahí­. Nos tomó 3 horas hacer el recorrido desde Altos de la Estancia hasta el Chorro los Enamorados de la Piedra Pintada, en donde terminamos dándonos un delicioso baño mientras los rayos del Sol caían, como acto de magia o regalo de Madre Natura.

El Cerro La India Dormida es uno de esos en los que no solo disfrutas el final, si no su recorrido, lleno de mitos, en donde no sabes si en cualquier momento te puede aparecer un duende o un elfo, y quien sabe si hasta el indio que cuida el tesoro de la Piedra Pintada, sus chorros están estratégicamente dispuestos a lo largo del camino, en un recorrido que puedes escoger: tres opciones para subir o bajar, el tiempo que quieres demorar y la vista que quieres disfrutar.

Tiempo:

  • Por La Piedra Pintada, en buenas condiciones fí­sicas, puede tomarte una hora y media hacer el ascenso, casi lo mismo de bajada.
  • Por La Cruz de Alto de La Estancia, toma de tres horas a tres horas y media dependiendo de tus condiciones físicas; deberás tener especial cuidado en los precipicios, importante llevar zapatillas adecuadas, nada de «converse» ni «crocs».

Una excelente actitud, llevar gorra y tener muchísimo cuidado si empieza a llover, en ese caso, No suba por favor.

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Estando en el Valle, decidimos ir a conocer los chorros o cascadas más representativos. Por costumbre, debíamos ir al Chorro de las Mozas, le advertí a mis amigos que el río estaría bastante sucio, a lo que no hicieron caso: la típica necedad de verlo en vivo.

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En efecto llegamos y estaba muy sucio a lo que decidimos caminar por su orilla hasta ver los chorros, lastimosamente, muchos de los desechos del Valle de Antón han ido a parar ahí e incluso es utilizado para sacar materiales como arenilla y tierra.

Forma parte de las leyendas del Valle de Antón. Cuentan que aquí­ tres hermanas se suicidaron al mismo tiempo por el amor que sentían hacia el mismo hombre, amor que era ignorado por Él, ya que había sido embrujado por la hechicera más grande del pueblo, y se dice que cada una de las hermanas se convirtió en un chorro, que ahora forman lo que es: El Chorro de las Mozas.

Cómo llegar: Tome la vía que conduce a Cabañas Potosí­ hasta el final y verás la entrada hacia Las Mozas, en este momento (2015) el lugar ha sido arreglado, limpiado y está bajo la administración de personas encargadas de mantenerlo en buenas condiciones, tiene un costo de admisión de 3$


Al salir no había transporte y decidimos caminar, en eso venía un carro transportador de caballos y se nos ocurrió sacar la mano y el señor conductor paró, subimos y juro que no es nada fácil viajar en ese transporte, los tres nos golpeamos en cada salto hasta llegar a una parada en la que tomamos un bus de ruta que nos dejó en La Piedra Pintada (fue muy divertido)

Subimos el sendero que ya conocíamos, pasamos por el Chorro el Escondido y después seguimos el sendero que conduce a la India Dormida, pero al ver el Chorro de los Enamorados, no pudimos contener las ganas de darnos un vigorizante y frio baño.

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Chorro «El Escondido».

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Chorro «Los Enamorados» estación seca.

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«Los Enamorados» visto desde arriba.

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Este sendero es de belleza exuberante, en Él se pueden ver más de cuatro pequeños chorros de los cuales dos de los primeros están perfectos para darse un buen baño y si sigues el camino puedes subir La India Dormida o llegar a las comunidades que existen detrás del cerro.

Existe otra cascada llegando a la Piedra del Sapo, llamada «Cascada del Sapo», Se llama así­ porque en su parte superior sobresale un petroglifo en forma de Sapo o de rana, este petroglifo tiene un Área de unos tres metros cuadrados y cubre toda la parte superior.

El Chorro de los Enamorados es una caí­da de agua en la que se practica rappel de principiantes, es un poco hondo y hay que tener algo de cuidado. El primero en tirar su clavado fue Max, como siempre de osado, luego me acerqué, quería sentir el chorro cayendo sobre mi cabeza, masajes naturales nos ofrece Natura.

Salimos del Sendero de la Piedra Pintada y otro señor nos llevó hasta el mercado donde tomamos un bus El Valle – San Carlos, ya era tarde y no habían buses hacia la ciudad y en San Carlos tomamos un taxi «pirata». Los buses en el Valle de Antón salen hacia la ciudad de Panamá hasta las 6 de la tarde.

¡Visiten los chorros, les encantarán!