A un par de minutos de la casa de mi amiga Karla, queda el chorro de Caño Quebrado.
Mis expectativas no eran muy elevadas pero decidimos explorar aquel sábado, en modo bbb: bueno, bonito y barato.
Y para mi sorpresa la experiencia fue muy buena. Un río poco caudaloso y una cascada grande y con mucha agua, escalonada y de buena profundidad en su poza.
Fui con mi hijo y puedo constatar que el acceso es bueno.
La carretera no es la mejor, ya que tiene bastantes huecos, pero eso se resuelve yendo con calma. (Ya está arreglada hasta El Prado, 2025) Luego de pasar la entrada de la barriada El Padro, falta muy poco. Pasas un puente de hierro, te fijas a mano derecha donde dice Caño Quebrado. Entras por esa calle de piedras y tomas la primera desviación a mano derecha. En la entrada hay una casa, un jorón y un hermoso patio repleto de árboles grandes. Pagas 1 dolar y continúas.
Hace poco emprendimos una travesía hacia el Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera (PNGDOTH), un tesoro natural enclavado en las tierras altas de la Cordillera Central, en el distrito de La Pintada, comunidad de El Copé, provincia de Coclé. La entrada al parque se encuentra a pocos minutos después de pasar Penonomé, antes de llegar a El Caño, tomando el desvío por la comunidad de La Candelaria.
Este parque fue creado mediante el Decreto Ejecutivo N.º 18 del 31 de julio de 1986 y forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), con el propósito de resguardar la extraordinaria biodiversidad de la región central panameña. Además, su relevancia histórica es innegable: lleva el nombre del General Omar Torrijos Herrera, ya que en su interior se encuentra el Cerro Marta, donde se estrelló la avioneta en la que perdió la vida el general. Hoy día, este espacio también forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano.
El acceso se da por la carretera que nace en el kilómetro 167 de la Vía Interamericana, a la altura de la comunidad de La Candelaria. Desde allí se recorren aproximadamente 28 kilómetros hasta llegar a El Copé, y luego se continúa hacia el norte en dirección a la comunidad de Barrigón. Desde este punto, parte un camino empedrado de 5 km que asciende hasta el cerro El Calvario, ya dentro del parque. Este tramo final requiere vehículo 4×4 debido a sus condiciones.
Los buses solo llegan al Chorro las Yayas, enclavado en las faldas del parque. Pero es fácil contactar con los taxis 4×4. Generalmente por un costo aprox de 20$ el viaje.
La temperatura es muy agradable entre 18 y 29 grados.
Cubre una extensión de 25,275 hectáreas y dentro de sus límites se encuentran siete comunidades: El Potroso, Las Peñitas, El Tigre, La Rica, El Guabal, Río Blanco y Caño Sucio. En sus alrededores se encuentran los poblados de El Copé, Barrigón, La Junta, Cerro Hueco, Belencillo, Aguas Blancas, Bateales y Palmarazo.
Protege las cabeceras de los ríos más importantes de la región coclesana: río San Juan, el río Belén y el Concepción en la vertiente caribeña; y el río Grande, el río Marta y el río Nombre de Dios en la vertiente del Pacífico. En su territorio sobresalen los cerros Negro (1408 metros), Peña Blanca (1314 metros), Blanco (1192 metros) y Cerro Marta (1046 metros).
En el año de 1986 la superficie del parque era de seis mil hectáreas, sin embargo, la misma fue ampliada según criterios ecológicos en el año de 1996 a 25,275 hectáreas, con el propósito de incorporar tierras que requerían su conservación y protección.
Por seguridad, dejamos el auto y seguimos a pie.
Al llegar a el Copé vimos una primera entrada hacia el Cerro Marta, seguimos y encontramos otra entrada directo al parque. Fue un recorrido de media hora hasta llegar al Centro de Visitantes. Pasamos por la comunidad de Barrigón, también por la entrada del Chorro las Yayas, incluso pasamos sobre un riachuelo y unos minutos después estábamos en la oficina de control y monitoreo ambiental de Anam, en la cual no había nadie y nos tomamos el beneplácito de seguir, algo un poco extraño pues en este puesto laboran dos guarda parques por turno y es donde debe hacerse el pago de la entrada.
La vista era impresionante, se veía lo recorrido desde la carretera Interamericana, vastas montañas, un paisaje increíble en donde se puede apreciar casi todo el Copé y el Océano Pacífico.
Minutos después nos topamos con el responsable de Anam y nos dio el permiso de seguir, nos explicó de dejar el auto en el centro de visitantes en caso de subir al Cerro el Calvario.
Hicimos lo establecido y empezamos la caminata hacia El Calvario, que bien tiene su nombre pues subíamos y subíamos, nos demoramos aproximadamente 30 minutos hasta llegar a la cima. En el camino pudimos disfrutar de la diversidad de flora del parque. El cerro se encuentra a 912 metros sobre el nivel del mar y es unos de los pocos sitios donde en días claros se pueden observar los dos mares, y efectivamente tuvimos la dicha de ver el Mar Caribe y el Océano Pacífico. Ya que el sol era incandescente y radiante.
Fue impresionante ver la majestuosidad del Cerro Marta, en el cual cayó la avioneta en donde murió el general Omar Torrijos, motivo por el cual el parque lleva su nombre. A lo lejos vislumbramos las comunidades de Coclesito, San Juan de Turbe, Boca de Toabre incluso Coclé del Norte.
En la parte más elevada del parque, se desarrollan bosques pluviales montanos bajos y a medida que se desciende están los bosques pluviales y húmedos premontano, y los muy húmedos tropicales.
Se cree que de las 2 mil 604 especies de plantas y 552 especies de vertebrados terrestres que se encuentran en la provincia, la mayoría tiene presencia en el parque. Existe también una gran diversidad de especies endémicas o propias de estos bosques, unas 60 muestras han sido recolectadas dentro de la zona montañosa. Según los estudios científicos, el área se originó por la alternancia de las actividades volcánicas y sedimentarias que caracterizaron la formación del istmo de Panamá.
Monolena glabra
Se observan exuberantes helechos arbóreos, palmas, enormes árboles como el guayacán y jacaranda, musgos, muchas orquídeas, bromelias, heliconias, anturios, algunas plantas endémicas como la selaginelas, scheffleras, la emblemática Monolena glabra y el árbol copé, nativo del parque.
También posee la planta carnívora (Drossera capillaris) característica de los suelos pobres en nutrientes. Se encuentra la única zamia epifita en el mundo y sus hojas asemejan la de una palma.
Solo en aves se pueden observar aproximadamente 350 especies diferentes, el colibrí pico de hoz, por su diseminada presencia, ha sido escogido como ave símbolo del parque. El Ave Sombrilla (Cephalopterus glabricollis) que según la actualización de la Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas, de su estatus de ‘Vulnerable’ pasó a estar ‘En Peligro’; anualmente los observadores de aves se dirigen a este parque en busca de poderse encontrar con esta ave e incluirla en su lista de “lifebirds”.
Bajando del Calvario, toqué una planta con pelos urticantes. Después, llegamos al centro de visitantes, donde pagamos la entrada y disfrutamos de su mirador, patio y senderos.
Recorrimos varios senderos: el de la Rana (2 km), los Helechos (800 m, accesible) y el Cuerpo de Paz (2 h, más exigente).
Cerca del parque hay cascadas como Tife Alto y Bajo, que requieren logística y excelente condición física, pues Tife implica caminar más de 30 km.
Alto Tife
Personalmente hemos tenido la dicha de ver un jaguarundi detrás de la cabaña, también zarigüeya gris, ardillas enanas (Microsciurus sp).
Nos retiramos del centro de visitantes y fuimos directo al Chorro las Yayas a relajarnos bajo sus frías aguas.
Como leen y ven, el Parque Nacional Omar Torrijos posee todo en un solo lugar, es un sitio excepcional, lleno de vida silvestre, muy bien conservado, y esperando ser visitado.
En general se los encuentra en la parte alta de la canopea de los bosques; pero algunos ocupan hábitats más abiertos.
La hembra suele construir un nido bien escondido en forma de taza y poner dos huevos manchados de marrón o lila.
Los polluelos nacen a los 13 a 14 dÃÂas y empluman en 15 a 16 dÃÂas. El macho y la hembra alimentan a sus crÃÂas con insectos y frutas que representan alrededor del 70% de lo que comen, las cuales casi siempre se las ââ¬Åtragan enterasââ¬Â. Además comen insectos que recogen de las hojas o que atrapan al vuelo.
La tendencia de la población parece ser estable, por lo que la especie no se acerca a los umbrales de vulnerable según el criterio de la tendencia de población. El tamaño de la población no se ha cuantificado, pero no se cree que sea vulnerable en el criterio del tamaño de la población (menos de 10.000 individuos maduros con una disminución continua estimada en más de 10% en diez años o tres generaciones, o con una determinadaàestructura de la población).àPor estas razones, la especie se evalúa como de Preocupación Menor de extinción.
En la misma vía hacia el Fuerte San Lorenzo se encuentra Playa Tortuguilla, una hermosa playa de aguas cristalinas y tranquilas, bordeada por manglares y selva del Parque Nacional San Lorenzo. Es ideal para nadar o hacer snorkel por sus arrecifes y rica biodiversidad.
Recomendamos visitarla si deseas explorar la Costa Abajo de Colón. En el camino puedes pasar por las esclusas de Gatún, Sherman y Shelter Bay Marina, un puerto con restaurante, bar, duchas, lavandería, internet y más.
Para ingresar, debes pasar por ANAM y pagar $2 por persona, lo cual incluye el acceso al fuerte y la playa. Justo antes de llegar al fuerte, una flecha amarilla a la derecha señala la entrada. Son unos 10 minutos en carro por calle de tierra (accesible para sedanes), o puedes caminar unos 30 minutos para disfrutar del bosque tropical, los manglares y su fauna.
Naturaleza y Aventura en Playa Tortuguilla
En el camino hacia Playa Tortuguilla se pueden observar ñeques, aves y gatos solos, y escuchar los potentes aullidos de los monos, que suenan como rugidos de león. Esta zona protegida forma parte del Parque Nacional San Lorenzo, hogar de jaguares, ocelotes, boas, cocodrilos y más de 420 especies de aves y 36 de anfibios.
También hay historia: en la ruta se aprecian antiguas baterías militares utilizadas por EE.UU. durante la Primera Guerra Mundial, como parte del sistema de defensa del Canal de Panamá.
La playa suele estar vacía, sobre todo entre semana. Sus aguas verde azuladas invitan a nadar, hacer snorkel y explorar. Cerca de la orilla a veces se ven peces y medusas, y hay un pozo artificial donde nadan peces de colores. En verano, aves rapaces llegan a posarse en los árboles, haciendo del lugar un paraíso para la observación de fauna.
Conocida localmente como Playa Batata, esta joya ecológica, aunque pequeña, guarda una belleza única con la desembocadura de un río cristalino y una biodiversidad impresionante.
Dentro del Parque Nacional San Lorenzo también se encuentran otras playas como Chivivi y Diablo. Muchas familias disfrutan pescar en las orillas de los manglares.
En Playa Tortuguilla es posible acampar pagando $8 por carpa en ANAM. Dormir rodeado de tres hábitats —manglar, playa y bosque— es una experiencia inolvidable.
Es importante llevar comida, bebidas y todo lo necesario, ya que no hay comercios cerca. No olvides recoger tu basura para proteger a los animales del área.
Compartimos estos lugares para que los disfrutes y los cuides. Así podrán seguir siendo un tesoro natural para futuras generaciones.
El acceso es únicamente en auto, ya que no hay transporte público dentro del parque y no existen comunidades en esta área protegida.
En nuestra siguiente visita al Parque Nacional San Lorenzo sí tuvimos la suerte de ver monos aulladores, y por aquí les dejamos las fotos. Fue muy emocionante estar a pocos metros de ellos. Acababa de llover y salieron felices, aunque territoriales, a darnos la bienvenida a Tortuguilla.
También, a lo lejos y bajo la lluvia, observamos a una anguila que, desesperada, saltaba tratando de regresar al mar que con fuerza la había arrojado a la orilla.
Las picadas estaban, ya llevaba una semana completa y no sanaban, tampoco me molestaban pero de pronto noté que quedaba un orificio en medio de ellas bastante notable.
Estas picadas eran dos y estaban justo en mi hombro derecho, tanto en la parte de adelante como atrás.
Y si, empezaron a picarme de una manera extraña. Mi mamá al instante de verlas me dijo: eso es tórsalo, ¿acaso no sientes que se mueve por dentro? La verdad es que yo estaba bastante confundida y algo asustada, las picadas no sanaban y de pronto de ellas empezó a brotar agua.
Una noche, ya unas dos semanas pasadas, sentí como algo que halaba dentro de mi piel, un leve dolor y con eso, pude comprobar mis sospechas.
Me encaminé al Instituto Conmemorativo Gorgas de Investigaciones en Medicina Tropical a ver si me daban una solución saludable, fuera de las recomendaciones caseras de ponerme tabaco, alcohol, vaselina, resina de tabaco, kerosene, entre otras muchas. Me llevé la gran sorpresa al enterarme de que en el Gorgas solo atienden de 7 a.m. a 2 p.m., de lunes a miércoles. Así que me fui a una clínica de esas que están por todos lados, pagué diez dólares y esperé una opinión médica.
En efecto, el doctor me dijo que no era leishmaniasis, sino un tórsalo (Dermatobia hominis), y que consiguiera un viejito que fumara pipa y le pidiera la resina. Me dijo que el tórsalo no causaba nada, que no me preocupara, que solo era una experiencia, mínima, y hasta me felicitó. De ahí fui a Salsipuedes, compré unas hojas de tabaco y esperé que mis tórsalos maduraran un poco más.
Me puse a investigar acerca de mis huéspedes, a los cuales les puse nombre: el de adelante se llamó Sebastián, y el de atrás se llamó Pirulo. Encontré que el parásito viene de la Dermatobia hominis, una mosca que atrapa un mosquito y le coloca los huevos por fuera, sin siquiera hacerle daño. Luego, cuando el mosquito pica a un mamífero, las larvas de la mosca salen del huevo al sentir el calor de su nuevo anfitrión. Rápidamente se introducen por el agujero que dejó la picada del mosquito en la piel de la víctima. Una vez dentro del cuerpo, van creciendo con la carne del mamífero, que servirá de alimento para su desarrollo.
Me enteré de que el tórsalo no daña la piel, no infecta, y que en realidad no hay efectos secundarios con él. Más bien parece un parásito inteligente, que solo se come la parte muerta de la piel, siempre dejando un orificio para su respiración. Cuando ya ha comido suficiente y ha completado su proceso, decide salir a la superficie por sí solo. Es decir, si no lo sacaba yo misma, él, en algún momento —quizás lejano— iba a salir.
Pero bueno, no esperé más de dos semanas para eso. Aquel sábado me fui al Parque Nacional Omar Torrijos, pasé un agradable día y, de regreso, Sebastián, mi tórsalo, prácticamente me estaba haciendo llorar; sentía que me comía por dentro. Llegué a mi casa amargada y le conté a mi sabia madre, quien me envió donde un tío de esos cachimbones que no pueden negar ser del campo. Me dijo: “Vamos a sacártelo”. Llamó a mi primo César, experto en sacarle espinillas a la gente, y de inmediato procedieron a extraer el tórsalo, sin más allá ni más acá, sin ningún tipo de ayuda de tabaco o medicamentos.
Al rojo vivo me sacaron a Pirulo. Fue un dolor considerable, pero me sentí muy orgullosa de pasar esta prueba. Después de los gritos, vino la victoria al ver a Pirulo moviéndose sobre la gasa. ¡Wow! Vaya espectáculo al ver que ese bichito vivía dentro de mí. Sí, es una sensación muy extraña saber que algo vive dentro de ti, que es un gusano, y que se alimenta de ti.
Ahora venía Sebastián, pero le dije a mi tío que iba a descansar un rato. Me puse las hojas de tabaco con tape para asfixiarlo, a ver si ayudaba, porque sabía que el dolor iba a ser insoportable. No pensé que fuese tan floja para esto, pero cuando te agarran la piel y te la exprimen… uff, eso duele.
César me agarró la picada y la exprimió hasta que vimos algo parecido a pus saliendo del orificio: mucha agua combinada con sangre. Gritaba y reía; me dio un ataque de risa increíble por lo que estaba pasando. Después de algunos gritos, Sebastián salió, esta vez muerto, pero completo.
Ambos tenían un tamaño muy pequeño para el dolorcito rico que se siente, gracias a los pelos o espinas que poseen y con los que se adhieren a la piel, lo que hace que uno sienta que lo están rasgando por dentro.
Busqué un frasco, le eché alcohol y ahora los guardo como mis dos trofeos ganados en el monte. Como me dijo un amigo: “Ésta solo va a ser la primera vez”.
Es un ave grande, de aproximadamente 48 cm; se reconoce por su cabeza voluminosa, con una banda azul clara que rodea su coronilla negra y se vuelve morada en la nuca; su pico es grueso y fuerte, ligeramente curvado con los bordes de la parte superior del pico cortados; la cola es larga, de color negro por debajo, con la rectrices graduales. IncreÃÂblemente preciosa.
En el Parque Metropolitano hay un sendero llamado ââ¬ÅMomótidesââ¬Â en el cual, si prestas mucha atención, puedes ver fácilmente un ejemplar.
Algo muy curioso de estas aves es su cola, las plumas centrales (que son las más largas) tienen una parte del astil desnudo, parecidas a una raqueta.
Su nido consiste en una madriguera larga y a menudo tortuosa de 1.5 a 4 m. de longitud y aproximadamente 10 cm. de diámetro, con una cámara terminal desnuda, excavada en el barranco de una carretera o quebrada, o en la pared de alguna cueva o hueco en el suelo, bien escondido. Ponen de 3 a 4 huevos y se reproducen de marzo a mayo.
Están asociados a hormigas ââ¬Åarrieras o guerrerasââ¬Â (Ecitonàspp.) y en ocasiones a tropas de monos ââ¬Åardillaââ¬Â (Saimiri oerstedii), a los que acompaña para atrapar insectos que huyen de ellos.
El Majagua es un río de la República de Panamá, ubicado en la provincia de Chiriquí, al occidente del país. Su naciente se encuentra dentro de la cuenca hidrográfica del Volcán Barú y constituye un curso de agua permanente.
Para llegar al lugar, se debe tomar una chiva directa a la terminal de David, y luego hacer un trasbordo tomando un autobús con destino a Dolega o a Boquete, ya que ambos pasan por el balneario. El Balneario Majagua está situado en un área conocida como Portachuelo, ubicada entre David y Dolega.
Al llegar al balneario, nos encontramos con un bohío que, según cuentan, tiene más de 50 años en ese lugar. Aunque el río estaba algo seco, su nivel era adecuado para darse un buen baño.
En ese momento, el río era solo para nosotros. Con el paso de las horas, llegaron algunos estudiantes de un colegio de David; al parecer, es común que grupos escolares visiten el sitio.
Los jóvenes se subían a la cascada con facilidad y hacían apuestas para ver quién era el más valiente y se lanzaba primero.
Me comentaron que, antes de la construcción del bohío, no existía carretera de acceso, y que originalmente el área era un pequeño cerro que, con los años y la erosión, fue cediendo. Las lluvias también han tenido un gran impacto en la zona; en algunas ocasiones, el agua ha llegado hasta el bohío. Tristemente, algunas personas han fallecido en el río, y cada año sus familiares regresan al sitio para lanzar flores blancas en su memoria.
El Majagua es un lugar tranquilo, ideal para compartir con amigos o en familia.
Esta vez fuimos a un lugar inimaginable, tuvimos la dicha de por primera vez, pasar sobre las aguas del rÃÂo Chagres, el más grande afluente de la República de Panamá.
Entramos por la Cabima, que esta situado en la carretera hacia las Cumbres, nos detuvimos en el Restaurante Pio Pio de la Cabima y preguntamos por donde llegar a Puerto Corotú.
Tomamos la carretera justo a mano izquierda de frente a dicho restaurante ày fuimos preguntando hasta llegar a la monstruosa fábrica de Cemento Bayano, verdaderamente desagradable y de ahàseguimos hasta ver las señalizaciones de Parque Nacional Chagres y Puerto Corotú.
Llegamos al gigante árbol de Corotú, caracterÃÂstico de que estábamos en el puerto del Lago Madden conocido mejor como Lago Alajuela.
De repente apareció un señor en 4weel con uniforme de la ANAM a cobrarnos la entrada al Parque Nacional Chagres y a reprendernos por no haber parado la garita, nada visible. El costo por entrar a este Parque Nacional es increÃÂblemente de 5 dólares por persona panameña (luego supimos que eran 3$).
AMPYME, la Autoridad de Panamá para micro, pequeñas y medianas empresas, les está dando la formación en estas áreas y los está ayudando a registrarse legalmente en el proyecto de turismo, lo que demuestra que son una comunidad muy organizada de la cual están muy orgullosos.
Lo que ofrecen es turismo ecológico y cultural.àLa parte cultural es que los visitantes descubren e interactúan con los indÃÂgenas, la parte ecológica, significa aprender àacerca de la selva, y todo ello sucede de manera de bajo impacto para el entorno natural y sus formas de vida.àLos visitantes van para experimentar la naturaleza, pero no se pueden tomar las plantas o los animales.
Miromel metÃÂa una larga vara dentro del agua para verificar la profundidad y Mario, que manejaba la máquina, la movÃÂa de un lado para el otro ày no arrastrarla. En un momento la cosa se puso extrema, tuvimos que dejar todo dentro de la piragua y ayudar a moverlo entre los rápidos que nos atacaban por un lado. Un momento verdaderamente extremo.
A lo largo de la orilla del rÃÂo Chagres, se pueden ver cocodrilos, caimanes, nutria de rÃÂo, aves como loros, guacamayas, tucanes, martÃÂn pescador, entre muchos más.
Nos recibieron con bailes en la comunidad. Tomamos asiento en algunos bancos y esperamos por más. Iván nos empezó a explicar todo acerca de sus costumbres y tradiciones, historia, modo de vida, nos dijo hasta cómo hacÃÂan sus vestiduras y algo muy curioso fue ver el ââ¬Åbrassierââ¬Â de la joven indÃÂgena del que colgaban monedas de 5 y 25 centavos panameños y relucÃÂan contra los rayos del sol. El rey de la comunidad se le llama “Noko”, y el curandero ElÃÂas. El Noko es quien da permiso para todo, hasta para las fiestas y tomar bebidas alcohólicas.
Llegamos al sendero y ahàel señor nos explicó una a una las plantas que tenÃÂa y sus funciones. Nos dió a probar algo asàcomo una rama de un arbusto y al instante, la boca nos picaba, era una sensación extraña como si la lengua estuviese dormida.
El Tour incluye: – transporte en piragua ida y vuelta aproximadamente 40 minutos de ida y 35 minutos de regreso, – Visita a la Cascada del Indio en la que te puedes quedar el tiempo que plazcas, – Bienvenida de los Emberá Drúa con cantos y bailes y su Rey al frente, – Charla informativa de todas las actividades diarias de los Emberá y su etnografÃÂa por categorÃÂas- Un delicioso plato de pescado frito (tilapia) con plátanos, – Bailes tradicionales por las mujeres del pueblo, – Bailes tradicionales interactivos para el público, – Visita al jardÃÂn botánico en donde se explica cada una de las plantas curativas y sus funciones, – Puedes bañarte de nuevo en el rÃÂo de aguas cristalinas, – Te llevan a ver caimanes, aves, iguanas en plenas funciones. Entre muchas otras cosas más ofrecen tatuajes de jagua, el cual hasta el dÃÂa de hoy aún tengo, duran aproximadamente 1 semana y son muy caracterÃÂsticos de estos indÃÂgenas, se dice que esta pintura limpia la piel, ya que es de origen vegetal y es sacada de un árbol llamado Jagua (Genipa americana).
Queda la memoria de una experiencia única dentro de un lugar increÃÂble en donde la naturaleza perdura, en donde la etnografÃÂa es respetada, en donde la vida te la da la Naturaleza y nada más.
Esta ave es muy común verla en nuestros campos, alimentándose de semillas. Los múltiples nombres cientÃÂficos y comunes para este mismo pájaro son el resultado de desacuerdos sobre su clasificación. Los machos son de color negro arriba y blanco abajo con un cuello negro y babero, un collar blanco, una mancha blanca en la base de las plumas primarias , y un amplio y negro, pico convexo.
Una variable hembraào Wing-barred Seedeater son similares, pero es un color opaco de oliva por encima y un color amarillo pardo.àLos rebaños con otras especies de comedores de semillas de pastos, campos de maleza en prados y otros.
El nido de copa es endeble, construido por la hembra y está hecho de material vegetal grueso y forrado con unas pocas fibras más finas. Se coloca en un árbol de 0,4 a 6 m, a veces superior, en el tenedor de una ramita. El embrague es de dos o tres huevos de color marrón-gris pálido moteado, que son incubados por la hembra sola durante 12-14 dÃÂas.
El Seedeater variable tiene una llamada Chur duras. El canto del macho consiste en una mezcla de gorjeos, silbidos, y pÃÂos, y es más elaborada en la vertiente del PacÃÂfico.
Miden aproximadamente à9.5 cm. y pesa 6.5 grs. Son muy pequeños, de cabeza grande, con el pico largo, recto, aplastado y de punta chata.
En los adultos la frente, la parte anterior de la coronilla, el área de la cabeza y la parte superior de las mejillas son de color negro, y pasan a gris manchado oscuro en la nuca y a gris oliva oscuro (machos) o verde oliva oscuro (hembras) en el resto de la región superior. Las alas son negruzcas con los bordes amarillos pálidos; las timoneras son negras con la punta blanca, más gruesa en las más externas y cortas; la región inferior es completamente amarilla. El iris es amarillo pálido, teñido de rojo por encima de la pupila. El pico es negro con un pedacito de la punta y la base de la mandÃÂbula blancuzcos.
Los especÃÂmenes juveniles son parecidos a los adultos, pero presentan el pÃÂleo de las mejillas gris fuliginoso oscuro. El borde amarillo de las alas posee un tinte ante y por debajo es amarillo más pálido. El iris es oscuro (le toma varios meses ponerse pálido).
Frecuenta los matorrales de los antejardines, los cultivos con sombra, huertas despejadas, áreas de crecimiento secundario, arbustos y bordes de los bosques de galerÃÂa y manglares. Evita el interior de los bosques densos, aunque penetra en el dosel a lo largo de las márgenes.
Tanto los machos y hembras construyen un nido en forma de bolsa con una entrada lateral, construida con los más variados materiales vegetales, unidos con telarañas y con un buen forro de plumas, vilano, etc. que suele ser suspendido de una rama delgada de 1-5 metros de altura en un árbol, aunque en ocasiones puede ser hasta de 30 metros.àLa hembra incuba los dos huevos de color blanco por lo general sin mancha por 15-16 dÃÂas antes de la eclosión. Se reproducen de febrero a julio.
Los nidos no son utilizados como dormitorios. Los adultos y los especÃÂmenes juveniles que han abandonado el nido duermen en árboles; estos últimos ejemplares duermen en estrecho contacto.
Se alimenta de abejones pequeños, moscas, avispas parásitas y otros insectos, que captura mediante salidas veloces contra el follaje.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.