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Hiking Trails and Trips in Panama

Posts Tagged ‘ turismo en panamá ’

Esta vez fuimos a caminar a Coclé, a un lugar con una biodiversidad enorme, la comunidad de Turega en Pajonal, corregimiento con gran valor histórico porque, a principios del siglo XX, allí se atrincheró el caudillo de Penonomé: Victoriano Lorenzo y desde ahí dirigía sus tropas.

Todo fue en transporte público y no tuvimos ningún problema. En el mercado de Penonomé hay infinidad de rutas que se dirigen a distinto sitios relativamente cercanos. La idea fue ir preguntando en el camino cómo llegar, aunque en este caso ya teníamos una idea establecida de cómo haríamos cada cosa gracias a unos amigos biólogos que hicieron un estudio científico en este lugar y nos dieron luces.

Bajamos del transporte público e iniciamos la caminata de no más de 45 minutos. Con bolsas pesadas, subimos y bajamos pendientes, que junto al sol retumbante nos daban la bienvenida al lugar.

Un caballo subía las lomas agotado, nos miraba con aire desconsolador, estaba cansado, llevaba mucha carga, nos miraba fijamente como gritando que lo dejaran descansar. Aquel caballo iba cargado de insumos traídos desde Sofre hacia Turega. Vale decir que para esta comunidad hay transporte 4×4 disponible, pero es escaso, salen muy de vez en cuando así que es mejor caminar.

A todo esto, el señor que iba a un lado del caballo nos dijo que si tomábamos por el camino principal, nos íbamos a demorar mucho más, siendo nuestro destino el Chorro de Turega. De mucha ayuda nos dijo que debíamos entrar por detrás de una casa y tomar camino abajo, por lo cual eso hicimos y en el camino fuimos preguntando a quien nos topáramos.

Se escuchaban aves revolotear y al fijarnos, se trataba de Cuco Ardilla, que andaban en parvada. A lo lejos escuchamos las clásicas oropéndolas.

Avanzamos y pasamos al lado de un río, que embalsado, formaba una piscina natural preciosa y sobre ella, un puente improvisado hecho de un tronco y cables. Las ganas de quedarnos allí mismo fueron inmensas pero decidimos seguir en la búsqueda del Chorro Turega.

Pasamos bajo puentes colgantes y algunos que denotaban ser nuevos, a lo que luego nos enteraríamos fueron hechos la ONG Manos Amigas. En Turega las condiciones de acceso son bastante precarias, por lo irregular del terreno y los deficientes caminos, sobre todo en los largos meses de lluvias que, además, provocan la subida del caudal de río Sofre (que puede alcanzar varios metros de profundidad), impidiendo su paso a pié (factible en la época seca) y, por lo tanto, la posibilidad que tienen los habitantes de esta región para acceder a la escuela, los centros de mercadeo, el centro de salud, etc., distantes entre una hora y media o dos de camino. Atravesamos uno de los puentes, empezamos a saltar y a ver el río abajo, esplendoroso e incitante.

Finalmente vimos casas rurales, cada una con su respectivo fogón a un lado como cocina. Un hermoso caballo comía apacible, su hojarasca. Los árboles estaban repletos de naranjas pero no nos atrevimos a tomar de ellas pues se encontraban dentro de fincas ajenas.

Entre las actividades económicas de esta comunidad se encuentran la agricultura de subsistencia, así como la producción de horticultura y tubérculos; una gran producción de ellas se vende en el mercado público de Penonomé. También en estas regiones hay producción de cítricos.

 A cada paso veíamos el cerro Turega más cerca. El mismo tiene aproximadamente 820 msnm y desde abajo sobresalen unas formaciones rocosas a su derecha; según nos cuentan fue catalogado como Reserva Hídrica en el año 2005 y por él pasan el río Sofrón, el Sofrito y algunas quebradas. Posee un bosque nuboso donde se encuentran especies endémicas y gran cantidad de briofitas, orquídeas, helechos y bromelias.

Llegamos a una capilla color blanco en una pequeña colina, con el cerro Turega en su parte trasera; al lado de una “chiva” parqueaban los hombres del pueblo, que contentos nos dieron la mano y bienvenida a su poblado. Preguntamos en donde estaba el chorro para tomarle un par de fotos y pudimos notar que estaba repleto de gente que celebraban los carnavales, demasiado “felices” como para quedarnos ahí pues buscábamos tranquilidad, así que prácticamente tomamos las fotografías y nos fuimos de regreso en busca de un sitio donde acampar.

Ya teníamos en mente donde nos íbamos a quedar, ese lado del río de imagen impresionista, con el puente colgante y la hierba baja, en donde la claridad del agua era tanta que hacía que desde lo alto se vieran las sardinas.

Y hablando de puente, que lío fue para mí cruzarle. Me dio miedo caerme con toda la carga que llevaba. El puente básicamente es un tronco angosto y para apoyarse solo tiene unos cables. A pesar de que la imagen del mismo es hermosa, pues llena de misticismo el sitio casi dándole un toque mágico, no quiero ni imaginar qué sucede cuando el nivel del río sube en época de lluvias y los pobladores se ven obligados a pasar por allí, sobre todos los niños al dirigirse a la escuela.

Y fue así como el Sr. Matias, propietario de ese lote, quien fuese el que tuvo la iniciativa de hacer aquel puente para ayudar a la comunidad; nos recibió con los brazos abiertos en su espacio en esta tierra. No habíamos llegado aun cuando ya el señor traía un saco con guineos y mandarinas para refrescarnos el día. De inmediato nos habló de la necesidad del puente para la comunidad y contó cómo junto con algunos ayudantes habían traído ese tronco, pesado y lo habían puesto sobre el río.

Adoptamos una parte del patio en donde alzamos la casa de camping y nos preparamos para meternos al río. Teníamos la quebrada del puente y otra del lado trasero de nuestra carpa. Realmente estábamos sobre un lote redondo al que el río le daba la vuelta creando una especie de isla, sobre la cual está la casa del Sr. Matias, con una cancha enorme y un patio repleto de flores, en especial orquídeas ubicadas estratégicamente sobre los árboles.

Disfrutamos de la tarde mientras bajaba el sol y al salir del río nos pusimos a cocinar, en menos de 5 minutos Rey tenía listo el fuego de la fogata para hacer la clásica pasta que sería la cena de la noche. Ya íbamos a empezar a comer cuando nos tocaron la puerta imaginaria de la carpa, eran el Sr. Matias y su nieta muy amable, nos traían un plato de comida con arroz, lenteja, torrejitas de maíz y pollo, además de tajadas; todo un buffet que disfrutamos bajo una noche estrellada y limpia de contaminación, repleta del canto de las ranas que rodeaban nuestra carpa.

A la mañana siguiente pensábamos irnos temprano, pero nuevamente entablamos conversación con Matias, y vaya conversa tan buena que al mediodía aún estábamos en Turega.

Nos enteramos de sitios fenomenales, casi secretos, que debemos visitar y de tantas historias. La mañana la llenaron las paisanas (chachalacas) con su canto, que venían revoloteando en busca de caimito. Nos dieron sancocho, que estaba delicioso, y Matías me dijo el nombre común de cada ave del libro que llevé, que él reconocía y había visto en Turega, ciertamente fue muy divertido.

El Turega

Nos encaminamos a seguir la aventura, bien contentos de haber conocido tan preciado lugar y gente tan amable.

Lugares como este hay incontables en Panamá, lo único que hace falta es caminar, entusiasmarse. Tener siempre presente el sentido del respeto, razonemos que cada espacio puede ser nuestro jardín, por lo tanto como tal, lo debemos cuidar, considerando que la tierra es nuestro hogar.

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Foto de Rey Aguilar

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El Charco Azul se encuentra cerrado ya que presenta un problema de contaminación de las áreas verdes y no está permitido pasar. Fue una buena decisión de la Alcaldía de Chame ya que en el mismo se encuentra la toma de agua de Sajalices y ya la comunidad se veía afectada, a pesar de que para llegar es necesario caminar hasta 2 horas y media, visitantes rompían las tuberías y se bañaban en la toma de agua en sí.
Estamos en espera que Ministerio de Ambiente establezca un sendero por Campana para acceder, mientras tanto, no se puede pasar ya que es cuidada su entrada por guardaparques y policía ecológica so pena de multa de hasta 600$

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El que viva en la ciudad de Panamá y no haya ido al Parque Municipal Summit, no es panameño. Summit es un clásico dentro de la familia panameña, un orgullo y una joya que mostrar para los extranjeros.

Recuerdo claramente todas las veces que en excursiones escolares me llevaban a Summit y siempre era emocionante el solo pensar en que vería a el lagarto Juancho, al águila arpía y que inventaría muchísimos juegos con mis amigas en el parque del centro y que luego de eso comeríamos nuestro almuerzo acompañado de abejas por todas partes que ya nos parecían cariñosas.

Claramente el parque evolucionó, ahora se puede disfruta de mucho más, hay una buena cantidad de animales de la selva panameña y plantas de exhibición, muchísimos árboles que refrescan la vista y el espíritu en un ambiente distinto fuera de la ciudad y sobre todo cada año se lucha y se invierte más en que estos animales tengan un refugio en buenas condiciones.

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Este jardín botánico y zoológico, con más de 250 hectáreas de extensión total, de las cuales 55 corresponden al jardín botánico, se encuentra en las afueras de la ciudad de Panamá, en el corregimiento de Ancón, en el km. 18 de la carretera Gaillard que conduce a la población de Gamboa.

Para llegar es muy fácil, debes conducir desde la ciudad de Panamá hacia las riberas del Canal de Panamá, luego conducir hacia Gamboa, siempre tomando en cuenta entrar por la carretera en donde se ve el puesto de ANAM del Parque Nacional Soberanía y cinco minutos después se encuentra la entrada al zoológico, es verdaderamente fácil de llegar.

En todo caso de ir en autobús, es aún más fácil: deberás ir hasta la Terminal de Buses de Albrook, luego tomas un bus de Gamboa (algunos dicen Summit). La parada de estos buses se encuentra saliendo por el restaurante Niko’s Café del centro de comida de la Terminal. Luego de abordar tu bus, en 45 minutos estarás disfrutando del parque. Es verdaderamente fácil.

Les cuento que este parque en sus inicios no tenía las funciones que tiene ahora, fue creado en el año 1923 con el nombre de “la granja experimental Summit” por parte de la antigua compañía del Canal de Panamá, para probar la adaptación de especies de plantas de diferentes partes del mundo al clima tropical de nuestro país convirtiéndose en un centro de investigación científica para el desarrollo de la biología tropical y de la horticultura. Se dice que ésta fue la puerta de entrada de la teca en América. Luego en el año 1960 se crea dentro del Jardín Botánico un pequeño zoológico, que al irse incrementando cuenta hoy día con más de 300 animales. En 1979 en virtud de los tratados Torrijos-Carter, el jardín pasa a ser administrado por panameños, bajo el MIDA-RENARE, como parte del Parque Nacional Soberanía.

Hoy en día el Parque Municipal Summit es administrado por la Alcaldía de Panamá que desde 1985 cumple con la función principal de conservar y dar a conocer la biodiversidad de las plantas y animales de nuestro país.

Cuenta con alrededor de 45 especies de animales propios de la fauna panameña. De ese total, 17 son aves, seis reptiles y 22 son mamíferos. Uno de los principales atractivos del lugar es el Águila Arpía, que siendo el ave nacional del país, cuenta con un refugio hermoso y a su lado un centro de exhibición en donde se proyectan películas e información a niños y adultos acerca de esta ave.

El Jardín Botánico cuenta con más de 4 mil especies de plantas. Su centro interactivo permite al visitante conocer aspectos de su biología, hábitat, hábitos reproductivos. El visitante puede pasear por los senderos del parque y observar la colección de animales y plantas. También hay estructuras para días de campo, baños, parques para niños y asientos techados para merendar, ranchos para reuniones,  una sala de proyecciones, un pequeño museo de animales disecados y kiosco para refrescarse. Supe que por un sendero, caminando no más de 20 minutos, se puede llegar a un chorro.

Para innovar el Parque Municipal Summit, le ha creado un refugio a Jaguar, que es otro de los principales atractivos. Para llegar al refugio es necesario caminar por un sendero interactivo en donde se logra ir leyendo información del mismo. Es realmente emocionante ver el Jaguar desde un vidrio transparente.

Cabe destacar que aparte de todos los animales del parque, también es posible ver algunos sueltos como algunos monos y ñeques, por supuesto es común toparse con aves hermosas que no están en cautiverio, como los trogones, gavilanes, momotos, y hasta tucanes de diversas especies.

Queda de más invitarte a visitar el parque Summit, en vez de ir a caminar al Mall, ve a caminar a Summit, en vez de ver ropa, ve a ver los animales que viven en tu país. Y recuerda, cuida lo que la naturaleza te dio.

El parque está abierto de 9:00am a 5:00pm los 365 días del año. El horario de las oficinas administrativas es de 7:00am a 5:00pm. Teléfonos: +507 232 4850 / 232-4854. Precios: Menores de 12 años Gratis. A partir de los 12 años US $1.00. Jubilados US $0.50. Todos los jóvenes en uniforme escolar entran gratis al parque.

Dato curioso: muy cerca del Summit, a pie o en auto, es posible llegar a un mirador donde se ven dos pequeñas lagunas que son perfectas para hacer avistamiento de aves. Luego de cruzar la línea del ferrocarril, se debe caminar al fondo y al terminarse la carretera, hay que ir hacia la izquierda y de inmediato verá las lagunas 🙂

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Después de una visita a Natá de los Caballeros, nuestro guía Fanshi, nos reveló que iríamos a Los Chorros de Olá, dentro de Nuestro Amo, en Olá, provincia de Coclé.

La calle hace ya casi un año que está pavimentada, al contrario de algunas de estas fotos que fueron tomadas en el 2009 cuando el camino era de tierra y había que pasar varias quebradas.

A lo lejos, más allá de los campos donde siembran la verdura, vislumbramos el chorro como un hilo que cae por el medio de las montañas; nos saludaron los trabajadores del arado con un “¡EJUE!” y levantaron sus brazos en señal de alegría.

Hace unos años, el distrito de Olá era uno de los más pobres económicamente pero ha tenido un pequeño auge económica que ayuda a sus pobladores a seguir adelante. Es una de las regiones de Coclé con excelentes paisajes, abundante naturaleza y hospitalidad de la gente. Es uno de los de menor población y al estar ubicado en un área montañosa, su clima es muy agradable.

Avanzamos alegre y despreocupadamente por entre un paisaje de verdes fulgores y de pronto a nuestro lado estaba un toro echado cuidando sus señoras vacas, pero al ver bien a el toro, nos dimos cuenta de que estaba suelto y nos veía impasible, así que aprovechamos y le sacamos algunas fotos procurando que estuviese bien sentado.

Un poco después Fanshi nos aviso de bajar y caminar. Seguimos la calle repleta de piedras con el sol estrepitoso, ya sentíamos el chorro de cerca, lo sentíamos encima, caminamos 15 minutos a paso lento, adelante nos encontramos con un poblador y nos contó que estas tierras están siendo vendidas  y que son varios los proyectos que se perfilan realizar en esta zona de Olá con inversión extranjera.

Investigando en casa encontré que uno de estos es La Cascada con una extensión de 80 hectáreas de terreno donde se planea edificar “residencias de verano” en medio de la naturaleza y del campo donde cualquiera ama descansar.

El distrito de Olá espera que este desarrollo turístico sea destinado al beneficio de todos los moradores, muchos de los cuales se debaten en la pobreza, pues no es un secreto que el distrito de Olá es el que cuenta con mayor números de familias de extrema pobreza, existen muchos pueblos sin electricidad, sin agua potable y sin carreteras de penetración. Ya casi no quedan jóvenes en el pueblo pues emigran a la ciudad en busca de un futuro mejor. En este sentido, los pobladores cuentan con que estos proyectos que se están construyendo sea un puntal para que la gente de Olá se integre a un trabajo con el cual puedan sacar a sus familias adelante.

Sin embargo, las autoridades de Olá están a la espera que se les presenten los permisos necesarios en el municipio para estudiar el proyecto y conocer el tipo de construcción que se realizará en la zona. Lo primordial es que no se perjudique la naturaleza, pues toda construcción con los estudios de impacto ambiental y las normas legales que establecen las leyes panameñas puede desarrollarse dado que en esa forma no se atenta contra la seguridad ecológica de los pueblos, en especial de aquellos olvidados por los gobiernos. (2017 esto no ha quedado en nada)

Los chorros son producto de una depresión geográfica en donde se fraccionó la tierra creando así el curso del río de El Caño, en el cual caen tres hermosas cascadas.

Llegamos al espectáculo natural, “uno de los chorros más altos de Panamá registrado y con agua todo el año” a una altura de 250 metros sobre el nivel del mar, con una caída de agua de aproximadamente 50 metros, arriba hay más caídas. Vimos una especie de túnel que se forma entre las rocas, dicen que detrás de la cascada hay una cueva, como a 20 metros de la base y desde ese punto se puede divisar el paisaje en medio de la colgadura de agua.

El paisaje era increíble, diferentes tonalidades de verde aparecían ante nuestros ojos, el chorro magníficamente grande, que nos dio miedo entrar al agua, pues no se veía el fondo, estaba turbio; Fanshi si se preparó y entró, nadó un poco, descansó en una gran piedra inalcanzable a nuestras manos, subió a otra y se tiró…salió del agua y lo hizo varias veces más.

Max siempre es «el loco», lo veíamos dando vueltas, caminando de un lado a otro, saltando sobre las piedras, buscando no se qué y de repente lo vimos en la misma piedra donde se paraba Fanshi para saltar y lo hizo.

Estuvimos algún rato más allí y nos fuimos a Natá a comer algo, pero con la idea demasiado clara de que pronto volveremos  🙂

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El cerro la India dormida tiene un aproximado de 860 a 900 m.s.n.m.

Iniciamos en ascenso por el sendero de la Piedra Pintada, al llegar a éste lugar se nos abalanzaron diferentes niños del lugar que ofrecían cuidar el carro o hacer de guías hasta la cúspide del cerro. Optamos por irnosm con un niño de nombre Dorindo de unos 10 años de edad que llevaba unos sacos llenos de mangos. Ofrecí mi ayuda para cargar los sacos pero al llegar a la piedra ya estaba cansada, podí­a pesar unas 25 libras. Nos turnamos Alain y yo para ayudar al niño hasta que el vió un familiar y se lo entregó.

Caminamos en medio del paisaje boscoso, pasamos por las laderas de varios chorros como Los Escondidos, el de Los Enamorados y el Salto del Sapo.

Dorindo iba delante de nosotros saltando sobre las piedras, agarrando algunas y tirándolas en los chorros, trepándose en los árboles; llevaba jeans, una gorra y zapatos escolares. Algunas partes estaban resbalosas e hicieron que casi cayéramos.

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Llegamos a La Piedra del Sapo. Una señora vení­a bajando con los zapatos en la mano, su bolso en otra, vestida para trabajar. Dorindo en vez de seguir recto, tomo una trillo a mano izquierda y nos dijo que apenas estábamos en la mitad del camino; le pedimos disculpas por no poder ir a su ritmo y fue entonces cuando empezó a contarnos que él vive detrás del cerro y que camina este sendero todos los días para ir al colegio y regresar a su casa, así como la señora que vení­a bajando, camina todos los días desde detrás de la montaña hasta llegar al pueblo a trabajar.

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Subimos una loma de tierra muy empinada y ya faltaba poco, 5 minutos más y ya estábamos en medio de piedras sueltas y al frente del cráter del volcán extinto del Valle de Antón. Una hermosa y gratificante vista. Dorindo nos dijo que allá aparecían los duendes en el atardecer y que no debíamos demorarnos mucho en la cima.

Estuvimos disfrutando del sol, tomando algunas fotos, almorzando algún trozo de dulce y conversando, me atreví a preguntarle a Dorindo la peligrosidad de los otros cerros y me dijo que «el Cerro Gaital tiene leyenda de ser muy peligroso y que es el culpable de muchas mordidas de serpientes.»

Nos contó la historia de la India Dormida de la cual hay varias versiones: «Una india de nombre Piria, hija del cacique, esposa del Sol y protectora del astro y la llama de la vida, de la que estaba enamorado el guerrero Montevil, el cual le pide que sean amantes a lo que ella le dice que es la esposa del Sol y que su cuerpo y alma le pertenecí­an al astro y si él se acercaba se mataría. Al estar enamorado, el guerrero no comía, ni dormí­a pensando cómo acercarse a la joven, se le ocurrió la idea de ser cacique para tener el poder dentro de la tribu y lograr conseguir el amor de Piria. El padre de la joven estaba muy viejo y la tribu escogió a Montevil como su nuevo cacique. Éste para ganarse el amor de Piria realizó grandes donaciones al templo. Como la india continuaba rechazándole, Montevil mandó cortar la cabeza de su padre. Una mañana mientras ella lloraba la muerte de su padre, el indio Montevil se le acercó con intensiones de violarla. Ella perturbada corrió y cayó cansada a  la orilla de un acantilado. Cuando él se acercó vio como los rayos solares iluminaban el cuerpo de la india hasta convertirla en piedra, transformándola en un grupo de montañas. Al ver esto, el indio se desmayó, escuchándose un ruido como el que hace el agua cuando corre. El sol lo convirtió en ruido de agua fluyendo para que continúe sufriendo por el amor que nunca logró conseguir, por haber querido ser dueño de una de sus esposas.»

Existen otras versiones e incluso una novela, ya que esta montaña ha sido la inspiración de poetas y escritores.

Alguna otra historia cuenta que «Una bella doncella indí­gena hija del cacique Urracá, llamada Flor del Aire, se enamoró de un soldado español, de los que conquistaron la región. Su enamorado indígena, un fuerte y agresivo guerrero llamado Yaravá­, al ver que ella no le correspondía por culpa del español, se suicidó frente a ella y su pueblo. Entonces ella decide olvidar a su enamorado español para no traicionar a su gente y se dedica a vagar por los alrededores llorando su amargo destino, y así­ muere, mirando el cielo en la cima de las montañas e inmortalizando su sentimiento. Queda la silueta grabada como gran símbolo de su verdadero amor.»


En otra ocasión decidimos subir la India Dormida por los pies, es decir por el final y bajar por la cabellera, es decir los chorros y la Piedra Pintada.

Caminamos desde La Cruz, que está cerca de Altos de la Estancia, a simple vista resultaba un sendero no marcado y muy empinado, con una dificultad alta a causa de los precipicios con los que nos encontramos casi de inmediato, pero al aligerar el paso pudimos constatar que más adelante el camino estaba homogéneo y permití­a seguir sin más problemas.

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Nos encontramos en las pantorrillas del cerro y ya estuvimos disfrutando de magní­ficas vistas del cráter del Valle de Antón. Bajo un sol trepidante seguimos el camino y luego de casi una hora, nos encontramos en la cintura u ombligo de la India Flor de Aire.

Evelin se nos unió esta vez, casi acabadita de llegar del Norte y para ella fue un toque difícil regresar al hiking, pero la emoción, combinados con los lazos fuertes de amistad y el regalo tan grande que la Naturaleza nos entregaba, la hizo llegar sin problemas al final de la jornada.

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Evelin y Rey subiendo por las piernas de La India.

En el camino nos topamos con unos chicos que habían subido por los lados de la comunidad del Hato es decir por «la cintura» de la India.

Nos desviamos un poco del camino y pasamos muy cerca de una cruz de madera en lo alto del cerro, en una parte que da con las comunidades que están detrás de la India Dormida. Luego de eso vino una bajada muy empinada que bajamos con todas las medidas de seguridad en mente y buscando la forma más adecuada, decidimos hacerlo por la parte derecha con mucho cuidado, luego escalamos y llegamos a la garganta de la India.

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Cerca de la Cruz de la comunidad trasera al cerro.

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Mariel por las pantorrillas de La India Dormida.

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Cráter casi completo del Valle de Antón.

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Cascada Los Enamorados.

Divisamos la cabeza y en minutos estábamos ahí­. Nos tomó 3 horas hacer el recorrido desde Altos de la Estancia hasta el Chorro los Enamorados de la Piedra Pintada, en donde terminamos dándonos un delicioso baño mientras los rayos del Sol caían, como acto de magia o regalo de Madre Natura.

El Cerro La India Dormida es uno de esos en los que no solo disfrutas el final, si no su recorrido, lleno de mitos, en donde no sabes si en cualquier momento te puede aparecer un duende o un elfo, y quien sabe si hasta el indio que cuida el tesoro de la Piedra Pintada, sus chorros están estratégicamente dispuestos a lo largo del camino, en un recorrido que puedes escoger: tres opciones para subir o bajar, el tiempo que quieres demorar y la vista que quieres disfrutar.

Tiempo:

  • Por La Piedra Pintada, en buenas condiciones fí­sicas, puede tomarte una hora y media hacer el ascenso, casi lo mismo de bajada.
  • Por La Cruz de Alto de La Estancia, toma de tres horas a tres horas y media dependiendo de tus condiciones físicas; deberás tener especial cuidado en los precipicios, importante llevar zapatillas adecuadas, nada de «converse» ni «crocs».

Una excelente actitud, llevar gorra y tener muchísimo cuidado si empieza a llover, en ese caso, No suba por favor.

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