Estando en el centro de la ciudad de Panamá, se puede ver el cerro Ancón desde casi cualquier punto, y lo reconocemos al instante cuando vemos en la altura una bandera panameña inmensa y ondeante.
Y aunque está a la vista de todo el mundo, muy pocos se interesan en subirlo, saber más de su historia y de los secretos que guarda un patrimonio histórico.

Antes de 1904, el cerro Ancón era un lugar de recreación. Pero además de su función recreativa, desde el traslado de la ciudad de Panamá la Vieja a lo que hoy conocemos como el Casco Antiguo, el cerro y sus manantiales abastecían de agua a los habitantes.
Sin embargo, cuando los estadounidenses asumieron la construcción del Canal, ya no se podía pasear ni extraer agua del lugar. El cerro quedó bajo la jurisdicción de los Estados Unidos como parte de la Zona del Canal de Panamá durante gran parte del siglo XX.
Alrededor del cerro existían varios ríos y quebradas, siendo los más importantes el río Hondo (actualmente río Cáceres), que lo bordeaba y era frecuentado por bañistas, y el río Grande, ubicado más lejos en el área de La Boca, rodeado de sembradíos y ganado.
Con el establecimiento de la nueva ciudad en el Casco Antiguo, uno o dos soldados eran asignados a la cima del cerro para vigilar la ciudad. Incluso se llegó a proponer la construcción de fortificaciones en su cima, pero nunca se concretaron.
Durante la época del fallido Canal francés, cuando se construyó el primer hospital del proyecto —el Hospital Ancón—, se empezó a notar que el cerro estaba deforestado y con poca vegetación.

La tradición de pasear y recolectar agua del cerro llegó a su fin en 1903, cuando los estadounidenses asumieron los trabajos del Canal y procedieron a sanear toda la ciudad. Todos los pozos, manantiales y lugares donde pudiera estancarse agua fueron clausurados.
En esa época se levantaron más edificaciones en los alrededores del cerro, como el Hospital Gorgas, el edificio de la Administración del Canal y la residencia del administrador.
Desde 1977, con la firma de los Tratados Torrijos–Carter, Panamá retomó el control del cerro y de toda la Zona del Canal. Una de sus primeras acciones simbólicas fue izar una gran bandera en la cima del cerro, como acto de reafirmación de la soberanía panameña sobre el territorio que antes conformaba la Zona del Canal.
Actualmente, el cerro ocupa una extensión de 4,826 hectáreas. En su punto más elevado ondea desde hace más de 30 años la bandera de Panamá, como símbolo del triunfo de la lucha por la soberanía nacional.
En las zonas más altas del cerro se encuentran la antigua residencia del Gobernador de la Zona del Canal y Quarry Heights, que fue la sede del Comando Sur. El nombre “Quarry Heights” proviene de una antigua cantera, cuya huella es visible en un costado del cerro. El cerro Ancón también alberga un búnker subterráneo abandonado que pertenecía al Comando Sur.
Al viajar hacia Arraiján por el lado de La Boca, puede observarse una parte del cerro con una superficie rocosa lisa, como si hubiera sido cortada. Esto se debe a la masiva extracción de roca que alteró su configuración geológica. Durante cinco años, la Comisión del Canal Ístmico —bajo administración estadounidense— extrajo unos 3.2 millones de yardas cúbicas de roca de la cantera del Cerro Ancón, utilizando dinamita y excavadoras para remover grandes bloques de piedra.
El cerro Ancón también tiene el atractivo de ser hogar de perezosos, armadillos, venados, ñeques y un sinnúmero de aves. En total, se estima que alberga 68 especies de animales: 15 mamíferos, 39 aves, 9 especies de reptiles y 5 tipos de anfibios. Además, cada año migran más de un millón de aves rapaces hacia el sur, aprovechando las corrientes térmicas del aire, y se realiza un conteo anual desde la cima del cerro.
En la cima también se puede apreciar una estatua de Amelia Denis de Icaza, quien expresó con orgullo y melancolía, a través de su poesía al cerro Ancón, su angustia por los cambios que sufrió este lugar.
El cerro Ancón, siendo el punto más alto del área metropolitana, recibe diariamente unas 100 personas que suben caminando o en vehículo para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad de Panamá, el Puente de las Américas, las esclusas de Miraflores y otros puntos importantes del Canal. También, muchos aprovechan sus faldas para hacer ejercicio o entrenamientos al aire libre.
En la cima también se encuentran antenas de comunicación. El cerro cuenta con un pequeño camino vehicular, habilitado únicamente durante el día, que también es recorrido por quienes lo visitan a pie para observar su flora y fauna.
En 1909 se instalaron en las faldas del cerro los primeros sismógrafos de Panamá, que también fueron de los primeros en toda Latinoamérica. Posteriormente, en 1914, fueron trasladados a la Comisión del Canal, y en 1976 pasaron a manos de la Universidad de Panamá.
Actualmente, el cerro Ancón está bajo la administración de la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), entidad encargada de su mantenimiento y vigilancia. También participan activamente en su conservación la Asociación Panameña para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) y los residentes del área.
El pasado 18 de mayo, el Consejo Municipal aprobó la creación de un patronato para el cerro Ancón. Este organismo será responsable de su conservación, la regulación del uso del suelo y del establecimiento de un marco legal más sólido que garantice su protección.
El patronato estará conformado por representantes del Consejo Municipal, residentes de la zona, organizaciones privadas, el MEF, la Alcaldía de Panamá y ANCON.
La bandera que ondea en la cima del cerro Ancón es del tamaño de una cancha de baloncesto y es la única en todo el país que no se baja de su asta a las 6:00 p.m., como lo establece la ley. En su lugar, se ilumina con luces rojas y azules que la destacan incluso en la oscuridad. Esta iluminación fue realizada por expertos de la empresa Phillips, con el patrocinio de Unión Fenosa.
Es importante recalcar que el cerro Ancón es un área protegida y reserva natural del Distrito de Panamá, conforme a lo dispuesto en el Acuerdo Municipal N.° 157 del 31 de julio de 2001, adoptado por el Consejo Municipal de Panamá. En su artículo 3 se prohíbe expresamente cazar, talar, quemar, recolectar o destruir recursos naturales, así como cualquier actividad que atente contra el buen uso de esta reserva, de acuerdo con lo establecido en el artículo 2 del mismo acuerdo.
Además, el cerro Ancón fue declarado Patrimonio Histórico Nacional mediante el Decreto Ejecutivo N.° 104 del 22 de octubre de 2003, con motivo de la celebración del Centenario de la República de Panamá. Desde antes, la Ley N.° 21 del 2 de julio de 1997 ya le había otorgado la categoría de área verde urbana.
Para quienes deseen subir caminando, se puede acceder desde el centro turístico Mi Pueblito, donde se debe preguntar por la escalera roja que conduce al cerro. El ascenso toma entre 30 a 40 minutos y es una experiencia interactiva y muy enriquecedora.
También es posible llegar en carro tomando la carretera que se encuentra detrás del edificio de la Administración del Canal; desde allí, las señalizaciones lo guían hasta la cima.
Motivos sobran para visitar el cerro Ancón: está cerca de la ciudad, es de fácil acceso y representa un símbolo natural, histórico y cultural invaluable. No dejemos que este patrimonio se pierda. Aunque no lo sea para todos ante la ley, lo es ante nuestros ojos. Debemos valorarlo, cuidarlo y recordarlo siempre: por mucho tiempo no fue nuestro, aún estando en nuestro propio territorio, y hace ya años que regresó a nuestras manos para conservarlo y disfrutarlo.
Creo que dias atras, encajaba en el grupo ese de personas q no se interesaban en saber la historia del Cerro ni nada…
Pero luego de haberlo conocido y haberme informado del mismo. No dejo de admirarlo ni de sentirme orgulloso por todos los sucesos q alli pasaron q hoy en dia nos aseguran nuestra libertad y soberania. Viva El Cerro Ancon!! Viva Panamá….
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Nunca avía ido al Cerro Ancón, lo vicite en una caminata universitaria y me encanto es una belleza natural, las especies que contiene, su historia y lo mas chevere fue la experiencia de subirlo caminando y al mismo tiempo aprendiendo sobre este magnifico lugar. No dejen de visitarlo.
Yo ya conocía la historia del cerro, por eso fue muy grande mi emocion al visitar Panama y poder subir hasta su cima y ver flamear por fin la bandera panameña. Desde Argentina, un abrazo para los hermanos panameños.