A pocos metros de la carretera, vÃa Colón, a unos 18 kilómetros de la ciudad de Panamá, está la Finca Agroforestal Las Conchas, un destino verde y cultural.
Finca Agroforestal Las Conchas tiene mucho que ofrecer, entre ellos su nombre que proviene de la gran cantidad de conchas, más bien fósiles, lo que nos indica que Panamá emergió del mar hace millones de años.
Hace 21 años(al 2020), los agricultores que trabajaban la tierra de forma clandestina en la comunidad de Chilibrillo, corregimiento de Chilibre, decidieron organizarse para sacarle un mejor provecho a la actividad y obtener mejores ingresos económicos.
En la terminal tomamos el autobús de Chame sin ningún percance. Luego de poco menos de 20 kilómetros de recorrido, llegamos a Sorá, pueblo de personas amables rodeado de belleza exuberante de montaña, con un clima casi siempre fresco y delicioso. Muy cerca de esta comunidad se encuentra el complejo de casas de campo “Altos del MarÃa†al cual para acceder es necesario poseer permiso si no eres residente.
La vista, grandiosa. Filipinas de Sorá nos recibió con salpiques verdes y azules, un lugar tranquilo, lleno de aves semilleras, y de fondo, como para matizar, el inconfundible cerro ChichibalÃ, que marca los lÃmites entre los distritos de Chame y Capira.
De ahà pasamos a la siguiente cascada luego de subir una loma imperceptible. Divisamos un salto de unos 15 metros de altura, muy hermoso y con un pilón de agua fresca y frÃa.
Estuvimos ahà hasta no muy tarde por el mismo inconveniente del transporte. Caminamos de vuelta y vimos el pickup pero se dirigÃa hacia montaña adentro, no hacia Sorá. Decidimos empezar a caminar un poco y más adelante nos encontramos con cazadores furtivos y muchos perros dispuestos a cazar.
En nuestra caminata vimos la construcción de una próxima finca Melo en el área de Filipinas, luego de subir y bajar algunas lomas, nos topamos con una hermosa serpiente Pseustes poecilonotus de más de un metro, mejor conocida como “pajarera” que cruzaba apacible la carretera de piedras y aprovechamos para sacarle algunas fotos a ese divino ejemplar.
Spilotes pullatus
Más adelante escuchamos un auto, el mismo 4×4 que habÃamos visto hace tiempo venir bajando de la montaña y aprovechamos para pedirle el “bote†hasta Sorá, que muy amablemente nos cedieron, siempre y cuando  pudieran ir guidando de las ventanas del auto pues dentro estaba repleto de gente, y asà fue como llegamos a Sorá a buena hora y felices de la aventura del dÃa.
De regreso nos bajamos en el Nanzal y aprovechamos para caminar hasta Los Cajones, otra maravilla natural del área, pero ya se hacÃa tarde y empezaba a llover, asà que decidimos dejar esta aventura para luego.
Seguimos dándonos cuenta que nunca dejaremos de recorrer Panamá y sus senderos, sus rincones escondidos que guardan secretos y leyendas. Solo basta preguntar y siempre los lugareños te van a señalar con el dedo o con la boca algún lugar perfecto a visitar.
Aquel dÃa no tenÃa ni la menor idea de lo que se me venÃa encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos ahà comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa que saliera.
Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar ya que prácticamente no cargamos nada, y como no querÃamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas, al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y de agua.
Esperamos el bus de Gamboa por más de una hora, en una fila larguÃsima de gente que rogaba que un bus llegara. Finalmente el bus se llenó, y estuvimos llegando al Camino de Plantación a eso de las 8:30 am.
Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difÃcil tomar autobús además de que ese lado hay riesgo de asaltos.
Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos dÃas. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.
El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan), fueron los que más vimos.
Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), nuevo para mi!, escuchamos guacamayas (Ara chloropterus), el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.
Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.
Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo†y al rato seguimos, no podÃamos demorarnos demasiado en las paradas ya que tenÃamos exactamente las horas del dÃa para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.
Al entrar en el Camino de Cruces, no habÃa un sendero marcado, lo que habÃa era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que Ãbamos bien.
Aquà el bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a árboles putrefactos y ni decir de más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.
Anolis
Vimos monos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tità (Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.
HabÃa árboles de gran tamaño y con amplias raÃces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado asà porque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difÃcil de encontrar.
La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.
Llegó un momento en que me sentà agotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en mi cuerpo en todo momento. Casi no nos detuvimos pues tenÃamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.
El Camino de Cruces era una vÃa tan normal como la carretera Interamericana de nuestros dÃas, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medÃa aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.
Era utilizado en las dos vÃas, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba rÃo arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseÃan la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podÃa hacerlo, los que lo hacÃan tenÃan tremenda contextura fÃsica y se dice que los indÃgenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancÃa encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.
Desde Las Cruces hacia Panamá, era un dÃa de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por dÃa, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedÃa a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.
ImagÃnense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que allà tienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.
Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros dÃas han logrado derribarlas.
Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavÃa está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.
Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debÃamos guardar la poca agua que tenÃamos para tomar algo al llegar y al regresar.
Por lapsos parecÃa que iba a llover, y sentÃamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que tenÃamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.
Por otro lado estaban los letreros de la PolicÃa Nacional que advertÃan las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bienâ€, “fase3: No se preocupen, algún dÃa llegan†y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misiónâ€.
Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentà muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del RÃo Chagres, y en minutos, ¡llegamos!
Algo que pudimos notar más que todo por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos árboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.
El valor de este parque es muy amplio ya que es especial es muchos sentidos: históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques nacionales del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, o sea hace mucho tiempo.
Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, lo que puede molestar al excursionista es la distancia y la humedad que lo lleva a uno a perder mucho lÃquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.
Ãbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.
Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habÃamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el dÃa por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional SoberanÃa.
El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efÃmero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y asà fue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.