Contacté a Fermín gracias a un buen amigo que vive por el área de Alajuela y organicé un sábado familiar. A las 8 ya estábamos en Puerto Corotú, arribando en una piragua a motor, con dos expertos.
Subiendo por el Alajuela, entramos al Chagres o Río de los Lagartos, como le llamaron los conquistadores españoles. Lo que me importaba a mi eran las reacciones de mis familiares, sobre todo mamá y mi hijo, ya que jamás habían subido a una piragua.
Aquí se ven animales variados como aves rapaces, garzas y tángaras, en las riveras del río es posible ver caimanes y hasta nutrias.
Fue necesario bajar varias veces de la piragua para poder pasar en las partes secas, ya que es necesario arrastrar la piragua para poder avanzar en época seca. (abril 2023)
La claridad del agua es increíble, en lo profundo se ven las rocas de colores. No les voy a mentir, me dieron ganas de llevarme un par de esas lindas rocas, luego recordé que estamos en un parque nacional creado en 1985 para preservar su fauna, flora y un bosque húmedo caducifóleo.
La historia es aún más fascinante porque el Alto Chagres cuenta con variadas comunidades de indígenas Emberá, etnia importante de la República de Panamá, que migraron de la provincia del Darién y se establecieron en el Chagres, huyendo de las guerrillas, buscando paz en su comunidad. Al cabo de los años y con la creación del parque nacional, se vieron en la necesidad de subsistir por medio del turismo, función que llevaron adelante y se fueron reinventando con el tiempo.
Paramos en una de las tantas Playitas que se crean en el Chagres, de aguas tranquilas, sobre todo en época de inicio de estación seca, la hace un remanso de paz y disfrute total, donde si te gusta la tranquilidad, podrás disfrutar en toda la plenitud, de lo que te ofrece la Naturaleza.
Puerto Corotú
En esta ocasión, hicimos un fogón, calentamos e hicimos comida, compartimos, aprovechamos para conocer a los chicos de la piragua y como siempre, sacar datos extras de sitios tan interesantes como éste. Siempre hay algo nuevo que aprender.
Luego, después del mediodía, subimos para seguir por el Chagres, río abajo, hacia la cascada. Nos acercaron lo más posible pero aún así fue necesario caminar un corto tramo, que cualquier persona puede realizar pero si no tienes experiencia en senderismo te puede tomar unos 15 minutos.
La Cascada es siempre la cerecita del pastel, perfecta, de forma escalonada y profundidad ideal. Aquí aprovechamos para hacer hot dogs y meditar sobre la belleza de nuestro país. En un solo lugar se concentran riqueza cultural, belleza escénica, patrimonio nacional, aguas vírgenes entre mucho más.
¿Cuantas veces les he escrito que amo Panamá? Nunca me cansaré. Este pequeño país me ha demostrado siempre que en un rinconcito se pueden vivir grandes experiencias.
Doy siempre gracias a Dios y a la vida por permitirme en esta ocasión llevar a mi familia, no todos los sitios se prestan para llevar personas mayores y niños a la vez. Como siempre, totalmente recomendado y si necesitan extra info Y SABES CUIDAR TU ENTORNO , estoy a la orden.
Todo cambia o se transforma, hasta los caminos hacia los cerros. En estos días fui con amigos y vecinos a subir el cerro Cabra de Arraiján, esperando nuevas impresiones ya que tenía años sin subirlo.
Me habían comentado que el camino ahora era distinto, ya que existe un trillo para auto 4×4.
Por lo tanto el camino ahora es sencillo, ya que el mismo comprende un trillo hasta llegar al mirador que hay en la cima. Se pasa por algunas fincas, hasta llegar a las primeras rocas grandes, donde curiosamente hay una gran cantidades de materiales de construcción en mal estado, abandonados.
La cima del cerro siempre ha sido y será una belleza, mejor si es en un día claro, donde se pueda observar claramente el Pacífico, islas como Melones, Taboga y Taboguilla, la punta de Bique, el puente de las Américas, calzada de Amador y hasta el templo Bahai.
Aquel día nos hizo un excelente clima, algo nublado, lo que se hizo cómodo. Pero siempre va a ser necesario llevar protección para el sol y lluvia ya que el cerro en gran parte de su recorrido no posee sombra.
La paja canalera (Saccharum spontaneum) que reinaba en el cerro ha ido disminuyendo, pero no la gran actividad minera que existe gracias al orígen volcánico del mismo.
Interesante es el mirador que existe en la cima, no queda claro quien realizó su construcción.
Aunque el cerro es un área protegida, por el momento carece de guardaparques o señalizaciones, lo cual en un futuro cercano sería excelente, por la importancia hídrica que posee para el distrito de Arraiján.
Considerando la cercanía que tiene de la ciudad de Panamá, se convierte en un excelente sitio para realizar senderismo.
Si necesitas guías o acompañamiento, nos puedes contactar al 6592-9153
Hace poco visité junto a un grupo de amigas, una isla que venía rondando en mi cabeza hace muchos años, ya que mi abuela paterna vivió su infancia allí: Otoque.
Salimos temprano hacia Punta Chame, donde desayunamos en un restaurante a orilla del mar. Esta parte de Punta Chame me es muy curiosa, por sus múltiples colores en los locales, la oferta en restaurantes y hostales y la hermosa vista que tiene de éste lado del Pacífico y montañas del Parque Nacional Altos de Campana.
Mateo ya estaba preparando la lancha mientras tomamos nuestro café.
Subimos a la lancha con un mar tranquilo, bordeando la punta para luego dirigirnos a Otoque. El paseo es genial. El mar profundo y azul eléctrico.
Llegamos a la isla tan temprano, que no vimos a nadie. Las olas eran fuertes a esta hora, mientras nos acercamos a la costa. Colores resaltan del pueblo de Otoque Occidente. Nuestro guía y lanchero Mateo nos contó que de este lado viven en su mayoría personas ancianas o primeros pobladores, es muy tranquilo.
Al salir de Occidente, seguimos el paseo bordeando la costa en dirección a Isla Boná. Recordé la lucha ambientalista hace algunos años para la protección de dicho lugar que alberga las aves Piqueros de patas azules. Comenté esto a Mateo, pero jamás pensé tener la oportunidad de avistarles. Él se echó a reir, sorprendido del comentario y me dijo que los veríamos.
Y fue de inmediato. Solo llegar a Boná, que es una gran isla de piedra y empezamos a ver enormes Tijeretas o Fragatas magníficas (Fregata magnificens) en plena reproducción y Blue Footed Booby o Piqueros de patas azules (Sula nebouxii), por todos lados. Claro, sin dejar de lado los clásicos Brown Booby o piquero pardo (Sula leucogaster). Un sueño hecho realidad para mi, ver estos animales en reproducción. Las patas azules brillantes de los machos, su comportamientos y ver tantos, decenas de ellos en toda la isla.
Boná estuvo en peligro ya que en aquel entonces, la Alcaldía de Taboga, a cargo de Ramón Ramos, firmó un contrato de arrendamiento con la empresa Bona Pacific Corp. para la construcción de un proyecto de almacenamiento y despacho de combustible y derivados del petróleo
Las luchas se llevaron adelante por parte de grupos ambientales panameños y «Las islas Boná, Estivá e islotes aledaños, ubicados en el Golfo de Panamá, distrito de Taboga, fueron declarados como áreas protegidas por el Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) y se toman medidas para la protección de varias especies que habitan la región y que constituyen importantes recursos de la biodiversidad de esos ecosistemas marinos. En la resolución suscrita por el ministro de Ambiente, Milciades Concepción, se resalta que el objetivo general del Refugio de Vida Silvestre Isla Boná, será conservar, proteger y restaurar los ecosistemas terrestres y marinos dentro de sus límites como hábitats de aves marinas, comunidades coralinas, de peces y cetáceos.»
Bordeando la isla, vimos un túnel de roca por el que traspasa el agua y se observa la salida. A lo lejos, se veían hermosas playas de arena blanca.
Luego, Mateo nos llevó a conocer partes que fueron utilizadas para extracción de arena negra y blanca y dejaron grandes estructuras abandonas. Se ven grúas antiguas, torres de observación, tubos enormes que dan al mar y restos de tuberías y partes de hierro.
Nos acercamos a Otoque Oriente la cual está habitada por unas 1,200 personas, en su mayoría pescadores artesanales y pequeños agricultores y está compuesto por tres sectores: Tatalao, El Puerto y Carate. Otoque Oriente es colorido, tiene una iglesia de arquitectura colonial que se vislumbra como punto importante desde la costa; y un muelle completamente abandonado.
Varias veces nos topamos con personas que iban en cayuco, en la faena diaria, no muy lejos de la costa.
Antes de llegar los conquistadores españoles a comienzos del siglo XVI, allí y en sus cercanías habitaban plácidamente indígenas. Caciques como Careta, Tatalao y Estivá lucharon fieramente en tierra firme junto a sus huestes, ocasionándoles a los españoles pérdidas considerables en embarcaciones y soldados.Mas fue tan grande la eliminación de los indígenas que hubo que importar más desde Centroamérica, la actual Colombia y el Caribe. De estos se repobló a Otoque adonde arribaron procedentes de Cubagua. Las nuevas leyes españolas de esos tiempos trataron de favorecer a nuestros aborígenes, los que por causa de epidemias o de ataques y castigos terminaron por lo menos en esa zona casi por desaparecer en su totalidad. No nos olvidemos que muchas de las exploraciones iniciadas por los españoles (Pizarro, Gaspar de Espinoza, Pedrarias y otros recorrieron el lugar). En la isla se fundaron algo mas tarde dos poblaciones, separadas por el cerro de la isla. Recibieron los nombres de Otoque Occidente y Otoque Oriente. Con el tiempo esta ultima creció en todo sentido más que la occidental. Entre ellos, siempre han existido celos y rencillas a causa de diferencias económicas, raciales y de estudios, las que afortunadamente en los últimos años tienden a desaparecer. Las puyas mutuas persisten, pero no son causa de preocupación.
Prensa.com
De ahí, Mateo nos llevó a una playa amplia, de arena blanca y agua turquesa. Nos ofreció equipo de snorkel y cervezas muy frías. El sol era trepidante y aprovechamos para escalar una isleta y también hacer snorkel. Vimos variados peces coloridos, entre esos un hermoso pargo dorado.
Las chicas se divirtieron amarradas a una tabla de bodyboard sobre las olas, una modalidad parecida al wakeboard. Luego le pedí a Mateo llevarnos a otro sitio a hacer snorkel pero vimos poco. Por supuesto, esto depende de la temporada, de hecho entre julio y octubre es común ver cetáceos.
Llegamos a Punta Chame con esta excelente experiencia y con ganas de regresar. Importante recalcar que en la Punta es fácil conseguir almuerzo, existen variados locales con todo tipo de precios.
En Otoque también se realiza pesca deportiva y de arpón. El Océano Pacífico es fuerte y hermoso, sus paradisíacas islas y su cercanía se convierten en un paraíso que no debes dejar de conocer.
Recomendaciones:
Solo sube a la lancha si tienen salvavidas. Aquí sólo pueden ser 6 personas por lancha.
No olvides el bloqueador solar.
Zapatos de agua.
Lleva agua o bebidas rehidratantes
Lleva snacks o algo ligero de comer.
Si deseas hacer el mismo trip que nosotros, contacta a Abraham Mateo; es un excelente guía, conoce el área como nadie, datos curiosos muy buenos, historia y es un excelente lanchero. Whatsapp 6217-7302 previa cita y abono.
A un par de minutos de la casa de mi amiga Karla, queda el chorro de Caño Quebrado.
Mis expectativas no eran muy elevadas pero decidimos explorar aquel sábado, en modo bbb: bueno, bonito y barato.
Y para mi sorpresa la experiencia fue muy buena. Un río poco caudaloso y una cascada grande y con mucha agua, escalonada y de buena profundidad en su poza.
Fui con mi hijo, que tiene 5 años y puedo constatar que el acceso es bueno.
La carretera no es la mejor, ya que tiene bastantes huecos, pero eso se resuelve yendo con calma. Luego de pasar la entrada de la barriada El Padro, falta muy poco. Pasas un puente de hierro, te fijas a mano derecha donde dice Caño Quebrado. Entras por esa calle de piedras y tomas la primera desviación a mano derecha. En la entrada hay una casa, un jorón y un hermoso patio repleto de árboles grandes. Pagas 1 dolar y continúas.
En el sitio hay baños y cambiadores.
El sendero es amigable y tiene barandales y escaleras. Bien homologado aunque igual siempre hay que tener cuidado y andar con paciencia, sobre todo en época lluviosa que puede estar resbaloso.
Una vez bajas ya estás en el chorro. En fines de semana suelen ir bastantes chorreranos. Cabe destacar que como en cualquier sitio uno debe estar pendiente de sus pertenencias y de los niveles del río por si acaso es necesario huir ante una crecida.
La verdad la pasamos espectacular. Aunque el agua no es transparente, está saludable y disfrutable. Además la familia que regenta el sitio es amable, en el jorón venden bebidas y a algunas veces comida. Ese día aproveché y compré un par de sandías.
Sin duda, otro sitio hermoso de nuestro Panamá Oeste, sin ir tan lejos de la ciudad de Panamá y combinado con otros lugares de interés aledaños, se puede pasar un excelente día.
«El árbol que conmueve a algunos hasta las lágrimas de alegría, es a los ojos de los demás solo una cosa verde que se interpone en el camino.»
William Blake
El bosque nuboso aquí es increíble. Grandes árboles llenos de musgo abarcan el bosque encantado. Gotas condensadas se ven en sus bordes, suspendidas entre el verde. Enormes bromelias de flor roja y algunas atigradas se ven por las esquinas, como si estuviesen colocadas de forma estratégica. Las orquídeas aquí son comunes, y mi asombro para Yonathan, nuestro guía, es divertido porque para él es normal verlas. Los philodendros son monumentales y las vi atornasoladas, brillantes, increíbles (Philodendron verrucosum). De las begonias ni escribo nada. Las hay como pasto.
El bosque aquí es siempre nuboso, ya que hay convergen varios microclimas.Las calle en Altos del María son empinadas
Nosotros tomamos el camino sencillo o fácil ya que accedimos desde Altos del María, del lado de Sorá de Chame. Existen dos formas para llegar al salto. Uno es por Río Indio y el otro por el residencial. Por Río Indio se pueden tomar aproximadamente 3 horas hasta llegar al bosque encantado del que escribo. De ahí desciendes en minutos.
Desde Altos del María caminamos aproximadamente una hora a paso muy tranquilo y disfrutando del ambiente. En nuestro grupo iban incluso 2 niños.
Aclaro, para acceder al residencial es necesario tener casa dentro del mismo, alquilar o por supuesto ir a visitar alguna amistad o familiar, que fue nuestro caso. En Altos del María existen muchos atractivos naturales muy bien estructurados para ser visitados de la forma más cómoda, por excepción del salto de Jordanal ya que aunque su acceso es más oportuno por medio del residencial, no tiene un acceso homologado, quizás porque es un atractivo algo alejado.
Luego de pasar por un camino fangoso, bajar por el bosque y bordear una gran pared de roca, escuchamos la cascada y finalmente le vimos ya que se encuentra en medio de esa pared, convirtiéndose en un cañón. Es grande, de unos 40 metros de altura, con un chorro muy potente que forma olas en su paila. Salvaje para quien le gusta lo extremo porque se siente la vibra del peligro. Para quien conozca Charco Verde en Sajalices, la coloración del agua en Jordanal es muy parecida: tonalidades color turquesa predominan.
El río sigue cayendo a un precipicio de rocas inmensas y se pierde en la espesura de aquella serranía perfecta donde la niebla te pierde y congela con su bruma los cuerpos más fríos. Los tucan picoiris delatan su eterna presencia en el bosque; a veces uno va tan enfocado en el siguiente paso que deja de prestar atención al entorno. Miré hacia arriba y todo era vida.
Por supuesto si te animas a ir, debes lleva ropa extra y en un dry bag o cartucho, porque te vas a mojar, sí o sí.
Sendero
Desde Altos del María: Nivel intermedio, auto 4×4 hasta entrada del sendero. Desde Río Indio o Jordanal: Nivel avanzado, auto 4×4 hasta entrada del sendero.
Luego de eso fuimos a conocer el chorro de Las Doncellas dentro del residencial, pero eso ya queda para otro post. Altos del María es un sitio fenomenal para quien lo puede costear.
Había planeado hacer este viajecito a solas, a modo de catarsis, pero terminé haciéndolo con una amiga de esas que no pesan, que son libres y cargan consigo mismas.
Organizamos con nuestro amigo Jhonathan de Visit Soloy quien nos recibió a eso de las 7am en la comarca. Nosotras habíamos viajado con otras 3 personas desde la ciudad de Panamá, la noche anterior.
Casi de inmediato al entrar en la zona comarcal, la calle se puso difícil, aunque no imposible. Pero no recomiendo ir en sedan, se complica por la cantidad de cráteres que hay en la calle y por partes es camino. Pasamos por la famosa cascada La Tulivieja pero casi no tenía agua, a pesar de estar aún en diciembre. Se nota muy fuerte el cambio al estar en zona comarcal, en el aspecto de organización y socio económico. De hecho olvidé por completo el aspecto pandemia, ya que muy pocas personas utilizaban mascarilla. Me sorprendió ver centros de salud muy completos y escuelas cuidadas a la perfección incluso a una hora de Soloy.
Soloy es la cabecera del distrito de Besikó. Nosotros nos dirigimos hacia Cerro Banco, corregimiento del distrito.
Al llegar tomamos un delicioso desayuno en un restaurante que está justo frente al Río Fonseca, donde fueron muy amables. En Soloy los precios son realmente económicos y la comida por lo general es orgánica.
Tomamos un 4×4 por un trayecto de aproximadamente media hora hasta llegar a la entrada de Kigui o Kiki, donde nuestro guía ya tenía todo previsto. Por lo general se pagan 5$ por persona y eso incluye el guía local que te lleva por una caminata de media hora hasta llegar al chorro.
Así fue como casi todo el sendero fue en bajada hasta llegar a la impresionante cascada de más de 100 metros de altura. Al verla de súbito y tan de cerca, no podía apreciar su tamaño y a pesar de ser masiva, no me sorprendí porque la tenía casi encima.
Al cabo de un rato y luego de haber tomado la mayor cantidad de fotos posibles, seguimos caminando, ésta vez por debajo de la cascada, atravesamos una enorme cueva que se creó naturalmente debajo de la caída de agua. Uno queda por detrás del chorro, incluso sin mojarte; ahí dejamos nuestras mochilas y seguimos caminando hasta una parte escabrosa y resbaladiza. Al mirar hacia atrás comprendí por qué Jhonathan insistió en llevarnos ahí. Uno queda casi de frente a la cascada y es entonces donde se aprecia semejante templo natural.
Leyendas de princesas, ritos y costumbres guarda Kiki. Cuentan los indígenas que también le llaman el chorro «La Maestra» ya que en los años 80s una educadora, quien estuvo trabajando en el área comarcal le había salido traslado de centro educativo. Esa noche soñó que iba a la cascada Kiki a buscar una flor. Al parecer, en la realidad, al día siguiente se encaminó en busca de la misma y aprovechar para despedirse de ese lugar tan hermoso donde había desempeñado su labor como docente. Es ahí donde al reclinarse para tomar la orquídea, se va de bruces. Un profesor que estaba con ella intentó ayudarle pero al hacerlo también corría el riego de caer y es entonces cuando ella cae al vacío, muriendo del golpe.
Jhonathan me contó que también los locales utilizan el sitio a modo de fantasía parea asustar a los niños y decirles que ahí habita un ente que se los lleva cuando tienen malas acciones.
No tengo otra palabra para describir Kiki que «colosal». Es preciosa, sublime. Es enorme y brutal. Cae con tanta fuerza en una poza muy grande y profunda. Son 110 metros de caída libre aproximadamente. Te puedes perder viendo el agua caer como escarcha en su poza. Para mi es un lugar ancestral y sin duda, es seductor… Mi mente no podía parar de pensar en verla en época lluviosa.
La mejor vista
Ancestral.
A saber que mi profesión es el turismo y guía, cuando me toca hacer de turista saco la mayor cantidad de información de mis guías y aquí puedo recalcar que Jhonathan es uno excelente pues logró completar cada una de mis curiosas preguntas e intereses.
En la comarca Ngäbe Buglé, la mayor parte de sus habitantes son Ngäbes, de la religión Mama Tatda. Gran parte de la población vive de la agricultura de subsistencia. Los indígenas ngäbes poseen como comarca el mayor territorio en metros cuadrados en toda la República de Panamá.
Mantienen una rica cultura artística en la elaboración de sus vestidos y prendas de diario como bolsas, sombreros, bisutería. Tienen un excelente conocimiento al trabajar las fibras naturales.
La personalidad de los indígenas ngäbes no es efusiva. Por lo general son personas tranquilas, reservadas y amables. En áreas turísticas como ésta, están acostumbrados a ver foráneos y aún así son muy reservados con sus costumbres por lo cual debemos ser cautelosos en nuestro comportamiento y lo que hacemos, como tomar fotos de ellos sin avisarles.
Me contó nuestro guía que sin duda existen zonas comarcales donde no es común ver foráneos y sí se pueden asustar los locales. Como en todo lugar, existen zonas tranquilas y otras donde los locales son más dados a la violencia.
Olvidé por completo que era mi cumpleaños. Sí, había decidido pasarlo diferente, personal, espiritual. Estar en esa cascada fue el mejor regalo que pude hacerme.
En el periodo de tiempo que estuvimos en sus aguas llegaron varios grupos de los cuales llamaron mi atención el de chicas ngäbes bañándose en su nagua vestido tradicional, cual ninfas que solo conocen la felicidad; y otro grupo de personas mayores que agradecían a Dios agarrados de las manos, formando un círculo y orando su agradecimiento al creador. Yo nadé en sus aguas, cuyo chorro al caer creaba olas; mirar hacia arriba era casi mirar al infinito. Un árbol enorme se veía completamente horizontal desde ahí abajo, la formación rocosa debajo del chorro es impresionante… Cada situación frente a mis ojos se hacía más y más mágico.
Brindis con chocolate tradicional por mi cumpleaños, ¡Gracias!
El eje montañoso que divide ambas vertientes de la Comarca está formado por montañas y macizos de origen volcánico, que en conjunto conforman tanto la cordillera chiricana como la cordillera central.
De regreso en el 4×4 nos percatamos de que los locales se iban ríendo de señoras que iban corriendo en los caminos. Resulta que en celebración del día de las madres, había un maratón de mamás.
Al llegar al restaurante, nos esperaba un delicioso almuerzo, y luego de eso, bajamos al río Fonseca para un último chapuzón. Pasamos un puente colgante y llegamos frente a él, con su fuerza y sus olas. Los ríos de la comarca de éste lado son cortos y muy caudalosos, peligrosísimos pero con cautela se pueden disfrutar muy bien.
Por el puente pasó un padre que llevaba en brazos a su hijo de unos 4 años, herido. Mi corazón se encogió; no me sentí tranquila hasta que pude saber qué le había pasado al niño. Algún día mi hijo Francisco irá conmigo a Kiki y espero esa visita sea pronto.
Nuestro día en la comarca culminó de forma hermosa. Yonathan preparó un brindis con chocolate orgánico servido en vajilla de totuma, por mi cumpleaños número treinta y trés. Me sentí homenajeada y tan especial porque para mi los pueblos indígenas son patrimonio de la humanidad. Mi corazón y mi alma por siempre se sentirá honrada con la calidez del trato ngabe.
En la memoria quedan los recuerdos de momentos especiales; en lo personal recuerdo incluso olores, sabores, y hasta estados de ánimo. Casi siempre llevo canciones en la cabeza cargándolas cual mochila del army, Wicked Game de Chris Isaak…
Este cerro está ubicado en la provincia de Coclé, en el Valle de Antón donde la oferta turística es inagotable.
Al Cariguana se puede subir hasta la caseta en un buen 4×4 y con un buen chofer, de lo contrario se deja el auto en la entrada de la calle de piedras y a caminar. Ahí mismo te dejan también los taxis.
Es una caminata de aproximadamente una hora y media si la haces desde la entrada de la calle de piedras, quizás más, ustedes saben que todo depende de las condiciones físicas de cada quien.
Ahora bien, si subes en 4×4 y llegas hasta la caseta donde están los pinos, te puede tomar media hora hacer cima. Ahí mismo es la entrada. Cabe destacar que todo el camino es en ascenso y vale mencionar que es fresco, rodeado de árboles que dan sombra. Ya al final llegas a una llanura rocosa y sales a un precipicio, por lo cual es buena idea protegerte del los rayos del sol.
La vista es masiva, creo que la mejor después de la del Cerro India Dormida ya que se ve desde el Río Antón hasta las Tres Marías: Cerro Pajita, Cerro Gaital y Cerro Caracoral.
Siempre es acorde mencionar que El Valle de Antón es el cráter de un volcán habitado. ¿Qué pasa? Pues que todos estos cerros forman parte de la cadena montañosa que le rodea y sin duda cada uno es especial.
Se llama así porque desde cierto ángulo parece una iguana. A mi me parece que su forma es particular, se ven pequeños picos en una gran cima, de 914 msnm.
Cariguana es una reserva hídrica y con suerte es posible ver animales, aunque su flora es muy rica, con vegetación de altura. Aún siendo una reserva, en el camino de ascenso al cerro no existen fuentes hídricas. Ida y vuelta se hacen 6km.
El Cariguana abastece a ocho comunidades que toman su agua a través de acueductos por gravedad: en Cabuya, Santa Rita, Mata Palo, Macano, Macanito y también les llega agua a poblados en Antón y Farallón.
Reserva Hídrica
Los campesinos de Cabuya libraron una batalla legal desde el año 1997, cuando un empresario intentó adquirir la cordillera de buen clima para proyectos que ponían en peligro las fuentes de agua, entre estos se mencionaba la cría de caballos. En esta cordillera se originan los manantiales, quebradas y ríos que sirven al distrito de Antón, entre ellos: el río Antón, quebrada Potosí que abastece a Cabuya, el río Hato que abastece al corregimiento del mismo nombre, quebrada Los Ruices, Río Farallón, quebrada La Pita, entre otros. Por ello los campesinos temiendo la contaminación a sus fuentes hídricas, iniciaron una batalla apoyados por el Consejo Municipal de Antón, quien en primera instancia realizó varios acuerdos y resoluciones, el última fue el acuerdo N0. 19 del 3 de marzo de diciembre de 2008 en el cual se declara reserva hídrica al Cariguana que es acogido por la ANAM.
Actualmente existe el «El Grupo Ambiental de Cariguana» que ha sido conformado por la comunidad de Cabuya Arriba de Antón, y realizan actividades para la conservación del ambiente, como rondas cortafuegos y reforestación en la Reserva Hídrica Cerro Cariguana.
En la cima se observan golondrinas, vencejos y rapaces. Cometí el hipotético error de querer tener entre mis manos, una golondrina de esas que pasaban tan cerca. Disfruté muchísimo verlas volar en la cima, jugando con las corrientes de aire, por momentos casi rozaban.
Cuando bajé, ya en el camino de tosca, una golondrina recién había caído golpeada, aún estaba tibia del vuelo frenético. Pudimos observar semejante animal, tan precioso, brillante, exótico y me arrepentí de mis deseos.
Al bajar, al mediodía, buscamos una fonda colorida donde comer y la encontramos en el mismo mercado del Valle de Antón, a módico precio.
Qué llevar
Ropa cómoda Agua Bloqueador solar Gorra
Recomendación Subir en la mañana y evitar el ascenso si hay tormenta o lluvia.
El Valle siempre es una opción de excelencia en tus actividades al aire libre.
En la espesura del bosque nuboso coclesano, en la vertiente Caribe y dentro del Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera baja con fuerza El Tife, un nombre importante para el excursionista panameño.
Acceder a este sitio requiere de una logística perfecta combinada con excelentes condiciones físicas. Para llegar debes ir hasta El Copé de La Pintada. Una vez ahí debes buscar la forma de subir al Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera; los autos 4×4 regulares te pueden dejar en cerro El Calvario, donde hay una cruz.
De ahí en adelante tienes dos opciones:
Caminar desde El Calvario hasta la escuela del caserío de Caño Sucio (8km)
Contratar el único todo terreno que llega a El Limón: Pablito (llega más allá de Caño Sucio y La Rica). Verificando disponibilidad y costos días antes. (Previo 6592-9153)
Dependiendo lo que escoges, lo recomendable es alojarse en la casa azul cabaña donde también puedes contratar el servicio de alimentación y caballo para la carga (sólo de camino para regresar al Calvario, no para el sendero) . La comida es deliciosa, orgánica y a excelente precio. Además, te aseguro que luego de caminar más de 20 km por día no vas a querer cocinar gran cosa.
Bajo Tife
Nos tomó 2 horas y media llegar al Alto Tife. Mis impresiones son: hermoso y difícil; peor si ya has venido caminando desde el Copé. Inicia en potrero, pasando por algunas casas. Se pasa por debajo de un puente colgante en desuso. A medida se van viendo cabañas de penca y palmas de chunga de la comunidad de La Rica, hasta llegar a un aposento en pilotes en medio bosque. Ahí se pagan 2 dólares por persona.
Inicia el ascenso por varias horas hasta que empiezas a pasar por un bosque de roca, sobre raíces. La flora en este sitio es increíble. Uno va bien entretenido y de pronto en medio del jadeo, ves una bromelia tigresa con flores color rojo pasión. Por momentos hay paredes de roca e incluso se aprecian cuevas misteriosas. El terreno aquí es peligroso, un mal paso y puedes caer por una de las grietas pero cuando has llegado a este punto significa que falta poco para llegar al Alto Tife.
Se escuchan gritos y resulta que hemos salido de las subidas. El rugir de la cascada se mete por las venas y se me eriza la piel. Disculpen lo explícito pero qué placer tan intenso ver ésta cascada. Y no es tanto su altura y belleza si no su fuerza imponente, con una caída que te puede matar.
Alto Tife
Grandes rocas resbalosas te dan la bienvenida a este coloso. Es un paraje jurásico, enigmático que en lo personal me trae sentimientos encontrados. Miedo, amor. Dicha, gozo.
Un río potente que cae en la vertiente del Caribe. Increíble porque habíamos entrado caminando por el Pacífico.
Por increíble que parezca, Rey hizo un clavado y luego Pablito; en estos lugares pasa algo, la adrenalina te corre por el cuerpo, uno se desboca, la cascada te llama y aclama. Por momentos pensé que iba a ser imposible entrar al agua, pero ahí estuvimos dentro, disfrutando de sus aguas repletas de minerales.
Nosotros sólo éramos tres: Rey, Juventino, mi persona junto con nuestro guía Pablo, Ilka y Magdiel, nuestro local.
Tomamos camino de regreso y nos internamos en otro trecho que nos llevó luego de una hora y media a Bajo Tife. Desde la altura del sendero se veía un mar. Parecía una enorme laguna color turquesa; la poza de este chorro es desmesurada y el chorro en sí es colosal. Quizá no tanto su altura aunque la lejanía de la orilla a la cascada engaña, pero denota ser una masa de agua terrible, de profundidad que nadie juega averiguar.
Pablito hizo todo el sendero cargando un bote inflable, aquí es donde se dividen los locos de los aventureros normales. Una vez en el chorro lo inflaron y cuando fui a ver ya estaban dando intentos de llegar al chorro. Todos lo intentaron y el que más lejos llegó luego de sacar cálculos físicos fue Juven.
De regreso lo supuesto sería más rápido pero como siempre, un engaño. En el camino topamos una serpiente hermosa y amable que nos saludó con su belleza y seguimos la senda hasta llegar al derrumbe de árboles que habíamos pasado en la mañana. Me adelanté un poco y presentí algo extraño, segundos después se escuchó el rugir de un árbol cuya rama cayó sobre mi hombro derecho. Fue impresionante… De todo lo que puede suceder en el monte, ése es mi mayor miedo. Pero no pasó de ahí.
Salimos a la casa de pilotes ya cayendo la tarde, pasamos el río bajo el puente colgante de noche y llegamos a la casa azul, en pedazos. Nos recibía un baño reconfortante, el poder retirarme las botas, ponerme ropa seca, tomar agua viva y un plato de macarrón (spaguetti) en salsa roja con gallina dura.
Me siento agradecida con mis compañeros de sendero, con quienes caminé por espacios, en silencio e incluso en la oscuridad. A Rey por dejar de lado su cansancio para darme ánimos y ofrecer agua. A Juven por siempre decir que estaba bien bajo su condición y sólo decir «creo que estoy bien» cuando llegamos a la casa de vuelta hecho trizas en una silla de taburete.
Sin duda Tife no es un sendero normal, se puede decir que es uno de los más exigentes de Coclé e incluso de Panamá. Es un hito en la vida del senderista panameño.
Estas líneas como siempre con cariño, de Mariel Ulloa.