Caminando el Parque Nacional SoberanÃa: Camino de Cruces hasta Venta de Cruces (ida y vuelta a pie)
abril 22, 2011 • Historia, Provincia de Panamá, Vegetación • Comments
Aquel dÃa no tenÃa ni la menor idea de lo que se me venÃa encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos ahà comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa que saliera.
Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar ya que prácticamente no cargamos nada, y como no querÃamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas, al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y de agua.
Esperamos el bus de Gamboa por más de una hora, en una fila larguÃsima de gente que rogaba que un bus llegara. Finalmente el bus se llenó, y estuvimos llegando al Camino de Plantación a eso de las 8:30 am.
Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difÃcil tomar autobús además de que ese lado hay riesgo de asaltos.
Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos dÃas. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.
El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan), fueron los que más vimos.
Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), nuevo para mi!, escuchamos guacamayas (Ara chloropterus), el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.
Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.
Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo†y al rato seguimos, no podÃamos demorarnos demasiado en las paradas ya que tenÃamos exactamente las horas del dÃa para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.
Al entrar en el Camino de Cruces, no habÃa un sendero marcado, lo que habÃa era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que Ãbamos bien.
Aquà el bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a árboles putrefactos y ni decir de más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.
Vimos monos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tità (Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.
HabÃa árboles de gran tamaño y con amplias raÃces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado asà porque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difÃcil de encontrar.
La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.
Llegó un momento en que me sentà agotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en mi cuerpo en todo momento. Casi no nos detuvimos pues tenÃamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.
La naturaleza allà se torna iracunda, por tanta flora y fauna, pero creo que en una próxima visita iré con más gente. Ya luego, y casi al final logré ver que algunos árboles estaban marcados con cinta naranja para ayudar.
Recuerdo que, siendo niña, escuché en las noticias que algunas personas se perdÃan en este sendero, incluso recuerdo que todo un grupo de estudiantes se perdió con un profesor de un colegio privado y estuvieron allà una noche entera.
HabÃa pequeñas quebradas o agua empozada, pero nada como para darse un baño, o tomar.
Soy algo claustrofóbica, quizás por eso para mi fue asfixiante pasar por ciertas partes en las que las paredes aparecÃan; recordemos que el Parque Nacional Camino de Cruces fue en la antigüedad un camino de la época de dominación española, Camino Real, que unÃa los núcleos de población de Panamá y Nombre de Dios, en Colón.
Vamos con algo de historia: Hace mucho tiempo, por allá por el siglo XVI, año 1519, los españoles colonizadores terminaron de construir una ruta o camino que uniera el Mar Caribe con el Océano PacÃfico. El camino era sumamente estrecho, hecho de piedras de diferentes tamaños, que aún se encuentran allÃ, enclavadas en la tierra, dando una firmeza que desafió el tiempo.
En esa época predominaba la esclavitud, los primeros en ser mano de obra fueron los indÃgenas nativos y luego de eso, los españoles introdujeron esclavos negros procedentes de distintos lugares de Ãfrica, a quienes se les trataba peor que a las mulas, tanto asà que empleaban cadenas para mantenerlos unidos durante las horas de trabajo en el Camino de Cruces, donde abundaban los latigazos por cualquier tipo de descuido que éstos tuvieran.
El Camino de Cruces era una vÃa tan normal como la carretera Interamericana de nuestros dÃas, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medÃa aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.
Era utilizado en las dos vÃas, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba rÃo arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseÃan la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podÃa hacerlo, los que lo hacÃan tenÃan tremenda contextura fÃsica y se dice que los indÃgenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancÃa encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.
Tuvo una increÃble época de prosperidad, al servir como paso para los tesoros provenientes de Sur América, especialmente del Perú y otros paÃses, para llevarlos al Atlántico, y ser trasladados a galeones que se dirigÃan hacia España.
Mi profesora de historia me pasó un texto en el que un viajero de Massachussets describÃa “Exteriorizo el sentimiento unánime de los pasajeros, a quienes he oÃdo expresarse y es, diciéndolo con temor a Dios y por el amor del hombre, a unos y a todos, que bajo ninguna circunstancia, vengan por esta ruta. No tengo que decir nada sobre las otras, pero no vengan por esta.†Ya se imaginaran cómo habrá sido el Camino de Cruces en su Época de Oro.
Y claro, los ladrones muy pronto se enteraron del tránsito de oro, plata y joyas preciosas procedentes de distintos lugares colonizados en América y que enviaban a España. Los maleantes se dedicaron a atacar a los viajeros, que trataban de llegar al lado Atlántico. Pero al decaer el poderÃo español, esta vÃa fue perdiendo su uso y prácticamente desapareció, por los avances del tiempo, el clima y el poder de la selva, que todo lo invadÃa.
Desde Las Cruces hacia Panamá, era un dÃa de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por dÃa, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedÃa a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.
ImagÃnense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que allà tienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.
Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros dÃas han logrado derribarlas.
Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavÃa está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.
Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debÃamos guardar la poca agua que tenÃamos para tomar algo al llegar y al regresar.
Por lapsos parecÃa que iba a llover, y sentÃamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que tenÃamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.
Por otro lado estaban los letreros de la PolicÃa Nacional que advertÃan las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bienâ€, “fase3: No se preocupen, algún dÃa llegan†y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misiónâ€.
Pensé: “Vaya, parece que estamos haciendo un entrenamiento de la policÃa nacional.â€
Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentà muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del RÃo Chagres, y en minutos, ¡llegamos!
Me tiré al piso y no tenÃa ganas de comer nada, solo agua. Trate de comerme una empanada pero por mi boca no pasó, estaba frÃa y mala. Luego de refrescarnos un rato,  movimos un tronco que estaba en la orilla y dejamos la mitad del tronco dentro del agua y la otra mitad fuera y encima de él nos trepamos y refrescamos un rato nuestros cuerpos cansados; no podÃamos quedarnos mucho tiempo allÃ, primero porque en cualquier momento nos podÃa salir un caimán y segundo porque debÃamos caminar 4 horas más para regresar hasta la carretera de Gamboa.
A la delantera veÃamos el inmenso RÃo Chagres que parecÃa un mar bravÃo, asà como el Hotel Gamboa Rainforest Resort.
El área de venta de Cruces es apta para acampar, claro con mucho cuidado pues me atrevo a decir que es un área en donde seguramente es fácil que pasen muchos animales, por su cercanÃa al rÃo. Allà también vimos puestos de cazadores, lo que me indignó, pues esto demuestra que Anam no cuida bien este sendero tan importante para la biodiversidad de este parque nacional, que cuenta con más de 4590 hectáreas paralelas a las riveras del Canal de Panamá.
Algo que pudimos notar más que todo por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos árboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.
El valor de este parque es muy amplio ya que es especial es muchos sentidos: históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques nacionales del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, o sea hace mucho tiempo.
Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, lo que puede molestar al excursionista es la distancia y la humedad que lo lleva a uno a perder mucho lÃquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.
Al caminar de vuelta me sentÃa más relajada, ya sabÃa lo que iba a caminar, la distancia, el clima, los peligros, sinceramente saberlo me hace sentir más segura. Decidimos acelerar el paso y tratar de caminar de regreso en 3 horas y media pero fue imposible, a mi me hacÃa falta comida y agua, con decirles que llegué a tomar agua recogida en las hojas de la lluvia que hacÃa poco habÃa caÃdo en ciertas partes.
Ãbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.
Al pasar por las quebradas que antes mencioné, me detuve a lavarme la cara y los brazos llenos de picadas de bichos extraños. Los monos cariblancos llegaron nuevamente, esta vez más enfurecidos que antes, hacÃan sonidos extraños como de un perro cuando está peleando.
Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habÃamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el dÃa por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional SoberanÃa.
El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efÃmero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y asà fue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.
De todos los parques nacionales de Panamá que he recorrido, éste fue en el que vi más animales y eso lo ubica en un lugar muy importante ya que está muy cerca de la ciudad de Panamá, a solo media hora o 45 minutos del centro de la ciudad.
La diversidad de plantas es fenomenal, es un paraÃso para cualquier botánico o persona amante de las plantas, asà como para aquellas personas interesadas en conocer de cerca lo que han leÃdo en los libros de historia de la República, esa época de colonización que es de suma importancia para nuestra cultura.
Les recomiendo enormemente formar parte alguna vez de una excursión a través del Camino de Cruces, que incluya un bote de vuelta a Gamboa luego de llegar a Venta de Cruces de modo tal que puedan disfrutar del sendero en su totalidad, prestando atención a cada cosa que en la selva se pueden encontrar.