Tengo miedo escribir. Me da miedo que gente sin escrúpulos vaya corriendo a buscar estos lugares para dejar su basura, escribir en las rocas y enterrar latas.
Hace ocho años, la intención de este sitio web era motivar a las personas a explorar Panamá por su cuenta y disfrutar lo que tienen cerca. Hoy, eso genera frustración. Muchos visitan estos lugares solo por redes sociales, dañan los caminos, no respetan a los locales ni al entorno. Si al menos dejaran los sitios como estaban, sería distinto.
Llevo dos semanas buscando información oficial sobre un lugar de aguas rojizas. Los lugareños dicen que el color viene de las raíces de una palma de escoba en la cordillera; otros creen que se debe a minerales. No hay datos confiables, solo leyendas y rumores.






Pudimos comprobar que el sabor y el olor del agua en este río son distintos a los de otros que hemos visitado, probablemente por su contenido mineral.
Los lugareños cuentan que hay días en que el río amanece más rojo de lo habitual y tiñe el Río Blanco, aunque en otras ocasiones este último mantiene su color transparente. El fenómeno ocurre sobre todo en época de lluvias, cuando el color rojo se intensifica.
El sendero bordea el río, pero tiene varias bifurcaciones que pueden confundir si no se conoce la ruta. En un punto alto del camino se obtiene una vista espectacular de la cordillera coclesana. Además del Salto Tulí, el Río Colorado ofrece otros rincones hermosos y refrescantes, ideales para pasar el día.
El Salto Tulí es, sin duda, el más alto y llamativo. Su caudal permite clavados desde los bordes, aunque la profundidad y el color oscuro del agua —que puede parecer marrón o negro según la luz— puede impresionar a algunos.
Ese día vimos muchos gusarapos y una rana Lithobates warszewitschii entre las rocas. Fue una experiencia mágica, llena de preguntas sin respuesta. Disfrutaba el momento, pero también deseaba encontrar información confiable, sin éxito alguno.
Tras regresar por el sendero hasta la carretera, pasamos por casa de nuestro amigo Choy y nos bañamos de nuevo en el río antes de cambiarnos. Más tarde, nos esperaba un sancocho casero en una acogedora vivienda de Barrigón, preparado con cariño por mujeres del lugar. La calidez de la gente de estos pueblos, rodeados de verdes montañas y ríos, es notable. Tal vez sea la paz en la que viven… una paz que tanto nos falta a quienes estamos rodeados de cemento.
Muchas gracias a nuestro guía local Richard por todas sus atenciones.
Actualmente se paga la entrada 1$ y hay una tirolesa o canopy por 5$
Hola chicos, me gusta mucho su página y su forma de hacer turismo. Es interesante el color del río, ¿es de ese color desde donde nace o lo adquiere a medida que avanza?
Hay muchas versiones, aquí en el artículo explicamos algunas de ellas. La más fuerte para nosotros es que procede de formas volcánicas relacionadas. Saludos.
Cual es la direccion?