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Balneario Las Trancas del Río Santa María, Santa Fe de Veraguas.

En Santa Fé hay tantos ríos como te puedas imaginar, son las venas del distrito. Y aunque agonizante, nos topamos con una parte del Río Santa María realmente bella. Y escribo agonizante pues este es uno de los tantos ríos en lista de espera para formar parte de una hidroeléctrica. Sí, así como lo leen, este hermoso río.

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Puede que su nombre se deba a que en el año 1502, Cristóbal Colón llega a las Costas del Norte de Veraguas en donde fundó el primer poblado en tierra firme de América, el cual llamó Santa María de Belén.

Pero no es que no haya sido intervenido, pues ya se han dado concesiones para sacar materiales de ahí, se encuentra amenazado por empresas constructora de carretera. Seguir leyendo Balneario Las Trancas del Río Santa María, Santa Fe de Veraguas.

Lo que jamás debes dejar al ir a una caminata ecológica.

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1. Agua

Durante la caminata debes tomar bastante agua para rendir lo mejor posible y no sentirte mal por estar deshidratado. Con una botella no es suficiente pues no sabes si el clima será caluroso o cómo reaccionará tu cuerpo al ejercicio. La cantidad de agua no es algo que debas pensar en sacrificar si es que te hace falta espacio. En todo caso, en las farmacias venden pastillas filtradoras de agua por si de pronto pasas por un río confiable puedas tomar esa agua y filtrarla.

2. Abrigo

El clima es impredecible y un hermoso día soleado puede convertirse en uno lluvioso de un momento a otro. No olvides empacar un sweter largo pero delgado o un impermeable para protegerte del viento o de una posible llovizna pero sin exagerar con el peso pues serás tu quien la cargará todo el camino. Abrigo impermeable en caso de caminatas a mas de 3000 msnm como el Volcán Barú.

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3. Botiquín

No puedes salir de casa sin un botiquín de primero auxilios en la mochila. Incluye cosas como alcohol, curitas, vendas, algodón, tijeras, gasas y esparadrapo. A este kit básico puedes aumentarle otras cosas que consideres necesarias.

Algo pequeño y más que suficiente

4. Bloqueador y repelente

Protegerse del sol debe ser una prioridad durante tu caminata. No olvides empacar bloqueador con un factor de protección solar alto y un bálsamo labial para evitar los labios cuarteados. Mete en la mochila repelente, especialmente si haces rutas en lugares con mucha vegetación.

5. Gorro y lentes oscuros

Además del bloqueador, complementa tu protección con un gorro y lentes. Los lentes no solo te servirán para cubrir tus ojos del sol sino también para impedir que te fastidie el polvo.

6. Cuchilla

Siempre es Útil tener una cuchilla pequeña dentro de la mochila si hay que abrir alguna bolsa, cortar alguna cuerda o usar en caso de un accidente.

7. Snacks

En toda caminata sea larga o corta es necesario llevar algo de comer. Es las rutas cortas, piensa en empacar cosas fáciles de cargar y ligeras pero que te den mucha energía como granola, barras energéticas, frutas, maní­, etc. Recuerda que no debes llenarte mucho para evitar molestias posteriores.

8. Linterna y Lighter o Fósforos en bolsitas ziploc.

Es mucho más Útil para caminatas largas pero nunca está de más tener uno a la mano.

9. Toalla

Hay algunas rutas que pasan junto a cascadas o lagunas en las que está permitido bañarse. Otro uso para la toalla es para secarte el sudor si es que te fastidia mucho al caminar.

Toalla de secado rápido.

10. Bolsas plásticas

Son indispensables para guardar los restos de comida o la basura durante toda la caminata pues, como senderista, no debes dañar la naturaleza ni dejar rastros. También puedes usarlas para aislar la ropa mojada o sucia que tengas y meterla sin problemas en tu mochila.

Chiguirí­ Arriba, Provincia de Coclé

Uno de los lugares a los que nunca me canso de ir es sin duda Chiguirí­ Arriba. Es un corregimiento del distrito de Penonomé en la provincia de Coclé. Se fundó en el año 1940. Entre las elevaciones que más se destacan tiene: Cerro Congal con 992 metros, Cerro Escaliche con 866 metros de altura  y Cerro U 652  metros.

Dícese de un Cacique que dominaba estas tierras, llamado Chi Guiri­, o Guiro­. Viajaban a través del río al cual se les dio el mismo nombre, río Chiguirí y que actualmente une tres comunidades Chiguirí­ arriba, Chiguirí centro, Chiguirí­ abajo.

Chichibalí visto a lo lejos en el atardecer.

La razón por la que me gusta tanto este lugar es simple, el contacto tan especial que existe entre naturaleza y humanos es impresionante. Obviamente tengo mi “secret spot” donde me quedo a pernoctar y puedo asegurarles que la fauna que uno ve en un solo día es increíble; voy a describirles solamente lo que vi en mi última visita de dos días en Chiguirí­.

Cascada Tavidá

Era carnavales y el hostal estaba abierto, obviamente fuimos a acampar con todo lo necesario. Pasamos una tarde tranquila, con un atardecer increíble, a casi un lado del Cerro La Vieja (404 msnm), con el sol ocultándose bajo las montañas de Penonomé. (Ya subimos cerro la vieja, aquí el link) https://www.enlodados.com/resena-pozo-azul-y-ascenso-al-cerro-la-vieja-cocle/

desde cima del Cerro La Vieja

Esa misma noche escuchamos sonidos extraños provenientes de un Árbol de caimito, al acercarnos sigilosos pudimos distinguir en la oscuridad la forma de unos animalitos que se abalanzaban de un árbol a otro, se trataba de una  manada de monos nocturnos (jujuná), toda una familia que iban a cenar caimito justo encima de nuestra carpa; se nos quedaban viendo atentos y con esos ojazos preciosos, nos veían asustados mientras comían y hacían su sonido particular. Y ¿adivinen? De pronto pasó un animalillo tan rápido que no distinguimos si se trataba de un olingo o un cusumbi.

Y bien, nos fuimos a dormir mientras una rana descansaba sobre una planta del hostal, los bichos hacían sus sonidos de la noche y llenaban el ambiente de una manera fantástica.

A la mañana siguiente nos levantamos con ganas de caminar y fuimos a explorar detrás del hostal. Había un cerrito, primero pasamos una loma bastante inclinada, un alambre de púas, llegamos a un área llena de pinos con vista al Cerro La Vieja y no muy lejos, volaban unos gavilanes grises que denotaban estar disfrutando la mañana fresca y llena de rocío.

“El Cholo Guerrillero, Victoriano Lorenzo, durante la Guerra de los Mil días, dejaba de vez en cuando a sus hombres para ir a ver a la Vieja. Este era el sobrenombre para la mujer que vivía por aquellos montes coclesanos adonde el caudillo liberal iba a recobrar fuerzas para volver, luego, a la lucha. Eso, según los habitantes de la región, dio su nombre al Cerro La Vieja o Cerro de La Vieja“.

Las paisanas graznaban y se lanzaban de un árbol al otro. Otras aves llenaban el ambiente con sus cánticos comunes como el motmot, los ruiseñores y los carpinteros.

Bajamos la loma y regresamos a hacer el desayuno, pero lo que nos esperaba frente a la cocina eran unos lindísimos monos tití tan curiosos que no se movieron de ese árbol por buen rato. Pudimos adelantar el desayuno y ellos seguían en el árbol, estos sí­ se dejaron tomar fotos.

Compartimos el desayuno con “Aye Aye” y “Coronel”, dos canes amigos que siempre están en el lugar, aprovechamos un rato para reposar y decidimos irnos a alguna cascada de las varias que hay cerca de Chiguirí Arriba.

Tomamos un bus y nos bajamos en el pueblo, caminamos preguntando donde podíamos encontrar otra cascada aparte de Tavidá, que es la común a visitar en este lugar. En el camino nos topamos con un Colarejo o tucancillo “rockero” (Collared aracari­).

Encontramos un chorro pequeño y llamativo que a mi­ en lo personal me transmitió un poco de miedo a pesar de no parecer peligroso.

En el pueblo de Chiguirí Arriba hay escuela, una iglesia católica y alguna otra; hay varios mini supermercados, el transporte público pasa casi cada hora y son unos autobuses “camiones” que asemejan un arca de Noé.

La carretera está en buenas condiciones para cualquier tipo de auto hasta Chiguirí­. Los buses se toman en el mercado de Penonomé, la dirección se encuentra en el post de Cascada Tavidá

De regreso decidimos cambiar de ruta y en vez de ir hacia Penonomé, nos sentamos una hora a esperar un transporte 4×4 que nos llevara al Valle de Antón, saliendo desde Chiguirí­ Arriba. Mientras esperamos, pasaron varias Oropéndolas Montezuma. Desistimos y nos subimos en una “chiva” rumbo a Penonomé, pero casualidad que la chiva se metió por el mismo camino hacia el Valle de Antón a dar la vuelta por allá y recoger pasajeros, en eso vimos que detrás venía uno de los carros 4×4 que llegan al Valle por esta ruta, que no es nada fácil, la calle es piedras sueltas y tierra.

Empezamos a gritar y el carro 4×4 paró. Nos tomó aproximadamente una hora llegar al Valle, fue una experiencia magnifica poder pasar por toda esa cordillera, ver desde otro punto el Cerro Gaital y las Tres Marías, además de todos esos cerros de Penonomé, como el Congal, Chichibalí­ o el Turega, una vista esplendorosa desde lo alto.

En Chiguirí también puedes visitar el Mariposario Cerro La Vieja, una iniciativa del biólogo Samuel Valdez.

Cerca de Chiguirí Arriba en la comunidad de Loma Grande, se encuentra Pozo Azul, con sus chorros Las Pailas, que también puedes visitar, aunque su acceso es 4×4.

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Los Saltos de Filipina, Sorá de Chame

En mi experiencia puedo decir que aventurarse en auto no es lo mismo que aventurarse sin él. Andar a expensas del transporte público en Panamá, no es fácil y nada más el hecho de someterse a esto, puede convertirse o en una pesadilla o en una verdadera y muy divertida aventura.

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En la terminal tomamos el autobús de Chame sin ningún percance. Luego de poco menos de 20 kilómetros de recorrido, llegamos a Sorá, pueblo de personas amables rodeado de belleza exuberante de montaña, con un clima casi siempre fresco y delicioso. Muy cerca de esta comunidad se encuentra el complejo de casas de campo “Altos del María” al cual para acceder es necesario poseer permiso si no eres residente.

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Cuentan que el lugar fue llamado así por el cacique Soró (que significa viejo) jefe en la región en la época de descubrimiento y conquista, es el corregimiento más grande en cuanto a territorio del distrito de Chame y uno de los más bellos, con ríos pintorescos, encantadores saltos de agua y una magnifica vista de la ensenada de Punta Chame y su litoral, todo está a más de 600 metros de altura.

Pero cabe destacar que fuera de ese complejo de viviendas se encuentran bellezas increíbles y una de esas es el lugar del que hablaremos en esta reseña, Los Saltos de Filipina. Un sitio que en mi vida, nunca había visto ni escuchado siquiera, pero que por las fotografías y la belleza escénica que ya conocía de Sorá, fuimos a probar suerte en su búsqueda.

Llevábamos más de una hora esperando el transporte, pensamos que el problema sería porque era domingo, pero luego que el transporte llegó, nos dimos por enterado de que en la comunidad solo una familia presta el servicio, el cual tomamos y sin pérdida, luego de pocos minutos sobre una calle sin pavimento, llegamos a nuestro destino desde donde debíamos empezar a caminar por breves minutos.

La vista, grandiosa. Filipinas de Sorá nos recibió con salpiques verdes y azules, un lugar tranquilo, lleno de aves semilleras, y de fondo, como para matizar, el inconfundible cerro Chichibalí, que marca los límites entre los distritos de Chame y Capira.

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Descubrimos un salto de quizás de 7 u 8 metros, de un buen caudal, de poca profundidad, pequeño, casi se puede decir “personal”. De aguas frías y con el salto de agua, me di masaje natural en la espalda El agua denota que no hay contaminación, no hallamos restos de basura, lo cual nos lleva a pensar que cuidan muy bien este lugar al que aún se puede acceder de forma libre. Más tarde me enteré de que en este mismo salto, estuvo John Travolta haciendo wetrappel para una película que fue filmada en su mayoría en Panamá, de nombre “Basic”.

De ahí pasamos a la siguiente cascada luego de subir una loma imperceptible. Divisamos un salto de unos 15 metros de altura, muy hermoso y con un pilón de agua fresca y fría.

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Seguimos el camino y descubrimos otra cascada, ésta más pequeña pero igual de encantadora. Para nuestro asombro aún nos faltaban cascadas por recorrer. Son dos bifurcaciones y decidimos tomar el de la derecha, que tiene, nada más y nada menos, que en total, ocho cascadas. Dicen que si cuentas todas las cascadas, de ambos lados, da un total de veinticinco caídas de agua.

Estuvimos ahí hasta no muy tarde por el mismo inconveniente del transporte. Caminamos de vuelta y vimos el pickup pero se dirigía hacia montaña adentro, no hacia Sorá. Decidimos empezar a caminar un poco y más adelante nos encontramos con cazadores furtivos y muchos perros dispuestos a cazar.

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En nuestra caminata vimos la construcción de una próxima finca Melo en el área de Filipinas, luego de subir y bajar algunas lomas, nos topamos con una hermosa serpiente Pseustes poecilonotus de más de un metro, mejor conocida como “pajarera” que cruzaba apacible la carretera de piedras y aprovechamos para sacarle algunas fotos a ese divino ejemplar.

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Más adelante escuchamos un auto, el mismo 4×4 que habíamos visto hace tiempo venir bajando de la montaña y aprovechamos para pedirle el “bote” hasta Sorá, que muy amablemente nos cedieron, siempre y cuando  pudieran ir guidando de las ventanas del auto pues dentro estaba repleto de gente, y así fue como llegamos a Sorá a buena hora y felices de la aventura del día.

De regreso nos bajamos en el Nanzal y aprovechamos para caminar hasta Los Cajones, otra maravilla natural del área, pero ya se hacía tarde y empezaba a llover, así que decidimos dejar esta aventura para luego.

Seguimos dándonos cuenta que nunca dejaremos de recorrer Panamá y sus senderos, sus rincones escondidos que guardan secretos y leyendas. Solo basta preguntar y siempre los lugareños te van a señalar con el dedo o con la boca algún lugar perfecto a visitar.

Anímense a tomar un bus en su tiempo libre, ni siquiera hay que gastar demasiado. No siempre la comodidad da la felicidad, a veces con solo mirar desde la cima de un cerro lo que dejamos atrás puede ser un momento perfecto, disfrutar de la soledad de una cascada y meditar, también lo puede ser.

Buscar maravillas, ¡perderse en el monte! Caminar despacio y apreciar lo bello que nos regala cada paraje natural de este país.

Más fotos

Cascada La Gloria y Cascada La Tulivieja, Capira

Fuimos con mi prima postiza Roxana (nieta de la señora Tunina que menciono en el post de Bajo Bonito), ya que ella se dirigía a La Gloria a dejar un mandado; generalmente no existe transporte público hasta La Gloria así que los pobladores acostumbran caminar diariamente hasta llegar a sus hogares.

Pasamos varias quebradas, a decir verdad, bastantes. Vimos el cerro Chichibalí de Capira a lo lejos, por instantes nos rodeaba la neblina y nos serenaba la lluvia.

Nos topamos con muchas aves, pero la más característica fue la oropéndola, que con su canto alegraba el camino y nos advertía que cuidaba de sus nidos.

La Gloria

Ya el sudor se hacía presente y caminamos más rápido que de costumbre, aunque a pesar de nuestros esfuerzos, todo nos tomó 2 horas exactas, sin importar que nos habían dicho que el camino era solo una hora. Sinceramente, cuando hablamos de tiempo con la gente del campo nunca les creo, ellos caminan muy rápido y generalmente no poseen reloj o indicador del tiempo.

Nos percatamos de que bordeamos el río, de nombre Cirí Grande, que posee muchas caídas de agua y algunas cercanas a la vía principal. La gente de estos pueblos saben el valor del agua, y cuidan sus ríos como oro.

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En este lugar las casas están distanciadas unas de otras y separadas por hectáreas grandes de terreno que utilizan para cultivar víveres. La escuela primaria es nueva, pero antes de que existieran los niños debían caminar hasta Bajo Bonito para recibir clases.

La luz eléctrica en La Gloria es nula y la única manera de poseerla es mediante paneles solares que realmente es un recurso lejano, puesto que gran parte de las familias en esta comunidad son de bajos recursos.

Al terminarse la calle, entramos a un sendero mágico repleto de sonidos producto de la cantidad de aves que en él había, atravesamos una loma en donde el lodo era rojizo y formaba escalones hechos por los caballos. Llegamos a una casa “en medio de la nada” y digo esto porque era una casa grande, linda, con un patio extenso y llano, con una vista espectacular de las montañas.

Desde ahí caminamos quizás unos 15 minutos, topamos otra casa, ésta de madera en donde vive una hermosa familia, que hasta el día de hoy sigue siendo una “familia amiga” (2016) y atravesamos una quebrada que estaba detrás, cruzamos un alambre de púas, caminamos 3 minutos y allí estaba la Cascada La Gloria.

Nuestra recomendación es pagar a los dueños de la casa de madera entre 3 a 5 dólares de colaboración.

Si les digo cuanto mide, les miento. Para mi, y sin haberla medido, digo que quizás unos 70 metros. Realmente es una cascada escalonada, o sea que se puede subir con cuidado, arriba se encuentra la cascada La Tulivieja y otras más. Nos dedicamos a contemplar su belleza, embelesarnos con tan magnífica obra de la Naturaleza y bañarnos en sus frías aguas, que invitan al deleite.

El pozo principal es reducido, no es hondo, lo cual lo hace seguro. En la parte de arriba hay una poza mucho más amplia, pero para llegar allá las condiciones no son tan buenas y es mejor hacerlo en verano, un accidente ahí sería inminente. No dejo de pensar en cómo será la fuerza del agua en época de invierno, ¡de seguro imponente!

Al poco tiempo nos regresamos y nos quedamos un rato conversando con Mary Ovalle, la dueña y señora de esos terrenos, una mujer amable y carismática, nos ofreció guineos y nos mostró sus orquídeas. Compartimos el lunch con la familia, admiramos el paisaje, nos despedimos y caminamos de vuelta a Bajo Bonito, claro ahora nos tomó menos tiempo pues casi todas las pendientes eran en descenso.

Así es que… ¡una vez más! los invito a caminar Panamá… ¡hay tantos lugares hermosos por descubrir, tanto por recorrer! Si deseas que visitemos algún lugar especial de tu provincia, invitanos, y nosotros iremos con la mochila a cuestas a caminar, tomar fotos y mostrarlo al mundo por medio de ésta web. Es importante recalcar que lo que llevas, lo tienes que traer. Vive sin dejar rastro.

Valora lo natural, el agua, los ríos, piensa si realmente necesitas destruir una montaña, ¿porqué mejor no hacer turismo sostenible con un plan de capacidad de carga para no afectar su entorno? Ama tu país, que tan hermosos lugares tiene.

Fotos

Museo del Valle de Antón

Ubicado detrás de la Iglesia de San José , admisión 1$ por persona.

El arquitecto Julio Jiménez de Alba, amante de esta comunidad, preparó el plano; el ingeniero Ramón Arias C. dirigió la ejecución del mismo; y el constructor Leonidas Rodríguez, con un grupo de jóvenes valleros, trabajó con amor y entusiasmo hasta su feliz terminación.

Se colocó la primera piedra el 3 de febrero de 1992 y se inauguró el 3 de julio de 1993, con la bendición del Arzobispo de Panamá, en ese momento el Monseñor Marcos Gregorio McGrath, siendo madrina la vallera Abrahana Rivera de Valdés.

Está distribuido en seis secciones, donde se destacan las exhibiciones del Arte Precolombino, Arte Religioso, Etnografía de los siglos XIX y XX, Artesanía, el Arte Pictórico y Geología.

Algunas de las muestras que se observan en este museo fueron donadas por familias de los primeros descendientes que habitaron El Valle. La cerámica de Panamá está a la par de la mejor que existe en el continente americano, según un manual que trata la historia del museo.

Quien llega a El Valle de Antón y mira su mapa, sabe que es un volcán. El Museo quiere, por su vocación cultural, dar a conocer algo más sobre el origen de este volcán, conforme a lo que hasta el presente manifiesta la ciencia geológica.

En cinco murales pasan, sucesivamente, frente a la mirada sobrecogedora del visitante, los capítulos de esa evolución: Deriva de los Continentes, Creación del Istmo; Formación del Volcán El Valle; Formación del Lago y Drenaje del mismo; y Fotos Aéreas de El Valle.

Ese volcán es hoy un hogar desde donde, hace once mil años, han vivido, han luchado y se han realizado antepasados; un lugar de clima agradable y seguro, porque hace miles de años no tiene erupciones volcánicas.

Está abierto al público los domingos en horario de 10 de la mañana a 2 de la tarde. Si llega y está cerrado el Sr. David Rankins, administrador del lugar, que vive en la casa del frente se acercará y le abrirá.

Si va en bus, el pasaje cuesta alrededor de 5 dólares hasta el museo. Tome la salida desde la Terminal de Albrook en un autobús de la ruta Panamá-El Valle.

El museo lo podrá ver entre la biblioteca pública y la iglesia de ese mismo lugar, en la ví­a central. A unos 500 metros después del mercado público.

Caminando el Parque Nacional Soberanía: Sendero de Plantación hasta Venta de Cruces (ida y vuelta a pie)

Aquel día no tenía ni la menor idea de lo que se me venía encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa.

Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar, y como no queríamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas (2011), al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y agua.

Llegamos al Camino de Plantación a eso de las 8:30 am.

Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difícil tomar autobús.

Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos días. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.

Mono aullador.

El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan).

Ave Plain xenops

Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), ¡nuevo para mi!, el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.

Manakin

Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.

Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo” y al rato seguimos, no podíamos demorarnos demasiado en las paradas ya que teníamos exactamente las horas del día para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.

Al entrar en el Camino de Cruces, no había un sendero marcado, lo que había era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que Íbamos bien.

Aquí­ el bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a materia putrefacta y ni decir más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.

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Vimos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tití­ (Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.

Árboles de gran tamaño y con amplias raíces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado así­ porque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difícil de encontrar.

Fruto del árbol de vela

La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.

Llegó un momento en que me sentí­ agotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en todo momento. Casi no nos detuvimos pues teníamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.

La naturaleza­ se torna iracunda, por tanta flora y fauna, pero creo que en una próxima visita iré con más gente. Ya luego, y casi al final logre ver que algunos árboles estaban marcados con cinta naranja para ayudar a no perderse.

Recuerdo que, siendo niña, escuché en las noticias que algunas personas se perdían en este sendero, incluso recuerdo que todo un grupo de estudiantes se perdió con un profesor de un colegio privado y estuvieron allí una noche entera.

Había pequeñas quebradas o agua empozada, pero nada como para darse un baño, o tomar.

Para mi fue asfixiante pasar por ciertas partes en las que las paredes aparecían; recordemos que el Parque Nacional Camino de Cruces fue en la antigüedad un camino de la época de dominación española, Camino Real, que unía los núcleos de población de Panamá y Nombre de Dios, en Colón.

Passiflora vitifolia

Por allá por el siglo XVI, año 1519, los españoles colonizadores terminaron de construir una ruta o camino que uniera el Mar Caribe con el Océano Pacífico. El camino era sumamente estrecho, hecho de piedras de diferentes tamaños, que aún se encuentran allí, enclavadas en la tierra, dando una firmeza que desafió el tiempo.

En esa época predominaba la esclavitud, los primeros en ser mano de obra fueron los indígenas nativos y luego de eso, los españoles introdujeron esclavos negros procedentes de distintos lugares de África, a quienes se les trataba peor que a las mulas, tanto así que empleaban cadenas para mantenerlos unidos durante las horas de trabajo en el Camino de Cruces, donde abundaban los latigazos por cualquier tipo de descuido que éstos tuvieran.

El Camino de Cruces era una vía tan normal como la carretera Interamericana de nuestros días, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medía aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.

Era utilizado en las dos vías, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba río arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseían la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podía hacerlo, los que lo hacían tenían tremenda contextura física y se dice que los indígenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancía encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.

Tuvo una increíble época de prosperidad, al servir como paso para los tesoros provenientes de Sur América, especialmente del Perú y otros países, para llevarlos al Atlántico, y ser trasladados a galeones que se dirigían hacia España.

Mi profesora de historia me pasó un texto en el que un viajero de Massachussets describía: “Exteriorizo el sentimiento unánime de los pasajeros, a quienes he oído expresarse y es, diciéndolo con temor a Dios y por el amor del hombre, a unos y a todos, que bajo ninguna circunstancia, vengan por esta ruta. No tengo que decir nada sobre las otras, pero no vengan por esta” Ya se imaginaran cómo habrá sido el Camino de Cruces en su época de Oro.

Y claro, los ladrones muy pronto se enteraron del tránsito de oro, plata y joyas preciosas procedentes de distintos lugares colonizados en América y que enviaban a España. Los maleantes se dedicaron a atacar a los viajeros, que trataban de llegar al lado Atlántico. Pero al decaer el poderío español, esta ví­a fue perdiendo su uso y prácticamente desapareció, por los avances del tiempo, el clima y el poder de la selva, que todo lo invadía.

Desde Las Cruces hacia Panamá, era un día de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por día, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedía a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.

Imagínense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que ahí­ tienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.

Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros días han logrado derribarlas.

Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavía está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.

Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debíamos guardar la poca agua que teníamos para tomar algo al llegar y al regresar.

Por lapsos parecía que iba a llover, y sentíamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que teníamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.

Por otro lado estaban los letreros de la Policía Nacional que advertían las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bien”, “fase3: No se preocupen, algún día llegan” y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misión”.

Pensé: “Vaya, parece que estamos haciendo un entrenamiento de la policía nacional”.

Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentí muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del Río Chagres, y en minutos, ¡llegamos!

Me tiré al piso y no tení­a ganas de comer nada, solo agua. Trate de comerme una empanada pero por mi boca no pasó, estaba fría y mala. Luego de refrescarnos un rato, movimos un tronco que estaba en la orilla y dejamos la mitad del tronco dentro del agua y la otra mitad fuera y encima de él nos trepamos y refrescamos un rato nuestros cuerpos cansados; no podíamos quedarnos mucho tiempo, primero porque en cualquier momento nos podía salir un cocodrilo y segundo porque debíamos caminar 4 horas para regresar hasta la carretera de Gamboa.

A la delantera veíamos el inmenso Río Chagres que parecía un mar bravío, así­ como el Hotel Gamboa Rainforest Resort.

El área de venta de Cruces es apta para acampar, claro con mucho cuidado pues me atrevo a decir que es donde seguramente es fácil que pasen muchos animales, por su cercanía al río; vimos puestos de cazadores, lo que me indignó, pues esto demuestra que no se cuida bien este sendero tan importante para la biodiversidad de este parque nacional, que cuenta con más de 4590 hectáreas paralelas a las riveras del Canal de Panamá.

Algo que pudimos notar, por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos arboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.

El valor de este parque es muy amplio históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, hace mucho.

Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, es importante la resistencia ya que la distancia y la humedad te lleva a perder mucho líquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.

Parte del sendero hacia Venta de Cruces

Al caminar de vuelta me sentía más relajada, ya sabía lo que iba a caminar, la distancia, el clima, los peligros, sinceramente saberlo me hace sentir más segura. Decidimos acelerar el paso y tratar de caminar de regreso en 3 horas y media pero fue imposible, a mi me hacía falta comida y agua, con decirles que llegué a tomar agua recogida en las hojas de la lluvia que hacía poco había caído en ciertas partes.

Íbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.

Al pasar por las quebradas me detuve a lavarme la cara y los brazos llenos de picadas de bichos. Los monos cariblancos llegaron nuevamente, esta vez más enfurecidos que antes, hacían sonidos extraños como de un perro cuando está peleando.

Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habíamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el día por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional Soberanía.

El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efí­mero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y así­ fue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.

De todos los parques nacionales de Panamá que he recorrido, éste fue en el que vi más animales.

La diversidad de plantas es fenomenal, es un paraíso para cualquier botánico o persona amante de las plantas, así­ como para aquellas personas interesadas en conocer de cerca lo que han leído en los libros de historia de la República, esa época de colonización que es de suma importancia para nuestra cultura.

Soberania-National-Park-Map

Les recomiendo enormemente formar parte alguna vez de una excursión a través del Camino de Cruces, que incluya un bote de vuelta a Gamboa luego de llegar a Venta de Cruces de modo tal que puedan disfrutar del sendero en su totalidad, prestando atención a cada cosa que en la selva se pueden encontrar.

Salto el Bejucal o Chorro de los Aizpruas y Río San Juan en Calobre, Veraguas

Luego de una visita a Santa Fe de Veraguas, tomamos la calle que conduce hacia Calobre, luego de salir de la iglesia de San Francisco de la Montaña.

El nombre Calobre se originó ya que así­ se llamaba un cacique del área. Este distrito está formado por doce corregimientos: Calobre, Barnizal, Chitra, El Cocla, El Potrero, La Laguna, La Raya de Calobre, La Tetilla, La Yeguada, Las Guías, Mojarás y San José.

En Calobre una de las principales actividades es la cosecha de la sandía, que en gran parte es exportada al extranjero, y es la mejor de Panamá gracias a la tierra algo árida de este distrito.

Justo en la carretera mucho antes de llegar a Calobre vimos un anuncio con imágenes indicaba qué lugares turísticos podíamos encontrar en este bello distrito: El Salto Bejucal, el Río San Juan, la laguna la Yeguada, los Sandiales y Los Pozos Termales de Calobre, tratamos de encontrar los que pudiéramos, nos interesamos sobre todo en encontrar los pozos de Calobre, pero al parecer estos son de difícil acceso.

Justo debajo de un puente estaba el Salto el Bejucal en el corregimiento de Tetilla. Es un imponente chorro de agua que iracundo rompía con fuerza con su caudal de invierno que hacía que el agua se tornara turbia, nadie estaba bañándose en él y no quisimos tomar el riesgo. Está rodeado de mucha vegetación y el lugar es muy bonito a pesar de estar justo debajo del puente.

Pocas personas conocen el salto ya que por su ubicación estratégica es muy difícil darse cuenta que se encuentra semejante maravilla. Tampoco hay ninguna señalización, recomiendo preguntar en la carretera luego de 30 minutos de haber salido de San Francisco de la Montaña.

Río San Juan

Al salir del Salto, seguimos en la carretera hasta ver el Rí­o San Juan, al que vislumbramos sólo desde un puente y el tiempo no nos dio para bajar.

Se apreciaban extrañas formaciones rocosas, quizás causadas por la erosión del tiempo y definitivamente una acción volcánica antigua. El Río San Juan forma parte importante de Calobre ya que sus aguas son desviadas hacia la quebrada las Lajas, que a su vez es el único afluente de la Laguna La Yeguada, para aumentar el volumen de agua utilizable hacia la generación de energía eléctrica.

Para llegar a Calobre se puede ir por dos rutas: desde Santiago, pasando por San Francisco de la Montaña y luego desviándose hacia Calobre, esto te toma un tiempo de 45 minutos. Si vienes por la carretera Interamericana puedes tomar la ví­a que conduce hacia el Jaguito en el Roble y esto te toma un tiempo de 1 hora y 20 minutos hasta llegar a Calobre. Desde la ciudad de Panamá es aproximadamente 3 horas y 15 minutos. Y como decía en la valla de carretera “Calobre es un paraíso por conocer”.

Santa Fe de Veraguas

16La verdad es que en estas fiestas patrias buscaba tranquilidad, algún lugar de esos donde nadie te conoce, en donde solo la brisa te acompaña y el cantar de las aves te despierta: Santa Fe de Veraguas.

Como siempre, es mejor tomar nota desde antes de llegar al sitio, averigué los lugares de alojamiento que tiene este poblado entre los que pude encontrar varios a escoger a precios muy módicos, pero nos decidimos por uno en el centro y perfecto para desplazarse: Hotel Santa Fe. El trato fue bueno, habitaciones muy limpias, baños limpios, pero sin televisión, el aire acondicionado no fue importante pues aquí el clima es perfecto.

En cuanto a la manera de llegar, hay variadas: en caso de ir en auto tienes dos opciones para llegar a Santa Fe, la primera es entrando por la comunidad del Jaguito en Coclé (10 minutos luego de pasar Aguadulce), pasas por Calobre y te desvías hacia San Francisco de la Montaña, después de allí hay una sola carretera para llegar hasta Santa Fe.

La otra opción es manejar hasta Santiago y luego tomar la Avenida Polidoro Pinzón que esta a la derecha antes del puente vehicular. De allí hasta Santa Fe son aproximadamente 57 kilómetros de carretera por la cual también se pasa por San Francisco de la Montaña. En cualquiera de las dos opciones las vistas en el camino son verdaderamente espectaculares.

Puente sobre el Río Santa María

En caso de hacer el viaje en autobús la manera más fácil es tomar un Santiago- Panamá en la terminal de autobuses de Albrook y llegar hasta la terminal de buses de Santiago y allí tomar otro autobús o “chiva” que te llevará hasta Santa Fe, en este caso las chivas son muy cómodas. El horario de autobuses en Santa Fe es de 5:00 AM a 7:00 PM.

El problema con esto es que al llegar al poblado, es muy difícil desplazarse de un lugar a otro sin auto, a menos que lo hagas en taxis pues las distancias de un lugar a otro son un poco lejanas y Santa Fe tiene muchísimas esferas por recorrer, pero en todo caso no hay que desanimarse, estando allá puedes tomar algún transporte local que te lleva a diferentes sitios de interés, además tienen su propia terminal de autobuses muy bonita y adecuada, con asientos para esperar.

Luego de aproximadamente una hora y media de carretera con paisajes dotados de hermosura, después de haber pasado los vetustos puentes sobre el río Gatú y el célebre río Santa María, es increíble encontrar un lugar tan completo como este. Hay restaurantes, sobre todo de la cooperativa ” la Esperanza de los Campesinos”, al igual que algunos mini súper de la misma cooperativa, entre muchos otros.

Estatua del Padre GallegosHay un mercado en donde se pueden adquirir frutas de la temporada, artesanías muy baratas al igual que sombreros pintados o típicos en precios muy módicos, a decir verdad, los más baratos que he visto. Tienen una diversidad de canastas de paja, bolsas de henequén, vestidos Ngabe-Buglé, y un sin fin de artículos interesantes. Lo único con lo que tuvimos un poco de problema encontrar fue hielo, pues algunas veces el agua en el lugar esta un poco sucia y las tiendas se abstienen de venderlo, la que lo distribuye mayormente es una de asiáticos llamado mini súper Santa Fe, a la entrada del pueblo.

Santa Fe fue uno de los primeros pueblos que se fundaron en el Istmo de Panamá. Su historia comienza cuando el Capitán  Francisco Vázquez estableció varias ciudades de la provincia de Veraguas en 1558, incluyendo a Santa Fe.

Este distrito está conformado por ocho corregimientos: Santa Fe, Calovébora, El Alto, El Cuay, El Pantano, Gatuncito, Río Luis y Rubén Cantú. El clima del distrito de Santa Fe es de tipo subtropical. Entre los puntos más altos del distrito de Santa Fe se destacan el Cerro Negro con una altitud de 1518 metros sobre el nivel del mar y Cerro Chicu con una altura de 1764 msnm. Tiene una superficie total de 1921 Km ²

Parque de Santa Fe

La popularidad de Santa Fe, nacional e internacionalmente, se debe al trabajo organizativo de los campesinos por el SACERDOTE JESÚS HÉCTOR GALLEGO, quien desapareció en el año 1971, por el Organismo de Seguridad de Inteligencia Militar de los Estados Unidos, con la complicidad de Militares Panameños y lugareños de Santa Fe, por el solo hecho de organizar a los campesinos, para que fueran protagonistas de su propio desarrollo y lucharan contra las injusticias.

El Padre Héctor Gallegos inició su campaña para organizar a los campesinos, para que fueran conscientes de su fuerza y fueran mejor pagados en su trabajo y en el precio de sus productos. Con estas personas trabajó en los campos, durmió en sus chozas, compartió  sus preocupaciones y al fin llegó a ser como uno de ellos.  Esta campaña le costó la vida cuando el 9 de junio de 1971, durante el gobierno de Omar Torrijos Herrera, mientras Gallegos dormía en la casa de un amigo, se presentaron tres hombres en un jeep, sacaron al sacerdote, le golpearon y le secuestraron.

Desde ese día no se tiene noticia de él. Dejó sin embargo, la gran “Cooperativa Padre Héctor Gallegos” que él bautizó con el nombre de “La Esperanza de los Campesinos” y hasta el día de hoy ésta cooperativa sigue en pie. Su “Tienda Cooperativa” es la más surtida del lugar. Está dirigida por indígenas y campesinos.

TUTE

Los guías locales han establecido senderos que llevan al visitante por el Cerro Tute y se ha construído una calle que llega casi a la cima. Fue instituido como Sitio Histórico Turístico, por el Consejo Municipal de Santa Fe, en 1993.

En nuestra visita a Santa Fe, fue un poco difícil visitar ciertos lugares pues fuimos en plena época de invierno, pero sí pudimos tomar nota de cómo llegar a los lugares y anotar ciertos nuevos puntos de interés para el ecoturismo.

Ya habíamos escuchado que Santa Fe es hogar de café orgánico, es café de altura con un excelente aroma y sabor, pero probarlo fue distinto. Estando bajo la frescura de un ambiente encantador, en una cantina que en las mañanas funciona como fonda, en el bello poblado de Alto de Piedra, pedimos un Café Tute y juro en alto que es el mejor café que he probado en mi vida. No se si fue el momento tan mágico y fantástico, con una décima en el fondo del recinto que me hizo pedir uno tras otro, pero no puedo desestimar el sabor perfecto de este café tan sabroso.

Café Tute es una pequeña fábrica administrada también por la cooperativa local de agricultores. La cooperativa ofrece excursión a la granja orgánica local de café, seguido por una visita guiada de la planta de procesamiento de café.  Café El Tute es 100% arábigo. Ir a Santa Fe y no probarlo es un pecado, y de paso comprarlo pues en la ciudad de Panamá es muy raro encontrarlo, aunque se comercializa actualmente en países de Europa y Estados Unidos. La Cooperativa de Servicios Múltiples La Esperanza de los Campesinos también exporta su café a Alemania, pero además pretende incursionar en otros mercados extranjeros y ahora busca expandir su mercado a países como Italia, Francia y Japón; es increíble como lo que empezó con la cooperativa de la mano del desaparecido sacerdote Héctor Gallego haya llegado tan lejos. En aquella época sólo había 25 pequeños productores como socios.

Es importante enfatizar, que en Santa Fe existe una gran producción de orquídeas, tanto es así, que, desde hace varios años, se realiza en el mes de agosto una Exposición y Competencia de Orquídeas a la que asisten expositores, concursantes, vendedores y público en general, provenientes de todo el país.  Allí se han identificado más de 300 diferentes familias y variedades, aunque aún faltan muchas por ser descubiertas, lo que se debe a que esta región montañosa mantiene bosques intactos, donde las orquídeas se han mantenido vírgenes. En Panamá se han identificado unas mil 500 variedades de orquídeas, aspecto que deja muy bien colocado a Santa Fe, ya que el 30% de la población nacional de orquídeas habita en esta zona montañosa. Este distrito tiene la población más grande de orquídeas de la variedad Pleurotallis, cuyas flores tienen forma de insecto. A ella se suman las Miltoniosis, cuyos pétalos asemejan mariposas. Asimismo, se ha descubierto una especie de orquídea que se creía extinta, la Hepidendrum escaligarii. Además, se han encontrado especies desconocidas, que aún no han sido registradas por los científicos.

En Santa Fe existen 22 orquidearios, instalados en patios de viviendas, donde los cultores le dedican tiempo y devoción para que las especies puedan florecer. Tuvimos la oportunidad de visitar uno de estos orquidearios que queda detrás de la casa de una Sra. de nombre Berta de Castrellón, directora de organización de la actividad ferial, amante de las aves y orquídeas, con la cual me sentí muy identificada. Su esposo nos invitó a pasar muy amablemente a ver las diferentes orquídeas que tienen, en este caso pocas, pero nos invitó a la feria de Agosto 2011 en donde ellos exponen. Este orquideario queda en la carretera que te lleva al puente sobre el río Bulabá y hay un letrero que indica su entrada. Curiosamente no nos cobraron, pero suponemos que cuando hay más producción de orquídeas quizás requieran una colaboración. Para la dirección también pueden llamar al 9540910.

Entre otros de los lugares que visitamos estuvo Alto de Piedra y el corregimiento de El Pantano. Luego de pasar el puente sobre el río Bulabá, unos 5 minutos más de carretera y vimos una entrada hacia una vía de increíble lodo que indicaba que por allí se llega a “Sendero el Chilagre, Vía a Narices, bosque de Chilagres, ríos y petroglifos.” Instintivamente entramos por el camino de lodo y caminamos más de un kilómetro entre lomas y la tierra nos llegaba hasta las rodillas, fue entonces cuando me fui de acelerada, me tropecé con una piedra, vi estrellitas y hasta ahora aún cargo con la cicatriz de la caída. Fue un susto pues me salio bastante sangre y caminar para atrás era un suplicio, cuando de pronto surgió de entre el camino de fango y piedras el transporte indicado y soñado, una “gallinera” como le llaman algunos. Esos medios de transporte de las comunidades en donde los autobuses normales no llegan. Una camioneta doble cabina modificada con asientos para los pobladores y una tracción de otro mundo.

Subimos al transporte y nos agarramos fuerte para poder mantenernos en el mismo lugar donde nos habíamos sentado; entre lomas, la misma sierra, verdes azulados, un cielo azul opaco, naranjas regadas por los suelos de las casas del camino y miradas sorprendidas dentro del volquete, llegamos a el Pantano en donde se bajaron la mayoría de las personas. Al ir saliendo nos quedamos sorprendidos al ver un río de aguas verdes cristalinas que corría debajo de un puente rural, un poco fuera de lugar pues con el invierno es muy raro ver los ríos limpios.

En el Pantano

Me fui a limpiar la herida al hotel y salimos nuevamente, pero esta vez fue a otra parte del Pantano. Justo luego de pasar el puente Bulaba entramos por una carretera empinada hacia la izquierda y encontramos la entrada hacia el famoso Salto Bermejo que visitaremos sin falta en verano. Fuimos hasta donde termina la carretera asfaltada, donde también hay una vista espectacular de la montaña y donde pudimos observar muchas aves.

Igualmente se encuentran muchos lugares que sirven como balneario:

  • Las Trancas, en el río Santa María;
  • Los chorros del río La Llanita, que cuentan que es una masa de agua que cae en chorros y piscinas naturales a casi 100 metros de altura;
  • Los senderos de Alto de Piedra también te llevan a tres espléndidos chorros y cascadas;
  • El Salto de Venado en la comunidad de el Salto, que se disfruta sobre todo en los meses de invierno con algo de peligrosidad;
  • Para relajarse y disfrutar de la belleza circundante, puede alquilar un flotador por $5,00, y flotar por el Rio Bulabá hasta que se una al río Santa María. El viaje dura cerca de 75 minutos y pasa por una serie de rápidos, donde termina en el río Santa María. Para la renta del flotador, puede contactar a William Abrego (teléfono. 6583 5944);
  • El Salto el Bermejo en el río Bermejo, de unos 10 kilómetros de longitud que nace sobre la Cordillera Central y termina en el Río Bulabá y su avance forma al pasar hermosas caídas de aguas, muchas sin nombre e inexploradas.

Los más osados pueden subir mil 375 metros hasta llegar al cerro Mariposa, en donde se pueden observar tucanes, pavas negras, entre otros animales del lugar.

Hay caminatas cortas de dos horas y media en las que se llega a las tres cascadas de Alto de Piedra. La antigua mina de oro de Cocuyo es otro punto propicio para visitar, aunque dicen que este recorrido podría tomar hasta una semana.

No cabe duda de que Santa Fe es un lugar repleto de chorros, cascadas, saltos y balnearios donde el visitante puede divertirse y disfrutar plenamente de la naturaleza, cuidando sus beneficios y respetándola, más aún cuando es en este lugar en donde se tiene uno de los parque nacionales más importantes del país.

Y es que el Parque Nacional Santa Fe fue establecido mediante el Decreto Ejecutivo Nº 147 de 11 de diciembre de 2001, publicado en Gaceta Oficial No. 24,460 de 28 de diciembre de 2001 y ocupa una superficie de 72,269.75 hectáreas. Aproximadamente un 28.48% de la superficie del parque pertenece a la vertiente Pacífica y un 71.52% a la vertiente del Caribe. Esta área protegida se encuentra ubicada en las tierras altas de la cordillera central del país, dentro de los distritos de Santa Fe y Calobre en la provincia de Veraguas.

La elevación máxima en un cerro sin nombre que  alcanza  los 1,964 msnm. El bosque siempre verde es el más extenso del Parque Nacional Santa Fe, ocupa más del 95 % de la superficie. Habitualmente tiene un dosel compuesto por especies de árboles que increíblemente permanecen con hojas todo el año aunque hay algunos individuos de especies comunes mezclados con las especies de hoja indestructible. Algunas de las especies del área son: amarillo (Terminalia amazonia), ollito (Eschweilera sp.), bateo (Carapa guianensi), mollejo (Virola sp.), guabo (Inga sp.) y berbacillo (Brosimum sp.). En cuanto a las flores cabe destacar, como mencioné anteriormente, la familia de las orquídeas, especies de gran importancia para la conservación.

En el parque predomina un clima frío y vastas zonas de bosques vírgenes, en donde se reproduce el 51.3% de los mamíferos del país, algunos considerados en peligro de extinción como el jaguar (Panthera onca), macho de monte (Tapirus baidii) y el manatí (Trichechus manatus). También habitan en el parque mamíferos tales como el tapir (Tapirus bairdii), el puma (Puma concolor), algunos como la nutria (Lontra longicaudis), el murciélago (Hylonycteris underwoodi) y  el mono cariblanco (Cebas capucinus).

Cerro Sapo

Existe un gran número de especies de aves, cerca de unas 300, que potencialmente se encuentran habitando el área, ya que son especies características de la cordillera central. Entre las migratorias altitudinales registradas en el campo cabe destacar al ave-sombrilla cuellinuda (Cephalopterus glabricollis) y el querido campanero tricarunculado (Procnias tricarunculata) muy frágiles a la alteración de su hábitat. Además, éste es uno de los pocos sitios de donde se tienen registros de la estrella garganta ardiente (Selasphorus ardens), una ave endémica nacional, localizada exclusivamente en las tierras altas del occidente de Panamá, lo que la hace extremadamente susceptible a la destrucción de bosques en esta región. La presencia de esta ave trajo como consecuencia el nombramiento del cerro Tute como una de las áreas claves para la conservación de aves.

Así mismo se pueden apreciar el Trogón Colirrayado, el Carpintero Olividorado, el Picochato Gorgiblanco, otras aves posibles son: la Tangara de Monte Gorgiamarilla, el Mosquerito Cejirrufo, la Tangara de Monte Común, la Parula Tropical, el Gavilán Barreteado y los colibríes Colicerda Verde, Gorra Nivosa y Pico de Hoz Puntiblanco. Las noches en Alto de Piedra son bastante amenas: el Búho Blanquinegro y el Nictibio Común nos esperan.

También es importante resaltar que se observan 12 especies migratorias norteñas, una especie migratoria sureña y ocho migratorias altitudinales.

Por otro lado, sitios como Alto de Piedra y el cerro San Antonio son comparables a estudios realizados en las tierras altas de Chiriquí.

En cuanto a los reptiles observados en el área son muy importantes las especies endémicas regionales, como la rana de cristal (Cochranella spinosa) y la rana (Pristimantis pardalis), aunque también podemos observar a la iguana verde (Iguana iguana), la salamandra (Bolitoglossa colonnea), la rana arlequín (Atelopus varius) y la boa (Boa constrictor).

El área protegida incluye la parte alta de la cuenca del río Santa María y toda la zona montañosa de la parte norte de la provincia de Veraguas. Incluye el área que se extiende desde el límite con la Comarca Ngabe-Buglé hasta el límite con las provincias de Colón y Coclé teniendo conexión con el Parque Nacional Omar Torrijos Herrera. Existen seis cuencas hidrográficas, entre los ríos principales se encuentran: Santa María, San Pablo y San Pedro, que desembocan en el océano Pacífico. Otros son el Caté, Belén, Calovébora, Concepción, Caloveborita, Luis, Grande y Veraguas, que desembocan en el Atlántico.

Además de todo lo mencionado, en el pueblo de Santa Fe se respira un aire de mucha paz, fraternidad, y una creencia muy apegada al catolicismo que incluye una linda iglesia en todo el centro del pueblo y justo en frente una cancha en donde los jóvenes pasan las tardes haciendo deportes. Hay varios parques en donde las personas acostumbran conversar pacíficamente y disfrutando del clima perfecto. Incluso pudimos notar un parquecito diminuto dedicado a la “heroica gesta del Cerro Tute”.

En el centro del pueblo admiramos la estatua del padre Gallegos que paso a ser un líder entre los campesinos de Santa Fe.

Hay varios lugares para hospedarse con precios por debajo de los 25 dólares por noche: Hotel el Sol de Santa Fe, Hostal la Quia, Hotel Tierra Libre, Cabañas Alto De Piedra (las cuales recomiendo por la belleza de sus alrededores, puede llamar al número 68731348 Sra. Alcida Solís).

Entre los restaurantes están varios de la Cooperativa la Esperanza de los Campesinos en donde la comida es criolla, muy buena y a precios realmente módicos por debajo de los 2.00 dólares, también está el hotel Tierra Libre en donde ofrecen emparedados y picadas, además Rostizados Pollos Kimberly y la Pizzería que se encuentra detrás de la Terminal.

Nos despedimos de este fantástico lugar con un poco de tristeza, pero siempre con la esperanza de que tendremos vida para poder regresar y poder visitar en el próximo viaje las fascinantes cascadas , chorros y cerros que guardan tantos secretos y leyendas, para poder publicarlas y que cada día más gente se enamore de las montañas, del verde de Panamá… Y que se sientan inspirados a cuidar de ella.

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