Salto el Bejucal o Chorro de los Aizpruas y Río San Juan en Calobre, Veraguas

Luego de una visita a Santa Fe de Veraguas, tomamos la calle que conduce hacia Calobre, luego de salir de la iglesia de San Francisco de la Montaña.

El nombre Calobre se originó ya que así­ se llamaba un cacique del área. Este distrito está formado por doce corregimientos: Calobre, Barnizal, Chitra, El Cocla, El Potrero, La Laguna, La Raya de Calobre, La Tetilla, La Yeguada, Las Guías, Mojarás y San José.

En Calobre una de las principales actividades es la cosecha de la sandía, que en gran parte es exportada al extranjero, y es la mejor de Panamá gracias a la tierra algo árida de este distrito.

Justo en la carretera mucho antes de llegar a Calobre vimos un anuncio con imágenes indicaba qué lugares turísticos podíamos encontrar en este bello distrito: El Salto Bejucal, el Río San Juan, la laguna la Yeguada, los Sandiales y Los Pozos Termales de Calobre, tratamos de encontrar los que pudiéramos, nos interesamos sobre todo en encontrar los pozos de Calobre, pero al parecer estos son de difícil acceso.

Justo debajo de un puente estaba el Salto el Bejucal en el corregimiento de Tetilla. Es un imponente chorro de agua que iracundo rompía con fuerza con su caudal de invierno que hacía que el agua se tornara turbia, nadie estaba bañándose en él y no quisimos tomar el riesgo. Está rodeado de mucha vegetación y el lugar es muy bonito a pesar de estar justo debajo del puente.

Pocas personas conocen el salto ya que por su ubicación estratégica es muy difícil darse cuenta que se encuentra semejante maravilla. Tampoco hay ninguna señalización, recomiendo preguntar en la carretera luego de 30 minutos de haber salido de San Francisco de la Montaña.

Río San Juan

Al salir del Salto, seguimos en la carretera hasta ver el Rí­o San Juan, al que vislumbramos sólo desde un puente y el tiempo no nos dio para bajar.

Se apreciaban extrañas formaciones rocosas, quizás causadas por la erosión del tiempo y definitivamente una acción volcánica antigua. El Río San Juan forma parte importante de Calobre ya que sus aguas son desviadas hacia la quebrada las Lajas, que a su vez es el único afluente de la Laguna La Yeguada, para aumentar el volumen de agua utilizable hacia la generación de energía eléctrica.

Para llegar a Calobre se puede ir por dos rutas: desde Santiago, pasando por San Francisco de la Montaña y luego desviándose hacia Calobre, esto te toma un tiempo de 45 minutos. Si vienes por la carretera Interamericana puedes tomar la ví­a que conduce hacia el Jaguito en el Roble y esto te toma un tiempo de 1 hora y 20 minutos hasta llegar a Calobre. Desde la ciudad de Panamá es aproximadamente 3 horas y 15 minutos. Y como decía en la valla de carretera “Calobre es un paraíso por conocer”.

Caminando por el Cacao de Capira, Panamá

Tengo una tía que es maestra y hace mucho tiempo le tocó trabajar en áreas de difícil acceso, Cacao era uno de los poblados más cercanos a la civilización pues se encontraba cercano a Capira, a unas 3 horas y media en caballo para salir a la carretera Interamericana. Ella trabajaba en Bajo Bonito, mucho más lejos que Cacao, en donde aún hoy es difícil llegar.

Ahora ir a Cacao toma un tiempo de aproximadamente una hora y quince minutos desde el distrito de Chorrera, da lo mismo en auto o en bus de ruta.

En Cacao, el río del mismo nombre ondea las veredas del lugar, en donde te metas lo verás, cada casa tiene de patio el río.

En este caso fui con mi prima Deylis, hija de mi tía que trabajó por estos lugares hace más de 24 años y nunca dejó de visitarlos por sus encantos.

En Cacao podemos encontrar una escuela, kioscos, un centro de salud, un terreno para las ferias que se hacen en enero, algunos toldos típicos o “jardines”, iglesias, etc.

Cabe destacar que este corregimiento fue regido por Victoriano Lorenzo en 1889, quien fuera líder indigenista, prócer y mártir de nuestra patria, ya que fue en Cacao donde residió por mucho tiempo con su familia.

Seguimos el dicho de “mientras más río arriba mejor” y caminamos por espacio de media hora hasta cuando llegamos a un puente sobre el río y debajo de él nos metimos al agua, estaba deliciosa. No es exactamente un río en donde vas a poder nadar y nadar con riesgos de que alguien se pueda ahogar, a lo largo del mismo solo hay un lugar en donde se puede nadar a grandes brazadas, le llaman “el Hervidero”, una masa de agua que pasa por unas formaciones rocosas parecidas a cangilones y que luego cae con fuerza a la gran olla de agua en donde generalmente la gente del lugar acostumbra hacer clavados y piruetas.

Cuando estábamos en el río vimos mucha gente pasar por un camino, incluso un señor se acercó para preguntarnos si iba por el trillo correcto, así que con las ansias de conocer, al salir del río empezamos a caminar a ver qué encontrábamos y fue espectacular.

Pasamos sobre el río muchas veces pues así el camino lo exigía, estábamos justo debajo de un cerro sin nombre, preguntamos a la gente que pasaba y nos decían que allá no había nada, ¿NADA? Si esto es precioso…

Mucha vegetación, hermosas vistas fue lo que encontramos, algunos bichos y encantadoras flores silvestres. También vimos una tremenda cantidad de oropéndolas que hacían alarde de su canto y hasta un martín pescador. Cuando ya se hacía un poco tarde decidimos regresar y caminamos aproximadamente hora y media hasta llegar a el kiosco “el Mango”, allí mismo aprovechamos para tomarnos un refresco y devolvernos a la ciudad.

El clima en el lugar es cálido con mucha brisa en el verano y fuertes corrientes de agua en los ríos sobre el invierno. A pesar de que es un poblado que se encuentra luego de pasar algunas pendientes, no tiene una altura elevada.

Cada pueblo tiene su encanto y en el distrito de Capira aún podemos encontrar muchos lugares inexplorados y encantadores para pasarla bien en familia a la orilla de un refrescante río en donde la brisa siempre acaricia nuestras almas.

Más fotos aquí

Parque Nacional Coiba, Veraguas (le dimos la vuelta a la isla).

Realmente no se por donde iniciar. Para poder ir a Coiba tuve suficientes inconvenientes, tantos que a última hora no sabía a quien llevar de acompañante a la isla, debía elegir, y entre tantas personas deseosas de conocer este paraíso, definitivamente elegí el adecuado, mi compañero de curso Samuelito, quien festivamente me acompañó sin saber lo que nos deparaba este viaje.

Al salir de la ciudad de Panamá, ese jueves, a las 11:30pm tomamos rumbo por el Puente de las Américas en donde nos encontramos con un tráfico sin justificación, de la ciudad de Panamá a Arraiján nos demoramos más de una hora que nos sirvió para empezar a interactuar con compañeros de la excursión. Al llegar al Súper Extra de Arraiján tuvimos otro inconveniente, el bus en el que viajábamos tuvo un fallo mecánico y finalmente, nos encaminamos hacia el interior a eso de las 3:30 de la madrugada.

Nos abastecimos de lo posible en el Súper 99 de Santiago, ya que sabíamos que en Coiba no existen tiendas ni mucho menos supermercados. A eso de las 7:30am tomamos calle hacia Soná, de ahí hacia Santa Catalina y nos desviamos en dirección a Playa Banco, que forma parte de la franja de amortiguamiento del Parque Nacional Coiba.

La isla de Coiba se encuentra en las coordenadas 07°25′58.8″N81°45′57.6″O, situado en los distritos de Montijo y Soná en la provincia de Veraguas, Océano Pacífico. Es un Parque Nacional que fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1980. Su superficie es de 270,125 hectáreas de las que 216,543 son marinas.

Creado por Decreto Ejecutivo en el año 1991, el Parque Nacional Coiba está constituido por varias islas de las cuales la más grande es Coiba, que con 50,314 hectáreas es la isla más grande del Pacífico Centroamericano. También está Jicarón (2,002 ha), Jicarita (125 ha), Canal de Afuera (240 ha), Afuerita (27 ha), Pájaros (45 ha), Uva (257 ha), Brincanco (330 ha), Coibita (242 ha) y otras muchas más forman las 53, 582 hectáreas de territorios insulares.

Salimos de Playa Banco a eso de las 10:15am y luego de dos horas en lancha, viendo la isla a lo lejos, de pronto se acercaron cuatro delfines a saludar y se metieron al agua para no dejarse ver más. Luego de esa emocionante escena, llegamos a la estación de Anam llamada “la 12”, al medio día.

Desde que tengo conocimiento de Coiba, siempre supe que era sublime, pero nunca imaginé que me podía quedar con la bocota abierta; mi primera impresión fue: salvaje, demasiado salvaje, y eso que apenas estábamos conociendo el área menos verde del parque. Es un parque físicamente virgen pues paradójicamente la conservación de este archipiélago se debe básicamente a que desde el año 1919 hasta 2004 isla Coiba fue utilizada como una colonia penal por el gobierno panameño.

Después de un movimiento ambientalista que envolvió a muchas personas y distintos gremios, se logra el estatus legal para esta área, mediante la ley No.44 del 26 de julio de 2004 que “Crea el Parque Nacional Coiba”, la cual regula el funcionamiento de esta área protegida, donde se establece entre otras cosas a esta zona como Patrimonio Nacional.

El agua en la playa de la estación era turquesa con tonalidades azules y amarillas, el fondo de arena blanca sin corales ni algas, una delicia que de no haber sido porque tenía que bajar maletas, me hubiera zambullido antes de desembarcar.

Al llegar a la isla fuimos directo a apuntarnos a la lista de visitas de la Anam, ellos procedieron a ubicarnos en nuestras habitaciones, muy cómodas, con aire acondicionado, agua limpia para bañarse, sábanas limpias y almohadas. En la estación también hay un campo llano para quienes desean acampar y de igual forma es muy cómodo e incluso hay regaderas para quienes deseen.

Recorrimos los alrededores, fuimos al área de “Tito”, el cocodrilo, pero el mismo no se encontraba ya que la marea estaba seca. Entramos al centro de exhibición de Mar Viva, observamos restos de una ballena y al tomarme fotos con ella a insistencia de mi compañero, casi me cae uno encima lo que me costó el primer recordatorio de la isla, una raspada en la rodilla.

Comimos algo y fuimos a dar el primer tour que sería hacia Isla Granito de Oro. No conté exactamente el tiempo para llegar desde “la 12” hasta allá pero calculo que fue menos de media hora en lancha. Esto sí que fue impresionante, pasamos al lado de muchos islotes, algunos repletos de árboles gigantes, otros con un solo árbol, el mar azul oscuro y profundo, tratamos de ver algún delfín pero no tuvimos suerte, logramos ver muchos peces voladores que increíblemente parecían colibríes volando sobre el mar.

Ya había visto muchas veces en fotos la isla Granito de Oro y la reconocí al instante. Es realmente impresionante, el agua en ella era celeste tornasol, destellaban colores inimaginables, la arena blanca y tan menuda. Tiramos todo y fuimos corriendo a tomarnos fotos donde pudiéramos y acelerados también nos quitamos la ropa y nos metimos al mar. Dejamos las cosas lejos del agua, pero en la arena.

Luego de media hora de snorkel, en donde pude ver peces loro, peces globo que me perseguían como perros y algunos otros peces casi transparentes, decidí salir para tomar fotos desde afuera a la gente que se encontraba en la playa, vaya sorpresa me llevé al darme por enterado de que la marea en esa media hora había subido tan rápido, que logró mojarme la cámara y otros implementos, por suerte había llevado otra de repuesto.

Pero ni eso pudo con la alegría de estar en este paraíso. Juan Pablo, nuestro guía nos había advertido de no hacer snorkel en cierta parte ya que era posible encontrarnos con tiburones y en ese lado la corriente de agua es muy fuerte.

Los mares de Coiba son conocidos tradicionalmente por su abundante pesca ya que albergan especies como el tiburón ballena (Rhincodon typus), el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier), la manta raya (Manta birostris), el dorado (Coriphaena hippurus) y el atún de aleta amarilla (Thunnus albacahes). También es el hábitat de cuatro especies de cetáceos: la enorme ballena jorobada o yubarta (Megaptera novaeangliae), la orca (Orcinus orca), el delfín moteado tropical (Stenella attenuata) y el delfín mular (Tursiops truncatus). En las aguas del parque y zonas contiguas se ha observado la presencia ocasional de 19 especies adicionales de cetáceos que se encuentran en el Pacífico panameño. Algunos cetáceos son posibles ver sobre todo en los meses de Agosto – Noviembre.

Nos atrevimos a llegar hasta una roca y logramos ver peces hermosos de diversos colores y formas. Salimos el agua un rato a bañarnos de sol, me dormí un rato pues estaba cansada del ajetreo del viaje y al despertar el agua nuevamente llegaba a mis pies, los cangrejos me rodeaban por doquier y mi compañero no estaba por ningún lado. De alarmada me fui a meter al agua a buscar a mi compañero y no lo veía, por un momento me asusté, pensé graciosamente que se lo había comido un tiburón o que simplemente había ido a caminar, por suerte lo encontré tirado sobre la arena roncando del otro lado de la playa.

Nos fuimos de Isla Granito de Oro 🙁 pero rumbo a Isla Coibita o Ranchería. Esta isla era mucho más grande que Granito de Oro, con palmeras inmensas en sus bordes, mar invitante de una manera increíble pero no pudimos bajar del bote, Juan Pablo logró leer un cartel que decía: “Propiedad de fundación Pacific Wild Life Refuge, se prohíbe el ingreso a esta propiedad a los directivos, trabajadores o empleados de Smithsonian Tropical Research Institute, Se prohíbe la remoción de este letrero”. Y al parecer estaba prohibida la entrada no solo para el Smithsonian, así que se prefirió no bajar.

Llegamos nuevamente a las cabañas de Anam, me fui a dar un baño y comer algo leve mientras esperaba la cena. Salía de la ducha cuando me empezaron a llamar, era que Tito, el famoso cocodrilo acababa de llegar.

Fui corriendo con la cámara a apreciar a tan hermoso bicho y ya estaba Tito casi en la orilla, la gente de Anam lo llamaba y él, un poco sumiso lo pensaba. Algunas de las personas tenían miedo, y era obvio pues Tito mide más de dos metros de longitud y tiene tremendas fauces. Un joven de Anam lo llamó y Tito se acercó; luego buscaron un pescado y Tito salió a la orilla, se lo tiraron y el lagarto orondo lo tragó de un solo tajo como sólo él sabe hacer. Me quedé buen rato admirándolo de cerca, luego llego mucha gente y me fui a recostar un rato. Luego de una hora en mi habitación salí de nuevo y aún Tito estaba inmóvil en el mismo sitio.

Al día siguiente nos levantamos muy temprano, tomamos nuestro desayuno y nos subimos al bote, ya sabíamos que el día iba a ser exhaustivo pues le daríamos la vuelta completa a la isla sin saber cuánto tiempo nos tomaría pues esto dependía del mar y las peripecias del botero, el cual demostró ser un experto.

Pasamos bordeando la isla que demostró lo salvaje, bárbara y perfecta que es, todo es verde en Coiba, eran las siete de la mañana y los cerros se veían a lo lejos repletos de neblina pesada, el mar retumbaba contra la costa a lo lejos, estaba un poco bravío y en el bote todos en silencio observando tanta belleza. Se dice que más del 80% de la Isla está cubierta por vegetación original, posee manglares y cativales de significativa magnitud.

En la isla de Coiba las colinas costeras con elevaciones inferiores a los cien metros predominan en el norte y sudeste de la isla, mientras que en el resto las colinas de poca elevación que apenas superan los 200 metros sobre el nivel del mar constituyen el paisaje dominante. Únicamente en el sector central hay una cadena de colinas donde se encuentran los puntos más altos: el cerro de la Torre con 416 msnm y el cerro de San Juan con 406 msnm.

Pasamos al lado de algunos islotes, yo estaba sentada en la proa del bote justo con otra pasajera, empezamos a asustarnos cuando el bote empezó a saltar de manera brusca, el botero nos mandó a bajar y obedecimos. Me senté encima de un cooler en medio del bote pues ya no quedaban puestos, me puse los audífonos escuchando Explotions in the Sky extasiada de tanta belleza, pero de pronto el bote empezó a saltar más fuerte, ya ni la cámara podía estabilizar, me reía al principio pero luego de diez minutos en lo mismo mi rostro y el de los demás empezó a cambiar, ya no era normal.

El botero estaba muy serio, así como nuestro guía, habían señoras en el bote que estaban muy asustadas, yo no sabía de donde agarrarme, me halaban por el salvavidas, el bote seguía saltando y nosotros pensando que saldríamos volando de él. Nuestros cuerpos estaban más en el aire que en el asiento, fue una experiencia demasiado extrema. Las costas que rodean Coiba tienen fama de estar llenas de tiburones y animales marinos salvajes. Luego de esto supimos que esa área de la isla es muy peligrosa pues allí el mar es muy fuerte. Mientras estábamos en esto, se veían unas formaciones rocosas sacadas del mundo de las hadas, vi un puente natural que era interceptado por el mar, era un paisaje inimaginable, algo fuera de este mundo.

Pasada la tormenta vino la calma, el mar se aquietó y fue entonces cuando fuimos nuevamente visitados por delfines, eran muchos, salían de todas partes, el señor del bote apagó el motor y cada vez los delfines se acercaban más, pasaron justo al lado haciendo gracias y seguidos desde el cielo por muchas aves, se alejaron hacia un cardumen de peces.

Ciertamente no recuerdo cuanto tiempo llevábamos en el mar, vimos a lo lejos la isla Jicarón que se encuentra al sur de Coiba y mucho más adelante divisamos el hermoso islote Barco Quebrado, que me engañó buen rato pues al verlo de lejos supuse que era algún crucero, tiene el nombre bien puesto, dicen que en esta área se pueden ver bandadas de guacamayas rojas (Ara macao).

Barco Quebrado

Luego de algún tiempo más en bote, llegamos hasta una playa de la Bahía Damas cercana a manglares, los primeros en bajar del vote quedaron con los pies llenos de lama y golpeados por las piedras. En la Bahía Damas se localiza un arrecife de coral con más de 135 hectáreas de extensión, el segundo más grande del Pacífico tropical americano.

Salimos de la playa caminando hacia los manglares, vimos algunos riachuelos que caían desde el follaje en lo alto y llegamos a la entrada del sendero los Pozos.

En Coiba se han censado 1,450 especies de plantas vasculares con la presencia de abundantes ejemplares de Ceiba (Ceiba pentandra), Panamá (Sterculia apetala), Espavé (Anacardium excelsum), Tangará (Carapa guianensis) y Cedro Espino (Bombacopsis gyinatum).

A los Pozos Termales llegamos caminando media hora desde la entrada, en el sendero pudimos ver muchas huellas de ñeque y venado corzo, más adelante uno de los compañeros del viaje, Abel, agarró una serpiente como si fuera de su familia, luego de acariciarla me la pasó; era una bejuquilla gris, la dejé ir y seguimos caminando hasta llegar a los pozos. Vimos también un gavilán caminero en un árbol.

Juan Pablo, nuestro guía nos contó que estos tres pozos fueron en el tiempo de la dictadura utilizados exclusivamente por Manuel Antonio Noriega. Nos llevamos una sorpresa al darnos cuenta de que el pozo que normalmente es usado por los visitantes estaba vacío, es el que tiene el agua a menor temperatura comparando con los otros pozos, así que no quedó más remedio que probar los otros. El segundo pozo tiene el agua caliente pero perfecta para relajarse, el tercer y último pozo es realmente caliente, puedo decir que parece agua acabada de hervir.

El primero en meterse al segundo pozo fue mi compañero seguido por Glenda y luego mi persona, el agua estaba deliciosa, y aunque el fondo estaba lleno de limo, fue espléndido bañarse allí, al salir me sentí mucho más fresca, eso sí con mucha sed y no quería gastar toda el agua que había llevado, aún nos faltaba mucho por recorrer.

De pronto escuchamos un cantar de aves en el cielo y al subir la vista pudimos ver unas guacamayas rojas que pasaban, lastimosamente estaba lejos de mi cámara. Coiba es el único sitio de Panamá en el que hoy se pueden observar bandadas en libertad de los amenazados guacamayos rojos, casi extintos en el territorio continental.

Conseguimos una navaja y mi compañero procedió a montarse a una palma de la que bajó todas las pipas que en la palma había. Todos quedamos hidratados ya que las pipas estaban cargadas en agua, es muy bueno tener un amigo que sepa subir palmas…

Caminando de regreso por el sendero vimos algunos colibríes y muchos semilleros cejiamarillos que fueron identificados de inmediato por Juan Pablo y Abel. La cantidad de cangrejos en la playa era inmensa, ya el botero nos esperaba para ir hacia el antiguo penal de Coiba.

Supe que desde el año 1993 y con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación, AECI, se halla una estación biológica en el parque que hasta la fecha ha censado 36 especies de mamíferos, 147 de aves y 39 especies de anfibios y reptiles, con un alto grado de endemismo como por ejemplo el ñeque de Coiba (Dasyprocta coibae) y el mono aullador de Coiba (Alouatta palliata coibensis) entre los mamíferos, y el colaespina de Coiba (Cranioleuca dissita) entre las aves.

Luego de media hora de mar, estábamos allí en el lado de la antigua Penitenciaría de Coiba, cerca de Punta Damas, que cumplió con ese propósito desde el año 1919 hasta el 2004, que fue bautizada como “Colonia Penal de Coiba” por el Dr. Belisario Porras.

Cuesta mucho escribir esta parte. Al llegar tenía los pelos de punta, hace muchísimo tiempo que quería conocer este lugar. Bajamos en lo que era un antiguo muelle del que solo quedan las añejas pilastras y caminamos hacia unos ranchos a digerir algo para empezar el recorrido.

De pronto sentí alguien detrás de mi y al mirar eran tres perros que me velaban la comida, les di algo y tire la frase al aire preguntándole a los perros a quien le pertenecían, me contestó una voz humana, un cabo de la policía nacional que muy amable respondió que esos eran algunos de los perros que utilizaban los reos cuando aún estaban en Coiba para ir de cacería. Son perros muy cariñosos y se nota que han tenido una vida agotadora.

El cabo dijo que empezaríamos con el recorrido cuando quisiéramos, fue él mismo quien nos explicó cada esquina del penal y respondió una a una mis preguntas curiosas.

Luego de pasar por un puente de tablas de madera, entramos a una celda espeluznante, era la celda de castigo utilizada cuando los reos intentaban escaparse, mataban o violaban a otro, habían muchas frases escritas en las paredes, vestigios del tiempo que tuvieron los presos para distraerse. Le decían “la Jaula” y ciertamente lo era pues desde afuera de los barrotes se sentía un ambiente de encierro hostil. Cada celda estaba construida para seis reos, pero en ella convivían más de una veintena. El cabo dijo que en esta celda se encerraba a cualquier preso con cualquier delito, edad, si había cometido algo grave dentro del penal. La cantidad de barrotes oxidados destilaba un círculo terrorífico en donde quien sabe cuántas personas se doblegaron a su suerte rodeada de perversión.

Los únicos que eran separados eran los que pertenecían a alguna banda, y en efecto luego de salir de estas celdas entramos a una que perteneció a la famosa banda “Los Perros de San Joaquín” banda que atemoriza aún hoy en día en la capital y que guarda muchas leyendas e historias aterradoras. En  esta edificación, por cada una de las celdas había espacio para 9 reos y un retrete.

Entramos al edificio central “La Penitenciaría” que fue uno de los primeros construidos en la isla, las paredes allí fueron erigidas en una simetría total, cemento puro, sólido y fuerte. Allí pagaron los primeros políticos republicanos. Y fueron mezclados con los homicidas.

En el penal también había una capilla que era utilizada solo en el día de los presos, y ese era el único día en que se oficializaba una misa; los homosexuales estaban en una celda aparte y ofrecían servicios como lavar y secar ropa. El área de la comida estaba separada de todo lo demás y los reos eran llamados con una campana, el que no llegaba cuando la campana era sonada no comía, importante es decir que la comida en el penal no era buena. A pesar de que a los reos se le cedieron muchas cabezas de ganado, estas no eran distribuidas de una buena manera, en el penal se comía muy poco y tanto así fue que ésta fue de las causas del cierre de ésta cárcel ya que muchos reos sufrían de desnutrición, sin contar con la gran cantidad de torturas que se dieron en ella, sobre todo en la época del militarismo.

Subiendo una larga escalera se llega al área en donde vivían los policías, los cuales tenían su cocina, dormitorio, teléfono, allí arriba también había una cancha para juegos que era utilizada para partidos que normalmente se daban entre reos y policías. Desde el único teléfono en la isla llamé a mi madre y le avisé que todo estaba bien.

Notamos un cementerio improvisado en donde las lápidas tenían escrito “En memoria de” pero sin terminación. El cabo nos contó que este cementerio era utilizado para los reos que morían y sus familiares no los reclamaban y esto era simplemente porque sacar el cadáver de la isla costaba 100 dólares más algunos gastos por el envío, entonces las familias muchas veces preferían mandar a hacerles una misa a sus familiares y dejarlo todo así. Hoy en día se sabe que en este cementerio quizás puedan estar restos de algunas personas que fueron asesinadas durante la dictadura y como Coiba era un área inaccesible, se aprovechaba esta condición. Según el documental “La Isla del Diablo” se vieron llegar a la isla muchos cadáveres con ropa militar e incluso una mujer que le llamaron la “India Gringa” que fue enterrada en el penal junto con un niño.

Se dice que luego de algunas excavaciones de lo que al principio eran 9 lápidas, se sacaron 58 esqueletos de los cuales fueron identificados: Floyd Britton (idealista revolucionario panameño, masacrado a palos, arrastrado por caballos y torturado por los esbirros del General OmarTorrijos),  Cecilio Hazelwood (enemigo de los militares) y Gerardo Olivares. Aquello formó un alboroto a nivel nacional. Muchos culpables cayeron, otros ya habían muerto, pero gracias a la Comisión de Paz las cruces de Britton y Hazelwood tienen un nombre. Lástima que las 56 tumbas restantes vagan en Coiba.

Fue “La Masacre de Coiba” lo que llamó mayormente la atención de los organismos de los Derechos Humanos. Un día como cualquier otro en el año 1998 en Playa Brava, cerca del Penal de Playa Hermosa se enfrentaron la banda “Los Perros de San Joaquín” contra “Los Chuckis”. Varios de “los Perros de San Joaquín” intentaron escaparse, se untaron diesel en el cuerpo supuestamente para espantar a los tiburones y justo cuando iban a salir, llegaron “los Chukies” a dañarles el plan, agarraron a “los Perros de San Joaquín” y los amarraron de pies y manos, solo uno pudo escapar nadando.

Los pusieron sobre un árbol caído y a uno de ellos le quitaron la cabeza con un hacha, a otro lo machetearon y tiraron su cabeza al mar, a los otros les quitaron también la cabeza, los volvieron pedacitos y tiraron sus cabezas al mar. Se dice que el que huyó nunca lo agarraron. El cabo nos dijo que esa no fue la primera decapitación en Coiba… esa fue la única de la que la prensa se enteró.

Algunos reos que eran de confianza, o que se les había bajado los años de condena, que cumplían con alguna labor dentro del penal como agricultura o el procesamiento de aceite de coco, eran distribuidos en otros campos que fueron construidos en la isla. Habían mas de 20 campamentos en todo Coiba y los reos que en estos campamentos vivían se encargaban de conseguir alimento por sus propios medios. Muchos de los reos que sabían labrar la tierra o manejar el ganado fueron distribuidos en los campamentos. Hoy día se sabe que en la isla de Coiba hay mas de 4000 cabezas de ganado que ya están salvajes pues fueron dejados allí luego del cierre del penal. Hay vacas, búfalos, toros y otros rumiantes que han sido imposibles de sacar de la isla por el estado de salvajismo que poseen, igualmente están los caballos que eran esgrimidos para el trabajo.

El antiguo penal de Coiba, ahora está siendo reconstruido para que nunca sea olvidado en las futuras generaciones, lo que anteriormente funcionó como aeropuerto también esta siendo restaurado y va a formar parte del Servicio Aeronaval de Panamá para vigilar las costas.

Justo en el penal mi cámara no dio más y su batería recargable en PC murió, no pude tomar más fotografías, pero la aventura siguió.

Al llegar en la tarde a las cabañas de Anam, por el contrario de querer dormir, nos metimos en la playa a darnos un delicioso baño a la vez que hacíamos snorkel. De este lado no vimos casi ningún pez, pero luego de la plática en la playa que fue por horas, un guarda parque de la Anam advirtió que a menos de 80 metros de donde nos bañábamos estaba Titín, el otro cocodrilo que suele llegar a la isla. Conversamos un rato más dentro de la playa pero con esa paranoia de que en cualquier momento Titín podía aparecer, luego nos dimos cuenta de que se había desviado. Hubiera sido realmente extremo tener que huir de él.

En la noche el Jefe encargado de Anam en Coiba ofreció reproducir una película acerca de la isla, la cual fue muy placentera, producida por Mar Viva.

Al día siguiente luego del desayuno recogimos nuestras cosas para salir de la isla, pero antes de eso el botero se ofreció a llevarnos por uno de los senderos que se encuentra cerca del campo de Anam. Caminamos aproximadamente 45 minutos a una hora hasta llegar a un precioso mirador desde el cual se ve parte de la isla y del muelle, así como el mar infinito. El señor botero nos instó a seguir caminando y llegar a otro mirador más improvisado en donde se veía parte del oeste de la isla, así como a lo lejos las Islas Secas y una entrada de agua en donde habíamos ido anteriormente a ver Tortugas Carey pues en Coiba llegan a desovar al menos 3 especies de tortugas marinas. Al bajar del sendero nos llamó la atención ver en un comején un cráneo de algún animal.

Salimos de Coiba, pero aún esto no terminaba, Juan Pablo inventó llevarnos a una playa en la Isla Canal de Afuera y valió la pena, parte de la playa estaba llena de arrecifes de coral. Cabe destacar que hasta la fecha se han identificado en la superficie protegida 69 especies de peces marinos, 12 de equinodermos, 45 de moluscos y 13 de crustáceos.

Fui la primera en entrar al agua y pude ver un gran pez loro y muchos otros peces grandes. Luego de un buen rato haciendo snorkel sentí que algo me picó y por allí mismo salí, aún no se qué fue, pero me picó por varias partes del cuerpo.

Nos fuimos de Isla Canal de Afuera y bajamos en la isla de Bahía Onda, allí nos refrescamos por espacio de una hora, y salimos hacia Playa Banco para terminar el paseo, antes de eso bajamos en Playa Azul, una playa preciosa de aguas turquesas tibias y arena blanca y suave.

Actualmente el Parque Nacional Coiba tiene un papel vital en cuanto a su posición dentro del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical (CMAR) que enlaza cinco parques nacionales, comprendiendo la Isla del Coco en Costa Rica, isla Coiba en Panamá, Malpelo y Gorgona en Colombia y Galápagos en Ecuador. Conformando así un gran corredor de 211 millones de hectáreas incluyendo a cinco parques nacionales y mezclando zonas económicas exclusivas de cuatro países.

Para llegar al Parque Nacional Coiba hay varias opciones: puedes unirte a algún grupo que haga la excursión y te ofrecen un paquete todo incluido generalmente entre 250 y 300 dólares por persona, todo depende de qué es lo que se ofrece, algunas veces estos tours no incluyen el recorrido normal que fue el que describí en este post, ninguno hace el recorrido alrededor de la isla por seguridad.

También es posible ir en auto tomando la carretera Interamericana hacia el interior del país y desviarse en Santiago hacia Soná y luego entrar por la carretera que conduce a playa Santa Catalina, de ahí preguntar cómo llegar hasta playa Banco. En esta playa hay muchos boteros dispuestos a llevarte a Coiba pero cobran desde 200 a 300 dólares y debes regatear.

Es importante decir que antes de llegar a la isla hay que llamar a Anam y hacer la reservación de las cabañas o avisar de que irás a acampar cierto día. Las reglas en Coiba son muchas y las reservaciones se hacen con semanas de anticipación. Si tienes un yate, o bote y deseas llegar por tus propios medios, se pagan 50 dólares por bote, supongo que por yate sería mucho más.

En caso de ir en bus, debes tomar un Panamá – Santiago en la Terminal de Albrook en la ciudad de Panamá, luego bajarte en la Terminal de Santiago de Veraguas, tomar un bus que conduzca a Soná y en Soná tomar otro bus que te lleve a playa Banco o cerca, recuerda que preguntando se llega a Roma. También es posible tomar un bus en Santiago hacia Puerto Mutis y allí discutir con un botero por un buen precio.

Nuestro viaje desde Playa Banco hasta Coiba duró dos horas, pero esto depende del mar. En Anam se cobra 3 dólares por persona y 10 dólares por extranjero, si vas con un tour operador es obvio no pagar nada. El precio por cabaña es de 10 dólares.

Recuerda que en Coiba no vas a conseguir establecimientos de ninguna clase, así que debes llevar el alimento que consumirás por el espacio de tiempo que te vas a quedar.

La isla coiba ha permanecido lejos de los ojos y manos codiciosas del hombre, como si ella misma fuera uno más de esos tesoros míticos que bucaneros de todas las pelambres iban a enterrar en sus blancas playas de arenas coralinas.

Visitar el Parque Nacional Coiba es una experiencia Jurásica que transforma tus sentidos, que te hace sentir como en el Edén, Coiba es prácticamente un paraíso virgen. Pocas personas conocen un lugar con tanta belleza natural e inexplorada y es muy posible.

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Parque Municipal Summit, Panamá

El que viva en la ciudad de Panamá y no haya ido al Parque Municipal Summit, no es panameño. Summit es un clásico dentro de la familia panameña, un orgullo y una joya que mostrar para los extranjeros.

Recuerdo claramente todas las veces que en excursiones escolares me llevaban a Summit y siempre era emocionante el solo pensar en que vería a el lagarto Juancho, al águila arpía y que inventaría muchísimos juegos con mis amigas en el parque del centro y que luego de eso comeríamos nuestro almuerzo acompañado de abejas por todas partes que ya nos parecían cariñosas.

Claramente el parque evolucionó, ahora se puede disfruta de mucho más, hay una buena cantidad de animales de la selva panameña y plantas de exhibición, muchísimos árboles que refrescan la vista y el espíritu en un ambiente distinto fuera de la ciudad y sobre todo cada año se lucha y se invierte más en que estos animales tengan un refugio en buenas condiciones.

taira en summit

Este jardín botánico y zoológico, con más de 250 hectáreas de extensión total, de las cuales 55 corresponden al jardín botánico, se encuentra en las afueras de la ciudad de Panamá, en el corregimiento de Ancón, en el km. 18 de la carretera Gaillard que conduce a la población de Gamboa.

Para llegar es muy fácil, debes conducir desde la ciudad de Panamá hacia las riberas del Canal de Panamá, luego conducir hacia Gamboa, siempre tomando en cuenta entrar por la carretera en donde se ve el puesto de ANAM del Parque Nacional Soberanía y cinco minutos después se encuentra la entrada al zoológico, es verdaderamente fácil de llegar.

En todo caso de ir en autobús, es aún más fácil: deberás ir hasta la Terminal de Buses de Albrook, luego tomas un bus de Gamboa (algunos dicen Summit). La parada de estos buses se encuentra saliendo por el restaurante Niko’s Café del centro de comida de la Terminal. Luego de abordar tu bus, en 45 minutos estarás disfrutando del parque. Es verdaderamente fácil.

Les cuento que este parque en sus inicios no tenía las funciones que tiene ahora, fue creado en el año 1923 con el nombre de “la granja experimental Summit” por parte de la antigua compañía del Canal de Panamá, para probar la adaptación de especies de plantas de diferentes partes del mundo al clima tropical de nuestro país convirtiéndose en un centro de investigación científica para el desarrollo de la biología tropical y de la horticultura. Se dice que ésta fue la puerta de entrada de la teca en América. Luego en el año 1960 se crea dentro del Jardín Botánico un pequeño zoológico, que al irse incrementando cuenta hoy día con más de 300 animales. En 1979 en virtud de los tratados Torrijos-Carter, el jardín pasa a ser administrado por panameños, bajo el MIDA-RENARE, como parte del Parque Nacional Soberanía.

Hoy en día el Parque Municipal Summit es administrado por la Alcaldía de Panamá que desde 1985 cumple con la función principal de conservar y dar a conocer la biodiversidad de las plantas y animales de nuestro país.

Cuenta con alrededor de 45 especies de animales propios de la fauna panameña. De ese total, 17 son aves, seis reptiles y 22 son mamíferos. Uno de los principales atractivos del lugar es el Águila Arpía, que siendo el ave nacional del país, cuenta con un refugio hermoso y a su lado un centro de exhibición en donde se proyectan películas e información a niños y adultos acerca de esta ave.

El Jardín Botánico cuenta con más de 4 mil especies de plantas. Su centro interactivo permite al visitante conocer aspectos de su biología, hábitat, hábitos reproductivos. El visitante puede pasear por los senderos del parque y observar la colección de animales y plantas. También hay estructuras para días de campo, baños, parques para niños y asientos techados para merendar, ranchos para reuniones,  una sala de proyecciones, un pequeño museo de animales disecados y kiosco para refrescarse. Supe que por un sendero, caminando no más de 20 minutos, se puede llegar a un chorro.

Para innovar el Parque Municipal Summit, le ha creado un refugio a Jaguar, que es otro de los principales atractivos. Para llegar al refugio es necesario caminar por un sendero interactivo en donde se logra ir leyendo información del mismo. Es realmente emocionante ver el Jaguar desde un vidrio transparente.

Cabe destacar que aparte de todos los animales del parque, también es posible ver algunos sueltos como algunos monos y ñeques, por supuesto es común toparse con aves hermosas que no están en cautiverio, como los trogones, gavilanes, momotos, y hasta tucanes de diversas especies.

Queda de más invitarte a visitar el parque Summit, en vez de ir a caminar al Mall, ve a caminar a Summit, en vez de ver ropa, ve a ver los animales que viven en tu país. Y recuerda, cuida lo que la naturaleza te dio.

El parque está abierto de 9:00am a 5:00pm los 365 días del año. El horario de las oficinas administrativas es de 7:00am a 5:00pm. Teléfonos: +507 232 4850 / 232-4854. Precios: Menores de 12 años Gratis. A partir de los 12 años US $1.00. Jubilados US $0.50. Todos los jóvenes en uniforme escolar entran gratis al parque.

Dato curioso: muy cerca del Summit, a pie o en auto, es posible llegar a un mirador donde se ven dos pequeñas lagunas que son perfectas para hacer avistamiento de aves. Luego de cruzar la línea del ferrocarril, se debe caminar al fondo y al terminarse la carretera, hay que ir hacia la izquierda y de inmediato verá las lagunas 🙂

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Alto de Piedra en Santa Fe de Veraguas

Hace algún tiempo estuvimos por el área de Santa Fe de Veraguas y pudimos conocer uno de los lugares de mayor impacto ecológico cercano al Parque Nacional Santa Fe: Alto de piedra, que se encuentra en la vía que conduce a Guabal y atraviesa el parque.

Para llegar a Alto de Piedra es necesario llegar hasta Santa Fe de Veraguas y luego seguir las señalizaciones muy bien marcadas a lo largo del pueblo que conducen sin perdedero hasta la parte alta del lugar, desde la cual es muy fácil observar y disfrutar de una vista espectacular del parque nacional y sus alrededores, además de un buena vista del pueblo.

A lo largo de la carretera también se pueden ver quebradas y ríos y allá es también donde se encuentra la torre de comunicación del área.

La Calle ha sido asfaltada hasta el Guabal, y se encuentra en condiciones óptimas para un buen viaje. De igual forma se puede tomar “chivas” ( autos 4×4 que simulan autobuses) de Alto de Piedra, Calobévora o Guabal o taxis que cobran 5$ desde el centro de Santa Fe hasta el alto.

Es allí en donde se ve el colegio de Alto de Piedra y un poco más allá de la carretera se ve un letrero que anuncia la llegada a Alto de Piedra y de algunas cabañas espectaculares y muy cómodas, las únicas del lugar, con una espectacular vista del dosel del bosque y con un frío lago lleno de carpas y patos que lo adornan y en el cual se puede disfrutar de un placentero paseo en botes de pedales. Al lado de las cabañas se encuentra un “jorón” o bar que en el día funciona como cafetería exclusiva del espectacular café Tute, ofrecen comidas criollas y de noche se convierte en un terreno de diversión.

En una de nuestras tantas caminatas bajo la lluvia, nos metimos por un trillo desconocido y llegamos a una loma algo escarpada desde la cual pudimos ver gran parte del parque nacional y nos topamos con un gavilán blanco, que hermoso, descansaba el atardecer en la rama de un árbol grande, nos pudimos acercar lo suficiente para tomarle fotos hasta que finalmente el ave voló hacia la espesura del bosque. Fue un momento espectacular.

La cantidad de animales que es posible ver a simple vista, es infinita. Vimos desde bandadas de aves, águilas y tucanes, hasta ranas arborícoras cerca de nuestra cabaña y muchos insectos de colores espectaculares y formas increíbles a los cuales no pudimos evitar sacarles algunas fotos.

Corydalidae

Hace muy poco, la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) y la Cámara de Turismo de Veraguas informaron que ya en la región veragüense existen dos rutas eco turísticas: la primera llamada Ruta de la Fe y Ecológica (Santiago- Atalaya – San Francisco – Santa Fe) y la segunda es la Ruta Fluvial y Verde (Santiago – Río de Jesús – Soná – Parque Coiba).

Este centro y sus cabañas formarán parte de esta ruta, por lo que decidimos conocer un poco de lo que ofrece u ofrecerá.

Una vez más fuimos a Alto de Piedra y ésta vez pudimos visitar varios de sus ríos y hermosas cascadas, una hasta de casi 20 metros de alto; luego de pasar por un trillo enlodado y húmedo, con nubosidad y muchas aves revoloteando, al lado de árboles encantados, repletos de musgo.

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Hay caminatas cortas de dos horas y media en las que se llega a las tres cascadas de Alto de Piedra, las cascadas conocidas como el primer brazo del río Bulabá y una serranía con un corredor biológico destacado como “La Serranía del Tute”. En las cabañas antes mencionadas también se ofrecen tours por Ariel Peña a precios módicos.

El clima en Alto de Piedra es espléndido, el paisaje es completamente verde y diferente; es uno de los lugares en el parque en donde se practica más avistamiento de aves, las noches son bastante amenas: el Búho Blanquinegro y el Nictibio Común nos esperan para entretenernos.

Alto de Piedra representa la zona de amortiguamiento del P. N. Santa Fe y muchas personas desconocen el gran paraíso que esconde.

En el Cerro Mariposa, punto más alto de este sector, se observa la flora y fauna endémica del área y cuando el día está despejado, hasta se puede observar el Mar Caribe y el Océano Pacífico al mismo tiempo.

Este lugar recibió este nombre por su altura y su posición geográfica. Su historia inicia en la década del 70, cuando se creó un colegio agrícola destinado a la siembra de hortalizas y la cría de animales que posteriormente se convirtió en un colegio de educación básica general.

Cabe destacar que la ANAM está promoviendo la docencia en conjunto con la Fundación Héctor Gallego, la Cooperativa de Turismo y el colegio de Alto de Piedra, para cuidar de este patrimonio de la naturaleza.

Recomiendo enormemente que si realmente te gusta la aventura, al llegar a Santa Fe de Veraguas, recorras los alrededores del pueblo y luego te vayas directamente a las cabañas de Alto de Piedra y allí armar un itinerario de innumerables aventuras a lugares dadivosos que rodean este lugar. ¡Ah! Y llevar mucho repelente para mosquitos.

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El Parque Natural Metropolitano, Ciudad de Panamá

Este parque natural se encuentra en la provincia de Panamá y es considerado el pulmón de la ciudad capital, ocupa una superficie de 265Â hectáreas (1,159.43 m2) y es de fácil acceso, se dice que es uno de los pocos parques naturales dentro del Área metropolitana en Latinoamérica.

CÓMO LLEGAR
He ido tantas veces al parque metropolitano que ya perdí­ la cuenta y es que se puede acceder muy fácilmente desde cualquier punto del centro de la ciudad, por ejemplo tomando la vía Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto) y desviándose a la Avenida Juan Pablo II o el Camino de la Amistad se llega fácilmente al Centro de Visitantes del Parque. (Usa waze o Maps si andas en auto)

Otra manera fácil de llegar es tomando un autobús hasta la Universidad de Panamá sede del “domo”, y caminar hasta el centro de visitantes del parque, esto le toma unos 10 minutos.

El parque fue creado mediante la ley 8 del 5 de julio de 1985, el “Pulmón de la Ciudad Capital” así es llamado por su posición en la ribera occidental del río Curundú, antiguo río Hondo. Surgió como un sustrato de tierras que probablemente protegían junto a zonas deforestadas, islas o refugios de bosque tropical, usadas como haciendas ganaderas, cuyas raí­ces se extraen de 1974; cuando se realizaban planes para el empleo del suelo del Canal antes que se firmaran los Tratados Torrijos-Carter.

Durante la presencia norteamericana y en virtud del Tratado Hay-Bunau Varilla, del 18 de noviembre de 1903, se entregaron al Gobierno de Estados Unidos todas las tierras y aguas comprendidas cinco millas a ambos lados del Canal Interoceánico para la construcción, operación, protección y mantenimiento de la ví­a acuática. Al encontrarse dentro de este territorio las tierras que hoy conforman el Parque Natural Metropolitano, también pasaron a la administración estadounidense. A partir de fragmentos de bosques que habían persistido desde tiempos coloniales (e incluso precolombinos), la regeneración natural condujo a la restauración de bosques naturales.

En el website del P. N. Metropolitano afirman que “si hubiésemos vivido en la ciudad de Panamá durante la época de la colonia, habríamos encontrado, en lo que hoy es el Parque Natural Metropolitano, un panorama muy distinto.

Desde la ciudad de Panamá, partían las caravanas cargadas con oro y plata de Sur América, rumbo hacia la población de Venta de Cruces, a orillas del río Chagres. Desde allá­, los tesoros eran transportados por medio de pequeñas embarcaciones hasta la ciudad de Portobelo, uno de los pocos puertos del nuevo mundo autorizado para recibir a los galeones reales. El viajero que salí­a desde la ciudad de Panamá pasaba cerca de lo que hoy es el Parque Natural Metropolitano en su recorrido hacia Venta de Cruces, pero los paisajes que contemplaron los viajeros del siglo XVII eran muy diferentes a los de nuestros días. Los que viajaban en las caravanas de aquellos tiempos disfrutaban de un paisaje compuesto por áreas para ganado, áreas de cultivo, áreas de descanso y un rico bosque natural.

El 5 de Junio de 1988, Día Mundial del Ambiente, se inauguró el Parque Natural Metropolitano. Un año más tarde, se crearon tres coordinaciones: la de Protección, la de Educación Ambiental y la de Mantenimiento.

xenops bayo en el PNM

En 1989, el área del Parque Natural Metropolitano se convirtió en centro de entrenamiento para las Fuerzas de Defensa de Panamá. Éstas restringieron el acceso de los visitantes a fin de evitar conflictos, la Alcaldesa del distrito de Panamá y Presidenta del Patronato, de ese entonces, Lic. Jilma Noriega de Jurado, ordenó el cierre del Parque al público.

Actualmente el Parque Natural Metropolitano, cuenta con un Plan de Manejo y un Plan Operativo. El Parque es administrado por un Director General, figura que fue introducida en 1998.

Aunado con el Parque Camino de Cruces y el Parque Nacional Soberaní­a conforman un corredor biológico que se extiende a lo largo del margen occidental del Canal de Panamá, contribuyendo así­ al amortiguamiento de la Cuenca canalera.

Aunque el Parque Nacional Metropolitano se encuentra en la ciudad es sorprendente que es hogar de 227 especies de aves, 45 especies de mamíferos, 36 especies de reptiles y 14 especies de anfibios.

El parque cuenta con senderos mágicos en donde con solo caminar cinco minutos, se empieza a notar la diferencia, comienzas a ver aves increíbles, como el Motmot.

trogón en el PNM

Los Senderos:

  • Mirador los Caobos altura 72 m.s.n.m. en donde hemos podido avistar hermosos trogones

  • Mirador los Trinos altura 45 m.s.n.m desde el cual se pueden ver los tucanes sobrevolando y en el que podrás observar los diferentes estratos de este hermoso bosque, además de poder escuchar las diferentes melodías que interpretan las aves que habitan el parque;

  • Mirador Cerro Cedro altura 150 m.s.n.m. el cual ofrece las mejor vista: Las Esclusas de Miraflores, El Puente Centenario, Parque Nacional Camino de Cruces, Clayton, Albrook, Toda la ciudad de Panamá antigua y moderna, Puente de las Américas, La Calzada de Amador, Isla Taboga, Puerto Balboa, Aeropuerto Marcos Gelaberth;

  • Sendero Los Momótides distancia: 0.7 Km. y su nombre se debe al “Momoto Coroniazulado”, (Momotus momota) una hermosa y especial ave que frecuenta este sitio. Su recorrido dura 30 minutos aproximadamente y se puede observar gran variedad de aves y animales;

  • Sendero Los Caobos distancia: 1.1 Km. a 72 m.s.n.m el cual recibe su nombre por la existencia de algunos ejemplares de la muy escasa especie forestal caobo y constituye el sendero de mayor exigencia a nivel físico, ya que tiene pendientes pronunciadas escalonadas, que bien vale la pena recorrer por su exuberante flora y por haber sido escogido como una de las áreas de mayor posibilidad de observación de aves del Parque;

  • Camino el Mono Tití­ distancia: 1.1 Km. en donde hemos sido perseguidos por los monos­ tratando de arrojarnos alguna cosa o de orinarnos las cabezas y el cual está ubicada la primera grúa instalada a nivel mundial (1990), por el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian (STRI), para estudiar  el dosel del bosque y la biodiversidad de especies.

Uno de los principales objetivos del Parque ha sido el educar a los habitantes de la ciudad de Panamá sobre la conservación del medio ambiente desarrollando actividades que contribuyen a crear una conciencia conservacionista que invita a la recuperación y buen uso de los recursos naturales.

El monitoreo de especies de fauna silvestre es una herramienta de gestión ambiental utilizada en la actualidad, para determinar variaciones en el ecosistema, con la finalidad de conocer la distribución y el desplazamiento de la fauna silvestre dentro del área Protegida. El monitoreo de flora, brinda un panorama sobre la diversidad de animales que pueden será encontrados dentro del Parque y que dependen de estas especies vegetales.

un gato solo por la cienaguita PNM

Tarifas

Adultos nacionales: $1.00 / Niños y jubilados ¢0.50
Adultos extranjeros $4.00/ Niños 2.00
Niños menores de 3 años no pagan

A lo largo de tiempo, esta fuente de información constituye una herramienta para conocer el estado de conservación de las especies, la identificación de zonas de mayor presión y los posibles factores externos que afecten en algún grado a sus poblaciones.

La eliminación de áreas naturales para el desarrollo urbanístico, industrial, gubernamental y el desarrollo de actividades turísticas han obligado a la fauna silvestre a desplazarse hacia nuevos sitios en busca de un hábitat favorable. Desafortunadamente; para muchos animales, en su trayecto no encuentran espacios naturales seguros para ubicarse y terminan en áreas urbanas causando molestias e inconvenientes que les pueden causar hasta la muerte.

Desde el año 1998 el parque lleva un pequeño programa de rescate, rehabilitación y reubicación de fauna silvestre, que ayuda a cientos de animales enfermos, heridos, desplazados o huérfanos, a volver, dentro de lo posible a su medio natural.

Este programa depende de donaciones en dinero o en especie, para poder ayudar en la alimentación o en cuidados especiales a los animales que llegan al PNM.

Anteriormente hubo una grúa en el parque que era utilizada por científicos para observar el dosel del bosque tropical y era también un atractivo turístico si uno quería subir pero ya se encuentra en desuso.

un motmot coroniazulado en el sendero Monótides, PNM

Definitivamente que tenemos que aprovechar el beneficio de tener un parque natural tan cerca de nosotros en donde siempre vamos a encontrar algo nuevo e interesante que ver, más interesante se hace aún si llevas tu cámara y un buen lonche y te vas en un solo día a recorrer todos esos senderos a ver qué te encuentras.

No me creerán si les digo que en una sola mañana he logrado ver más de 6 especies exóticas de aves, monos tití­, gato solo en grandes cantidades, tortugas por doquier, árboles de tamaños increíbles, insectos de diseños sorprendentes.

Inventa un día irte al sendero de los Momótides y ¡prueba! Proponte ir en busca del momoto coroniazulado, date la vuelta varias veces por el sendero hasta encontrarlo y lograr fotografiarlo. Tenlo por seguro que te volverás un fanático del parque, más que del cine o de los centros comerciales.

Aprovechemos los recursos naturales que tenemos en Panamá¡, estas razones hacen del Parque Natural Metropolitano un sitio Único en el mundo, constituye un tesoro natural inmerso en la cosmopolita ciudad de Panamá.

El Parque Natural Metropolitano recomienda ¡Silencio! y tener la vista y oí­dos bien abiertos, estar pendiente del mínimo movimiento en la copa de los árboles y del sotobosque para disfrutar la naturaleza que habita.

El Cerro Ancón, Ciudad de Panamá

Estando en el centro de la ciudad de Panamá, se puede ver el cerro Ancón desde casi cualquier punto, y lo reconocemos al instante cuando vemos en la altura una bandera panameña inmensa y ondeante.

Y aunque esté allí a la vista de todo el mundo, muy pocos se interesan en subirlo, saber más de su historia y de los secretos que guarda un patrimonio histórico que ha estado ahí siempre.

Antes de 1904, el cerro Ancón era un lugar de distracción. Pero además de recreativo, desde el traslado de la ciudad de Panamá la Vieja a lo que es hoy el Casco Antiguo, el cerro y sus manantiales proveían a los habitantes de agua.

Sin embargo, cuando los norteamericanos se ocuparon de la construcción del Canal, ya no se podía ni pasear ni sacar agua. Estuvo bajo la potestad de los Estados Unidos como parte de la Zona del Canal de Panamá, durante gran parte del siglo XX.

Alrededor del cerro habían varios ríos y quebradas; los más importantes: el río Hondo (ahora río Cáceres) que lo bordeaba, y donde la gente se bañaba, y el río Grande que quedaba un poco más lejos, por el área de La Boca, y estaba lleno de sembradíos y de ganado.

Con la nueva ciudad en el Casco Antiguo, uno o dos soldados fueron asignados a la cima para funcionar como vigías de la ciudad. Incluso se propuso construir fortificaciones en el cerro pero nunca se realizaron.

En la época del Canal francés durante la cual se construyó el primer hospital del Canal, Hospital Ancón, se empezó a notar que el cerro estaba pelado y escaso de vegetación.

La tradición de pasear y sacar agua del cerro llegó a su fin cuando en 1903 los norteamericanos se ocuparon de los trabajos canaleros y para ello sanearon toda la ciudad. Todos los pozos, manantiales y lugares donde se podría empozar agua fueron clausurados.

Para este tiempo se construyeron más edificaciones en los alrededores del cerro como el Hospital Gorgas, el edificio de la Administración del Canal, la residencia del administrador.

Desde 1977, con los Tratados Torrijos – Carter, Panamá retomó el control del cerro y de toda la zona del Canal y una de sus primeras acciones fue izar una gran bandera en la cima del cerro, como símbolo de la reafirmación de la antigua Zona del Canal como territorio panameño.

Actualmente el cerro ocupa una extensión de terreno de 4,826 hectáreas, y en su punto más elevado ondea desde hace 33 años la bandera de Panamá, como uno de los primeros símbolos del triunfo de la lucha por la plena soberanía.

En las zonas más altas se encuentra la antigua residencia del Gobernador de la Zona del Canal, y Quarry Heights, antigua locación del Comando Sur. El nombre de Quarry Heights proviene de la antigua cantera que es visible desde un lado del cerro. El cerro Ancón posee un búnker subterráneo abandonado, que pertenecía al Comando Sur.

Cuando uno va hacia Arraiján por el lado de la Boca, se puede ver una parte del cerro que es de roca lisa, como si alguien hubiese cortado ese lado con un cuchillo y se la hubiese llevado. La masiva extracción de roca en el cerro modificó la configuración geológica del lugar donde operó la mencionada cantera, lo cual se puede apreciar a simple vista; a lo largo de un período de 5 años, la Comisión del Canal Istmico, que en ese tiempo pertenecía a los Estados Unidos, extrajo 3.2 millones de yardas cúbicas de roca de la referida cantera en el Cerro Ancón. La extracción se llevó a cabo con dinamita y excavadoras, removiendo largos bloques de roca.

El cerro Ancón tiene, además, el atractivo de ser el hogar de osos perezosos, armadillos, venados, ñeques y un sinnúmero de aves. En total se calcula que hay 68 especies de animales: 15 mamíferos, 39 aves, 9 clases de reptiles y 5 tipos de anfibios. También pasan anualmente más de un millón de aves rapaces en dirección al sur aprovechando las fuentes de aire termales, de lo cual se hace un conteo anual en la cima.

Allá arriba también es posible ver una estatua de Amelia Denis de Icaza que con tanto orgullo y a la vez tristeza expreso en su poesía al Cerro Ancón, su angustia por el cambio que éste dio.

El cerro Ancón, el punto más alto del área metropolitana, es visitado diariamente por unas 100 personas, que suben caminando o en sus vehículos, para encontrar una panorámica de la ciudad de Panamá, del Puente de las Américas, las Esclusas de Miraflores u otro punto del Canal. Algunos también aprovechan sus faldas para hacer entrenamiento.

También en la cima de la torre es posible ver unas antenas de comunicación. En el cerro existe un pequeño camino que es usado por los vehículos solamente durante el día y usado por los visitantes que recorren el cerro a pie para observar su fauna y flora.

A partir de 1909 se instalan los primeros sismógrafos también en las faldas del cerro, y fueron de los primeros sismógrafos en Latinoamérica. Posteriormente estos aparatos se trasladaron a la Comisión del Canal en 1914 y en 1976 se transfirieron a la UP.

Actualmente, el cerro Ancón está bajo la administración de la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), quien se encarga de su mantenimiento y vigilancia. Otros que participan de esta labor son la Asociación Panameña para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) y los residentes del área.

El pasado 18 de mayo, el Consejo Municipal aprobó la creación de un patronato para el cerro Ancón, que se encargará de su conservación, el manejo del suelo, y de la creación de un marco legal que lo proteja, más allá del existente.

El patronato lo formaría un representante del Consejo Municipal, del grupo de residentes, organismos privados, el MEF, la Alcaldía y ANCON.

La bandera que ondea en la cima es del tamaño de una cancha de baloncesto y es la única bandera que no es bajada de su asta a las 6 de la tarde como lo indica la ley, por el contrario se le encienden unas luces rojas y azules que la iluminan y deslumbran. La iluminación de la bandera estuvo a cargo de expertos de la empresa Phillips con el patrocinio de la empresa Union Fenosa.

Es muy importante recalcar que el Cerro Ancón es un área protegida y reserva natural del Distrito de Panamá de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo Municipal N° 157 de 31 de julio de 2001, adoptado por el Consejo Municipal de Panamá. En el artículo 3 de dicho Acuerdo se dispuso que quede prohibido cazar, talar, quemar, recolectar o destruir los recursos naturales, así como cualquier otra actividad que atente contra el buen uso de la reserva natural, de acuerdo a lo establecido en el artículo 2 del presente Decreto Municipal.

El Cerro Ancón fue declarado Patrimonio Histórico Nacional, mediante Decreto Ejecutivo N° 104 de 22 de octubre de 2003, con ocasión de la celebración del Centenario de la República de Panamá. La Ley N° 21 de 2 de julio de 1997 asignó al Cerro Ancón la categoría de área verde urbana.

Para llegar caminando se debe ir hasta el centro Mi Pueblito y allí preguntar por la escalera roja que conduce hacia el cerro, en una interactiva caminata de aproximadamente 30 a 40 minutos.

También se puede llegar en carro tomando la carretera que se encuentra detrás del edificio de la Administración del Canal y desde allí hay señalizaciones que lo conducen a la cima.

Es suficiente para invitarlos a visitar el cerro Ancón, tan cerca de la ciudad y con toda la accesibilidad. No dejemos que se pierda este Patrimonio, que aunque no lo sea ante la ley, lo es ante nuestros ojos, debemos valorar que por mucho tiempo no fue nuestro, estando en nuestro propio territorio y hace mucho tiempo que regresó a nuestras manos para que lo conservemos y visitemos.

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El Salto de San Francisco de la Montaña, Veraguas

Andando por las laderas de las montañas de Veraguas, nos encontramos con el Salto de San Francisco, dentro de la encantadora comunidad de San Francisco de la Montaña fundada en 1621, a 16 kilómetros de la ciudad de Santiago.

Se dice que los fundadores de este pueblo fueron Fray Pedro Gaspar Rodríguez y Valderas, quien fuera miembro de la orden de Santo Domingo y quien fue conocido como el “Apóstol de los Guaimíes” y estableció el poblado con el objetivo de concentrar a los aborígenes de la región y realizar la conversión de éstos a la fe católica.

Luego de visitar la antigua iglesia de San Francisco, algunos moradores nos recomendaron conocer el Salto.

¿Dónde queda El Salto? La ubicación es fácil, estando en la Iglesia de San Francisco, se debe ir por detrás de la misma, hacia la izquierda hasta el Idaan, luego seguir a la mano derecha hasta llegar a una cancha improvisada de fútbol, luego hay un jorón y en frente esta el Salto.

Es un paisaje que te deja sin palabras al instante, chorros que caen a una olla de aguas mansas que siguen hasta llegar a un río lleno de piedras. En los alrededores se disfruta de mucha vegetación y árboles frutales que acompañan el río en su paso.

El Salto forma parte de la “Quebrada Honda”, y generalmente la gente disfruta de sus aguas refrescantes en verano pues en invierno tiene demasiada fuerza y pueden ocurrir accidentes.

En el balneario también hay bancas en donde las personas pueden hacer su picnic y pasar un buen rato con una linda vista, es importante llevar provisiones ya que no hay establecimientos de comida cerca del área.

Aunque en verano los chorros del salto se encuentren casi secos, nada impide que se disfrute de las aguas del balneario, mejor aún con más seguridad.

Cuando vayas a San Francisco de la Montaña es un deber pasar por el Salto. Recuerda siempre que lo que llevas de basura, te lo debes traes contigo y no dejar nada en el río.

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Iglesia de San Francisco de la Montaña, Veraguas

Hace algunos días, tuve la grandiosa oportunidad de conocer la Iglesia de San Francisco de la Montaña, ciertamente un valle entre las montañas veragüenses, a tan sólo 16 kilómetros de la ciudad de Santiago.

Realmente me dirigía hacia Santa Fe de Veraguas, pero como para llegar allá se pasa obligatoriamente por el poblado de San Francisco, decidí dedicarle unas horas de mi tiempo a conocer una reliquia más que centenaria.

Era día feriado y no tuve la suerte de encontrarla abierta, así que solo la pude admirar desde afuera. Pero luego de algunos días en Santa Fé, y al tener que pasar por la misma carretera, nuevamente me dirigí a la iglesia con positivismo para que estuviese abierta, y efectivamente lo fue.

Este monumento histórico fundado en 1621, fue declarado “Patrimonio Nacional” en 1937, mediante la Ley 29 de 28 de enero, y actualmente se encuentra bajo estudio para ser incluido como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la UNESCO.

En cuanto a la manera de llegar, hay variadas: en caso de ir en auto tienes dos opciones para llegar a San Francisco de La Montaña, la primera es entrando por la comunidad del Jaguito en Coclé (10 minutos luego de pasar Aguadulce), pasas por Calobre y te desvías hacia San Francisco de la Montaña.

La otra opción es manejar hasta Santiago y luego tomar la Avenida Polidoro Pinzón que esta a la derecha antes del puente vehicular. De allí hasta San Francisco de la Montaña son aproximadamente 16 kilómetros de carretera.

Como distrito, San Francisco está dividido en seis corregimientos: San Francisco cabecera, Corral Falso, Los Hatillos, Remance, San Juan y San José. Tiene una población de más de 10mil habitantes, quienes se dedican a la agricultura, el comercio y la ganadería principalmente.

Al entrar, pude sentir inmediatamente esa paz de parroquia, que en este caso más bien sería una capilla, la imaginé mucho más grande, pues la verdad solo la había visto en fotos. Estaba realmente emocionada.

Para el visitante casual, es un modesto poblado de gente dedicada a los trabajos del campo, con hermosos balnearios, una brisa deliciosa que baja de las montañas y una iglesia antigua en la que reposan más de cinco mil piezas talladas a mano en las maderas más preciosas de la región y alojadas en los altares barrocos más antiguos del continente, algunos pintados exquisitamente, otros forrados en láminas de oro.

La Parroquia mide apenas 26 metros de largo por 12 de ancho y atrae cada año a cientos de turistas y visitantes, deseosos de contemplar sus nueve espectaculares altares, su púlpito de madera tallada y conocer así, un poco de nuestra historia e identidad.

Los documentos históricos nos permiten saber que la primera iglesia de San Francisco de la Montaña se empezó a construir en el año 1630 por Fray Adrián de Santo Tomás, cuando San Francisco era apenas un conjunto de chozas de paja que contaba con una población de 30 indígenas.

Pero el poblado fue creciendo. En 1691, ya tenía 50 habitantes. En 1736, era un pueblo grande de más de 100 casas y 800 habitantes. En el año 1756, tenía 2,277 habitantes, dos curas, un sacristán mayor, siete notables con sus familias, 33 esclavos, 28 pobladores españoles y mestizos, y 208 familias indígenas.

Se presume que fue en el año 1773 que se empezaron a construir los altares barrocos y que el periodo de esplendor de la iglesia llegaría probablemente entre 1864 y 1865, año en el que San Francisco de la Montaña llegó a convertirse en la capital de Veraguas, en virtud de una ley impuesta por el Coronel Vicente Olarte Galindo.

A pesar de su limitada población y lejanía de los principales centros urbanos, San Francisco de la Montaña destacaba por la fertilidad de sus tierras y por su cercanía a las ricas minas de oro veragüenses.

La iglesia católica mantenía enormes campos de cultivo en esta área, así como varios cientos de cabezas de ganado. Los altares de la iglesia fueron ideados como un libro abierto con los que se trataba de impresionar a los nativos y adoctrinarlos en la fe.

Y es que San Francisco de la Montaña no es un sitio cualquiera. Lugar hermoso de noches perfectas, donde la sabana se besa con la cordillera, fue construido sobre una historia fascinante que no ha sido aún escrita.

Los altares de la iglesia, confeccionados en madera fina y por partes cubiertos en oro de 23 kilates, presentan escenas bíblicas, efigies de santos, soportes, dragones y follaje abundante. Estos son: el Altar Mayor, el Altar de Santo Cristo, el Altar de San José, el Altar de la Purísima, el Altar de Las Ánimas, el Altar de Santa Bárbara, el Altar de la Virgen del Rosario y el Altar de San Antonio. Cada uno es más bello que el otro.

El sitio donde se ubica la comunidad y su templo pertenece a una región húmeda y selvática, cuyos fenómenos pudieron influir en las lluvias y nacimiento de abundantes cursos de aguas que dan el nombre de Veraguas.

Fue un misionero de la orden dominica Fray Pedro Gaspar Rodríguez y Valderas quien funda en 1621 el poblado de San Francisco de la Montaña con aborígenes guaimíes de la zona, convirtiéndolo en uno de los más ricos centros poblados de esta región por su cercanía a las grandes minas de oro que hicieron conocer a la región como el Potosí de Tierra Firme.

Durante el siglo XVIII, los franciscanos establecieron los servicios religiosos para la comunidad de los guaimíes. Siempre con el objetivo de adoctrinarlos en la fe cristiana, organizaron un calendario de fiestas, tanto civiles como religiosas, en las cuales, hasta la fecha, están involucradas las tradiciones folklóricas aborígenes, incluyendo el vestido, las lenguas, la música con sus instrumentos autóctonos y teniendo como fondo, en algunas rancherías, su típica vivienda vernácula.

Al entrar a las naves del templo descubrimos cómo el colorido de la forma de vida de este poblado indígena, así como la exuberancia de la vegetación que los rodea se convierten en hábil talla de rico colorido con efectos de luz y sombra por la presencia del lujoso laminado de oro en esculturas envueltas en ramas y flores.

Así nace el idioma del arte mestizo, a través del cual, el nativo, como en todos los tiempos, y como el más distinguido teólogo, usa su admirable capacidad de interpretar los conceptos religiosos y estéticos cristianos y, con la guía de su maestro, el misionero franciscano, crea los retratos de santos e imágenes dentro de un orden donde el arte se convierte en el medio a través del cual la divinidad habla con sus fieles.

Los nueve altares de San Francisco, el púlpito, los candelabros y el hoy restaurado bautisterio, hacen de este conjunto la más significativa expresión del barroco popular en Panamá. Al sur, en el área del presbiterio, se encuentran: el altar de La Pasión-, el increíble altar mayor dedicado a San Francisco con sus 480 piezas exquisitamente talladas, doradas y policromadas y el altar de La Purísima. A la entrada, por la puerta oeste, está situado el altar de San Antonio; le sigue el altar de la Virgen del Carmen y para terminar se encuentra el altar de San José. Entrando por la puerta este se ubica el altar dedicado a las Ánimas del Purgatorio; le sigue el de la Virgen del Rosario y cierra la secuencia de los altares con el de Santa Bárbara, único retablo que posee puertas pintadas en ambos lados describiendo la historia de la Santa.

El púlpito es de madera de cedro y se localiza en la nave central entre los altares de Santa Bárbara y la Virgen del Rosario. Llama la atención la base o columna sobre la cual se sostiene la tribuna por ser una cariátide o indiátide, por sus facciones de chola, envuelta en hojas de acanto y flores.

La capilla Bautismal hace esquina entre la puerta central y la puerta este. Dentro de ella hay una espectacular pila bautismal tallada en piedra con la fecha esculpida de 1727. En un nicho, dentro de esta capilla, se encuentra una talla en madera de San Juan bautizando a Jesús con sus pies dentro de un río.

Hace un par de siglos capital del Ducado de Veraguas, San Francisco de la Montaña fue fundado formalmente en 1621 por el sacerdote Gaspar Rodríguez y Valderas, aunque la verdadera fecha de su origen se ha perdido para siempre. Región muy rica en el oro codiciado por los españoles que se acercaron al sitio en 1501 y que durante más de cien años fueron derrotados una y otra vez en batallas que jamás serán contadas y de las que sólo quedan los nombres legendarios que se han repetido por generaciones, como ese del jamás vencido cacique Urracá.

Resultado del encuentro entre América y Europa, ubicado en la provincia en la que nacieron algunas de las tradiciones que nos definen hoy como nación, conserva un rico legado indígena y español: altares churriguerescos en la iglesia desde los que nos observan infinidad de rostros indígenas tallados hace más de trescientos años; sofisticados quesos y tradicionales postres en los que los frutos más autóctonos son mezclados de forma original con las especias más exóticas; amplios ríos cuyas aguas todavía llevan el oro que lavan de las montañas en las que nacen; y una historia que se escucha, si se presta suficiente atención, en las formaciones rocosas en los balnearios, en las esquinas dormidas del pueblo colonial, en el murmullo del viento que pasa y deja una huella imborrable.

Durante muchos años se ha especulado sobre las razones que llevaron a los colonizadores españoles a construir un templo tan elaborado en un poblado tan remoto.

En su momento, la doctora Reina Torres de Arauz llamó a esta iglesia “un prodigio de manifestación estética y fe cristiana” y se preguntaba “cómo era posible que se hubiera producido en este apartado rincón de la geografía istmeña”.

Hay quienes aseguran que en realidad no es una iglesia, sino una capilla privada construida en los terrenos de un rico hacendado. Pero la verdad es que hay numerosos testimonios escritos que explican perfectamente la razón de ser de esta iglesia.

Aunque en el año 1937 la iglesia fue nombrada “Monumento Nacional” y se realizaron algunos esfuerzos por conservarla, reconstruyéndose algunas de sus ya ruinosas paredes, las obras no estuvieron bien hechas y, en la madrugada del 2 al 3 de noviembre del año 1944, la torre del campanario se derrumbó. El resto de la iglesia hubiera seguido el mismo triste destino, de no haber sido por la intervención de la doctora Reina Torres de Araúz, que se esforzó por la restauración de la misma.

Parte de esto nos contó amablemente una joven que sirve de guía y explica una a una las obras talladas y pintadas en la capilla. Cada imagen que llamaba nuestra atención era explicada pacientemente por la joven, quien nos contó que la iglesia aún sigue usándose para algunas misas, lo cual es peligroso e inaudito pues esto produce un desgaste del patrimonio.

Nos habló acerca de una pintura que fue robada hace más de 30 años y aún no ha sido recuperada, pero guardan el espacio intacto por si algún día la recuperan.

Al contemplar el maravilloso ejemplo de arte barroco popular americano constituido por el conjunto de altares, retablos y púlpito de la pequeña iglesia del siglo XVIII, uno no puede menos que preguntarse cómo fue posible que se produjera en este apartado rincón de la geografía istmeña tal prodigio de manifestación estética y de fe cristiana. Hoy, recuperados los altares para nuestro patrimonio histórico, nos quedan como testimonio de ese estilo de vida, que aquí en América adquirió tonalidades de indigenismo y criollismo.

De esta forma, el templo se convierte en un verdadero relicario por las joyas que guarda. Aquí la sensibilidad aborigen quedó marcada en hondos caracteres sobre los moldes del barroco español, como productos se un autentico mestizaje artístico.

No esperes más para conocer los patrimonios y monumentos de tu país. Es injusto que al entrar a un lugar histórico, uno se tope más con extranjeros que con nativos.

Tomate tu tiempo, saca el momento para viajar un poquito más allá y dar fe de que todo esto existe, de que la historia está plegada aún en las paredes de un lugar tan mágico como la Iglesia de San Francisco de la Montaña.

Horarios para visitar este monumento: 10:00 A.m. a 6:00 P.m. Martes a Domingo
Casa Cural: Tel. 954.21.41

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El distrito de Boquete, en Chiriquí

Si hay un lugar encantador, lo es Boquete. Con sus vistas montañosas, los rostros que se combinan en el ambiente, en una mezcolanza de razas. Y es que sucede que el lugar es tan encantador, que todo el mundo desea habitar allí y algunos muchos lo han llevado a cabo.

Por las veredas deambulan los indígenas Ngabe, que dominan la zona, pues son ellos los que mayormente se dedican a la agricultura y a traer las deliciosas frutas y legumbres, además del café, a este poblado.

Es increíble también, que en Boquete muchas veces encontremos mas extranjeros que panameños, pues muchos de ellos lo han tomado como un lugar de descanso o de retiro.

Fundado el 11 de abril de 1911, Boquete fue inicialmente poblado por habitantes de otros distritos colindantes, a los que se agregaron inmigrantes suizos, yugoslavos, suecos, alemanes y norteamericanos. Lo que en total hace que en Boquete la población consista en tres grupos principales: los indígenas de las montañas, que trabajan principalmente en los cafetales; los pobladores panameños no-indígenas; y en tercer lugar los inmigrantes extranjeros provenientes de Europa y Estados Unidos.

Sus fincas, granjas y casas guardan reminiscencia de los estilos de arquitectura de esas regiones de Europa Central. Desde hace años, estas tierras han sido invadidas, no solo por personas que buscan tierra para cultivar, sino que constantemente ha sido clasificado como uno de los mejores lugares para una segunda vivienda y la jubilación.

BOQUETE2

Para llegar es necesario manejar hasta David, Chiriquí, luego conducir 46 Km, lo que le toma aproximadamente 40 minutos llegar a Boquete. Desde la Carretera Interamericana viniendo de Panamá, diríjase hacia la derecha a la altura del cruce donde está el centro comercial Terronal, al frente también se encuentra el tradicional supermercado chiricano Súper Barú. En el camino hacia Boquete, se pueden disfrutar de bonitos parajes. Justo antes de llegar al pueblo, observará un mirador, a la derecha, desde el que podrá vislumbrar un majestuoso valle atravesado por el río Caldera.

Boquete es un distrito que posee una superficie de 488,4 km2 y una población de 18.555 habitantes. Este distrito es conocido por tener un clima templado, a diferencia de gran parte del país, debido a que el distrito se encuentra establecido en lo alto de la Cordillera Central.

Muy interesante es que el nombre “Boquete” proviene de la topografía de la entrada a la capital del distrito, que es una abertura o boquete que da paso a un valle rodeado por las montañas.

Río Caldera

Este lugar es uno de los más nuevos y pujantes destinos turísticos del país con una enorme abundancia de recursos naturales tales como montañas cubiertas de bosques primarios y secundarios, una importante y muy diversa fauna, arroyos y quebradas de aguas cristalinas, impetuosos ríos, un majestuoso volcán, parques nacionales y reservas forestales.

Atracciones turísticas incluyen majestuosos paisajes de montaña, rafting y kayaking de clase mundial, golf, excursiones a fincas de café, observación de aves, senderismo, paseos a caballo, un Tour de canopy encima de los árboles, comunidades residenciales, clima primaveral todo el año y una población muy amistosa.

El distrito de Boquete limita al norte con la provincia de Bocas del Toro, al oeste los distritos de Bugaba y Dolega, al sur los distritos de Dolega y David y al este el distrito de Gualaca. El distrito de Boquete esta dividido en 6 corregimientos: Bajo Boquete (cabecera del distrito), Alto Boquete, Jaramillo, Los Naranjos, Caldera y Palmira.

La temperatura promedio es de 20º centígrados todo el año, presentando dos tipos de climas: templado muy húmedo de altura, con lluvias copiosas todo el año superiores a los 60 Mm, y tropical húmedo.


Según estudios arqueológicos, el área cercana al Volcán Barú fue lugar de las primeras sociedades agrícolas y cacicazgos, fechadas entre los años 300 a. C. y 600 d. C. En Caldera se localizan diversos petroglifos que atestiguan la presencia de dichas aldeas en la región. El señor Roberto Barú de Sairé, conocido como el primero en subir al Volcán Barú, es una figura importante en Panamá por lo cual nombraron al volcán en su honor.

Durante la colonización española, el distrito de Boquete, junto con el resto de las Tierras Altas queda casi aislada debido al carácter topográfico de la zona, y es aprovechado como refugio por los indígenas ngobe del centro del país y los misquitos (indígenas) de la zona del Caribe centroamericano.

En 1950 se comienza a celebrar el Festival del Café, se realizaba de manera intermitente por la comunidad con el objetivo de resaltar el principal producto agrícola del distrito. Entre el café más reconocido del área están Café Ruiz y Kotowa Coffee.

El 9 de abril de 1970, sucede una grave inundación que causó colosales daños materiales (uno de cada tres habitantes del distrito quedó afectado) y la muerte de ocho personas. Con este acontecimiento, se decide suspender la feria hasta el año siguiente, se inició un proceso de rápida recuperación en la zona; y en 1973 el Festival del Café se convirtió en la Feria de Las Flores y del Café.

Entre los substanciales ríos del distrito se encuentran el río Caldera que conforma la frontera con el distrito de Gualaca) y el río Caldera (afluente del río Chiriquí) que atraviesa el distrito. Otros ríos del distrito se encuentran el río Palo Alto, el río Los Valles, el río Cochea, el río Colga, el río Papayal y el río Agua Blanca.

Definitivamente visitar la provincia de Chiriquí y no recorrer un poco el distrito de Boquete, deja un gran vacío de juicio acerca de esta provincia.

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