Escribo esto porque hace poco presenciamos un caso común de encuentro con una serpiente venenosa en un lugar turístico, y quiero contarlo tal y como fue. De estas experiencias aprendemos en el diario vivir, más aún en un país tropical.
Nos encontrábamos en un sitio tranquilo, rodeado de abundante vegetación, disfrutando de un mediodía de domingo, a punto de darnos un baño.
De pronto llegó una gran familia del área, con varios niños dispuestos, por supuesto, a bañarse y disfrutar de las aguas del lugar. Cabe destacar que el establecimiento está cerca del bosque tropical húmedo. El recinto cuenta con los baños necesarios para que el visitante se cambie de ropa a vestido de baño, y también con baños higiénicos. Mientras observábamos la naturaleza a nuestro alrededor, apreciamos una enorme iguana (Iguana iguana) que, al verla desde lejos sobre un árbol, pensamos que sería un mamífero por lo pesado que se veía su cuerpo sobre las ramas. Al rato, pasaron varios tucanes y gavilanes, adornando con sus colores la magnífica tarde que caía.
Una niña, junto con una señora, se dirigieron a la parte trasera del recinto para orinar, y en eso vieron una víbora de cabeza amarilla; salieron corriendo, asustadas, en busca de un lugar seguro. Al escuchar lo sucedido, nos acercamos a ver qué tan cercana estaba la serpiente y pensamos que podría ser una serpiente pajarera, por el color descrito.
Al llegar y con mucha cautela, pues sabemos que las serpientes se camuflan en su ambiente, pudimos verla. Nuestro pensamiento fue fuerte al descubrir que era una Bothrops asper (equis). Estábamos a unos tres metros de ella. La serpiente se encontraba enroscada, en su posición común de descanso. Al notar que era venenosa, advertimos a las personas que no se acercaran, pues una mordida de esta serpiente puede ser letal. Lamentablemente, lo que pasó después nos causó un sentimiento abrupto de rechazo:
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Las personas en el sitio, aun sabiendo el peligro que representaba la serpiente, corrieron en busca del animal.
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Procedieron a buscar piedras y machetes para acabar con ella, caminando en sandalias, chancletas, sin el menor cuidado.
Intentando no ser indiscretos, sino pensando en que el animal se podía asustar y atacar, hablamos con la gente y advertimos que era mejor dejarla quieta. Hubo un joven que traía en sus manos dos piedras.
Al ver lo sucedido pensé: ella, la serpiente, está en su hábitat. Está muy alejada del recinto. Nadie tendría que ir a molestarla. Es más fácil que te mueras ahogado en la piscina a que te muerda la serpiente… Tantas cosas pasaban por nuestra cabeza al ver que adultos y niños se acercaban a la serpiente sin cuidado, con sólo morbo en la mente.
Desde ese momento nos convertimos en “los malos de la película”, pues fuimos los únicos que indicamos a las personas que dejaran al animal, que no lo mataran y que íbamos a buscar a un experto para atraparla. En este caso, contactamos a Mario Urriola, del serpentario Maravillas Tropicales, en el Valle de Antón.
Al intentar llamarlo, nos topamos con otro problema: no teníamos señal. Esperamos bastante rato, mientras los empleados del lugar bajaban a ver qué sucedía debido al escándalo y la conmoción de las personas. Preocupados, nos dijeron que el animal estaba bastante lejos y que nadie debía hacer nada allí. Pero luego bajaron más y más empleados y realmente nos preocupamos, porque sólo pensábamos que todos querían acabar con la vida del animal, cuando ni siquiera había atacado a nadie.
Pasó otro rato y algunas personas prefirieron irse, cuando de pronto, ¡llegó Mario! No saben el alivio tan grande que sentimos al verlo venir con su equipo de rescate. De inmediato procedió a atrapar al animal de la manera correcta y profesional que sólo un experto o herpetólogo puede hacer. La metió en una bolsa y se la llevó al serpentario, donde luego, tras disfrutar del hermoso sitio, fuimos a visitarla.
La serpiente sería estudiada por unos días, pues el serpentario no solo es un centro de observación sino también científico. Allí llevan un conteo de los animales que reciben, además de verificar su estado físico, enfermedades o si están en reproducción, para luego reubicarla en un lugar seguro, donde haya pocos humanos.
Esto nos lleva a varias recomendaciones, porque nos dimos cuenta de que el morbo es mayor en casos así y que gran parte de la población panameña no sabe qué hacer en situaciones como esta.
Es importante estar conscientes de que, si aún no sabes distinguir entre una serpiente venenosa y una no venenosa, debes tener presente algunos puntos:
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Aunque la mayoría de las serpientes no son venenosas, se debe evitar agarrarlas o jugar con ellas.
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Muchas mordeduras graves ocurren cuando alguien provoca deliberadamente a la serpiente.
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Al hacer excursiones en áreas donde hay serpientes, se deben usar pantalones largos y botas, de ser posible.
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Se deben evitar áreas donde las serpientes puedan esconderse, como debajo de rocas, leños, etc.
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Cuando vayas al campo, el calzado y la ropa son fundamentales, especialmente en zonas donde sospeches que haya serpientes. Usar botas de piel gruesa y pantalones resistentes, procurando que los pantalones cubran la parte superior de las botas, incluso introduciendo el borde del pantalón dentro de las botas, es lo más prudente.
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Al caminar por vegetación alta (hierbas, matorrales, etc.), es importante revisar el área antes de pisarla. Para ello, puedes usar un bastón para tantear el terreno y estar atento a posibles sonidos o movimientos que delaten la presencia de una serpiente.
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Sé prudente al trepar por taludes o rocas; evita meter las manos en agujeros o levantar rocas sin asegurarte primero de que no haya serpientes.
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La mejor reacción ante la presencia cercana de una serpiente es mantener la calma, evitar movimientos bruscos y dejar que la serpiente se aleje sin molestarla, o ir apartándote poco a poco.
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Nunca se deben lanzar piedras a una serpiente, pues esto puede hacer que se defienda y ataque.
Una mordedura de serpiente venenosa es una emergencia médica que requiere atención profesional inmediata. Los primeros auxilios deben darse mientras se prepara el traslado a un centro médico cercano.
¿Qué hacer?
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Mantén la calma y llama a los servicios médicos o dirígete a ellos. Ayuda a la persona a mantener la calma y evita que la serpiente ataque de nuevo. Cuida que nadie más sea atacado.
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Inmoviliza a la persona afectada para evitar que el veneno se distribuya rápidamente. Mantén la zona de la herida por debajo del nivel del corazón.
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Revisa signos vitales como temperatura, pulso, respiración y presión arterial. Si hay signos de shock (palidez, sudor frío), acuesta a la persona y levántale los pies aproximadamente 30 cm.
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Si puedes, trata de identificar la serpiente y, con mucho cuidado, toma una foto. Esto ayudará a los médicos a administrar el antídoto más eficaz.
Esto es todo lo que se debe hacer. Los demás consejos “tipo Rambo” quedan fuera, ya que pueden empeorar la situación.