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Caminando el Parque Nacional Soberanía: Sendero de Plantación hasta Venta de Cruces (ida y vuelta a pie)

Aquel día no tenía ni la menor idea de lo que se me venía encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa.

Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar, y como no queríamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas (2011), al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y agua.

Llegamos al Camino de Plantación a eso de las 8:30 am.

Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difícil tomar autobús.

Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos días. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.

Mono aullador.

El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan).

Ave Plain xenops

Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), ¡nuevo para mi!, el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.

Manakin

Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.

Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo” y al rato seguimos, no podíamos demorarnos demasiado en las paradas ya que teníamos exactamente las horas del día para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.

Al entrar en el Camino de Cruces, no había un sendero marcado, lo que había era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que Íbamos bien.

Aquí­ el bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a materia putrefacta y ni decir más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.

Anolis

Vimos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tití­ (Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.

Árboles de gran tamaño y con amplias raíces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado así­ porque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difícil de encontrar.

Fruto del árbol de vela

La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.

Llegó un momento en que me sentí­ agotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en todo momento. Casi no nos detuvimos pues teníamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.

La naturaleza­ se torna iracunda, por tanta flora y fauna, pero creo que en una próxima visita iré con más gente. Ya luego, y casi al final logre ver que algunos árboles estaban marcados con cinta naranja para ayudar a no perderse.

Recuerdo que, siendo niña, escuché en las noticias que algunas personas se perdían en este sendero, incluso recuerdo que todo un grupo de estudiantes se perdió con un profesor de un colegio privado y estuvieron allí una noche entera.

Había pequeñas quebradas o agua empozada, pero nada como para darse un baño, o tomar.

Para mi fue asfixiante pasar por ciertas partes en las que las paredes aparecían; recordemos que el Parque Nacional Camino de Cruces fue en la antigüedad un camino de la época de dominación española, Camino Real, que unía los núcleos de población de Panamá y Nombre de Dios, en Colón.

Passiflora vitifolia

Por allá por el siglo XVI, año 1519, los españoles colonizadores terminaron de construir una ruta o camino que uniera el Mar Caribe con el Océano Pacífico. El camino era sumamente estrecho, hecho de piedras de diferentes tamaños, que aún se encuentran allí, enclavadas en la tierra, dando una firmeza que desafió el tiempo.

En esa época predominaba la esclavitud, los primeros en ser mano de obra fueron los indígenas nativos y luego de eso, los españoles introdujeron esclavos negros procedentes de distintos lugares de África, a quienes se les trataba peor que a las mulas, tanto así que empleaban cadenas para mantenerlos unidos durante las horas de trabajo en el Camino de Cruces, donde abundaban los latigazos por cualquier tipo de descuido que éstos tuvieran.

El Camino de Cruces era una vía tan normal como la carretera Interamericana de nuestros días, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medía aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.

Era utilizado en las dos vías, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba río arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseían la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podía hacerlo, los que lo hacían tenían tremenda contextura física y se dice que los indígenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancía encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.

Tuvo una increíble época de prosperidad, al servir como paso para los tesoros provenientes de Sur América, especialmente del Perú y otros países, para llevarlos al Atlántico, y ser trasladados a galeones que se dirigían hacia España.

Mi profesora de historia me pasó un texto en el que un viajero de Massachussets describía: “Exteriorizo el sentimiento unánime de los pasajeros, a quienes he oído expresarse y es, diciéndolo con temor a Dios y por el amor del hombre, a unos y a todos, que bajo ninguna circunstancia, vengan por esta ruta. No tengo que decir nada sobre las otras, pero no vengan por esta” Ya se imaginaran cómo habrá sido el Camino de Cruces en su época de Oro.

Y claro, los ladrones muy pronto se enteraron del tránsito de oro, plata y joyas preciosas procedentes de distintos lugares colonizados en América y que enviaban a España. Los maleantes se dedicaron a atacar a los viajeros, que trataban de llegar al lado Atlántico. Pero al decaer el poderío español, esta ví­a fue perdiendo su uso y prácticamente desapareció, por los avances del tiempo, el clima y el poder de la selva, que todo lo invadía.

Desde Las Cruces hacia Panamá, era un día de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por día, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedía a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.

Imagínense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que ahí­ tienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.

Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros días han logrado derribarlas.

Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavía está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.

Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debíamos guardar la poca agua que teníamos para tomar algo al llegar y al regresar.

Por lapsos parecía que iba a llover, y sentíamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que teníamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.

Por otro lado estaban los letreros de la Policía Nacional que advertían las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bien”, “fase3: No se preocupen, algún día llegan” y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misión”.

Pensé: “Vaya, parece que estamos haciendo un entrenamiento de la policía nacional”.

Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentí muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del Río Chagres, y en minutos, ¡llegamos!

Me tiré al piso y no tení­a ganas de comer nada, solo agua. Trate de comerme una empanada pero por mi boca no pasó, estaba fría y mala. Luego de refrescarnos un rato, movimos un tronco que estaba en la orilla y dejamos la mitad del tronco dentro del agua y la otra mitad fuera y encima de él nos trepamos y refrescamos un rato nuestros cuerpos cansados; no podíamos quedarnos mucho tiempo, primero porque en cualquier momento nos podía salir un cocodrilo y segundo porque debíamos caminar 4 horas para regresar hasta la carretera de Gamboa.

A la delantera veíamos el inmenso Río Chagres que parecía un mar bravío, así­ como el Hotel Gamboa Rainforest Resort.

El área de venta de Cruces es apta para acampar, claro con mucho cuidado pues me atrevo a decir que es donde seguramente es fácil que pasen muchos animales, por su cercanía al río; vimos puestos de cazadores, lo que me indignó, pues esto demuestra que no se cuida bien este sendero tan importante para la biodiversidad de este parque nacional, que cuenta con más de 4590 hectáreas paralelas a las riveras del Canal de Panamá.

Algo que pudimos notar, por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos arboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.

El valor de este parque es muy amplio históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, hace mucho.

Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, es importante la resistencia ya que la distancia y la humedad te lleva a perder mucho líquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.

Parte del sendero hacia Venta de Cruces

Al caminar de vuelta me sentía más relajada, ya sabía lo que iba a caminar, la distancia, el clima, los peligros, sinceramente saberlo me hace sentir más segura. Decidimos acelerar el paso y tratar de caminar de regreso en 3 horas y media pero fue imposible, a mi me hacía falta comida y agua, con decirles que llegué a tomar agua recogida en las hojas de la lluvia que hacía poco había caído en ciertas partes.

Íbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.

Al pasar por las quebradas me detuve a lavarme la cara y los brazos llenos de picadas de bichos. Los monos cariblancos llegaron nuevamente, esta vez más enfurecidos que antes, hacían sonidos extraños como de un perro cuando está peleando.

Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habíamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el día por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional Soberanía.

El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efí­mero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y así­ fue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.

De todos los parques nacionales de Panamá que he recorrido, éste fue en el que vi más animales.

La diversidad de plantas es fenomenal, es un paraíso para cualquier botánico o persona amante de las plantas, así­ como para aquellas personas interesadas en conocer de cerca lo que han leído en los libros de historia de la República, esa época de colonización que es de suma importancia para nuestra cultura.

Soberania-National-Park-Map

Les recomiendo enormemente formar parte alguna vez de una excursión a través del Camino de Cruces, que incluya un bote de vuelta a Gamboa luego de llegar a Venta de Cruces de modo tal que puedan disfrutar del sendero en su totalidad, prestando atención a cada cosa que en la selva se pueden encontrar.

Caminando por Aguacate Arriba, Capira, Panamá

A veces las ganas de ver verde me invade tanto que tengo por necesidad que buscarlo. Aunque viva en un lugar donde hay muchos árboles, para mí la necesidad de recorrer Panamá se escapa de mi cuerpo, va más allá de mi corazón y se aferra a mi alma. Si no lo hago puedo deprimirme, lo he comprobado.

Hace poco nos atrevimos a buscar el trillo que conduce a la cima del cerro Trinidad de Capira, uno de los más altos del área y que forma parte del Parque Nacional Altos de Campana. Era carnavales, y para dicha de nosotros no tuvimos problemas con el transporte. Nos fuimos en bus colectivo sin ningún problema.

Tomamos un bus Panamá-Capira (Lídice). Preguntamos al conductor donde tomar las “chivas” (buses) de Trinidad y el amablemente nos dijo que en un Mini Súper desde el cual salen todas las chivas que van hacia esos pueblos.

Al llegar a la parada nos encontramos con un sin fin de muchachos que también esperaban chivas para dirigirse a distintos puntos a pasar sus carnavales como retiro espiritual con sus iglesias.

Luego de esperar algún tiempo llegó una chiva de “El Chileno” un pueblo que queda más allá de nuestro destino y por ende pasaba por Trinidad. Nos subimos en la chiva, que en realidad viene siendo un antiguo auto de la Cruz Roja y que ahora cumple con la función de transporte.

Íbamos apretados y contentos, unos señores hasta se guindaron de la parte de atrás de la chiva. Luego de pasar por algunas lomas, con un excelente paisaje, que se colaba por las rendijas de la chiva, llegamos a nuestro destino que graciosamente era un teléfono público.

El conductor de la chiva nos dijo que el señor que vivía en la casa al lado del teléfono, sabía el trillo del cerro. Bien mandados fuimos a esa casa y preguntamos por el señor que nos dio una dirección tan extraña del trillo del cerro que no entendimos. Nos habló de más de tres entradas hacia distintos trillos y realmente no entendimos, así que fuimos hasta otra casa en donde un señor que limpiaba las herraduras de sus caballos nos dijo que el veía que la gente se metía por ahí… (Un camino nada marcado).

Desorientados fuimos y nos metimos “por ahí” el camino aquel que no era más que monte y más monte, nos llegaba a la cintura, habían muchas plataneras, helechos, lajas gigantescas, y uno que otro árbol de naranja. De pronto lo que para nosotros era un camino mínimamente marcado, desapareció. ¿Y ahora? A improvisar.

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Mi compañero tomó una rama gruesa y empezó a abrir un camino confuso que nos llevó a una laja alta por la que parecía que tendríamos que subir. Él se quitó las zapatillas y subió. Mientras yo esperaba abajo sentí que algo me picó tan fuertemente que grité al instante, miré hacia mis pies y eran unas hormigas rojas y gigantes que estaban por toda mi pierna, me quité las zapatillas más rápido que ligero y corrí hacia un lado y juro que sentí que las hormigas buscaban mis pies.

Le tiré mis zapatillas, mi mochila y procedí a subir, no fue tan difícil, ya estábamos en otra roca y sería necesario subir otra laja aún más alta que la anterior. Hicimos lo mismo y llegamos a otra roca, cuando vimos que la siguiente laja era aún más alta. Subimos con cautela y se demoró bastante tomando en cuenta cada lugar donde pisaría, casi no habían huecos donde poner el pie, pero él lo logró. Me dijo que de allí en adelante sería muy difícil pero se veía que seguía un camino y luego otra laja más. Yo no pude, lo intenté muchas veces y fue un fallo, necesitaba una cuerda, me era imposible, tendría que convertirme en mono o ser tan ágil y eso me era realmente imposible.

Llegamos hasta una tubería y de allí nos regresamos a la carretera principal a preguntar si había otro trillo pues pensamos que efectivamente el que habíamos tomado era incorrecto.

Otro señor que limpiaba el patio de su casa nos dijo que él nos llevaba a la cima por 25 dólares cada uno, nos tomaría 4 horas llegar hasta lo más alto del cerro y necesitaríamos cuerdas pues subir por bejucos (como lo habíamos hecho nosotros) era muy peligroso. También nos dijo que en Aguacate Arriba, muy cerca de donde estábamos había un chorro refrescante para que nuestro día no fuera en vano.

Tomamos una chiva que nos llevó hasta el Cruce y empezamos a caminar hasta donde pudiéramos, preguntando a la gente del lugar sobre el chorro de Aguacate Arriba y nadie sabía nada. Solo nos dijeron que “por alláaa abajo ta’ el río”.

El Sol estaba candente, sentía que los rayos traspasaban mi gorra y llegaban a mi cerebro, casi convirtiéndolo en cenizas. A lo lejos vi un “kiosco” y corrí en busca de un refresco, cuando llegué la joven me dijo que no había luz, recordé en ese momento que estaba casi en medio de la nada (en cuanto a servicios se refiere), pero me dijo que en el toldo vendían cerveza. Caminamos un poco más y allí estaba el toldo con más de mil cervezas a mi disposición, en ese momento la vi como un refresco más. Qué calor hacía.

Y venía una chiva que iba montaña arriba y corrimos con todo y cerveza a subir, le dije a la gente del toldo que les daba la botella al regreso. No sabíamos ni para donde íbamos, donde bajarnos, nada, y el niño que iba de pasajero tampoco sabía donde quedaba nuestro destino, así que le metí un puñete al techo del transporte y la chiva se detuvo. Me bajé y hablé con el conductor preguntándole dónde quedaba Aguacate, me miro con cara que “que ingenua eres” y me dijo: “súbase adelante”.

Me subí y le dije que quería ir al chorro, respondió que el chorro estaba lejos y que estaba muy feo, pero que él conocía a alguien que nos podía guiar. Recorrido un tiempo se detuvo y con voz ronca y ondeante llamó a un señor que estaba recostado en su hamaca y le dijo que nos guiara al chorro. Este conductor amable no nos cobró ni un peso.

Bajamos, saludamos al señor de unos 55 años con rostro cordial y nos dijo que lo siguiéramos, entró a su casa y buscó un machete. Iniciamos la marcha, pasamos por un campo improvisado de fútbol y luego de pasar varias veces por charcos, quebradas y muchos árboles tumbados en el camino a causa del último invierno, el camino se tornó cerrado y luego de un tiempo nos dijo “jasta aquí llego yo”. Nos dijo que lo feo era el camino, pero que el chorro era bonito. Le dimos su salve del día ($$) y mencionó que tendríamos que bajar por unos bejucos con mucho cuidado hasta llegar al chorro, Ah! Y que él solo tenía 73 años… Vaya, le dije a mi compañero, ¡para que veas como la naturaleza te mantiene en forma!

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¡Vaya belleza! un chorro de aproximadamente 6 metros de alto y en donde reventaba el agua contra la roca había un arco iris. Me metí al agua que me quito la calor tan tremenda que tenía. Un jacuzzi natural para mí sola, ¡qué egoísta! Al cabo de un rato mi compañero entró al agua y compartimos la merienda que habíamos llevado, además de una afable conversación en aquel jacuzzi personal. Creemos que este chorro no tiene nombre, ¿habrá que ponérselo?

Al salir del chorro vimos unas chachalacas (Ortalis cinereiceps), y unos tucancillos verdes (Aulacorhynchus prasinus). Caminamos por esas lomas hasta llegar al Cruce, lo que fue bastante, a mi me pareció increíble haber caminado tanto. Esperamos una chiva por casi media hora en una tienda en donde sí tenían sodas frías, donde conocimos unos jóvenes que serán nuestros guías en la verdadera expedición al cerro Trinidad.

Sin ningún problema llegamos a Capira con una experiencia más y con la satisfacción de haber conocido un lugar tan fantástico.

Queda por decir que los invito a empezar a caminar. Hay lugares tan cerca de la ciudad, tan accesibles y hermosos… Lo único que hace falta es tener las ganas de caminar, de conocer, de improvisar, interactuar, y sobre todo disfrutar de tanta belleza que ofrece nuestro Panamá. No te conformes con ver esos cerros desde lejos, tratar de llegar lo más cerca posible es lo mejor.

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Camino de Plantación o Plantation Road, P. N. Soberanía

Es uno de los lugares preferidos por las personas que aman hacer avistamiento de aves. Se encuentra dentro del parque nacional Soberanía, a media hora en auto desde la ciudad de Panamá.

Para poder llegar es necesario conducir en la vía hacia Gamboa y prestando atención a las señales que indican la entrada del Camino de Plantación. Se puede llegar en autobús tomándolo en la terminal de Albrook, Ruta Gamboa en Bahía D, y bajándose en la entrada del sendero.

Ruta de Metrobus desde Terminal de Albrook

5:15 am 7:50-10:20-12:30-2:40pm y el último a las 4:40pm

Sábados 9:00-12:00 y el último 4:35

Domingos 8:00-12:00 y el último 4:10

El Camino de Plantación tiene una longitud de aproximadamente 7 kilómetros que se caminan en 3 o 4 horas de ida y vuelta.

Este camino es muy famoso pues se ve gran cantidad de aves, sobre todo en las horas de la mañana y en la tarde, también es posible ver monos titis y aulladores.

Si te interesan las plantas, el camino de Plantación (como su propio nombre lo dice) es tu lugar. Gran cantidad de vegetación, árboles grandes, arbustos y plantas herbáceas, helechos, inflorescencias; incluso algunas especies han sido marcadas con sus nombres para ser reconocidas. Las veces que he ido he podido notar muchos Nazareno (Peltogyne purpurea), Cuipo (Cavallinesia platanifolia), zamias, muchas lianas, hongos por doquier.

Este lugar es muy exótico, se dice que fue una carretera hecha durante la construcción del Canal de Panamá en 1910 para unir la población de “Imperio” hasta “las Cascadas Plantation”. A lo largo del camino aún se pueden encontrar vestigios de lo que fueron plantaciones de cacao, café y los preciados árboles de caucho (Castilla elastica), ésta ultima, especie exótica introducida en Panamá.

No presenta dificulta de terreno ya que es llano desde principio a fin, pero es bueno ir en zapatillas de buena suela por la cantidad de piedras redondas que pueden molestar tus pies. Buenísimo para visitar en familia y detenerse en alguna de las bancas que se encuentran en el camino a merendar. También se puede recorrer con bicicletas, si es su preferencia. El sendero se puede complementar con una visita a la cascada que se encuentra casi al final, el sendero termina en una intersección que lo une con el Camino de Cruces.

Alguna vez estuve por el camino con amigos, vimos unas lianas, y probamos a guindarnos como Tarzan, estuvimos en eso bastante tiempo, la liana siempre pudo con nuestro peso.

Se dice que este camino y su selva secundaria era utilizado por militares estadounidenses para entrenar militares latinos.

Purple fruitcrow o Querula purpurata

La entrada tiene un valor $3.00 USD para adultos nacionales y $5.00 USD para adultos extranjeros aunque a veces no hay nadie en la entrada.

Recuerda, la basura es tuya, ¡llévatela!

Caminando por el Cacao de Capira, Panamá

Tengo una tía que es maestra y hace mucho tiempo le tocó trabajar en áreas de difícil acceso, Cacao era uno de los poblados más cercanos a la civilización pues se encontraba cercano a Capira, a unas 3 horas y media en caballo para salir a la carretera Interamericana. Ella trabajaba en Bajo Bonito, mucho más lejos que Cacao, en donde aún hoy es difícil llegar.

Ahora ir a Cacao toma un tiempo de aproximadamente una hora y quince minutos desde el distrito de Chorrera, da lo mismo en auto o en bus de ruta.

En Cacao, el río del mismo nombre ondea las veredas del lugar, en donde te metas lo verás, cada casa tiene de patio el río.

En este caso fui con mi prima Deylis, hija de mi tía que trabajó por estos lugares hace más de 24 años y nunca dejó de visitarlos por sus encantos.

En Cacao podemos encontrar una escuela, kioscos, un centro de salud, un terreno para las ferias que se hacen en enero, algunos toldos típicos o “jardines”, iglesias, etc.

Cabe destacar que este corregimiento fue regido por Victoriano Lorenzo en 1889, quien fuera líder indigenista, prócer y mártir de nuestra patria, ya que fue en Cacao donde residió por mucho tiempo con su familia.

Seguimos el dicho de “mientras más río arriba mejor” y caminamos por espacio de media hora hasta cuando llegamos a un puente sobre el río y debajo de él nos metimos al agua, estaba deliciosa. No es exactamente un río en donde vas a poder nadar y nadar con riesgos de que alguien se pueda ahogar, a lo largo del mismo solo hay un lugar en donde se puede nadar a grandes brazadas, le llaman “el Hervidero”, una masa de agua que pasa por unas formaciones rocosas parecidas a cangilones y que luego cae con fuerza a la gran olla de agua en donde generalmente la gente del lugar acostumbra hacer clavados y piruetas.

Cuando estábamos en el río vimos mucha gente pasar por un camino, incluso un señor se acercó para preguntarnos si iba por el trillo correcto, así que con las ansias de conocer, al salir del río empezamos a caminar a ver qué encontrábamos y fue espectacular.

Pasamos sobre el río muchas veces pues así el camino lo exigía, estábamos justo debajo de un cerro sin nombre, preguntamos a la gente que pasaba y nos decían que allá no había nada, ¿NADA? Si esto es precioso…

Mucha vegetación, hermosas vistas fue lo que encontramos, algunos bichos y encantadoras flores silvestres. También vimos una tremenda cantidad de oropéndolas que hacían alarde de su canto y hasta un martín pescador. Cuando ya se hacía un poco tarde decidimos regresar y caminamos aproximadamente hora y media hasta llegar a el kiosco “el Mango”, allí mismo aprovechamos para tomarnos un refresco y devolvernos a la ciudad.

El clima en el lugar es cálido con mucha brisa en el verano y fuertes corrientes de agua en los ríos sobre el invierno. A pesar de que es un poblado que se encuentra luego de pasar algunas pendientes, no tiene una altura elevada.

Cada pueblo tiene su encanto y en el distrito de Capira aún podemos encontrar muchos lugares inexplorados y encantadores para pasarla bien en familia a la orilla de un refrescante río en donde la brisa siempre acaricia nuestras almas.

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Parque Municipal Summit, Panamá

El que viva en la ciudad de Panamá y no haya ido al Parque Municipal Summit, no es panameño. Summit es un clásico dentro de la familia panameña, un orgullo y una joya que mostrar para los extranjeros.

Recuerdo claramente todas las veces que en excursiones escolares me llevaban a Summit y siempre era emocionante el solo pensar en que vería a el lagarto Juancho, al águila arpía y que inventaría muchísimos juegos con mis amigas en el parque del centro y que luego de eso comeríamos nuestro almuerzo acompañado de abejas por todas partes que ya nos parecían cariñosas.

Claramente el parque evolucionó, ahora se puede disfruta de mucho más, hay una buena cantidad de animales de la selva panameña y plantas de exhibición, muchísimos árboles que refrescan la vista y el espíritu en un ambiente distinto fuera de la ciudad y sobre todo cada año se lucha y se invierte más en que estos animales tengan un refugio en buenas condiciones.

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Este jardín botánico y zoológico, con más de 250 hectáreas de extensión total, de las cuales 55 corresponden al jardín botánico, se encuentra en las afueras de la ciudad de Panamá, en el corregimiento de Ancón, en el km. 18 de la carretera Gaillard que conduce a la población de Gamboa.

Para llegar es muy fácil, debes conducir desde la ciudad de Panamá hacia las riberas del Canal de Panamá, luego conducir hacia Gamboa, siempre tomando en cuenta entrar por la carretera en donde se ve el puesto de ANAM del Parque Nacional Soberanía y cinco minutos después se encuentra la entrada al zoológico, es verdaderamente fácil de llegar.

En todo caso de ir en autobús, es aún más fácil: deberás ir hasta la Terminal de Buses de Albrook, luego tomas un bus de Gamboa (algunos dicen Summit). La parada de estos buses se encuentra saliendo por el restaurante Niko’s Café del centro de comida de la Terminal. Luego de abordar tu bus, en 45 minutos estarás disfrutando del parque. Es verdaderamente fácil.

Les cuento que este parque en sus inicios no tenía las funciones que tiene ahora, fue creado en el año 1923 con el nombre de “la granja experimental Summit” por parte de la antigua compañía del Canal de Panamá, para probar la adaptación de especies de plantas de diferentes partes del mundo al clima tropical de nuestro país convirtiéndose en un centro de investigación científica para el desarrollo de la biología tropical y de la horticultura. Se dice que ésta fue la puerta de entrada de la teca en América. Luego en el año 1960 se crea dentro del Jardín Botánico un pequeño zoológico, que al irse incrementando cuenta hoy día con más de 300 animales. En 1979 en virtud de los tratados Torrijos-Carter, el jardín pasa a ser administrado por panameños, bajo el MIDA-RENARE, como parte del Parque Nacional Soberanía.

Hoy en día el Parque Municipal Summit es administrado por la Alcaldía de Panamá que desde 1985 cumple con la función principal de conservar y dar a conocer la biodiversidad de las plantas y animales de nuestro país.

Cuenta con alrededor de 45 especies de animales propios de la fauna panameña. De ese total, 17 son aves, seis reptiles y 22 son mamíferos. Uno de los principales atractivos del lugar es el Águila Arpía, que siendo el ave nacional del país, cuenta con un refugio hermoso y a su lado un centro de exhibición en donde se proyectan películas e información a niños y adultos acerca de esta ave.

El Jardín Botánico cuenta con más de 4 mil especies de plantas. Su centro interactivo permite al visitante conocer aspectos de su biología, hábitat, hábitos reproductivos. El visitante puede pasear por los senderos del parque y observar la colección de animales y plantas. También hay estructuras para días de campo, baños, parques para niños y asientos techados para merendar, ranchos para reuniones,  una sala de proyecciones, un pequeño museo de animales disecados y kiosco para refrescarse. Supe que por un sendero, caminando no más de 20 minutos, se puede llegar a un chorro.

Para innovar el Parque Municipal Summit, le ha creado un refugio a Jaguar, que es otro de los principales atractivos. Para llegar al refugio es necesario caminar por un sendero interactivo en donde se logra ir leyendo información del mismo. Es realmente emocionante ver el Jaguar desde un vidrio transparente.

Cabe destacar que aparte de todos los animales del parque, también es posible ver algunos sueltos como algunos monos y ñeques, por supuesto es común toparse con aves hermosas que no están en cautiverio, como los trogones, gavilanes, momotos, y hasta tucanes de diversas especies.

Queda de más invitarte a visitar el parque Summit, en vez de ir a caminar al Mall, ve a caminar a Summit, en vez de ver ropa, ve a ver los animales que viven en tu país. Y recuerda, cuida lo que la naturaleza te dio.

El parque está abierto de 9:00am a 5:00pm los 365 días del año. El horario de las oficinas administrativas es de 7:00am a 5:00pm. Teléfonos: +507 232 4850 / 232-4854. Precios: Menores de 12 años Gratis. A partir de los 12 años US $1.00. Jubilados US $0.50. Todos los jóvenes en uniforme escolar entran gratis al parque.

Dato curioso: muy cerca del Summit, a pie o en auto, es posible llegar a un mirador donde se ven dos pequeñas lagunas que son perfectas para hacer avistamiento de aves. Luego de cruzar la línea del ferrocarril, se debe caminar al fondo y al terminarse la carretera, hay que ir hacia la izquierda y de inmediato verá las lagunas 🙂

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El Parque Natural Metropolitano, Ciudad de Panamá

Este parque natural se encuentra en la provincia de Panamá y es considerado el pulmón de la ciudad capital, ocupa una superficie de 265Â hectáreas (1,159.43 m2) y es de fácil acceso, se dice que es uno de los pocos parques naturales dentro del Área metropolitana en Latinoamérica.

CÓMO LLEGAR
He ido tantas veces al parque metropolitano que ya perdí­ la cuenta y es que se puede acceder muy fácilmente desde cualquier punto del centro de la ciudad, por ejemplo tomando la vía Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto) y desviándose a la Avenida Juan Pablo II o el Camino de la Amistad se llega fácilmente al Centro de Visitantes del Parque. (Usa waze o Maps si andas en auto)

Otra manera fácil de llegar es tomando un autobús hasta la Universidad de Panamá sede del “domo”, y caminar hasta el centro de visitantes del parque, esto le toma unos 10 minutos.

El parque fue creado mediante la ley 8 del 5 de julio de 1985, el “Pulmón de la Ciudad Capital” así es llamado por su posición en la ribera occidental del río Curundú, antiguo río Hondo. Surgió como un sustrato de tierras que probablemente protegían junto a zonas deforestadas, islas o refugios de bosque tropical, usadas como haciendas ganaderas, cuyas raí­ces se extraen de 1974; cuando se realizaban planes para el empleo del suelo del Canal antes que se firmaran los Tratados Torrijos-Carter.

Durante la presencia norteamericana y en virtud del Tratado Hay-Bunau Varilla, del 18 de noviembre de 1903, se entregaron al Gobierno de Estados Unidos todas las tierras y aguas comprendidas cinco millas a ambos lados del Canal Interoceánico para la construcción, operación, protección y mantenimiento de la ví­a acuática. Al encontrarse dentro de este territorio las tierras que hoy conforman el Parque Natural Metropolitano, también pasaron a la administración estadounidense. A partir de fragmentos de bosques que habían persistido desde tiempos coloniales (e incluso precolombinos), la regeneración natural condujo a la restauración de bosques naturales.

En el website del P. N. Metropolitano afirman que “si hubiésemos vivido en la ciudad de Panamá durante la época de la colonia, habríamos encontrado, en lo que hoy es el Parque Natural Metropolitano, un panorama muy distinto.

Desde la ciudad de Panamá, partían las caravanas cargadas con oro y plata de Sur América, rumbo hacia la población de Venta de Cruces, a orillas del río Chagres. Desde allá­, los tesoros eran transportados por medio de pequeñas embarcaciones hasta la ciudad de Portobelo, uno de los pocos puertos del nuevo mundo autorizado para recibir a los galeones reales. El viajero que salí­a desde la ciudad de Panamá pasaba cerca de lo que hoy es el Parque Natural Metropolitano en su recorrido hacia Venta de Cruces, pero los paisajes que contemplaron los viajeros del siglo XVII eran muy diferentes a los de nuestros días. Los que viajaban en las caravanas de aquellos tiempos disfrutaban de un paisaje compuesto por áreas para ganado, áreas de cultivo, áreas de descanso y un rico bosque natural.

El 5 de Junio de 1988, Día Mundial del Ambiente, se inauguró el Parque Natural Metropolitano. Un año más tarde, se crearon tres coordinaciones: la de Protección, la de Educación Ambiental y la de Mantenimiento.

xenops bayo en el PNM

En 1989, el área del Parque Natural Metropolitano se convirtió en centro de entrenamiento para las Fuerzas de Defensa de Panamá. Éstas restringieron el acceso de los visitantes a fin de evitar conflictos, la Alcaldesa del distrito de Panamá y Presidenta del Patronato, de ese entonces, Lic. Jilma Noriega de Jurado, ordenó el cierre del Parque al público.

Actualmente el Parque Natural Metropolitano, cuenta con un Plan de Manejo y un Plan Operativo. El Parque es administrado por un Director General, figura que fue introducida en 1998.

Aunado con el Parque Camino de Cruces y el Parque Nacional Soberaní­a conforman un corredor biológico que se extiende a lo largo del margen occidental del Canal de Panamá, contribuyendo así­ al amortiguamiento de la Cuenca canalera.

Aunque el Parque Nacional Metropolitano se encuentra en la ciudad es sorprendente que es hogar de 227 especies de aves, 45 especies de mamíferos, 36 especies de reptiles y 14 especies de anfibios.

El parque cuenta con senderos mágicos en donde con solo caminar cinco minutos, se empieza a notar la diferencia, comienzas a ver aves increíbles, como el Motmot.

trogón en el PNM

Los Senderos:

  • Mirador los Caobos altura 72 m.s.n.m. en donde hemos podido avistar hermosos trogones

  • Mirador los Trinos altura 45 m.s.n.m desde el cual se pueden ver los tucanes sobrevolando y en el que podrás observar los diferentes estratos de este hermoso bosque, además de poder escuchar las diferentes melodías que interpretan las aves que habitan el parque;

  • Mirador Cerro Cedro altura 150 m.s.n.m. el cual ofrece las mejor vista: Las Esclusas de Miraflores, El Puente Centenario, Parque Nacional Camino de Cruces, Clayton, Albrook, Toda la ciudad de Panamá antigua y moderna, Puente de las Américas, La Calzada de Amador, Isla Taboga, Puerto Balboa, Aeropuerto Marcos Gelaberth;

  • Sendero Los Momótides distancia: 0.7 Km. y su nombre se debe al “Momoto Coroniazulado”, (Momotus momota) una hermosa y especial ave que frecuenta este sitio. Su recorrido dura 30 minutos aproximadamente y se puede observar gran variedad de aves y animales;

  • Sendero Los Caobos distancia: 1.1 Km. a 72 m.s.n.m el cual recibe su nombre por la existencia de algunos ejemplares de la muy escasa especie forestal caobo y constituye el sendero de mayor exigencia a nivel físico, ya que tiene pendientes pronunciadas escalonadas, que bien vale la pena recorrer por su exuberante flora y por haber sido escogido como una de las áreas de mayor posibilidad de observación de aves del Parque;

  • Camino el Mono Tití­ distancia: 1.1 Km. en donde hemos sido perseguidos por los monos­ tratando de arrojarnos alguna cosa o de orinarnos las cabezas y el cual está ubicada la primera grúa instalada a nivel mundial (1990), por el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian (STRI), para estudiar  el dosel del bosque y la biodiversidad de especies.

Uno de los principales objetivos del Parque ha sido el educar a los habitantes de la ciudad de Panamá sobre la conservación del medio ambiente desarrollando actividades que contribuyen a crear una conciencia conservacionista que invita a la recuperación y buen uso de los recursos naturales.

El monitoreo de especies de fauna silvestre es una herramienta de gestión ambiental utilizada en la actualidad, para determinar variaciones en el ecosistema, con la finalidad de conocer la distribución y el desplazamiento de la fauna silvestre dentro del área Protegida. El monitoreo de flora, brinda un panorama sobre la diversidad de animales que pueden será encontrados dentro del Parque y que dependen de estas especies vegetales.

un gato solo por la cienaguita PNM

Tarifas

Adultos nacionales: $1.00 / Niños y jubilados ¢0.50
Adultos extranjeros $4.00/ Niños 2.00
Niños menores de 3 años no pagan

A lo largo de tiempo, esta fuente de información constituye una herramienta para conocer el estado de conservación de las especies, la identificación de zonas de mayor presión y los posibles factores externos que afecten en algún grado a sus poblaciones.

La eliminación de áreas naturales para el desarrollo urbanístico, industrial, gubernamental y el desarrollo de actividades turísticas han obligado a la fauna silvestre a desplazarse hacia nuevos sitios en busca de un hábitat favorable. Desafortunadamente; para muchos animales, en su trayecto no encuentran espacios naturales seguros para ubicarse y terminan en áreas urbanas causando molestias e inconvenientes que les pueden causar hasta la muerte.

Desde el año 1998 el parque lleva un pequeño programa de rescate, rehabilitación y reubicación de fauna silvestre, que ayuda a cientos de animales enfermos, heridos, desplazados o huérfanos, a volver, dentro de lo posible a su medio natural.

Este programa depende de donaciones en dinero o en especie, para poder ayudar en la alimentación o en cuidados especiales a los animales que llegan al PNM.

Anteriormente hubo una grúa en el parque que era utilizada por científicos para observar el dosel del bosque tropical y era también un atractivo turístico si uno quería subir pero ya se encuentra en desuso.

un motmot coroniazulado en el sendero Monótides, PNM

Definitivamente que tenemos que aprovechar el beneficio de tener un parque natural tan cerca de nosotros en donde siempre vamos a encontrar algo nuevo e interesante que ver, más interesante se hace aún si llevas tu cámara y un buen lonche y te vas en un solo día a recorrer todos esos senderos a ver qué te encuentras.

No me creerán si les digo que en una sola mañana he logrado ver más de 6 especies exóticas de aves, monos tití­, gato solo en grandes cantidades, tortugas por doquier, árboles de tamaños increíbles, insectos de diseños sorprendentes.

Inventa un día irte al sendero de los Momótides y ¡prueba! Proponte ir en busca del momoto coroniazulado, date la vuelta varias veces por el sendero hasta encontrarlo y lograr fotografiarlo. Tenlo por seguro que te volverás un fanático del parque, más que del cine o de los centros comerciales.

Aprovechemos los recursos naturales que tenemos en Panamá¡, estas razones hacen del Parque Natural Metropolitano un sitio Único en el mundo, constituye un tesoro natural inmerso en la cosmopolita ciudad de Panamá.

El Parque Natural Metropolitano recomienda ¡Silencio! y tener la vista y oí­dos bien abiertos, estar pendiente del mínimo movimiento en la copa de los árboles y del sotobosque para disfrutar la naturaleza que habita.

El Cerro Ancón, Ciudad de Panamá

Estando en el centro de la ciudad de Panamá, se puede ver el cerro Ancón desde casi cualquier punto, y lo reconocemos al instante cuando vemos en la altura una bandera panameña inmensa y ondeante.

Y aunque esté allí a la vista de todo el mundo, muy pocos se interesan en subirlo, saber más de su historia y de los secretos que guarda un patrimonio histórico que ha estado ahí siempre.

Antes de 1904, el cerro Ancón era un lugar de distracción. Pero además de recreativo, desde el traslado de la ciudad de Panamá la Vieja a lo que es hoy el Casco Antiguo, el cerro y sus manantiales proveían a los habitantes de agua.

Sin embargo, cuando los norteamericanos se ocuparon de la construcción del Canal, ya no se podía ni pasear ni sacar agua. Estuvo bajo la potestad de los Estados Unidos como parte de la Zona del Canal de Panamá, durante gran parte del siglo XX.

Alrededor del cerro habían varios ríos y quebradas; los más importantes: el río Hondo (ahora río Cáceres) que lo bordeaba, y donde la gente se bañaba, y el río Grande que quedaba un poco más lejos, por el área de La Boca, y estaba lleno de sembradíos y de ganado.

Con la nueva ciudad en el Casco Antiguo, uno o dos soldados fueron asignados a la cima para funcionar como vigías de la ciudad. Incluso se propuso construir fortificaciones en el cerro pero nunca se realizaron.

En la época del Canal francés durante la cual se construyó el primer hospital del Canal, Hospital Ancón, se empezó a notar que el cerro estaba pelado y escaso de vegetación.

La tradición de pasear y sacar agua del cerro llegó a su fin cuando en 1903 los norteamericanos se ocuparon de los trabajos canaleros y para ello sanearon toda la ciudad. Todos los pozos, manantiales y lugares donde se podría empozar agua fueron clausurados.

Para este tiempo se construyeron más edificaciones en los alrededores del cerro como el Hospital Gorgas, el edificio de la Administración del Canal, la residencia del administrador.

Desde 1977, con los Tratados Torrijos – Carter, Panamá retomó el control del cerro y de toda la zona del Canal y una de sus primeras acciones fue izar una gran bandera en la cima del cerro, como símbolo de la reafirmación de la antigua Zona del Canal como territorio panameño.

Actualmente el cerro ocupa una extensión de terreno de 4,826 hectáreas, y en su punto más elevado ondea desde hace 33 años la bandera de Panamá, como uno de los primeros símbolos del triunfo de la lucha por la plena soberanía.

En las zonas más altas se encuentra la antigua residencia del Gobernador de la Zona del Canal, y Quarry Heights, antigua locación del Comando Sur. El nombre de Quarry Heights proviene de la antigua cantera que es visible desde un lado del cerro. El cerro Ancón posee un búnker subterráneo abandonado, que pertenecía al Comando Sur.

Cuando uno va hacia Arraiján por el lado de la Boca, se puede ver una parte del cerro que es de roca lisa, como si alguien hubiese cortado ese lado con un cuchillo y se la hubiese llevado. La masiva extracción de roca en el cerro modificó la configuración geológica del lugar donde operó la mencionada cantera, lo cual se puede apreciar a simple vista; a lo largo de un período de 5 años, la Comisión del Canal Istmico, que en ese tiempo pertenecía a los Estados Unidos, extrajo 3.2 millones de yardas cúbicas de roca de la referida cantera en el Cerro Ancón. La extracción se llevó a cabo con dinamita y excavadoras, removiendo largos bloques de roca.

El cerro Ancón tiene, además, el atractivo de ser el hogar de osos perezosos, armadillos, venados, ñeques y un sinnúmero de aves. En total se calcula que hay 68 especies de animales: 15 mamíferos, 39 aves, 9 clases de reptiles y 5 tipos de anfibios. También pasan anualmente más de un millón de aves rapaces en dirección al sur aprovechando las fuentes de aire termales, de lo cual se hace un conteo anual en la cima.

Allá arriba también es posible ver una estatua de Amelia Denis de Icaza que con tanto orgullo y a la vez tristeza expreso en su poesía al Cerro Ancón, su angustia por el cambio que éste dio.

El cerro Ancón, el punto más alto del área metropolitana, es visitado diariamente por unas 100 personas, que suben caminando o en sus vehículos, para encontrar una panorámica de la ciudad de Panamá, del Puente de las Américas, las Esclusas de Miraflores u otro punto del Canal. Algunos también aprovechan sus faldas para hacer entrenamiento.

También en la cima de la torre es posible ver unas antenas de comunicación. En el cerro existe un pequeño camino que es usado por los vehículos solamente durante el día y usado por los visitantes que recorren el cerro a pie para observar su fauna y flora.

A partir de 1909 se instalan los primeros sismógrafos también en las faldas del cerro, y fueron de los primeros sismógrafos en Latinoamérica. Posteriormente estos aparatos se trasladaron a la Comisión del Canal en 1914 y en 1976 se transfirieron a la UP.

Actualmente, el cerro Ancón está bajo la administración de la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), quien se encarga de su mantenimiento y vigilancia. Otros que participan de esta labor son la Asociación Panameña para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) y los residentes del área.

El pasado 18 de mayo, el Consejo Municipal aprobó la creación de un patronato para el cerro Ancón, que se encargará de su conservación, el manejo del suelo, y de la creación de un marco legal que lo proteja, más allá del existente.

El patronato lo formaría un representante del Consejo Municipal, del grupo de residentes, organismos privados, el MEF, la Alcaldía y ANCON.

La bandera que ondea en la cima es del tamaño de una cancha de baloncesto y es la única bandera que no es bajada de su asta a las 6 de la tarde como lo indica la ley, por el contrario se le encienden unas luces rojas y azules que la iluminan y deslumbran. La iluminación de la bandera estuvo a cargo de expertos de la empresa Phillips con el patrocinio de la empresa Union Fenosa.

Es muy importante recalcar que el Cerro Ancón es un área protegida y reserva natural del Distrito de Panamá de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo Municipal N° 157 de 31 de julio de 2001, adoptado por el Consejo Municipal de Panamá. En el artículo 3 de dicho Acuerdo se dispuso que quede prohibido cazar, talar, quemar, recolectar o destruir los recursos naturales, así como cualquier otra actividad que atente contra el buen uso de la reserva natural, de acuerdo a lo establecido en el artículo 2 del presente Decreto Municipal.

El Cerro Ancón fue declarado Patrimonio Histórico Nacional, mediante Decreto Ejecutivo N° 104 de 22 de octubre de 2003, con ocasión de la celebración del Centenario de la República de Panamá. La Ley N° 21 de 2 de julio de 1997 asignó al Cerro Ancón la categoría de área verde urbana.

Para llegar caminando se debe ir hasta el centro Mi Pueblito y allí preguntar por la escalera roja que conduce hacia el cerro, en una interactiva caminata de aproximadamente 30 a 40 minutos.

También se puede llegar en carro tomando la carretera que se encuentra detrás del edificio de la Administración del Canal y desde allí hay señalizaciones que lo conducen a la cima.

Es suficiente para invitarlos a visitar el cerro Ancón, tan cerca de la ciudad y con toda la accesibilidad. No dejemos que se pierda este Patrimonio, que aunque no lo sea ante la ley, lo es ante nuestros ojos, debemos valorar que por mucho tiempo no fue nuestro, estando en nuestro propio territorio y hace mucho tiempo que regresó a nuestras manos para que lo conservemos y visitemos.

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Lídice, Trinidad, El Cruce: Capira

Hace una semana que estando en Chorrera tomándonos el clásico chicheme ( bebida panameña) y nos pusimos a pensar qué lugar cercano visitar. Tomamos el mapa y decidimos un lugar hermoso, muy poco visitado: Capira y sus montañas, el valle de Lídice, el Cerro Trinidad y la nueva carretera que conduce hacia Cacao.
Entramos justo después de pasar el puente que le sigue a la panadería Cesarín en el corazón de Capira, a orilla de la calle.
Lídice es solo uno de los poblados que están en las faldas del Cerro Trinidad de 969 metros sobre el nivel del mar, así mismo como el Cruce detrás del cerro.
Luego de cinco minutos de recorrido en la carretera hacia Lídice, ya el paisaje cambiaba. El verde toma su lugar en este lugar, a medida que avanzas se va viendo Cerro Trinidad desde distintas esquinas, el clima cambia a fresco y puro.
Lídice es uno de los trece corregimientos del distrito de Capira de Panamá. La comunidad se encuentra en las faldas del Cerro Trinidad, en un Valle de tierras fértiles y llanas, serpenteado por el río Perequeté, tiene una superficie de 44.4 km² y limita con los siguientes corregimientos: al norte con Caimito; al sur con Campana al este con Capira cabecera; al oeste con el Cacao.
Desde principios del siglo XIX estas fueron utilizadas para pastear al ganado entregando en diezmo a la Parroquia de San Isidro. Su nombre original era el “Potrero”, por inquietud de los moradores se ordena el cambio del nombre de Potrero por el de “Lídice”. Este nombre es un homenaje a Lídice comunidad de Checoslovaquia destruida el 4 de junio de 1942 por orden de Adolfo Hitler. La ONU, decretó que en cada país debía haber un pueblo, calle, plaza o edificio que llevara este nombre en memoria de sus habitantes y le toco a Capira.Desdunloma antes de mi casa, se puede ver el Cerro Trinidad, así como desde muchos puntos de Arraiján. Cuando uno va en la carretera Arraiján – Chorrera, puedes ir viendo como aparece y desaparece desde las curvas de la carretera. Incluso en el centro de Chorrera, justo cuando uno va en la carretera central de la chorrera, viendo hacia el frente se ve claramente el Cerro Trinidad. La forma de este cerro es enigmática, casi siempre tapado por las nubes que lo cubren en la cima. Tiene unos picos impresionantes que sobresalen en la cordillera central que a partir de allí reducen la altitud de sus cumbres, para dar paso a las colinas.
Los ríos y quebradas más importantes del valle de Lídice y alrededores son Río Trinidad, Caimito, Caimitillo, Río Bollo, Perequeté, Quebrada Murciélago, Cerro Pelao, Cecilia, Ballestera, Caña Blanca y la Chapa.
Sus comunidades son Caimitillo, Majara, Felipina, el Murciélago, el Coco, las Tablitas, el Bongo, San Isidro, San José, Pueblo Nuevo, Pedregal, Barraza, la Pela Diente, los Duendes, el Creo, Don Bosco y La 31 de octubre, fecha de fundación del corregimiento de Lídice el 31 de octubre de 1943.
Lídice es hoy en día uno de los corregimientos más importantes del distrito de Capira. El fértil valle produce distintos rubros como naranja, café, yuca, ñame y otros.
Las vistas desde Lídice son hermosas, el clima es fresco, a lo lejos se ve el cerro Trinidad como el rey de la región. En las tardes el sol pasa por detrás de su cima y refleja su sombra en el pueblo.
Luego de pasar Lídice, se ve un precioso paisaje, parecido al que se ve desde Campana: punta chame, algunas islas, parte de Capira, Cermeño, entre otros lugares.
Justo cuando pasamos por la comunidad de San Isidro, vimos la nueva carretera que conduce hasta Cacao y otra hasta el Cruce, esta carretera fue echa en el año 2009 y está en perfectas condiciones. Tomamos la calle de la izquierda y seguimos recto, llego un momento en que la calle nos llevaba directo al cerro, estábamos ahí debajo de él, de pronto podíamos ver del otro lado: Cacao, Caimitillo, Aguacate Arriba; seguimos el camino hasta llegar a un lugar que le llaman El Cruce, en donde la carretera se divide hacia Trinidad, Cacao y Aguacate. Allí preguntamos cual era la comunidad que seguía y si el carro pasaba por la carretera, un señor muy amablemente nos dijo que si se podía seguir hasta llegar a la carretera pavimentada de Cacao y desde allí salir a la carretera Panamericana.
Hicimos caso y seguimos el camino, cada vez la carretera era más difícil y de piedras sueltas, decidimos arriesgarnos a seguir, hasta que tuvimos la gran sorpresa de encontrarnos con un río sobre el cual había que pasar, así que dimos la vuelta y decidimos regresar, pues ese río es solo para carros con doble tracción, se veía bastante fuerte.
De regreso tuvimos un par de problemas de tracción pero finalmente logramos seguir. En el camino nos encontramos con el señor que nos había ayudado con la dirección, el cual iba caminando hacia fuera en busca de un transporte que lo llevara hasta Capira con su familia. Le dimos el aventón hasta afuera y de paso conseguimos un guía para pronto ir a subir el Cerro Trinidad, que será una nueva exploración de un cerro casi inexplorado, que es más bien intocable para muchos desde lejos.

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Hace una semana que estando en Chorrera tomándonos el clásico chicheme (bebida panameña) y nos pusimos a pensar qué lugar cercano visitar. Tomamos el mapa y decidimos un lugar hermoso, muy poco visitado: Capira y sus montañas, el valle de Lídice, el Cerro Trinidad y la nueva carretera que conduce hacia Cacao.

Entramos justo después de pasar el puente que le sigue a la panadería Cesarín en el corazón de Capira, a orilla de la calle.

Lídice es solo uno de los poblados que están en las faldas del Cerro Trinidad de 969 metros sobre el nivel del mar, así mismo como el Cruce detrás del cerro.

Luego de cinco minutos de recorrido en la carretera hacia Lídice, ya el paisaje cambiaba. El verde toma su lugar en este lugar, a medida que avanzas se va viendo Cerro Trinidad desde distintas esquinas, el clima cambia a fresco y puro.

Lídice es uno de los trece corregimientos del distrito de Capira de Panamá. La comunidad se encuentra en las faldas del Cerro Trinidad, en un Valle de tierras fértiles y llanas, serpenteado por el río Perequeté, tiene una superficie de 44.4 km² y limita con los siguientes corregimientos: al norte con Caimito; al sur con Campana al este con Capira cabecera; al oeste con el Cacao.

Desde principios del siglo XIX estas fueron utilizadas para pastear al ganado entregando en diezmo a la Parroquia de San Isidro. Su nombre original era el “Potrero”, por inquietud de los moradores se ordena el cambio del nombre de Potrero por el de “Lídice”. Este nombre es un homenaje a Lídice comunidad de Checoslovaquia destruida el 4 de junio de 1942 por orden de Adolfo Hitler. La ONU, decretó que en cada país debía haber un pueblo, calle, plaza o edificio que llevara este nombre en memoria de sus habitantes y le toco a Capira.

Desde una loma antes de mi casa, se puede ver el Cerro Trinidad, así como desde muchos puntos de Arraiján. Cuando uno va en la carretera Arraiján – Chorrera, puedes ir viendo como aparece y desaparece desde las curvas de la carretera. Incluso en el centro de Chorrera, justo cuando uno va en la carretera central de la chorrera, viendo hacia el frente se ve claramente el Cerro Trinidad. La forma de este cerro es enigmática, casi siempre tapado por las nubes que lo cubren en la cima. Tiene unos picos impresionantes que sobresalen en la cordillera central que a partir de allí reducen la altitud de sus cumbres, para dar paso a las colinas.

Los ríos y quebradas más importantes del valle de Lídice y alrededores son Río Trinidad, Caimito, Caimitillo, Río Bollo, Perequeté, Quebrada Murciélago, Cerro Pelao, Cecilia, Ballestera, Caña Blanca y la Chapa.

Sus comunidades son Caimitillo, Majara, Felipina, el Murciélago, el Coco, las Tablitas, el Bongo, San Isidro, San José, Pueblo Nuevo, Pedregal, Barraza, la Pela Diente, los Duendes, el Creo, Don Bosco y La 31 de octubre, fecha de fundación del corregimiento de Lídice el 31 de octubre de 1943.

Lídice es hoy en día uno de los corregimientos más importantes del distrito de Capira. El fértil valle produce distintos rubros como naranja, café, yuca, ñame y otros.

Las vistas desde Lídice son hermosas, el clima es fresco, a lo lejos se ve el cerro Trinidad como el rey de la región. En las tardes el sol pasa por detrás de su cima y refleja su sombra en el pueblo.

Luego de pasar Lídice, se ve un precioso paisaje, parecido al que se ve desde Campana: Punta Chame, algunas islas, parte de Capira, Cermeño, entre otros lugares.

Justo cuando pasamos por la comunidad de San Isidro, vimos la nueva carretera que conduce hasta Cacao y otra hasta el Cruce, esta carretera fue hecha en el año 2009 y está en perfectas condiciones. Tomamos la calle de la izquierda y seguimos recto, llegó un momento en que la calle nos llevaba directo al cerro, estábamos ahí debajo de él, de pronto podíamos ver del otro lado: Cacao, Caimitillo, Aguacate Arriba; seguimos el camino hasta llegar a un lugar que le llaman El Cruce, en donde la carretera se divide hacia Trinidad, Cacao y Aguacate. Allí preguntamos cual era la comunidad que seguía y si el carro pasaba por la carretera, un señor muy amablemente nos dijo que si se podía seguir hasta llegar a la carretera pavimentada de Cacao y desde allí salir a la carretera Panamericana.

Hicimos caso y seguimos el camino, cada vez la carretera era más difícil y de piedras sueltas, decidimos arriesgarnos a seguir, hasta que tuvimos la gran sorpresa de encontrarnos con un río sobre el cual había que pasar, así que dimos la vuelta y decidimos regresar, pues ese río es solo para carros 4×4, se veía bastante fuerte.

De regreso tuvimos un par de problemas de tracción pero finalmente logramos seguir. En el camino nos encontramos con el señor que nos había ayudado con la dirección, el cual iba caminando hacia fuera en busca de un transporte que lo llevara hasta Capira con su familia. Le dimos el aventón y de paso conseguimos un guía para pronto ir a subir el Cerro Trinidad, que será una nueva exploración de un cerro casi inexplorado, que es más bien intocable para muchos desde lejos.

Capira es sin duda alguna, una perla de Panamá, con sus valles, montañas y ríos que deslumbran sus caminos, algunas veces sin calles pavimentadas, pero siempre vale la pena recorrerlo, siempre más allá y mientras más lejos llegas, más hermoso se pone.

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Trip Enlodados: Camping en la Laguna de San Carlos/ Ascenso al Cerro Picacho con estudiantes de la Universidad de Panamá.

camping con la gente de la U 025

Hace poco estuvimos haciendo camping en la Laguna de San Carlos con los estudiantes de la escuela de Turismo Geográfico Ecológico de la Universidad de Panamá. Fue gratificante ver la emoción y la organización de la actividad, pues todo salio como lo esperábamos.

Lo primero que hicimos fue limpiar un poco el lugar pues la hierba estaba crecida, luego armamos las carpas y las aseguramos. Esta vez el precio por carpa fue de 5.00 dólares y la entrada a la laguna  fue de 0.50 centavos por estudiante.

Nos fuimos a subir el cerro y empezamos el ascenso muy bien, algunas jóvenes tuvieron agotamiento, pero todos disfrutamos del ambiente y de la naturaleza. Fue muy gratificante al llegar a la cima pues todos estuvieron felices y conformes con la encantadora vista desde el Cerro Picacho, incluso llegamos a una cima en la que Enlodados nunca había estado a 1,082.33 del Picacho, que es su altura máxima. Al parecer, este cerro cada vez se pone más interesante. La neblina nos cubrió y tuvimos que bajar precipitados con miedo de que cayera algo de lluvia.

Al ir bajando el cerro, más de la mitad del grupo se resbaló, las caídas formaron parte de la diversión del momento.

Al bajar del cerro nos dimos tremendo baño en las aguas frías de la laguna, fue placentero, como cada vez que se visita este hermoso lugar. A medida que atardecía la neblina cubría más la laguna, llegó un momento en que nos cubrió por completo.

Después cocinamos una deliciosa cena conformada de pollo guisado, arroz con vegetales, plátanos, chorizos, ensalada, en fin, una algarabía de enseres que compartimos.

Luego de contar los tradicionales cuentos de miedo, cada quien se fue a su carpa a dormir con el miedo aún en la piel. A la mañana siguiente cada quien tomo su desayuno y luego tuvimos partidas de fútbol e incluso voleibol en la laguna.

Ya luego nos despedimos de la gente de la laguna y nos encaminamos a playa Corona a pasar la tarde.

Todo salio a la perfección, todos nos divertimos, compartimos y muchos tomaron experiencia para los próximos camping, que de seguro serán muchos.

Chorro Los Algarrobos de Chicá, Chame

Aguadulce-Algarrobos 385

Decidimos irnos en búsqueda de los “Algarrobos” un charco del cual todo el pueblo de Chicá se enorgullece.

Chicá se encuentra en la provincia de Panamá, distrito de Chame, cerca de el Parque Nacional Altos de Campana, por el cual entramos, y nos fuimos directo a el mirador de Los Mandarinos en el poblado, el cual queda después de pasar la escuela pública del lugar.

A eso de las 7am ya estábamos ahí y nos recibieron dos hermosos tucanes que jugaban volando sobre los árboles, haciendo paradas sobre algunas ramas; una ardilla blanca nos confundió al hacernos pensar que era un mono, unas Eufonias Coroniamarillas buscaban entre unas ramas pedazos para hacer su nido, una Reinita Amarilla se burlaba de nosotros desde el árbol de mandarinas, de repente una Elenia Penachuda se posó justo sobre nuestras cabezas esperando ser fotografiada, mientras un Gavilán de ojos rojos descansó en una rama del árbol de en frente por bastante tiempo.

Parecía como si el tiempo se hubiese detenido en ese instante y los animales desearan saludarnos sin miedo. Le alquilamos los binoculares a el Sr. de los Mandarinos y vimos Cerro Negro, el Cerro Picacho, Buena Vista de Chame, Bejuco, Altos del María, la Finca de Orquídeas Loma Linda, también una curiosa casita que parecía tener una hortaliza en frente.

Aguadulce-Algarrobos 393

Vimos un puente rural y un señor nos dijo que era por ahí, y agregó que solo eran 15 minutos caminando hasta los Algarrobos. Iniciamos la caminata sin nada de equipo, pues no estaba en nuestros planes enlodarnos.

Y caminamos más de 15 minutos a buen paso. Vimos algún caballo, alguna ardilla, y seguimos caminando hasta llegar donde el camino se dividía. Karla y Max caminarían por la derecha, Leo y yo por la izquierda y si veíamos río gritábamos para avisar, ¡vaya modo!

Al entrar en este camino Leo y yo vimos de cerca la casa que ya habíamos visto llena de hortalizas desde el mirador, de repente pasó un señor con dos caballos y nos dijo que estábamos a punto de llegar a Buena Vista, habíamos caminado mucho. Nos dijo que Los Algarrobos estaba en el otro camino, así que caminamos de vuelta y ya venia Max a buscarnos pues había encontrado el río que en realidad era un charquito nada profundo en el que tomamos un baño pensando que eran Los Algarrobos.

Un rato después paso otro señor en su caballo y nos dijo que Los Algarrobos estaba cerca de allí, que nos daríamos cuenta al verlo y entonces decidimos caminar un poco más.

Aguadulce-Algarrobos 335

Íbamos todos mojados sobre las piedras y de repente, una serpiente pequeña me pasó entre las piernas, nos asustamos y más yo, acepto, pues la serpiente prácticamente me rozó.

Con un poco de miedo seguimos caminando y empezamos a oír agua cayendo y de repente no había más camino sino una caída de agua hermosa, una charca visiblemente profunda que invitaba al esparcimiento, y sin pensarlo más mandamos a Karla adelante a probar la profundidad, estaba honda, OH Si! El agua fresca, verde…pero hicimos tanta revoltura que la pusimos chocolate, el chorro era de unos tres metros y hasta allá fuimos a darnos los masajes naturales.

Mas tarde llegaron unos lugareños e hicieron tremendos clavados en el charco, unos niños aprendían a nadar y nos contaron sus aventuras; debe ser muy divertido vivir en un lugar como Chicá.

De regreso vimos un centenar de sapitos negros saltando de un lado a otro, huyendo de nosotros, parecían acabados de pasar alguna etapa de su metamorfosis. También nos topamos con chinches rojos y un “meracho” Basiliscus basiliscus.

Este es solo uno más de esos lugares que ni nos imaginamos que existen, mucho más los capitalinos. Es hermoso ver como los lugareños de Chicá se preocupan por sus ríos y quebradas, sin miedo a invitarnos a ellas, confiando en nuestro sentido de responsabilidad con el medio ambiente. Tantas especies en un solo día es mágico verlas de manera silvestre, pero ellas mismas saben cuando no recibirán ningún daño y salen a mostrarnos sus virtudes.

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