Reseña de gira: Jordanal Extreme.

Jordanal es un poblado que pertenece a Cirí Grande, en el distrito de Capira, justo en los límites con la provincia de Coclé. Tanto así que la mayoría de sus habitantes acceden al sitio desde El Valle de Antón. Curiosamente, también se puede llegar por Altos del María (acceso privado) y desde La Chorrera.

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La gente que vive allí es amable y servicial. Actualmente, muchos buscan incursionar en el turismo, pues el área posee hermosos ríos y montañas, además de ese ambiente campesino panameño tan auténtico y encantador.

En esta ocasión, planeamos visitar uno de los atractivos más recónditos del lugar: la cascada de Jordanal, como le llaman los lugareños. Ya sabíamos que sería una travesía exigente. Cuando uno le pregunta a un local qué tan difícil es llegar y te responden que “está lejos”, es porque realmente lo está. Si no, al menos te dicen “eso está cerquita”.

Apenas íbamos en el 4×4 y no faltó quien sintiera miedo. Tocó recordar que este es el medio de transporte que decenas de personas utilizan a diario para salir de las montañas en Capira, el único disponible en aquellos lugares donde el tan prometido progreso aún no ha llegado, y siguen haciendo falta calles y puentes.

Una vez en el pueblo, emprendimos la caminata, que desde el inicio sabíamos sería en constante ascenso. En el camino se nos unieron algunos lugareños: adultos, niños y hasta un curioso perrito.

Ya dentro de la selva, el trayecto se volvió más tedioso para quienes tenían menos experiencia. Siempre subiendo, con curvas constantes, rodeados de árboles enormes de un bosque primario magnífico, alta humedad, plantas extrañas y muchas raíces que formaban una especie de escalera natural en este sendero de dificultad moderada.

Vimos tucanes, aves de colores brillantes, ranas exóticas y pequeñas ardillas corriendo por las ramas. Y mientras los locales nos repetían que “ya falta poco”, una nueva loma volvía a aparecer frente a nosotros.

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Lo que habíamos calculado que tomaría dos horas, terminó siendo un recorrido de tres. Esto se debió a la falta de preparación de uno de los participantes. Y es precisamente por eso que elaboramos una ficha técnica para cada gira, donde indicamos el nivel de dificultad del terreno. Como siempre decimos: si usted viene a una gira con nosotros, haremos lo imposible para que llegue al destino. Aquí todo el mundo llega, con calma y paciencia… aunque eso, a veces, implique más tiempo e inversión.

Sin embargo, la emoción de llegar a un lugar como este fue indescriptible. Hacía años que no visitaba un sitio tan inmaculado, sin rastro alguno de basura, con la selva en su punto más puro. Tuvimos la suerte de llegar justo cuando la niebla bajó al río y cubrió toda la poza de agua, profunda y de un color verde aqua impresionante.

¡Wow! A veces uno se crea una idea en la cabeza y, al llegar, se decepciona. No porque el lugar sea feo, sino porque la foto que viste tenía demasiada edición, o simplemente no era lo que esperabas. Pero este NO fue el caso. Pocas veces me ha pasado que llego a una cascada y, por respeto a la belleza del sitio, ni siquiera me dan ganas de nadar. Esta vez fue así. Primero por respeto, y segundo por miedo a los calambres.

Los chicos, eso sí, no lo pensaron dos veces: se lanzaron clavados al agua. Estaba realmente fría… pero eso, se nos olvidó enseguida.

De regreso, la historia fue otra. Para la mayoría, sería más sencillo, ya que lo que antes tuvimos que subir, ahora tocaba bajarlo, lo cual suele resultar más cómodo. Sin embargo, fue necesaria la ayuda de algunos locales para asistir a dos participantes que se rindieron justo cuando faltaba poco para terminar el camino. Son cosas que pueden pasar.

Y es que no es un sendero fácil, pero tampoco imposible. Al final, creo que todos salimos felices por haber cumplido con el reto del día, aunque tuvimos que abandonar el poblado ya de noche debido a las demoras.

Fue uno de esos trillos cansones pero deliciosos, en los que sientes cada parte de tu cuerpo viva y en acción. Y aun así, las ganas de volver siguen intactas. El esfuerzo vale la pena cuando la recompensa es tan grande. Así que pronto volveremos a extender la invitación a quienes deseen descubrir este maravilloso lugar.

Grandemente agradecidos con nuestro guí­as locales, en especial a Isaías por ayudarnos a coordinar todo: transporte, alimentación, guías locales, etc.

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