La Basílica Menor de Santiago Apóstol de Natá de los Caballeros

Natá se encuentra a 183 km al oeste de la ciudad de Panamá, por la Carretera Interamericana. Aquel día, desayunamos en el camino y al llegar a Natá, nos esperaba nuestro guía de lujo: Fanshi.

Lo primero que le pedimos fue: “¡Llévanos a las iglesias!”. Visitamos la Iglesia Santiago Apóstol de Natá de los Caballeros, ubicada en el corazón de la ciudad más antigua del litoral Pacífico y la segunda fundada en tierra firme, después de Santa María la Antigua del Darién en 1519.

De su estructura destacan la alta torre —a la que subimos para ver Natá, Aguadulce y parte de la Cordillera Central—, el altar mayor y los altares laterales. Aunque no se conoce la fecha exacta de su fundación, se cree que comenzó en 1522, cuando Pedro Arias Dávila colocó una gran cruz en el lugar donde se levantaría esta imponente obra, coincidiendo con la fundación de la ciudad.

La Basílica Santiago Apóstol es una joya colonial construida por los españoles hace más de cinco siglos.

Con un estilo basilical, el templo cuenta con cinco naves y conserva materiales originales de la época, como cal y canto —una mezcla de piedra y mortero similar al cemento—, visible especialmente al subir a su torre. Esta, aunque algo descuidada y estrecha, ofrece una experiencia única con sus altos y mareantes escalones.

La iglesia mide 25 metros de ancho por 50 de largo. Su fachada presenta dos accesos con arcos de medio punto, decorados con pilastras, columnas, mascarones, un remate ondulado, pináculos y una torre campanario que corona el conjunto.

El interior de la basílica cuenta con ocho altares tallados y está dividido en cinco naves que albergan el coro, el baptisterio, dos óleos sobre lienzo y un imponente púlpito colonial, desde el cual los sacerdotes oficiaban la misa cuando el acceso al altar estaba restringido al pueblo y reservado solo para el clero.

Frente a la iglesia, en la plaza, aún se conservan grandes piedras circulares traídas del cerro San Cristóbal, usadas para moler materiales en la construcción del templo. Se dice que la torre sirvió como punto estratégico de observación militar. En su arquitectura se fusionan estilos barroco, plateresco y churrigueresco.

La ciudad de Natá recibe su nombre en honor al cacique Anatá (también conocido como Natá o Natán), quien gobernaba la región donde se estableció el caserío. En sus orígenes, desde el siglo XVI hasta principios del XVII, Natá fue la mayor aldea indígena del Golfo de Parita.

Sorprendentemente, este pequeño pueblo fue en su momento más relevante que la propia ciudad de Panamá. De hecho, tras el saqueo y destrucción de Panamá La Vieja por el pirata inglés Henry Morgan en 1671, Natá y Penonomé compartieron temporalmente las funciones de capital colonial.

Según relatos, los primeros soldados españoles que llegaron a Natá encontraron una abundante provisión de alimentos, suficiente para todo un ejército. En apenas tres meses agotaron las reservas que habrían durado un año. Se casaron con mujeres del asentamiento y, con el tiempo, la mezcla de culturas dio origen a la población mestiza de las provincias centrales de Panamá.

Durante nuestra visita, nuestro guía Fanshi nos mostró varios de los santos venerados en la iglesia: la Virgen del Apocalipsis, Don Bosco, la Virgen del Rosario, el Corazón de Jesús, San José, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel y Santiago Apóstol. También nos permitió ingresar a la sala de los sacerdotes y nos reveló la existencia de un antiguo túnel colonial que conecta la iglesia con cerros cercanos.

Hay diversas versiones sobre el uso del túnel: algunos creen que fue una ruta estratégica de guerra, otros que fue una vía de escape en caso de ataques. Incluso se rumorea que aún contiene armas. Según una leyenda local, el túnel tiene cinco salidas: una en la sacristía menor, otra en el campanario, una tercera en la capilla San Juan de Dios (posible huesario), una cuarta en la antigua iglesia de La Soledad y una quinta en el cerro San Cristóbal. La Fundación Natá de los Caballeros Siglo XXI ha confirmado su existencia y busca su restauración.

Debido al temor de que la iglesia estuviera construida sobre espacios huecos, la entrada al túnel desde la sacristía menor fue sellada. Actualmente, el túnel principal está clausurado y protegido por Patrimonio Histórico, ya que la basílica forma parte del conjunto de monumentos históricos del país. Se estima que fue construida entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, aunque no hay una fecha exacta. El túnel, en cambio, podría haber sido excavado a mediados del siglo XVIII, lo que sugiere que ya existía dominio colonial sobre los indígenas en la zona.

Algunos antiguos moradores afirman haber recorrido parte del túnel, aunque lo abandonaban debido a la oscuridad y a la falta de señales claras. Se dice incluso que Victoriano Lorenzo lo utilizó como ruta de escape durante la Guerra de los Mil Días para huir del ejército colombiano.

Se dice que cuando Don Gonzalo de Badajoz llegó a esta región en 1515, después de haber recibido una gran cantidad de oro por parte del Cacique París, su ambición lo llevó a intentar atacar nuevamente al cacique. Sin embargo, sufrió una fuerte derrota que lo obligó a abandonar lo obtenido en la comarca del Cacique Anatá —también llamado Natá o Natán—, quedando impresionado por la fertilidad y riqueza de la zona, bañada por los ríos Grande y Chico.

En 1516, el licenciado Gaspar de Espinosa, alcalde mayor de Castilla de Oro, arribó a la comarca. Fue bien recibido por el Cacique Natá y permaneció allí durante cuatro meses, vigilando el desarrollo de una nueva población que más tarde se convertiría en un importante centro para futuras expediciones de conquista y colonización en otras regiones del continente.

Espinosa informó al gobernador de Castilla de Oro, Pedro Arias Dávila, que había tantos bohíos en la zona que sintió temor al llegar al poblado. También le relató que encontró maíz en abundancia, muchos venados, pescado asado, pavas y una gran variedad de comidas indígenas. Por ello, no fue accidental que eligiera Natá como base para organizar nuevas campañas de conquista, especialmente contra el bravo cacique Urracá en Veraguas.

En ese entonces, la extensión territorial de Natá abarcaba desde lo que hoy conocemos como Chame hasta los límites con Veraguas.

Natá recibió la llegada de 100 “caballeros” españoles enviados por el Rey Carlos V de España, seleccionados entre familias de abolengo. Su misión era mantener el dominio sobre los pueblos indígenas y propagar la fe católica. Para cumplir este propósito, construyeron una capilla: la Capilla de San Juan de Dios, edificada en el último cuarto del siglo XVII, específicamente en 1670. Esta capilla facilitó el proceso misionero en la región indígena y también contribuyó a la construcción de la Iglesia Santiago Apóstol.

Lamentablemente, no pudimos ingresar a esta capilla durante nuestra visita, ya que fue en día de semana y se encontraba cerrada. Está ubicada a tan solo 100 metros de la iglesia principal y su estructura fue restaurada por la Fundación Natá de los Caballeros (FUNAC).

El principal legado de aquella época es la Basílica Menor de Santiago Apóstol, considerada la segunda iglesia más antigua del Hemisferio Occidental. Esta joya arquitectónica fue declarada Monumento Nacional en 1941, y sigue siendo un símbolo único de la historia y espiritualidad del pueblo de Natá.

Los tres siglos que tuvo la localidad bajo el dominio español le dieron gran esplendor e importancia, tal como lo señalan documentos y libros que nos relatan un pasado glorioso de Natá de los Caballeros, y que debe ser motivo de profundo análisis y estudios por las presentes y futuras generaciones de panameños.

5 comentarios sobre “La Basílica Menor de Santiago Apóstol de Natá de los Caballeros”

  1. No sabemos lo que es llegar a este lugar tan lleno de historia y leyendas hasta que empezamos por leer del mismo en realidad no sabia nada sobre esta iglesia pero la verdad es impresionante y llena de remordimientos el alma al no sacarle la ultima gota de historia estando en el lugar pero llena de alegría saber que hay lugares tan encantadores que aún días después de haberlos visitado mantienen vivo el esplendor de su historia MIL GRACIAS POR ABRIRME LOS OJOS A UN MUNDO NUEVO MIRAR DE UN ANGULO DISTINTO. PANAMÁ ES PANAMÁ !!!!!!!!

  2. Muy bueno tu trabajo. Estoy comenzando una investigacion sobre la iglesia, algo distinto lo hare con entrevistas e historias por parte de personalidades de la comunidad. buscare mas aya, sera mi primer reto. saludos y de nuevo muy buen trabajo.

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