Muy común es verlos en bandadas, dando saltos y volando de un lado a otro, sobre todo en verano, tienen muy poco miedo al humano, incluso he llegado a verlos desde muy cerca, hasta en el pasto, aquà en las áreas de Arraiján.
Habitan en sabanas, bosques secundarios viejos y jóvenes, dosel y bordes de bosques secos y húmedos, bosques de galerÃÂa, plantaciones de cacao y áreas suburbanas y urbanas.
Regularmente pone de 4 a 8 huevos de 23.5 x 19.5 mm que se incuban por 25 a 27 dÃÂas y los polluelos quedan en el nido por 5 a 6 semanas. Se encuentra comúnmente en parejas o en grupos en donde hay suficiente alimento. Son más sociables durante la búsqueda de pareja entre Enero y Marzo.
Ubican sus nidos en agujeros hechos por pájaros carpinteros (F. Picidae), fustes de palmera, huecos en termiteros y cavidades naturales. Un variado número de parejas puede anidar en árboles grandes podridos o grandes termitarios, y cada pareja excava su propio agujero.
Son apreciadas como mascotas; por este motivo son capturadas y vendidas. Son mantenidas en cautiverio en jaulas, muchas veces siendo mal alimentados, cortando las alas y en muchos de los casos terminan siendo devorados por los gatos.
En caso de tener uno, recuerda mantenerlo bien y llevarlo al veterinario.
Su nombre cientÃÂfico es Butorides virescens, es una especie de ave Ciconiiforme de la familia Ardeidae.
Es respectivamente pequeña; un adulto mide 44 cm de longitud. El cuello tiene un cruce apoyado contra el cuerpo. Los adultos tienen un plumero brillante verde negruzco, espalda verduzca y alas gris oscuras graduando a verde o a azul, una nuca castaño con una lÃÂnea blanca, partes bajas gris y patas amarillas. El pico es negro con un punto largo. Las hembras adultas son más pequeñas que los machos, con plumaje más disipado y liviano, particularmente en la estación de crÃÂa. Las formas juveniles son de color más tenue, con cabeza, cuello y partes bajas marrón y blanco, y alas verde amarillentas.
Viven en la costa o en aguas tranquilas y esperan la presa. Principalmente comen pequeños peces, ranas e insectos acuáticos. A veces arrojan comida sobre la superficie del agua para atraer la pesca. Cazan durante el dÃÂa. Llaman con un fuerte y repentino sonido.
Son monógamos de estación. Construyen sus nidos en bosques, en áreas despejadas, sobre agua o en plantas cerca de ella. Lo más preferido es en árboles, con nidadas hechas a más de 20 m del piso. Ponen sus huevos con intervalos de 2 dÃÂas. Los alimentan cada vez menos a medida que se hacen más independientes, que ocurre luego de 30 a 35 dÃÂas.
Hace poco emprendimos una travesía hacia el Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera (PNGDOTH), un tesoro natural enclavado en las tierras altas de la Cordillera Central, en el distrito de La Pintada, comunidad de El Copé, provincia de Coclé. La entrada al parque se encuentra a pocos minutos después de pasar Penonomé, antes de llegar a El Caño, tomando el desvío por la comunidad de La Candelaria.
Este parque fue creado mediante el Decreto Ejecutivo N.º 18 del 31 de julio de 1986 y forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), con el propósito de resguardar la extraordinaria biodiversidad de la región central panameña. Además, su relevancia histórica es innegable: lleva el nombre del General Omar Torrijos Herrera, ya que en su interior se encuentra el Cerro Marta, donde se estrelló la avioneta en la que perdió la vida el general. Hoy día, este espacio también forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano.
El acceso se da por la carretera que nace en el kilómetro 167 de la Vía Interamericana, a la altura de la comunidad de La Candelaria. Desde allí se recorren aproximadamente 28 kilómetros hasta llegar a El Copé, y luego se continúa hacia el norte en dirección a la comunidad de Barrigón. Desde este punto, parte un camino empedrado de 5 km que asciende hasta el cerro El Calvario, ya dentro del parque. Este tramo final requiere vehículo 4×4 debido a sus condiciones.
Los buses solo llegan al Chorro las Yayas, enclavado en las faldas del parque. Pero es fácil contactar con los taxis 4×4. Generalmente por un costo aprox de 20$ el viaje.
La temperatura es muy agradable entre 18 y 29 grados.
Cubre una extensión de 25,275 hectáreas y dentro de sus límites se encuentran siete comunidades: El Potroso, Las Peñitas, El Tigre, La Rica, El Guabal, Río Blanco y Caño Sucio. En sus alrededores se encuentran los poblados de El Copé, Barrigón, La Junta, Cerro Hueco, Belencillo, Aguas Blancas, Bateales y Palmarazo.
Protege las cabeceras de los ríos más importantes de la región coclesana: río San Juan, el río Belén y el Concepción en la vertiente caribeña; y el río Grande, el río Marta y el río Nombre de Dios en la vertiente del Pacífico. En su territorio sobresalen los cerros Negro (1408 metros), Peña Blanca (1314 metros), Blanco (1192 metros) y Cerro Marta (1046 metros).
En el año de 1986 la superficie del parque era de seis mil hectáreas, sin embargo, la misma fue ampliada según criterios ecológicos en el año de 1996 a 25,275 hectáreas, con el propósito de incorporar tierras que requerían su conservación y protección.
Por seguridad, dejamos el auto y seguimos a pie.
Al llegar a el Copé vimos una primera entrada hacia el Cerro Marta, seguimos y encontramos otra entrada directo al parque. Fue un recorrido de media hora hasta llegar al Centro de Visitantes. Pasamos por la comunidad de Barrigón, también por la entrada del Chorro las Yayas, incluso pasamos sobre un riachuelo y unos minutos después estábamos en la oficina de control y monitoreo ambiental de Anam, en la cual no había nadie y nos tomamos el beneplácito de seguir, algo un poco extraño pues en este puesto laboran dos guarda parques por turno y es donde debe hacerse el pago de la entrada.
La vista era impresionante, se veía lo recorrido desde la carretera Interamericana, vastas montañas, un paisaje increíble en donde se puede apreciar casi todo el Copé y el Océano Pacífico.
Minutos después nos topamos con el responsable de Anam y nos dio el permiso de seguir, nos explicó de dejar el auto en el centro de visitantes en caso de subir al Cerro el Calvario.
Hicimos lo establecido y empezamos la caminata hacia El Calvario, que bien tiene su nombre pues subíamos y subíamos, nos demoramos aproximadamente 30 minutos hasta llegar a la cima. En el camino pudimos disfrutar de la diversidad de flora del parque. El cerro se encuentra a 912 metros sobre el nivel del mar y es unos de los pocos sitios donde en días claros se pueden observar los dos mares, y efectivamente tuvimos la dicha de ver el Mar Caribe y el Océano Pacífico. Ya que el sol era incandescente y radiante.
Fue impresionante ver la majestuosidad del Cerro Marta, en el cual cayó la avioneta en donde murió el general Omar Torrijos, motivo por el cual el parque lleva su nombre. A lo lejos vislumbramos las comunidades de Coclesito, San Juan de Turbe, Boca de Toabre incluso Coclé del Norte.
En la parte más elevada del parque, se desarrollan bosques pluviales montanos bajos y a medida que se desciende están los bosques pluviales y húmedos premontano, y los muy húmedos tropicales.
Se cree que de las 2 mil 604 especies de plantas y 552 especies de vertebrados terrestres que se encuentran en la provincia, la mayoría tiene presencia en el parque. Existe también una gran diversidad de especies endémicas o propias de estos bosques, unas 60 muestras han sido recolectadas dentro de la zona montañosa. Según los estudios científicos, el área se originó por la alternancia de las actividades volcánicas y sedimentarias que caracterizaron la formación del istmo de Panamá.
Monolena glabra
Se observan exuberantes helechos arbóreos, palmas, enormes árboles como el guayacán y jacaranda, musgos, muchas orquídeas, bromelias, heliconias, anturios, algunas plantas endémicas como la selaginelas, scheffleras, la emblemática Monolena glabra y el árbol copé, nativo del parque.
También posee la planta carnívora (Drossera capillaris) característica de los suelos pobres en nutrientes. Se encuentra la única zamia epifita en el mundo y sus hojas asemejan la de una palma.
Solo en aves se pueden observar aproximadamente 350 especies diferentes, el colibrí pico de hoz, por su diseminada presencia, ha sido escogido como ave símbolo del parque. El Ave Sombrilla (Cephalopterus glabricollis) que según la actualización de la Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas, de su estatus de ‘Vulnerable’ pasó a estar ‘En Peligro’; anualmente los observadores de aves se dirigen a este parque en busca de poderse encontrar con esta ave e incluirla en su lista de “lifebirds”.
Bajando del Calvario, toqué una planta con pelos urticantes. Después, llegamos al centro de visitantes, donde pagamos la entrada y disfrutamos de su mirador, patio y senderos.
Recorrimos varios senderos: el de la Rana (2 km), los Helechos (800 m, accesible) y el Cuerpo de Paz (2 h, más exigente).
Cerca del parque hay cascadas como Tife Alto y Bajo, que requieren logística y excelente condición física, pues Tife implica caminar más de 30 km.
Alto Tife
Personalmente hemos tenido la dicha de ver un jaguarundi detrás de la cabaña, también zarigüeya gris, ardillas enanas (Microsciurus sp).
Nos retiramos del centro de visitantes y fuimos directo al Chorro las Yayas a relajarnos bajo sus frías aguas.
Como leen y ven, el Parque Nacional Omar Torrijos posee todo en un solo lugar, es un sitio excepcional, lleno de vida silvestre, muy bien conservado, y esperando ser visitado.
En general se los encuentra en la parte alta de la canopea de los bosques; pero algunos ocupan hábitats más abiertos.
La hembra suele construir un nido bien escondido en forma de taza y poner dos huevos manchados de marrón o lila.
Los polluelos nacen a los 13 a 14 dÃÂas y empluman en 15 a 16 dÃÂas. El macho y la hembra alimentan a sus crÃÂas con insectos y frutas que representan alrededor del 70% de lo que comen, las cuales casi siempre se las ââ¬Åtragan enterasââ¬Â. Además comen insectos que recogen de las hojas o que atrapan al vuelo.
La tendencia de la población parece ser estable, por lo que la especie no se acerca a los umbrales de vulnerable según el criterio de la tendencia de población. El tamaño de la población no se ha cuantificado, pero no se cree que sea vulnerable en el criterio del tamaño de la población (menos de 10.000 individuos maduros con una disminución continua estimada en más de 10% en diez años o tres generaciones, o con una determinadaàestructura de la población).àPor estas razones, la especie se evalúa como de Preocupación Menor de extinción.
En la misma vía hacia el Fuerte San Lorenzo se encuentra Playa Tortuguilla, una hermosa playa de aguas cristalinas y tranquilas, bordeada por manglares y selva del Parque Nacional San Lorenzo. Es ideal para nadar o hacer snorkel por sus arrecifes y rica biodiversidad.
Recomendamos visitarla si deseas explorar la Costa Abajo de Colón. En el camino puedes pasar por las esclusas de Gatún, Sherman y Shelter Bay Marina, un puerto con restaurante, bar, duchas, lavandería, internet y más.
Para ingresar, debes pasar por ANAM y pagar $2 por persona, lo cual incluye el acceso al fuerte y la playa. Justo antes de llegar al fuerte, una flecha amarilla a la derecha señala la entrada. Son unos 10 minutos en carro por calle de tierra (accesible para sedanes), o puedes caminar unos 30 minutos para disfrutar del bosque tropical, los manglares y su fauna.
Naturaleza y Aventura en Playa Tortuguilla
En el camino hacia Playa Tortuguilla se pueden observar ñeques, aves y gatos solos, y escuchar los potentes aullidos de los monos, que suenan como rugidos de león. Esta zona protegida forma parte del Parque Nacional San Lorenzo, hogar de jaguares, ocelotes, boas, cocodrilos y más de 420 especies de aves y 36 de anfibios.
También hay historia: en la ruta se aprecian antiguas baterías militares utilizadas por EE.UU. durante la Primera Guerra Mundial, como parte del sistema de defensa del Canal de Panamá.
La playa suele estar vacía, sobre todo entre semana. Sus aguas verde azuladas invitan a nadar, hacer snorkel y explorar. Cerca de la orilla a veces se ven peces y medusas, y hay un pozo artificial donde nadan peces de colores. En verano, aves rapaces llegan a posarse en los árboles, haciendo del lugar un paraíso para la observación de fauna.
Conocida localmente como Playa Batata, esta joya ecológica, aunque pequeña, guarda una belleza única con la desembocadura de un río cristalino y una biodiversidad impresionante.
Dentro del Parque Nacional San Lorenzo también se encuentran otras playas como Chivivi y Diablo. Muchas familias disfrutan pescar en las orillas de los manglares.
En Playa Tortuguilla es posible acampar pagando $8 por carpa en ANAM. Dormir rodeado de tres hábitats —manglar, playa y bosque— es una experiencia inolvidable.
Es importante llevar comida, bebidas y todo lo necesario, ya que no hay comercios cerca. No olvides recoger tu basura para proteger a los animales del área.
Compartimos estos lugares para que los disfrutes y los cuides. Así podrán seguir siendo un tesoro natural para futuras generaciones.
El acceso es únicamente en auto, ya que no hay transporte público dentro del parque y no existen comunidades en esta área protegida.
En nuestra siguiente visita al Parque Nacional San Lorenzo sí tuvimos la suerte de ver monos aulladores, y por aquí les dejamos las fotos. Fue muy emocionante estar a pocos metros de ellos. Acababa de llover y salieron felices, aunque territoriales, a darnos la bienvenida a Tortuguilla.
También, a lo lejos y bajo la lluvia, observamos a una anguila que, desesperada, saltaba tratando de regresar al mar que con fuerza la había arrojado a la orilla.
Estas picadas eran dos y estaban justo en mi hombro derecho, tanto en la parte de adelante como atrás.
Y si, empezaron a picarme de una manera extraña. Mi mamá al instante de verlas me dijo: eso es tórsalo, ¿acaso no sientes que se mueve por dentro? La verdad es que yo estaba bastante confundida y algo asustada, las picadas no sanaban y de pronto de ellas empezó a brotar agua.
Una noche, ya unas dos semanas pasadas, sentÃÂ como algo que halaba dentro de mi piel, un leve dolor y con eso, pude comprobar mis sospechas.
Los dos tenÃan un tamaño muy pequeño para el dolorcito rico que se siente, por los pelos o espinas que posee y con los que se adhiere a la piel, lo que hace que uno sienta que lo están rasgando por dentro.
Hace poco fuimos hasta el Fuerte San Lorenzo, dentro del área protegida del mismo nombre. Para llegar a él, fue necesario pasar sobre las esclusas de Gatún y entrar en Fuerte Sherman, una ex base militar rodeada por una espesa selva, rica en diversidad de especies.
Antes de cruzar el puente de Gatún sobre el Canal de Panamá, tuvimos la magnífica experiencia de ver varios gatos solos (coatíes) con sus crías corriendo de un lado a otro por la carretera, jugando y huyendo de los autos; se introducían por las rendijas de la malla ciclónica. Después pasamos por el puente sobre el Canal y fue una gratificante experiencia ir en auto justo al lado de las históricas esclusas de Gatún.
Así se cruzaba hacia Costa Abajo en el año 2010, antes del 3er puente sobre Canal de Panamá.
Para llegar, es necesario ir hasta Cuatro Altos, en Colón, y desde allí es muy fácil llegar siguiendo las señalizaciones que indican “Fuerte San Lorenzo”.
El Fuerte San Lorenzo fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el año 1980 bajo la denominación de las Fortificaciones de la costa caribe de Panamá, con las fortificaciones de la ciudad de Portobelo. Formaban el sistema defensivo para el comercio transatlántico de la Corona de España y constituyen un magnífico ejemplo de la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII.
Al llegar al lugar el olor de la selva nos invadió, vimos muchas aves desde lejos, algún ñeque pasar al lado de la carretera. En medio de unas ruinas de casas abandonadas nos recibió un guardia que nos dio indicaciones.
Ubicada en la ribera oeste del Canal de Panamá, en la costa atlántica, el Área Protegida San Lorenzo contiene 9,653 hectáreas de bosques, manglares, cativales y arrecifes, además de 20 km de costa. Es una pieza importante del Corredor Biológico Mesoamericano, además de constituir la parte más al norte del corredor biológico norte-sur entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Llegamos a las ruinas de San Lorenzo y el silencio penetraba, la yerba crecida hizo que inmediatamente empezaran los mosquitos a trabajar. Creo que justamente la Anam debería encargarse de limpiar el área; pero bueno, llevábamos ya una información corta del Fuerte y al pisar la primera ruina, en donde está el castillo, todo fue impresionante.
En los años de oro, este fue uno de los principales fuertes para la custodia de riquezas provenientes de las colonias suramericanas y de la Vieja Ciudad de Panamá. Conocido como uno de los tres fuertes más importantes de América, fue esencial para la protección del comercio español. Constantemente era atacado por piratas, corsarios y bucaneros en busca de los tesoros que se almacenaban allí, provenientes de las colonias suramericanas y de la Vieja Ciudad de Panamá.
El Fuerte San Lorenzo era un punto estratégico en la defensa española, ya que fue construido en una península, sobre uno de los puntos más altos del lugar y en la desembocadura del río Chagres. Desde allí se observaba la llegada de los galeones españoles hasta la desembocadura del río, y era un lugar primordial de defensa. Desde lo alto, se puede contemplar un paisaje impresionante y rememorar aquellas increíbles luchas entre corsarios y piratas, como si se estuviera en una película.
Y así fue como el legendario pirata inglés Henry Morgan logró tomar el Fuerte de San Lorenzo, tras varios intentos fallidos. Aunque lo intentó en dos ocasiones previas, no fue sino hasta 1670 cuando, siguiendo sus instrucciones, el fuerte —en ese entonces bajo el control del corsario Joseph Bradley— fue finalmente atacado. Este asalto no fue por mar, como cabría esperar, sino por tierra: Bradley desembarcó con unos 400 hombres en un pequeño puerto cercano al castillo, eludiendo el alto arrecife que protegía la costa, considerado casi inexpugnable.
Este golpe no fue casual. Morgan tenía un plan estratégico: destruir el Fuerte de San Lorenzo como paso previo para invadir la Vieja Ciudad de Panamá, utilizando como ruta el río Chagres, vía fluvial clave para el tránsito colonial.
Los antecedentes de este tipo de ataques se remontan a 1572, cuando el también célebre corsario Francis Drake atacó las costas del Reino de Tierra Firme, en particular el puerto de Nombre de Dios y el Camino Real, por donde transitaban los tesoros extraídos del Perú. Estas amenazas obligaron a la Corona española a reforzar sus defensas en el litoral atlántico.
Así fue como nació la idea de construir el Fuerte de San Lorenzo. Su propósito: custodiar la entrada a la red fluvial que conectaba con el corazón comercial de la antigua Panamá. La construcción se inició en 1598, por orden del rey Felipe II, y concluyó en 1601. Los planos de esta imponente fortaleza fueron diseñados por el renombrado ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli.
Lo más fascinante de esta edificación es su ubicación: el castillo fue levantado sobre un imponente arrecife que domina por completo la desembocadura del río Chagres. Entrar a este río no era tarea sencilla: las embarcaciones debían avanzar a remo hasta la Casa de Cruces, y desde allí seguir mediante un sistema de palanca, operado por expertos llamados “proeles”, generalmente esclavos negros de gran fuerza. Era una maniobra compleja que los invasores raramente podían replicar. Además, estaban expuestos a la arcabucería que defendía la costa. Si eran abatidos, la corriente empujaba irremediablemente sus embarcaciones mar adentro.
La estructura original del Castillo de San Lorenzo era la de una fortaleza avanzada, rodeada de empalizadas rellenas de tierra que funcionaban como muros defensivos. Su verdadero valor militar radicaba en su ubicación estratégica, dominando una amplia extensión del mar y facilitando así el control de la desembocadura del río Chagres. Por esta razón, se le consideró durante mucho tiempo como el centinela del gran triángulo estratégico del Istmo de Panamá.
Entre los años 1616 y 1620, el fuerte contaba con “seis piezas gruesas de bronce, su Castellano como Capitán, y soldados de presidio encargados de la defensa de la entrada”. Ya en 1620, las autoridades españolas comenzaron a tomar conciencia del deterioro que presentaba la fortaleza, señal clara de su importancia dentro del sistema defensivo colonial.
En el patio interior aún se conserva una antigua cisterna o pozo de gran diámetro, que servía para abastecer de agua a la guarnición. Más adelante, en el extremo más cercano al mar, se encuentra una escalera de caracol tallada en piedra, que desciende hacia un nivel subterráneo. Esta escalera habría servido como ruta de comunicación hasta el barranco, operando como una avanzada subterránea desde la cual se podía observar al enemigo o desempeñar funciones tácticas. Aún hoy, estas galerías subterráneas, que atraviesan el castillo en distintas direcciones, evocan un ambiente de misteriosos laberintos defensivos, pensados para confundir e interceptar cualquier intento de invasión.
En las ruinas de los edificios situados en la meseta inferior, se aprecia el uso de piedra en las bases y en parte de los muros, mientras que los niveles superiores fueron construidos con ladrillo. Son visibles arcos de medio punto y estructuras adinteladas hechas también con ladrillos, lo que evidencia una combinación de estilos arquitectónicos propios de la época. Las garitas de vigilancia también fueron construidas con este material, resistiendo al tiempo y al clima de la costa.
Las ruinas del Fuerte San Lorenzo de Chagres, con sus bastiones, camino de ronda, casamatas, polvorines y salas de armas, reflejan claramente el estilo carolino (siglo XVIII, reinado de Carlos III de España). De hecho, tanto en este fuerte como en los de Portobelo y Chagres, es evidente cómo las estructuras originales del siglo XVII fueron posteriormente modificadas y restauradas bajo los cánones de la arquitectura militar del siglo XVIII, lo que les confiere un carácter único y profundamente histórico.
El Fuerte San Lorenzo no solo cumplió funciones defensivas como bastión militar, sino que, tras su reconstrucción, también sirvió como prisión del Estado. En sus frías y oscuras galerías subterráneas, que aún evocan las mazmorras coloniales, estuvieron recluidas figuras históricas de gran relevancia. Uno de ellos fue Pedro de Guzmán y Dávalos, Marqués de Mina y Gobernador del Reino de Tierra Firme, quien, junto con su esposa, vivió confinado en los lúgubres calabozos del castillo. Saber que personajes tan influyentes pasaron parte de sus vidas encerrados en este lugar le da al recorrido un aire de misterio y dramatismo.
Otro prisionero ilustre fue el peruano Francisco Antonio de Zela, prócer de la independencia americana, quien también fue encerrado en los fosos de esta prisión, en una época en la que los movimientos de emancipación comenzaban a sacudir el continente.
Incluso a comienzos del siglo XX, muchos vestigios del pasado colonial del fuerte aún eran visibles. En 1908, el historiador Juan Bautista Sosa realizó una visita al sitio y halló restos de cureñas de cañones, culebrinas, morteros, utensilios domésticos, cadenas y grilletes. Hoy en día, aún se pueden observar los pesados cañones de hierro que alguna vez defendieron el castillo, muchos de ellos marcados con los sellos de la corona española. Aunque actualmente solo quedan las murallas, estos vestigios son suficientes para imaginar las historias que albergan cada rincón de esta antigua fortaleza.
Más recientemente, entre 1953 y 1999, toda el área de San Lorenzo fue utilizada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos como campo de entrenamiento en selva. En esta etapa moderna, el cercano Fuerte Sherman fue sede del Batallón de Entrenamiento de Operaciones en Selva, donde tropas estadounidenses se preparaban en condiciones tropicales extremas.
Por medio de la Ley 61 del 31 de diciembre de 1908, se destinó la suma de mil balboas (B/.1,000.00) para la conservación del Castillo de San Lorenzo, junto con los sitios históricos de Portobelo y la Basílica de Natá. Posteriormente, por la Ley 68 de 1941, el castillo fue oficialmente declarado Monumento Nacional, reconociendo su enorme valor histórico y cultural para Panamá.
En 1995, el Fuerte fue renovado por el ejército de los Estados Unidos, como parte de los esfuerzos de conservación llevados a cabo antes de la transferencia del Canal. Sin embargo, ya desde 1966 se habían realizado excavaciones arqueológicas que revelaron un nuevo emplazamiento de cañones por el lado terrestre. Estas piezas estaban estratégicamente ubicadas para proteger la explanada frente a la glorieta del Fuerte, previniendo ataques sorpresa por la retaguardia, como el que ocurrió en 1671 durante la toma del fuerte por piratas.
Hoy en día, el área de San Lorenzo ofrece una variedad de atractivos turísticos ideales para quienes aman la historia, la naturaleza y la aventura. Entre ellos destacan:
El Castillo de San Lorenzo, con sus ruinas llenas de historia.
El Camino de Achiote, ideal para caminatas y observación de aves.
Senderos ecológicos que permiten avistar especies como monos aulladores, coatíes (gato solo), tucanes y coloridas heliconias.
El Canal Francés y el río Chagres, que pueden explorarse en kayak o lancha.
Las baterías de defensa costera construidas durante la Primera Guerra Mundial.
Las esclusas y la represa de Gatún, íconos de la ingeniería canalera.
Paisajes escénicos con extensos cativales y manglares que se pueden apreciar en la ruta entre Gatún y Sherman.
San Lorenzo no solo es un sitio de gran valor histórico, sino también un paraíso natural que invita a redescubrir el pasado mientras se disfruta del presente.
Es un ave grande, de aproximadamente 48 cm; se reconoce por su cabeza voluminosa, con una banda azul clara que rodea su coronilla negra y se vuelve morada en la nuca; su pico es grueso y fuerte, ligeramente curvado con los bordes de la parte superior del pico cortados; la cola es larga, de color negro por debajo, con la rectrices graduales. IncreÃÂblemente preciosa.
En el Parque Metropolitano hay un sendero llamado ââ¬ÅMomótidesââ¬Â en el cual, si prestas mucha atención, puedes ver fácilmente un ejemplar.
Algo muy curioso de estas aves es su cola, las plumas centrales (que son las más largas) tienen una parte del astil desnudo, parecidas a una raqueta.
Su nido consiste en una madriguera larga y a menudo tortuosa de 1.5 a 4 m. de longitud y aproximadamente 10 cm. de diámetro, con una cámara terminal desnuda, excavada en el barranco de una carretera o quebrada, o en la pared de alguna cueva o hueco en el suelo, bien escondido. Ponen de 3 a 4 huevos y se reproducen de marzo a mayo.
Están asociados a hormigas ââ¬Åarrieras o guerrerasââ¬Â (Ecitonàspp.) y en ocasiones a tropas de monos ââ¬Åardillaââ¬Â (Saimiri oerstedii), a los que acompaña para atrapar insectos que huyen de ellos.
Mide 35-37 cm de longitud; plumaje primariamente verdoso, cara y corinilla amarilla, pico pálido, anillos oculares blancos, y flashes rojos en la espalda hacia las alas. Machos y hembras adultos no difieren en plumaje; el juvenil tiene color amarillo restringuido a la coronilla y falta el rojo.
Es un ave de arbolados deciduos tropicales, arbustales espinosos, bosques de pinos, manglares, sabanas de pinos, tierra arable cultivada, áreas urbanas. Es estrictamente un ave de tierras bajas. Se los halla normalmente de a pares, más que en bandadas. Comen frutos, nueces, semillas, bayas, cacahuates etc…
Su nido es usualmente en cavidades de árboles donde pone tres o cuatro huevos. Su tiempo de incubación varia de 25-26 dÃÂas. Los pichones permanecen en el nido de 21-70 dÃÂas.
Mide 35-37 cm de longitud; plumaje primariamente verdoso, cara y corinilla amarilla, pico pálido, anillos oculares blancos, y flashes rojos en la espalda hacia las alas. Machos y hembras adultos no difieren en plumaje; el juvenil tiene color amarillo restringuido a la coronilla y falta el rojo.
Es un ave de arbolados deciduos tropicales, arbustales espinosos, bosques de pinos, manglares, sabanas de pinos, tierra arable cultivada, áreas urbanas. Es estrictamente un ave de tierras bajas. Se los halla normalmente de a pares, más que en bandadas. Comen frutos, nueces, semillas, bayas, cacahuates etc…
Su nido es usualmente en cavidades de árboles donde pone tres o cuatro huevos. Su tiempo de incubación varia de 25-26 dÃÂas. Los pichones permanecen en el nido de 21-70 dÃÂas.
Su conocido canto siempre ha sido relacionado con la llegada da la lluvia para bien de las cosechas, y notamos alguna afinidad entre el ave con su modesto plumaje cantando o saltando cerca de la huerta, con el agricultor igualmente de humilde vestimenta.
El ave normalmente mide 23-27 centÃÂmetros de longitud y 74-76 gramos de peso. El plumaje es de color marrón y más oscuro encima que debajo. Las aves de regiones más húmedas son más oscuras que las otras. Hay rayas en la garganta. Las aves jóvenes son manchadas. Los ojos son rojos y las patas son rosadas.
Su nido lo constituye una taza amplia y voluminosa compuesta de materiales burdos, con bastante barro en la capa intermedia y forrado con raicillas burdas, fibras liberianas y raquis de hojas compuestas. Se localiza a 1 a 30 m. de altura, sobre un soporte firme bien camuflado por el follaje, a veces en un cobertizo abierto, el marco de alguna ventana o una cavidad en un árbol. Miden 28.3 por 20.2 mm. y son incubados durante 12 dÃÂas. Los polluelos permanecen en el nido por lo menos de 15 a 16 dÃÂas.
Se alimentan de lombrices, babosas, larvas e insectos adultos y en ocasiones de lagartijas y frutos de todo tipo. Forrajea mucho sobre el suelo y esparce objetos con el pico. Gustan de mucho de frutos de Acnistus arborescens, bananos y de marañon curazao, y de higuerones, tambien puede incluir lagartijas en su dieta.
Se ve atraÃÂdo fácilmente por los comederos artificiales para alimentarse principalmente de bananos y plátanos.
Su conocido canto siempre ha sido relacionado con la llegada da la lluvia para bien de las cosechas, y notamos alguna afinidad entre el ave con su modesto plumaje cantando o saltando cerca de la huerta, con el agricultor igualmente de humilde vestimenta.
El ave normalmente mide 23-27 centÃÂmetros de longitud y 74-76 gramos de peso. El plumaje es de color marrón y más oscuro encima que debajo. Las aves de regiones más húmedas son más oscuras que las otras. Hay rayas en la garganta. Las aves jóvenes son manchadas. Los ojos son rojos y las patas son rosadas.
Su nido lo constituye una taza amplia y voluminosa compuesta de materiales simples, con bastante barro en la capa intermedia y forrado con raices, fibras y raquis de hojas compuestas. Se localiza a 1 a 30 m. de altura, sobre un soporte firme bien camuflado por el follaje, a veces en un cobertizo abierto, el marco de alguna ventana o una cavidad en un árbol. Miden 28.3 por 20.2 mm. y son incubados durante 12 dÃÂas. Los polluelos permanecen en el nido por lo menos de 15 a 16 dÃÂas.
Se alimentan de lombrices, babosas, larvas e insectos adultos y en ocasiones de lagartijas y frutos de todo tipo. Forrajea mucho sobre el suelo y esparce objetos con el pico. Gusta mucho de frutos de bananos y de marañon curazao, y de higuerones, tambien puede incluir lagartijas en su dieta.
Se ve atraÃÂdo fácilmente por los comederos artificiales para alimentarse principalmente de bananos y plátanos.
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