Camino Real del lado del Lago Alajuela, dentro del Parque Nacional Chagres.
Confieso que nunca suelo publicar sobre los lugares que visito en las giras de campo de la universidad, pues casi nunca se sabe cómo se llegó al lugar, a través de qué contactos, ni cuál fue el costo real, entre otros detalles. Sin embargo, hace algún tiempo tuve la oportunidad de visitar una parte del Antiguo Camino Real junto con la excelente profesora de historia de Panamá, Edilsa Agudo. Ella, muy amable, me cedió toda la información, ya que es realmente interesante para cualquier panameño conocer este camino histórico, del cual se sabe muy poco.

Iniciamos nuestro recorrido muy temprano, encontrándonos con el investigador Christian Strassnig, quien sería nuestro guía. Él lidera un proyecto de turismo, arqueología y desarrollo sostenible en las áreas aledañas al Camino Real, iniciado en mayo de 2008. Este proyecto busca rastrear, georreferenciar y realizar prospecciones exploratorias a lo largo de esta histórica ruta.
Es común escuchar sobre el Camino de Cruces o saber algo al respecto, pero pocas veces se conoce realmente qué es el Camino Real. Este fue construido mucho antes que el Camino de Cruces, con un propósito similar: comunicar el Atlántico con el Pacífico mediante una vía terrestre entre la ciudad de Panamá, en el lado Pacífico del istmo, y Nombre de Dios y Portobelo, en el Atlántico. Fueron los españoles quienes iniciaron esta ruta en el siglo XVI para su propio beneficio, ya que así abastecían los mercados americanos con productos europeos y enviaban a España los metales preciosos provenientes del Perú.
Mientras esperábamos nuestra piragua y nos poníamos los chalecos salvavidas, llegaron al puerto de Nuevo Vigía dos individuos con una boa inmensa, intentando venderla al mejor postor. Nos dio mucha lástima y vergüenza verla maltratada y con varios golpes, lo que motivó a algunos compañeros de la gira a cargarla para tomarse una foto.
Tomamos nuestra piragua a motor e iniciamos una travesía por el resplandeciente Lago Alajuela, que parece un espejo que refleja todo lo que flota sobre su superficie.

Luego de aproximadamente 20 minutos de paseo, mientras observábamos las avionetas que practicaban cerca de Calzada Larga, desembarcamos en una orilla del lago. De inmediato nos explicaron lo poco marcado que queda del antiguo camino, que con el oleaje del lago y la erosión ha ido perdiendo sus huellas. Allí pudimos ver que las piedras sobre el suelo fueron colocadas verticalmente formando una superficie plana, y entre ellas había una solución sólida, similar a cascajos o cemento, que las sostenía.
Una compañera del grupo encontró una herradura carcomida por el tiempo, señal de que por ahí pasaban mulas y carretas cargadas con quién sabe qué, posiblemente plata y oro; se dice que cada mula cargaba hasta con 220 libras. Nuestro guía nos advirtió dejar el objeto en el mismo lugar para que futuros exploradores puedan descubrirlo.
Continuamos por la misma senda del camino, siguiendo la vía marcada por esas rocas, mientras el guía nos contaba que en Calzada Larga hallaron un tramo, pero que recientemente una calle fue cortada y destruyó gran parte de ese sitio. A partir de allí, hacia la ciudad de Panamá, hay mucha intervención urbana. Varios proyectos de construcción podrían destruir para siempre los tramos del Camino Real más cercanos a la ciudad, como ya ocurrió en partes del Corredor Norte y otras áreas.
Abordamos nuevamente la piragua y nos dirigimos a otro borde del Camino Real. Esta vez caminamos hasta la sombra de un árbol, donde tuvimos una clase de historia muy entretenida.

El Camino Real tenía aproximadamente 80 kilómetros de longitud y un ancho de 3 pies. En 1572 y 1573, el famoso pirata Francis Drake saqueó la población de Nombre de Dios, por lo que los españoles decidieron trasladar el puerto desde Nombre de Dios hasta la fortificación de Portobelo. Esta decisión implicó modificar el camino original en su paso por Boquerón.
El camino se usó intensamente, pero los problemas recurrentes durante la temporada lluviosa llevaron a la creación de una nueva ruta. Así, en 1569, el virrey del Perú, Francisco de Toledo, ordenó construir un nuevo camino que combinaba un tramo terrestre (desde la ciudad de Panamá hasta la población de Cruces) y un tramo fluvial, aprovechando el río Chagres.
Vestigios del Camino Real se encuentran en los alrededores del Lago Alajuela, formado en la década de 1930 al represar el río Chagres para ampliar la red de abastecimiento hídrico del Canal de Panamá. El lago, ubicado en el corregimiento de Chilibre (Panamá), abarca además los corregimientos de San Juan y Salamanca, en Colón.
La antigua Venta de Chagres es ahora una franja de tierra que permanece bajo el agua del lago casi todo el año, quedando expuesta únicamente al final de la temporada seca, para desaparecer de nuevo en julio.

Supimos que bajo la vegetación, el suelo y las aguas del lago se encuentran abundantes hallazgos precolombinos que revelan la vida de las poblaciones antes de la llegada de los españoles. Se han encontrado máquinas de moler y vasijas de cerámica.
En algunos sitios se conserva un camino empedrado, así como clavos, herraduras, espuelas y puntas de lanza de uno de los primeros pueblos que habitaron América hace aproximadamente 12,000 años. Pero, sobre todo, aseguró el investigador, hay una historia muy interesante y apasionante en unos ochenta kilómetros de ruta que aún se pueden recuperar en el campo. Lo lamentable es que unos treinta kilómetros se han perdido bajo los suburbios de la ciudad de Panamá.
Caminamos por lo que sería otra parte del Camino Real, esta vez cubierto por vegetación; casi ninguno de nosotros había visto un caimán descansando sobre un tronco en el lago, pero al notar el alboroto de la gente, el animal se alejó.
Ya en la piragua, nos dirigimos directamente a la comunidad de La Tranquilla, donde nos recibieron con un almuerzo de dioses: almejas y arroz blanco, que nos llenó de alegría al saber que la gira aún no había terminado, pues un grupo de jóvenes nos esperaba para ofrecernos un baile típico que resultó muy agradable para todos los espectadores.
Luego de reposar y disfrutar de la visita a esta comunidad, emprendimos el camino en la piragua rumbo a las cuevas del Lago Alajuela, toda una experiencia extrema. Al salir de las cuevas, llegamos al Abrigo de Roca, un lugar mágico y lleno de misticismo, donde los antiguos pobladores se refugiaban y que, poco a poco, fue perdiendo su arco hasta formarse en la estructura que queda hoy en día.

Al salir de las cuevas, nos subimos a las piraguas por última vez en el recorrido y ya íbamos rumbo al puerto cuando, en pleno Lago Alajuela, a un compañero se le cayó una zapatilla al agua. Tuvimos que dar la vuelta para buscarla, y por suerte la zapatilla flotó y pudo rescatarla. Realmente fue un momento muy gracioso.
Antes de regresar a la ciudad, visitamos el mirador de la represa Madden y pasamos un rato ameno disfrutando del paisaje.
Esta fue una gira espléndida, y es posible que tú también la hagas si así lo decides. Christian la planifica con frecuencia; avísanos para pasarte su contacto.
Ojalá que todos estos esfuerzos no sean en vano y que en un futuro no muy lejano se logre convertir el Camino Real en un parque nacional o una reserva protegida.