Los recuerdos de momentos especiales se graban en la memoria como postales vivas. En mi caso, no solo recuerdo paisajes: también los olores, sabores e incluso los estados de ánimo que me acompañaban. Siempre llevo canciones en la cabeza, como si fueran parte del equipaje; una de ellas es Wicked Game de Chris Isaak, que me sigue como una melodía de fondo en mis caminatas.
Este cerro está ubicado en la provincia de Coclé, en el encantador Valle de Antón, un lugar donde la oferta turística parece no tener fin. Aquí, la naturaleza y la aventura se entrelazan en cada rincón, regalando experiencias únicas para quienes buscan reconectar con lo esencial.


El ascenso al cerro Cariguana es una experiencia que se adapta a tus posibilidades. Si cuentas con un buen 4×4 y un conductor experimentado, puedes llegar hasta la caseta donde inician los pinos. Si no, puedes dejar el auto al inicio del camino de piedras y empezar la caminata desde ahí; los taxis también te pueden dejar en ese punto.
Desde la entrada del camino de piedras, la caminata toma aproximadamente una hora y media, aunque, como siempre, depende de la condición física de cada persona. Si subes en 4×4 hasta la caseta, desde allí solo te tomará unos 30 minutos llegar a la cima.
Todo el sendero es de ascenso, pero agradable: rodeado de árboles que ofrecen sombra y un ambiente fresco. Al final, se abre una llanura rocosa que te conduce a un impresionante precipicio, por lo que es recomendable llevar protección solar.
La vista desde la cima es simplemente espectacular, una de las mejores del Valle de Antón, solo comparable con la del Cerro India Dormida. Desde aquí se observa el río Antón y se distinguen claramente las imponentes Tres Marías: el Cerro Pajita, el Cerro Gaital y el Cerro Caracoral.

Siempre es acorde mencionar que El Valle de Antón es el cráter de un volcán habitado. ¿Qué pasa? Pues que todos estos cerros forman parte de la cadena montañosa que le rodea y sin duda cada uno es especial.
El cerro Cariguana recibe su nombre porque, desde ciertos ángulos, su silueta recuerda a la de una iguana. A mí, personalmente, me parece que su forma es única: una gran cima coronada por pequeños picos que alcanzan los 914 metros sobre el nivel del mar.
Esta montaña forma parte de una importante reserva hídrica. Con un poco de suerte, durante el ascenso puedes avistar fauna silvestre, aunque lo que realmente destaca es su rica flora de altura, característica de los bosques nublados. A pesar de su valor ecológico, el sendero de ascenso no cuenta con fuentes de agua, así que es esencial llevar suficiente líquido. La caminata de ida y vuelta abarca unos 6 km en total.
El Cariguana abastece de agua a ocho comunidades mediante acueductos por gravedad. Entre ellas están Cabuya, Santa Rita, Mata Palo, Macano, Macanito, además de algunos sectores de Antón y Farallón. Su importancia ambiental y social lo convierte en un punto clave del Valle de Antón, tanto para el turismo como para la sostenibilidad de la región.


Reserva Hídrica
Los campesinos de Cabuya libraron una batalla legal desde el año 1997, cuando un empresario intentó adquirir la cordillera de buen clima para proyectos que ponían en peligro las fuentes de agua, entre estos se mencionaba la cría de caballos. En esta cordillera se originan los manantiales, quebradas y ríos que sirven al distrito de Antón, entre ellos: el río Antón, quebrada Potosí que abastece a Cabuya, el río Hato que abastece al corregimiento del mismo nombre, quebrada Los Ruices, Río Farallón, quebrada La Pita, entre otros. Por ello los campesinos temiendo la contaminación a sus fuentes hídricas, iniciaron una batalla apoyados por el Consejo Municipal de Antón, quien en primera instancia realizó varios acuerdos y resoluciones, el última fue el acuerdo N0. 19 del 3 de marzo de diciembre de 2008 en el cual se declara reserva hídrica al Cariguana que es acogido por la ANAM.
https://www.laestrella.com.pa/nacional/090623/ganan-batalla-cariguana-campesinos
Actualmente existe el “El Grupo Ambiental de Cariguana” que ha sido conformado por la comunidad de Cabuya Arriba de Antón, y realizan actividades para la conservación del ambiente, como rondas cortafuegos y reforestación en la Reserva Hídrica Cerro Cariguana.
En la cima, el cielo cobra vida. Golondrinas, vencejos y aves rapaces danzan en el aire como si celebraran una antigua ceremonia del viento. Cometí el dulce y absurdo error de imaginar que podía atrapar una golondrina entre mis manos, una de esas que pasaban tan cerca, rozando casi mi asombro.
Fue un deleite verlas volar con tal gracia, deslizándose entre las corrientes como si el aire fuera su escenario y nosotros, simples espectadores de su arte. En ese momento, comprendí que hay magia en lo salvaje, en lo que no se deja atrapar.



Al bajar, ya en el camino de tosca, encontré una escena que me detuvo el paso y el pensamiento: una golondrina yacía en el suelo, recién caída, aún tibia del vuelo frenético. La sostuve por un momento con la reverencia que se le da a lo sagrado. Tan pequeña, tan brillante, tan exótica… y entonces me arrepentí profundamente de aquel deseo infantil de atraparlas. Hay seres que nacen para el cielo, no para las manos.
Ya con el sol alto, al mediodía, buscamos dónde comer y dimos con una fonda encantadora, colorida y acogedora, justo dentro del mercado del Valle de Antón. Comida casera, buen precio y sonrisas cálidas: el cierre perfecto para una travesía entre nubes, alas y piedras antiguas.
Qué llevar
Ropa cómoda
Agua
Bloqueador solar
Gorra
Recomendación
Subir en la mañana y evitar el ascenso si hay tormenta o lluvia.
El Valle siempre es una opción de excelencia en tus actividades al aire libre.
En completa soledad, al pie de la montaña, no queda mas que el sol por alimento, no queda mas la brisa fria para calmar la sed, no hay nada mas que la viva hierva que brinda fuerza, no existe nada mas que la montaña, alta, grande, fria, insondable, desde el centro del alma la fuerza de sus cimientos te obliga a dar los pasos, no hay cuerda, no hay arnes, sin seguridad, no hay nada solo ella de pie ante mi, y yo tratando se escalar, de olvidar el hambre y la fatiga, solo las ráfagas de viento aterrándote hasta la medula, solo las rocas que caen desde lo alto, solo el
Frio y ese impulso de subir sin motivos, sin razon, solo algo te hala desde la cima, solo la gravedad halando hacia el abismo, solo la locura de querer ver a la cara los rayos del sol desde arriba. Aunque caiga , aunque muera en el intento, la montaña siempre me llama, desde adrentro me arrastra me lleva me empuja, la montaña…
Deberias escribir más, lo haces muy bien. Gracias por tan acertado comentario.
Cuando me llevan?
Usted proponga y disponemos amigo!