Es uno de los lugares preferidos por las personas que aman hacer avistamiento de aves. Se encuentra dentro del parque nacional SoberanÃa, a media hora en auto desde la ciudad de Panamá.
Para poder llegar es necesario conducir en la vÃa hacia Gamboa y prestando atención a las señales que indican la entrada del Camino de Plantación. Se puede llegar en autobús tomándolo en la terminal de Albrook, Ruta Gamboa en BahÃa D, y bajándose en la entrada del sendero.
Ruta de Metrobus desde Terminal de Albrook
5:15 am 7:50-10:20-12:30-2:40pm y el último a las 4:40pm
Sábados 9:00-12:00 y el último 4:35
Domingos 8:00-12:00 y el último 4:10
El Camino de Plantación tiene una longitud de aproximadamente 7 kilómetros que se caminan en 3 o 4 horas de ida y vuelta.
Si te interesan las plantas, el camino de Plantación (como su propio nombre lo dice) es tu lugar. Gran cantidad de vegetación, árboles grandes, arbustos y plantas herbáceas, helechos, inflorescencias; incluso algunas especies han sido marcadas con sus nombres para ser reconocidas. Las veces que he ido he podido notar muchos Nazareno (Peltogyne purpurea), Cuipo (Cavallinesia platanifolia), zamias, muchas lianas, hongos por doquier.
Alguna vez estuve por el camino con amigos, vimos unas lianas, y probamos a guindarnos como Tarzan, estuvimos en eso bastante tiempo, la liana siempre pudo con nuestro peso.
Se dice que este camino y su selva secundaria era utilizado por militares estadounidenses para entrenar militares latinos.
Purple fruitcrow o Querula purpurata
La entrada tiene un valor $3.00 USD para adultos nacionales y $5.00 USD para adultos extranjeros aunque a veces no hay nadie en la entrada.
En Calobre una de las principales actividades es la cosecha de la sandÃa, que en gran parte es exportada al extranjero, y es la mejor de Panamá gracias a la tierra algo árida de este distrito.
Al salir del Salto, seguimos en la carretera hasta ver el RÃÂo San Juan, al que vislumbramos sólo desde un puente y el tiempo no nos dio para bajar.
Para llegar a Calobre se puede ir por dos rutas: desde Santiago, pasando por San Francisco de la Montaña y luego desviándose hacia Calobre, esto te toma un tiempo de 45 minutos. Si vienes por la carretera Interamericana puedes tomar la vÃÂa que conduce hacia el Jaguito en el Roble y esto te toma un tiempo de 1 hora y 20 minutos hasta llegar a Calobre. Desde la ciudad de Panamá es aproximadamente 3 horas y 15 minutos. Y como decÃa en la valla de carretera “Calobre es un paraÃso por conocer”.
La verdad es que en estas fiestas patrias buscaba tranquilidad, algún lugar de esos donde nadie te conoce, en donde solo la brisa te acompaña y el cantar de las aves te despierta: Santa Fe de Veraguas.
En caso de hacer el viaje en autobús la manera más fácil es tomar un Santiago- Panamá en la terminal de autobuses de Albrook y llegar hasta la terminal de buses de Santiago y allàtomar otro autobús o ââ¬Åchivaââ¬Â que te llevará hasta Santa Fe, en este caso las chivas son muy cómodas. El horario de autobuses en Santa Fe es de 5:00 AM a 7:00 PM.
Santa Fe fue uno de los primeros pueblos que se fundaron en el Istmo de Panamá. Su historia comienza cuando el CapitánàFrancisco Vázquez estableció varias ciudades de la provincia de Veraguas en 1558, incluyendo a Santa Fe.
La popularidad de Santa Fe, nacional e internacionalmente, se debe al trabajo organizativo de los campesinos por el SACERDOTE JESÃÅ¡S HÃâ°CTOR GALLEGO, quien desapareció en elàaño 1971, por el Organismo de Seguridad de Inteligencia Militar de los Estados Unidos, con la complicidad de Militares Panameños y lugareños de Santa Fe, por el solo hecho de organizar a los campesinos, para que fueran protagonistas de su propio desarrollo y lucharan contra las injusticias.
Los guÃÂas locales han establecido senderos que llevan al visitante por el Cerro Tute y se ha construÃÂdo una calle que llega casi a la cima. Fue instituido como Sitio Histórico TurÃÂstico, por el Consejo Municipal de Santa Fe, en 1993.
Subimos al transporte y nos agarramos fuerte para poder mantenernos en el mismo lugar donde nos habÃÂamos sentado; entre lomas, la misma sierra, verdes azulados, un cielo azul opaco, naranjas regadas por los suelos de las casas del camino y miradas sorprendidas dentro del volquete, llegamos a el Pantano en donde se bajaron la mayorÃÂa de las personas. Al ir saliendo nos quedamos sorprendidos al ver un rÃÂo de aguas verdes cristalinas que corrÃÂa debajo de un puente rural, un poco fuera de lugar pues con el invierno es muy raro ver los rÃÂos limpios.
El Salto el Bermejo en el rÃÂo Bermejo, de unos 10 kilómetros de longitud que nace sobre la Cordillera Central y termina en el RÃÂo Bulabá y su avance forma al pasar hermosas caÃÂdas de aguas, muchas sin nombre e inexploradas.
Los más osados pueden subir mil 375 metros hasta llegar al cerro Mariposa, en donde se pueden observar tucanes, pavas negras, entre otros animales del lugar.
Hay caminatas cortas de dos horas y media en las que se llega a las tres cascadas de Alto de Piedra. La antigua mina de oro de Cocuyo es otro punto propicio para visitar, aunque dicen que este recorrido podrÃÂa tomar hasta una semana.
No cabe duda de que Santa Fe es un lugar repleto de chorros, cascadas, saltos y balnearios donde el visitante puede divertirse y disfrutar plenamente de la naturaleza, cuidando sus beneficios y respetándola, más aún cuando es en este lugar en donde se tiene uno de los parque nacionales más importantes del paÃÂs.
Y es que el Parque Nacional Santa Fe fue establecido mediante el Decreto Ejecutivo Nú 147 de 11 de diciembre de 2001, publicado en Gaceta Oficial No. 24,460 de 28 de diciembre de 2001 y ocupa una superficie de 72,269.75 hectáreas. Aproximadamente un 28.48% de la superficie del parque pertenece a la vertiente PacÃÂfica y un 71.52% a la vertiente del Caribe. Esta área protegida se encuentra ubicada en las tierras altas de la cordillera central del paÃÂs, dentro de los distritos de Santa Fe y Calobre en la provincia de Veraguas.
Asàmismo se pueden apreciar el Trogón Colirrayado, el Carpintero Olividorado, el Picochato Gorgiblanco, otras aves posibles son: la Tangara de Monte Gorgiamarilla, el Mosquerito Cejirrufo, la Tangara de Monte Común, la Parula Tropical, el Gavilán Barreteado y los colibrÃÂes Colicerda Verde, Gorra Nivosa y Pico de Hoz Puntiblanco. Las noches en Alto de Piedra son bastante amenas: el Búho Blanquinegro y el Nictibio Común nos esperan.
Además de todo lo mencionado, en el pueblo de Santa Fe se respira un aire de mucha paz, fraternidad, y una creencia muy apegada al catolicismo que incluye una linda iglesia en todo el centro del pueblo y justo en frente una cancha en donde los jóvenes pasan las tardes haciendo deportes. Hay varios parques en donde las personas acostumbran conversar pacÃÂficamente y disfrutando del clima perfecto. Incluso pudimos notar un parquecito diminuto dedicado a la ââ¬Åheroica gesta del Cerro Tuteââ¬Â.
En el centro del pueblo admiramos la estatua del padre Gallegos que paso a ser un lÃÂder entre los campesinos de Santa Fe.
Hay varios lugares para hospedarse con precios por debajo de los 25 dólares por noche: Hotel el Sol de Santa Fe, Hostal la Quia, Hotel Tierra Libre, Cabañas Alto De Piedra (las cuales recomiendo por la belleza de sus alrededores, puede llamar al número 68731348 Sra. Alcida SolÃÂs).
Nos despedimos de este fantástico lugar con un poco de tristeza, pero siempre con la esperanza de que tendremos vida para poder regresar y poder visitar en el próximo viaje las fascinantes cascadas , chorros y cerros que guardan tantos secretos y leyendas, para poder publicarlas y que cada dÃÂa más gente se enamore de las montañas, del verde de Panamáââ¬Â¦ Y que se sientan inspirados a cuidar de ella.
Hace poco estuvimos haciendo camping en la Laguna de San Carlos con los estudiantes de la Escuela de Turismo Geográfico Ecológico de la Universidad de Panamá. Fue gratificante ver la emoción y la organización de la actividad, pues todo salió como lo esperábamos.
Lo primero que hicimos fue limpiar un poco el lugar, ya que la hierba estaba crecida. Luego armamos las carpas y las aseguramos. Esta vez, el precio por carpa fue de 5.00 dólares y la entrada a la laguna fue de 0.50 centavos por estudiante.
Nos fuimos a subir el cerro y empezamos el ascenso muy bien. Algunas jóvenes sintieron agotamiento, pero todos disfrutamos del ambiente y de la naturaleza. Fue muy gratificante llegar a la cima, pues todos estuvieron felices y conformes con la encantadora vista desde el Cerro Picacho. Incluso llegamos a una cima en la que Enlodados nunca había estado, a 1,082.33 metros de altura, que es la máxima del Picacho. Al parecer, este cerro se vuelve cada vez más interesante. La neblina nos cubrió y tuvimos que bajar apresuradamente, temiendo que comenzara a llover.
Durante el descenso, más de la mitad del grupo se resbaló. Las caídas formaron parte de la diversión del momento.
Al llegar nuevamente a la laguna, nos dimos un tremendo baño en sus frías aguas. Fue placentero, como siempre que se visita este hermoso lugar. A medida que atardecía, la neblina fue cubriendo más y más la laguna, hasta que llegó un momento en que desaparecimos dentro de ella.
Después cocinamos una deliciosa cena compuesta de pollo guisado, arroz con vegetales, plátanos, chorizos, ensalada… en fin, una algarabía de sabores que compartimos con entusiasmo.
Luego de contar los tradicionales cuentos de miedo, cada quien se fue a su carpa a dormir, aún con el susto en la piel. A la mañana siguiente, tomamos el desayuno y luego tuvimos partidas de fútbol e incluso voleibol en la laguna.
Más tarde nos despedimos de la gente de la laguna y nos encaminamos hacia Playa Corona para pasar la tarde.
Todo salió a la perfección. Nos divertimos, compartimos, y muchos adquirieron experiencia para los próximos campings… que, sin duda, serán muchos más.
Hace poco emprendimos una travesía hacia el Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera (PNGDOTH), un tesoro natural enclavado en las tierras altas de la Cordillera Central, en el distrito de La Pintada, comunidad de El Copé, provincia de Coclé. La entrada al parque se encuentra a pocos minutos después de pasar Penonomé, antes de llegar a El Caño, tomando el desvío por la comunidad de La Candelaria.
Este parque fue creado mediante el Decreto Ejecutivo N.º 18 del 31 de julio de 1986 y forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), con el propósito de resguardar la extraordinaria biodiversidad de la región central panameña. Además, su relevancia histórica es innegable: lleva el nombre del General Omar Torrijos Herrera, ya que en su interior se encuentra el Cerro Marta, donde se estrelló la avioneta en la que perdió la vida el general. Hoy día, este espacio también forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano.
El acceso se da por la carretera que nace en el kilómetro 167 de la Vía Interamericana, a la altura de la comunidad de La Candelaria. Desde allí se recorren aproximadamente 28 kilómetros hasta llegar a El Copé, y luego se continúa hacia el norte en dirección a la comunidad de Barrigón. Desde este punto, parte un camino empedrado de 5 km que asciende hasta el cerro El Calvario, ya dentro del parque. Este tramo final requiere vehículo 4×4 debido a sus condiciones.
Los buses solo llegan al Chorro las Yayas, enclavado en las faldas del parque. Pero es fácil contactar con los taxis 4×4. Generalmente por un costo aprox de 20$ el viaje.
La temperatura es muy agradable entre 18 y 29 grados.
Cubre una extensión de 25,275 hectáreas y dentro de sus límites se encuentran siete comunidades: El Potroso, Las Peñitas, El Tigre, La Rica, El Guabal, Río Blanco y Caño Sucio. En sus alrededores se encuentran los poblados de El Copé, Barrigón, La Junta, Cerro Hueco, Belencillo, Aguas Blancas, Bateales y Palmarazo.
Protege las cabeceras de los ríos más importantes de la región coclesana: río San Juan, el río Belén y el Concepción en la vertiente caribeña; y el río Grande, el río Marta y el río Nombre de Dios en la vertiente del Pacífico. En su territorio sobresalen los cerros Negro (1408 metros), Peña Blanca (1314 metros), Blanco (1192 metros) y Cerro Marta (1046 metros).
En el año de 1986 la superficie del parque era de seis mil hectáreas, sin embargo, la misma fue ampliada según criterios ecológicos en el año de 1996 a 25,275 hectáreas, con el propósito de incorporar tierras que requerían su conservación y protección.
Por seguridad, dejamos el auto y seguimos a pie.
Al llegar a el Copé vimos una primera entrada hacia el Cerro Marta, seguimos y encontramos otra entrada directo al parque. Fue un recorrido de media hora hasta llegar al Centro de Visitantes. Pasamos por la comunidad de Barrigón, también por la entrada del Chorro las Yayas, incluso pasamos sobre un riachuelo y unos minutos después estábamos en la oficina de control y monitoreo ambiental de Anam, en la cual no había nadie y nos tomamos el beneplácito de seguir, algo un poco extraño pues en este puesto laboran dos guarda parques por turno y es donde debe hacerse el pago de la entrada.
La vista era impresionante, se veía lo recorrido desde la carretera Interamericana, vastas montañas, un paisaje increíble en donde se puede apreciar casi todo el Copé y el Océano Pacífico.
Minutos después nos topamos con el responsable de Anam y nos dio el permiso de seguir, nos explicó de dejar el auto en el centro de visitantes en caso de subir al Cerro el Calvario.
Hicimos lo establecido y empezamos la caminata hacia El Calvario, que bien tiene su nombre pues subíamos y subíamos, nos demoramos aproximadamente 30 minutos hasta llegar a la cima. En el camino pudimos disfrutar de la diversidad de flora del parque. El cerro se encuentra a 912 metros sobre el nivel del mar y es unos de los pocos sitios donde en días claros se pueden observar los dos mares, y efectivamente tuvimos la dicha de ver el Mar Caribe y el Océano Pacífico. Ya que el sol era incandescente y radiante.
Fue impresionante ver la majestuosidad del Cerro Marta, en el cual cayó la avioneta en donde murió el general Omar Torrijos, motivo por el cual el parque lleva su nombre. A lo lejos vislumbramos las comunidades de Coclesito, San Juan de Turbe, Boca de Toabre incluso Coclé del Norte.
En la parte más elevada del parque, se desarrollan bosques pluviales montanos bajos y a medida que se desciende están los bosques pluviales y húmedos premontano, y los muy húmedos tropicales.
Se cree que de las 2 mil 604 especies de plantas y 552 especies de vertebrados terrestres que se encuentran en la provincia, la mayoría tiene presencia en el parque. Existe también una gran diversidad de especies endémicas o propias de estos bosques, unas 60 muestras han sido recolectadas dentro de la zona montañosa. Según los estudios científicos, el área se originó por la alternancia de las actividades volcánicas y sedimentarias que caracterizaron la formación del istmo de Panamá.
Monolena glabra
Se observan exuberantes helechos arbóreos, palmas, enormes árboles como el guayacán y jacaranda, musgos, muchas orquídeas, bromelias, heliconias, anturios, algunas plantas endémicas como la selaginelas, scheffleras, la emblemática Monolena glabra y el árbol copé, nativo del parque.
También posee la planta carnívora (Drossera capillaris) característica de los suelos pobres en nutrientes. Se encuentra la única zamia epifita en el mundo y sus hojas asemejan la de una palma.
Solo en aves se pueden observar aproximadamente 350 especies diferentes, el colibrí pico de hoz, por su diseminada presencia, ha sido escogido como ave símbolo del parque. El Ave Sombrilla (Cephalopterus glabricollis) que según la actualización de la Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas, de su estatus de ‘Vulnerable’ pasó a estar ‘En Peligro’; anualmente los observadores de aves se dirigen a este parque en busca de poderse encontrar con esta ave e incluirla en su lista de “lifebirds”.
Bajando del Calvario, toqué una planta con pelos urticantes. Después, llegamos al centro de visitantes, donde pagamos la entrada y disfrutamos de su mirador, patio y senderos.
Recorrimos varios senderos: el de la Rana (2 km), los Helechos (800 m, accesible) y el Cuerpo de Paz (2 h, más exigente).
Cerca del parque hay cascadas como Tife Alto y Bajo, que requieren logística y excelente condición física, pues Tife implica caminar más de 30 km.
Alto Tife
Personalmente hemos tenido la dicha de ver un jaguarundi detrás de la cabaña, también zarigüeya gris, ardillas enanas (Microsciurus sp).
Nos retiramos del centro de visitantes y fuimos directo al Chorro las Yayas a relajarnos bajo sus frías aguas.
Como leen y ven, el Parque Nacional Omar Torrijos posee todo en un solo lugar, es un sitio excepcional, lleno de vida silvestre, muy bien conservado, y esperando ser visitado.
Desde Penonomé hasta el Cerro La Vieja toma aproximadamente una hora. Debes estar atento al camino hasta ver un letrero que indica la Entrada a la cascada. También puedes llegar fácilmente usando Waze.
Si vas en sedán, es recomendable dejar el auto en la entrada y continuar a pie. En cambio, si llevas un 4×4, puedes subir hasta una entrada cercada con malla ciclón.
En verano
Época lluviosa
Nosotros íbamos en sedán, así que caminamos unos 15 minutos hasta la entrada. Allí nos recibió un colaborador del Hostal del Cerro La Vieja, quien, de manera muy amable, nos explicó las reglas: no se permite el ingreso con cooler (especialmente si contiene bebidas alcohólicas), no dejar basura, tener precaución si no se sabe nadar y que no se admiten grandes grupos o paseos. La entrada cuesta $5 (precio de 2015).
Nos llamó la atención el letrero principal que decía: “Reserva Tavidá, Reserva Natural PRIVADA, PROTÉGELA”. El colaborador nos explicó que el hostal ecológico había adquirido 40 hectáreas en Chiguirí Arriba, incluyendo el chorro Tavidá.
Rey y Karlita
Pagamos la entrada y continuamos por un sendero del hostal, unos 15 minutos más. Pasamos junto a unas cabañas elevadas y, al frente, el dosel selvático se abría para revelar una piscina natural iluminada por la paz del entorno. Nos quedamos en silencio, asombrados ante tanta belleza.
Era el lugar perfecto para recargar energías: fresco, sombreado, con un viento suave y un silencio casi irreal. Desde el mirador, el chorro dejaba caer gotas grandes que nos alcanzaban. Frente a nosotros, una piscina verde rodeada de vegetación y una caída de agua de unos 30 metros. No lo dudamos: corrimos a bañarnos bajo sus rugientes aguas.
Nadamos, jugamos y subimos a la piedra bajo el chorro. Nos sentamos a sentir los fuertes golpes del agua, que caía como latigazos o como si pequeñas hormigas nos picaran la espalda. Gritaba de emoción, combinada con ese dolorcito del agua golpeando mi rostro y espinazo.
Karla intentó varias veces subir hasta que lo logró, y luego nos deslizamos por las piedras para caer al agua y nadar hasta el centro de la poza. ¡Fue espléndido!
Chiguirí Arriba también cuenta con lugares históricos, como las trincheras de Victoriano Lorenzo, ubicadas en las faldas del cerro. Además, río abajo, después de la cascada del Tavidá, se encuentran petroglifos con huellas humanas de hace más de 2000 años. También hay un sendero de plantación para explorar.
Tips:
La cascada Tavidá, cuyo nombre en lenguaje indígena significa “que da vida”.
No lleves cooler.
En época lluviosa, si el chorro está crecido, no te dejarán acceder por motivos de seguridad.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.