La cascada con caída libre más alta de Panamá” KIKI, Soloy, Comarca Ngäbe Buglé

11 de diciembre de 2021

Había planeado hacer este viajecito a solas, a modo de catarsis, pero terminé haciéndolo con una amiga de esas que no pesan, que son libres y cargan consigo mismas.

Organizamos con nuestro amigo Jhonathan de Visit Soloy quien nos recibió a eso de las 7am en la comarca. Nosotras habíamos viajado con otras 3 personas desde la ciudad de Panamá, la noche anterior.

Casi de inmediato al entrar en la zona comarcal, la calle se puso difícil, aunque no imposible. Pero no recomiendo ir en sedan, se complica por la cantidad de cráteres que hay en la calle y por partes es camino. Pasamos por la famosa cascada La Tulivieja pero casi no tenía agua, a pesar de estar aún en diciembre. Se nota muy fuerte el cambio al estar en zona comarcal, en el aspecto de organización y socio económico. De hecho olvidó por completo el aspecto pandemia, ya que muy pocas personas utilizaban mascarilla. Me sorprendió ver centros de salud muy completos y escuelas cuidadas a la perfección incluso a una hora de Soloy.

Soloy es la cabecera del distrito de Besikó. Nosotros nos dirigimos hacia Cerro Banco, corregimiento del distrito.

Al llegar tomamos un delicioso desayuno en un restaurante que está justo frente al Rí­o Fonseca, donde fueron muy amables. En Soloy los precios son realmente económicos y la comida por lo general es orgánica.

Tomamos un 4×4 por un trayecto de aproximadamente media hora hasta llegar a la entrada de Kigui o Kiki, donde nuestro guía ya tenía todo previsto. Por lo general se pagan 5$ por persona y eso incluye el guía local que te lleva por una caminata de media hora hasta llegar al chorro.

Así­ fue como casi todo el sendero fue en bajada hasta llegar a la impresionante cascada de más de 100 metros de altura. Al verla de súbito y tan de cerca, no podía apreciar su tamaño y a pesar de ser masiva, no me sorprendí­ porque la tenía casi encima.

Al cabo de un rato y luego de haber tomado la mayor cantidad de fotos posibles, seguimos caminando por debajo de la cascada, atravesamos una enorme cueva debajo de la caí­da de agua. Uno queda por detrás del chorro, incluso sin mojarte; ahí­ dejamos nuestras mochilas y seguimos caminando hasta una parte escabrosa y resbaladiza. Al mirar hacia atrás comprendí por qué Jhonathan insistió en llevarnos ahí. Uno queda casi de frente a la cascada y es entonces donde se aprecia completa.

Leyendas de princesas, ritos y costumbres guarda Kiki. Cuentan los indígenas que también le llaman el chorro “La Maestra” ya que en los años 80s una educadora, quien estuvo trabajando en el área comarcal le habí­a salido traslado de centro educativo. Esa noche soñó que iba a la cascada Kiki a buscar una flor. Al parecer, en la realidad, al día siguiente se encaminó en busca de la misma y aprovechar para despedirse de ese lugar tan hermoso donde había desempeñado su labor como docente. Es ahí­ donde al reclinarse para tomar la orquídea, se va de bruces. Un profesor que estaba con ella intentó ayudarle pero al hacerlo también corrí­a el riego de caer y es entonces cuando ella cae al vacío, muriendo del golpe.

Algunos mitos indican que el nombre se relaciona con un argot popular ngäbe; sin embargo, lo asocian con un gran pez que observaron varios lugareños y éstos exclamaban en su lenguaje: “allí estaba”, “aquí pasó”, “está aquí”. Aunque la palabra “kiki” no tiene traducción, el “Ki” se relaciona con ir o venir, incluso ver y observar en el sentido de localización. Otras personas sugieren que la palabra correcta es “Kigüi”.

Jhonathan me contó que también los locales utilizan el sitio a modo de fantasía para asustar a los niños y decirles que ahí habita un ente que se los lleva cuando tienen malas acciones.

No tengo otra palabra para describir Kiki que “colosal”. Es preciosa, sublime. Es enorme y brutal. Cae con tanta fuerza en una poza muy grande y profunda. Son 110 metros de caída libre aproximadamente. Te puedes perder viendo el agua caer como escarcha en su poza. Para mí es un lugar ancestral y, sin duda, es seductor… Mi mente no podía parar de pensar en verla en época lluviosa.

La mejor vista

Ancestral.

Sabiendo que mi profesión es el turismo y soy guía, cuando me toca hacer de turista, saco la mayor cantidad de información posible de mis propios guías. Aquí puedo recalcar que Jhonathan es un excelente guía, pues logró responder cada una de mis curiosas preguntas e intereses.

En la comarca Ngäbe-Buglé, la mayor parte de sus habitantes son ngäbes, pertenecientes a la religión Mama Tatda. Gran parte de la población vive de la agricultura de subsistencia. Los indígenas ngäbes poseen, como comarca, el mayor territorio en metros cuadrados de toda la República de Panamá.

Mantienen una rica cultura artística en la elaboración de sus vestidos y prendas de uso diario, como bolsas, sombreros y bisutería. Tienen un excelente conocimiento en el trabajo con fibras naturales.

La personalidad de los indígenas ngäbes no es efusiva. Por lo general, son personas tranquilas, reservadas y amables. En áreas turísticas como esta, están acostumbrados a ver foráneos y, aun así, son muy reservados con sus costumbres, por lo cual debemos ser cautelosos con nuestro comportamiento y con lo que hacemos, como tomarles fotos sin avisarles.

Nos contó nuestro guía que, sin duda, existen zonas comarcales donde no es común ver foráneos y donde los locales pueden asustarse. Como en todo lugar, hay zonas tranquilas y otras donde los habitantes pueden ser más propensos a la violencia.

Olvidé por completo que era mi cumpleaños. Sí, había decidido pasarlo de una forma distinta: personal, espiritual. Estar en esa cascada fue el mejor regalo que pude darme.

Durante el tiempo que estuvimos en sus aguas, llegaron varios grupos, y me llamó especialmente la atención uno de chicas ngäbes bañándose con su nagua (vestido tradicional), como ninfas que solo conocen la felicidad. Otro grupo, de personas mayores, agradecía a Dios tomados de las manos, formando un círculo y orando en agradecimiento al Creador. Yo nadé en sus aguas, cuyo chorro al caer creaba olas; mirar hacia arriba era casi como mirar al infinito. Un árbol enorme se veía completamente horizontal desde ahí abajo, y la formación rocosa debajo del chorro era impresionante… Cada escena ante mis ojos se volvía más y más mágica.

El eje montañoso que divide ambas vertientes de la Comarca está formado por montañas y macizos de origen volcánico, que en conjunto conforman tanto la cordillera chiricana como la cordillera central.

De regreso en el 4×4, nos percatamos de que los locales se iban riendo de señoras que corrían por los caminos. Resulta que, en celebración del Día de las Madres, había un maratón de mamás.

Al llegar al restaurante, nos esperaba un delicioso almuerzo, y luego de eso, bajamos al río Fonseca para un último chapuzón. Pasamos un puente colgante y llegamos frente a él, con su fuerza y sus olas. Los ríos de la comarca de este lado son cortos y muy caudalosos, peligrosísimos, pero con cautela se pueden disfrutar muy bien.

Por el puente pasó un padre que llevaba en brazos a su hijo de unos 4 años, herido. Mi corazón se encogió; no me sentí tranquila hasta que pude saber qué le había pasado al niño. Algún día mi hijo Francisco irá conmigo a Kiki, y espero que esa visita sea pronto.

Nuestro día en la comarca culminó de forma hermosa. Yonathan preparó un brindis con chocolate orgánico, servido en vajilla de totuma, por mi cumpleaños número treinta y tres. Me sentí homenajeada y tan especial, porque para mí los pueblos indígenas son patrimonio de la humanidad. Mi corazón y mi alma por siempre se sentirán honrados con la calidez del trato ngäbe.

2 comentarios sobre “La cascada con caída libre más alta de Panamá” KIKI, Soloy, Comarca Ngäbe Buglé”

  1. me acabo de encontrar tu pagina y no tengo más que decir gracias y felicidades por tan lindo trabajo. muy bonito el relato y espero conocer kiki algun día.
    saludos,

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