¡Wow! Una gira espectacular. Aunque nuestros amigos siempre buscan caminos más difíciles, disfrutaron La India Dormida como nunca antes. Flor del Aire nos acogió y nos regaló un clima espectacular que nos permitió gozar de la vista.
Comenzamos subiendo el Cerro La India Dormida para recorrerlo completo, desde los pies hasta la cabeza. En su pecho, los chicos se inventaron la idea de tomar el café de la mañana, lo que fue un disfrute para todos.
Foto de Rey Aguilar
En la cima comprendimos que el Valle de Antón es, en verdad, “El Cráter de un Volcán Habitado”, hogar de gente amable y un pueblo pintoresco.
Desde allí avistamos los cerros circundantes: Cerro Gaital, Cerro Pajita, Cerro Caracoral, conocidos como Las Tres Marías; además del Cerro Cariguana, y a lo lejos, el Cerro Picacho y las montañas de Valle Chiquito.
Desde allá arriba pudimos ver el Mar Pacífico y las montañas penonomeñas, así como el Parque Eólico en el distrito de Aguadulce.
Descendimos por la cabellera de la India, llamada “Flor del Aire”, que cuenta con algunos saltos de agua fría para reponerse. Nos bañamos en el Chorro de los Enamorados y luego caminamos hacia La Piedra Pintada, una gran roca que se desprende de un cerro, donde se conserva claramente un mapa antiguo del área (petroglifo). Y como es normal, y el hambre apremiaba, nos fuimos a almorzar.
La cerecita del pastel fue nuestra visita al Serpentario Maravillas-Tropicales Centro de Rescate y Reubicación, donde pudimos disfrutar de una amena charla informativa por parte del biólogo herpetólogo Mario Urriola, quien nos deleitó con información valiosa para el aprendizaje y la conservación de estos interesantes animales; conversación que también se dió en medio de unas tazas de café. Luego pudimos conocer a Lola, nuestra amistosa amiga pitón.
Consideramos que, gracias a Dios, a la Naturaleza y al conocimiento adquirido por personas experimentadas y estudiosas de estos temas, esta gira fue un éxito. Agradecemos de corazón a cada uno de los que nos acompañaron en esta aventura.
Nos llena de orgullo saber que están movidos por la curiosidad, y que dentro de cada uno arde la llama del interés por saber, entender y aprender sobre la función que cumple cada ser vivo en el ecosistema, por el bienestar nuestro y de las futuras generaciones. Hoy, somos personas con un nuevo conocimiento.
A pocos metros de la carretera, vía Colón, a unos 18 kilómetros de la ciudad de Panamá, se encuentra la Finca Agroforestal Las Conchas, un destino verde y cultural.
Su nombre proviene de la gran cantidad de conchas fosilizadas que se encuentran en la zona, evidencia de que el istmo de Panamá emergió del mar hace millones de años.
Hace 21 años (al 2020), los agricultores que trabajaban estas tierras de forma informal en la comunidad de Chilibrillo, corregimiento de Chilibre, decidieron organizarse con el objetivo de mejorar su producción y obtener mayores ingresos económicos a través del manejo sostenible de los recursos.
Es un paisaje hermoso, con un paseo extraordinario que además nos permitió conocer la Quebrada Las Conchas, un vivero de plantas medicinales, bohíos para reuniones y actividades, rica comida al estilo del campo, y la biodiversidad del Parque Nacional Chagres, la cual se aprecia en el sendero El Mochilero. Este sendero atraviesa el parque y llega hasta el Lago Alajuela, donde pudimos darnos un delicioso baño en sus tranquilas aguas.
La finca cuenta con 45.5 hectáreas de terreno. De forma colectiva, los 26 miembros de la finca trabajan unas tres hectáreas. Adicionalmente, cada uno dispone de una o dos hectáreas individuales en las que cultivan productos como maíz, ñame, yuca, plátano y guandú. También tienen tres hectáreas sembradas de bambú.
Actualmente, colaboran con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la producción de semillas de maíz y frijol chiricano. Además, reciben el apoyo de la Fundación Parque Nacional Chagres, quienes fueron los encargados de invitarnos a conocer este sitio de gran interés.
Puente sobre Quebrada Las Conchas
Fósiles de cuando emergió el istmo de Panamá.
Llegando al Lago Alajuela al salir del sendero el Mochilero.
En cuanto al bambú, cuentan con 1,200 plantones, parte de un proyecto de desarrollo sostenible de doble propósito, que contempla la producción futura de artículos o artesanías con potencial económico.
Según los miembros de la finca, los plantones se venden a $2.50 cada uno, y ya han recibido visitas de personas y empresas interesadas en adquirirlos.
En los bosques de bambú guadua, el proceso de sucesión puede considerarse progresivo cuando el manejo del guadual permite mantener el equilibrio biológico. Por el contrario, si ocurre una alteración —ya sea natural o provocada por intervención humana—, puede iniciarse una sucesión regresiva que amenace con la desaparición total del guadual.
Para evitar ese deterioro, es fundamental conocer y diferenciar todos los elementos que conforman el guadual. Este conocimiento permite un aprovechamiento técnico y sostenible, entendiendo la dinámica del bambú dentro de su proceso productivo. Es, en esencia, una combinación entre el uso responsable de los recursos naturales y su preservación a largo plazo.
La visita
Fuimos con toda la disposición, ya fuese para disfrutar o para ayudar en lo que fuera necesario. Llegamos justo con la lluvia, y de inmediato, el señor Reginaldo nos guió para conocer la zona base antes de adentrarnos en el famoso Sendero El Mochilero.
Caminamos alrededor de dos horas a través de un bosque espeso y profundamente verde, donde nos encontramos con árboles enormes, entre ellos cuipos, barrigón y membrillo. Rodeados por estos colosos del bosque, el momento fue mágico. Confirmamos nuestra pequeñez ante la grandeza de la Madre Naturaleza.
La lluvia nos empapó el rostro mientras el bosque semicaducifolio nos envolvía. Cada 50 metros, otro gigante vegetal nos recibía con su sombra. Fue una experiencia inolvidable, donde la belleza del paisaje y la energía del lugar nos dejaron completamente maravillados.
Llegando al Lago Alajuela luego de una caminata de aproximadamente hora y media.
Luego de aproximadamente dos horas de caminata, llegamos al Lago Alajuela. Después de una amena conversación con el señor Reginaldo y los chicos de la Fundación Chagres, nos dieron el visto bueno para bañarnos en las orillas del lago. Los más valientes decidieron nadar hasta llegar al otro lado, ¡y lo lograron!
Durante el recorrido vimos animales como los reptiles anolis y perro sompopo (Corytophanes cristatus); aves como el motmot y el trogón, así como una gran cantidad de tángaras y reinitas vivientes en ese camino tan verde y casi fosforescente.
Al regresar nos esperaba un delicioso almuerzo compuesto por sancocho y arroz blanco, y luego pudimos refrescarnos en el baño ecológico, uno de los atractivos de la Finca Agroforestal Las Conchas.
¿Cómo llegar?
Por la vía Chilibre–Madden, antes de llegar a la represa, a mano derecha se encuentra la finca. Hay un letrero que indica la entrada.
En mi experiencia, aventurarse en auto no es lo mismo que hacerlo sin él. Depender del transporte público en Panamá no es fácil y puede convertirse en una pesadilla o en una divertida aventura.
Desde la terminal tomamos el autobús hacia Chame sin ningún problema. Después de recorrer poco menos de 20 kilómetros, llegamos a Sorá, un pueblo de gente amable, rodeado de una exuberante belleza montañosa y con un clima casi siempre fresco y delicioso. Muy cerca de esta comunidad está el complejo de casas de campo “Altos del María”, al que solo se puede acceder con permiso si no eres residente.
Cuentan que el lugar lleva ese nombre por el cacique Soró (que significa “viejo”), jefe de la región en la época de descubrimiento y conquista. Sorá es el corregimiento más grande del distrito de Chame y uno de los más bellos, con ríos pintorescos, encantadores saltos de agua y una magnífica vista de la ensenada de Punta Chame y su litoral, todo a más de 600 metros de altura.
Fuera del complejo residencial “Altos del María” se encuentran bellezas increíbles, como Los Saltos de Filipina. Nunca había oído hablar de este sitio, pero las fotos y la belleza escénica de Sorá nos motivaron a buscarlo.
Esperamos más de una hora por transporte, pensando que era por ser domingo, pero luego supimos que solo una familia presta ese servicio. Tomamos el transporte y, tras unos minutos por una calle sin pavimento, llegamos al punto de inicio para caminar un rato.
La vista fue grandiosa. Filipina de Sorá nos recibió con tonos verdes y azules, un lugar tranquilo lleno de aves semilleras, y de fondo, el cerro Chichibalí, que marca el límite entre los distritos de Chame y Capira.
Descubrimos un salto de unos 7 u 8 metros, con buen caudal y poca profundidad, pequeño y casi “personal”. Sus aguas frías y el salto me dieron un masaje natural en la espalda. El agua estaba limpia, sin basura, lo que indica que cuidan muy bien este lugar, al que aún se puede acceder libremente. Más tarde supe que en este salto estuvo John Travolta haciendo rappel para una película filmada en Panamá llamada Basic.
Luego subimos una loma suave y llegamos a otra cascada, esta de unos 15 metros de altura, muy hermosa, con un pilón de agua fresca y fría.
Seguimos el camino y encontramos otra cascada, más pequeña pero igual de encantadora. Para nuestra sorpresa, aún faltaban más por recorrer. En una bifurcación tomamos el camino de la derecha, que tiene nada menos que ocho cascadas. Se dice que sumando ambas bifurcaciones, hay un total de veinticinco caídas de agua.
Estuvimos ahí hasta no muy tarde, por el problema del transporte. Al regresar, vimos un pickup que se internaba en la montaña, no hacia Sorá. Decidimos caminar y más adelante nos topamos con cazadores furtivos y varios perros listos para cazar.
Spilotes pullatus
Seguimos descubriendo que nunca dejaremos de explorar Panamá, con sus senderos y rincones llenos de secretos y leyendas. Solo hay que preguntar; los lugareños siempre te señalarán un lugar perfecto para visitar.
Anímense a tomar un bus en su tiempo libre; no es necesario gastar mucho. La felicidad no siempre está en la comodidad. A veces, basta con mirar desde la cima de un cerro o disfrutar la soledad de una cascada para encontrar momentos perfectos.
Buscar maravillas, perderse en el monte, caminar despacio y apreciar la belleza de cada rincón natural de este país.
Es uno de los lugares preferidos por las personas que aman hacer avistamiento de aves. Se encuentra dentro del parque nacional Soberanía, a media hora en auto desde la ciudad de Panamá.
Para poder llegar es necesario conducir hacia Gamboa y prestando atención a las señales que indican la entrada del Camino de Plantación. Se puede llegar en autobús tomándolo en la terminal de Albrook, Ruta Gamboa en Bahía D, y bajándose en la entrada del sendero.
Ruta de Metrobus desde Terminal de Albrook
5:15 am 7:50-10:20-12:30-2:40pm y el último a las 4:40pm
Sábados 9:00-12:00 y el último 4:35
Domingos 8:00-12:00 y el último 4:10
El Camino de Plantación tiene una longitud de aproximadamente 7 kilómetros que se caminan en 3 o 4 horas de ida y vuelta.
Este camino es muy famoso pues se ve gran cantidad de aves, sobre todo en las horas de la mañana y en la tarde, también es posible ver monos titis y aulladores.
Si te interesan las plantas, el camino de Plantación (como su nombre lo indica) es tu lugar. En él encontrarás una gran variedad de vegetación: árboles imponentes, arbustos, plantas herbáceas, helechos, inflorescencias, e incluso algunas especies están identificadas con letreros que indican sus nombres. Las veces que he ido he podido observar numerosos ejemplares de nazareno (Peltogyne purpurea), cuipo (Cavanillesia platanifolia), zamias, muchas lianas y hongos por doquier.
Este lugar tiene un aire muy exótico. Se dice que fue una carretera construida durante la edificación del Canal de Panamá, en 1910, para conectar la antigua población de “Imperio” con la zona de “Las Cascadas Plantation”. A lo largo del sendero aún pueden encontrarse vestigios de lo que fueron plantaciones de cacao, café y los preciados árboles de caucho (Castilla elastica), esta última una especie exótica introducida en Panamá.
No presenta dificulta de terreno ya que es llano desde principio a fin, pero es bueno ir en zapatillas de buena suela por la cantidad de piedras redondas que pueden molestar tus pies. Buenísimo para visitar en familia y detenerse en alguna de las bancas que se encuentran en el camino a merendar.
También se puede recorrer con bicicletas, si es su preferencia. El sendero se puede complementar con una visita a la cascada que se encuentra casi al final, el sendero termina en una intersección que lo une con el Camino de Cruces.
Alguna vez estuve por el camino con amigos, vimos unas lianas, y probamos a guindarnos como Tarzan, estuvimos en eso bastante tiempo, la liana siempre pudo con nuestro peso.
Se dice que este camino y su selva secundaria era utilizado por militares estadounidenses para entrenar militares latinos.
Purple fruitcrow o Querula purpurata
La entrada tiene un valor $3.00 USD para adultos nacionales y $5.00 USD para adultos extranjeros aunque a veces no hay nadie en la entrada.
Recuerda, la basura es tuya, llévatela!
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.