Su forma es llamativa, diferente. Picos puntiagudos y son varios, ningún cerro en Panamá se asemeja. Soy de las que se pregunta siempre: ¿Cómo se formó esto?
Bien,
En cuanto a edad geológica, en el Jurásico Superior se inician las primeras actividades volcánicas submarinas que dan origen al Istmo de Panamá. Se inician las intrusiones graníticas en lo que serán luego las Serranías de Chiriquí, Macizo de Canajagua, Sierra Llorona de Portobelo, Cordillera de San Blas y Tacarcuna, Montañas de Chimán y Darién.
En el Cretáceo, las rocas más antiguas del Istmo de Panamá las encontramos en las Penínsulas de Las Palmas y Azuero, en el lago Gatún, Cordillera de San Blas, Serranías de Majé y El Sapo.
En el Paleoceno y Eoceno, continúa la formación del Istmo de Panamá, pero en mares poco profundos.
En el Oligoceno, se da una intensa actividad volcánica en la parte Septentrional de América Central. Formaciones como Santiago y Montijo (Veraguas). Cerro Bombacho (Los Santos) Uscar (Bocas del Toro). Bohío, Emperador, Culebra, Cucaracha y Caimito (zona del Canal).
En el Mioceno, grandes cuencas de sedimentación en las actuales tierras bajas de Panamá y Costa Rica. Levantamiento rápido de las Cordilleras de Talamanca y Serranía del Tabasará. El istmo de América Central estaba totalmente revelado. A este período corresponden las rocas sedimentarias más importantes encontradas en Panamá. Formaciones: Mont Hope, Chilibrillo, Gatún (Zona del Canal), Tuira, Chucunaque y Topaliza (Darién). Laguna de Chiriquí, Península de Valiente, Gatún, Uscar (Bocas del Toro). Santiago (Veraguas).
Y aquí es donde llega el Plioceno, para mi, uno de los tiempos geológicos más importantes ya que se termina de cerrar el Istmo de Panamá, separando el Mar Caribe del Océano Pacífico.
Grandes movimientos horizontales lentos que se producen para formar cordilleras y epirogénicos o movimientos verticales que generan solevantamiento (Levantar algo empujando de abajo arriba) y hundimiento de bloques. Las regiones de América Central Ístmica e Insular quedan perfiladas en sus contornos actuales. Los volcanes Barú y El Valle muestran gran actividad. Grandes flujos de lava forman el cerro de Chame y los Picachos de Olá.
Los Picachos de Olá, son domos de lava dacítica, que es la parte más superficial de la columna magmática de un volcán; se genera después de que el magma viscoso sale del conducto volcánico, se acumula y tapa el cráter. La edad de los Picachos varía entre 1,9 a 1,7 Millones de años.
Como escribí anteriormente sobre este sitio, cito:
Producto de estos choques de placas en donde una se metía debajo de otra se dieron fusiones del manto terrestre provocando fisuras por donde se logró colar el magma hacia el exterior originando una cadena de eventos volcánicos que facilitó el emerger de islas volcánicas que lograron interconectarse formando el territorio firme del Istmo de Panamá.
Cerro Picacho por consiguiente se formó como parte de este proceso dado su origen volcánico. Como es una extensión al sur de la Cordillera Central en donde se encuentran las montañas más viejas, se calcula que su edad geológica es más reciente, y su desarrollo tuvo lugar hasta los inicios del Pleistoceno.
El Picacho tuvo una forma cónica al principio como cualquier volcán pero debido a la naturaleza violenta de sus erupciones volcánicas, éste fue destruido dejándolo inactivo y en la forma actual.
Al llegar a la entrada lo distingues por un pequeño banner a orilla de calle, debes pagar 2$ por persona y hay donde aparcar autos.
Calle en buenas condiciones
El ascenso inicia bordeando algunas casas y casi de inmediato inicia un abrupto ascenso sobre roca suelta y paja a los lados, que en cierta época, al existir la paja da la sensación de ir entre matorrales pero en otra época del año cuando no hay, puede ser muy peligroso, al punto que en el cerro han habido accidentes de grandes caídas y muerte.
Recomiendo ampliamente hacer el ascenso en la mañana o en la tarde, nunca en horas donde el sol pegue de forma completamente directa ya que aquí no hay donde resguardarse y el calor puede ser letal.
En términos de tiempo, es corto. Se puede subir en menos de 1 hora. La vista desde la cima es impresionante. Los atardeceres y amaneceres en este lugar valen demasiado la pena. En la cima hay un pequeño espacio plano para descansar.
Al bajar, hazlo con paciencia, cero apuros. Un mal paso y puede ser fatal. Si tienes trekking poles, no dudes en llevarlos, si no, consigue un palo largo o pídelo en la entrada.
Recomendaciones: – Agua – Bloqueador solar – Lunch – Siempre lleva algo dulce – Gorra – Zapatillas con buenas suelas. – Ropa holgada.
Disfruta la vista y ojalá leas esto antes de visitar el sitio para que puedas imaginar todos esos movimientos orogénicos del pleistoceno.
Cerro Cabra llama la atención de cualquier montañista panameño. Es ese que se ve cuando uno va saliendo del puente de las Américas hacia el Oeste.
No es muy alto, solo posee 512 msnm, pero se encuentra muy cerca del mar y se sube casi desde “la pata”.
A pesar de ser un cerro poco técnico, tiene una parte de ascenso considerable y cansona. La paja canalera (Saccharum spontaneum) crea túneles que parecen interminables, y cuando la calor apremia, sientes picazón y más dolor en las heridas que provoca, pues corta.
El ascenso fue hermoso, sobre todo por la gran vista que hay desde la cima, en la que es posible ver gran parte de la ciudad de Panamá e islas del Pacífico del Golfo de Panamá.
En el cerro habitan una gran cantidad de especies de insectos, sobre todo arañas y grillos de diversas formas y colores; también es posible ver las ranas Dendrobates auratus, lo cual aún sorprende y es sinónimo de un buen estado de cierta parte del cerro que no ha sido colonizada por la paja canalera o su otra amenaza: la minería.
Todos llegaron a la cima más alta del cerro, que es conocida como “Infiernillo” y luego la roca que se conoce como “La Cara del Diablo”, donde descansaron, almorzaron y disfrutaron del paisaje, rememorando que Cerro Cabra es un volcán. El cerro fue declarado reserva en el año 2015, por su importancia hídrica ya que ahí nacen quebradas y el importante Río Bique.
Es un volcán extinto y constituye el último de los volcanes de esta alineación, que se encuentra localizado próximo a la margen derecha de la entrada del Canal de Panamá, en el Océano Pacífico.
Luego del descenso, los chicos disfrutaron de un delicioso sancocho hecho en leña.
Hace un tiempo, estando por el área de Penonomé arriba y acampando en un hermoso sitio, vimos salir el sol por encima de unas enormes rocas de un cerro imponente.
Tiempo después conocimos sus faldas, en lo que fue un viaje rápido y carnavalero por el sitio, que nos ahuyentó al sentirnos un poco incómodos entre tanta multitud en estado etílico, frente a un chorro de aguas apacibles en medio de la montaña que, años más tarde, conoceríamos de verdad.
Algunos geólogos cuentan que el Turega es uno de los tantos domos o conos del volcán del Valle de Antón, un estrato volcán gigantesco. Aunque los factores erosivos lo han deformado, aún sigue siendo imponente.
Nos topamos con nuestra guía local, Vero, quien creció en las faldas del Cerro Turega y conoce de primera mano todo su entorno. Curiosamente, en su primera visita al cerro fue mordida por una serpiente equis, pero ni eso impide que mantenga su devoción.
La comunidad es muy celosa de su recurso natural. Para subir el cerro es necesario contar con guía local y solicitar permiso al líder del pueblo.
Es importante destacar que el sitio está en vías de convertirse en una reserva hidrológica, por lo que en el futuro estará protegido por leyes. Esto tiene sentido, ya que del cerro se desprenden caídas de agua estacionales visibles en época de lluvias, así como chorros permanentes que se pueden disfrutar todo el año.
El área protegida incluiría Turega y Cucuazal como Reserva Hídrica, debido a la gran cantidad de bosques con fuentes de agua y manantiales que abastecen a la población rural de Pajonal, Churuquita Grande y otros corregimientos.
De cada cerro —Sofre, Sofre Abajo, Aguela, Turega, Churuquita Grande, entre otros— nacen 9 acueductos.
El plan ya se lleva a cabo y esperamos pronto verlo publicado en la Gaceta Oficial de 2017, pues el Ministerio de Ambiente, junto con biólogos y representantes de la comunidad, unen esfuerzos para que sea una realidad y se pueda establecer una ley que proteja la biodiversidad, la cual se ve amenazada por potreros y ganadería.
Alguna vez leí que el cacique Turega era el padre de “Las Mozas”, de donde proviene el nombre del famoso chorro del Valle de Antón, y que su hijo era “Chigoré”, quien estuvo enamorado de “Zaratí”, hija de “Penonomé”.
Para ascender se deben pasar algunas quebradas y en el camino hay varios desvíos que, sin guía, es muy fácil perderse. La cima no sobrepasa los 800 msnm, pero el ascenso es exigente, pues en la última parte es necesario caminar con una inclinación de 45° durante un buen rato. Al llegar a la cima, por la altitud, la temperatura cambia de forma radical y aparecen las briófitas con su particular esplendor.
Tuvimos la dicha de ver los tres picos que lo coronan y estuvimos sobre dos de ellos. En el último pico hay suficiente espacio para descansar. Desde ahí se ve el Océano Pacífico, así como el parque eólico de Penonomé; además, se pueden divisar otros cerros.
De regreso los chicos aprovecharon para tomar un baño en el chorro de la comunidad y así nos despedimos de este sitio hermoso en medio de la sierra coclesana.
Gracias a todos los que nos acompañaron en esta aventura. A José, Verónica Soto y Mario Urriola por toda la ayuda prestada.
Habíamos visitado el lugar en época lluviosa y gracias a las fuerzas de la Naturaleza, nos fue bien. Ahora quisimos regresar a ver el lugar en época seca o de verano y valió la pena; el color del agua más clara, todo mucho más visible y un paisaje de película de ficción.
Locales
Lo único negativo fue la cantidad de personas que llegó al sitio después del mediodía, lo que al principio nos desconcertó. Al investigar, supimos que muchos eran locales en vacaciones escolares, y otros habían llegado por una publicación en Facebook. Lo peor: encontramos basura que tuvimos que recoger.
A pesar de eso, el lugar es espectacular. Recomendamos ir río arriba, donde pocos se atreven a llegar. Allí hay una cascada que me hizo sentir en un paraje celestial, sumergido por unos minutos en una libertad profunda. (Actualmente hay una entrada privada por este lado; en 2022 costaba $2 para acceder a las cascadas superiores).
Cerro Gaital
Celebramos el cumpleaños de dos amigos y nos dispusimos a seguir disfrutando la tarde, desde el mirador de Cerro Gaital.
¡Feliz día de la amistad a todos! Sigamos conservando nuestros recursos naturales para que las futuras generaciones puedan disfrutar lo que ahora nosotros disfrutamos. Nada me encantaría más, que mi hijo pueda tener tan dichosa oportunidad en un futuro no muy lejano.
Tras la apertura al acceso a ambos parques, la regional del MiAMBIENTE solicita a los guías y turistas cumplir con los siguientes puntos:
Requisitos y Normas para Excursionistas en el PNVB y PILA
Requisitos previos a la visita:
Reportarse a la regional del Ministerio con una nota indicando el día y la hora de entrada y salida, así como la cantidad de personas. Para mayor información, comunicarse al 500-022, extensión 6461.
Registrarse en el puesto de control.
Informar quién será el guía responsable durante la gira.
El guía debe asegurar que su grupo reciba una inducción, que incluya información general del Parque Nacional Volcán Barú (PNVB) y del Parque Internacional La Amistad (PILA), presentar un informe del estado de salud de los excursionistas y seguir las recomendaciones de los guardaparques.
Los guías no podrán realizar excursiones con grupos mayores de 10 turistas.
Medidas adicionales de seguridad:
Como medida preventiva, se podrá solicitar la revisión de maletas para garantizar la seguridad en la zona.
Recomendaciones para guías y turistas (de cumplimiento obligatorio):
Prohibido subir o ingresar al PNVB y PILA si las condiciones climáticas no son favorables.
No dejar desperdicios en el área protegida. Los guías deben encargarse de retirar la basura generada por su grupo y depositarla en un sitio adecuado, o entregarla en el puesto de control previa coordinación con el Municipio.
Usar ropa y calzado apropiado, así como equipo adecuado para las condiciones del lugar.
Cuidar los rótulos y las infraestructuras, evitando rayarlos o dañarlos.
Prohibido capturar, acosar, matar o herir animales silvestres.
Prohibida la extracción de vegetación. Solo se permite la colecta para estudios científicos con permiso previo de MiAMBIENTE.
Prohibido portar armas de fuego dentro del parque.
Las caminatas no deben perturbar el ambiente natural.
No fumar en la zona protegida.
No salirse de los caminos o senderos establecidos.
Debes reservar con un guía registrado para poder subir Volcán Barú (2025)
La dicha de la vida está en lo simple. Algunas montañas las hemos visto mil veces y nos hemos preguntado mil cosas en torno a ellas.
Ayer fue un día espectacular. Hicimos la cima del Cerro Trinidad de Capira, que forma parte del Parque Nacional Altos de Campana. Fue una experiencia única, en donde pudimos disfrutar no solo de la cima, sino del camino y de parte de lo que guarda este espectacular cerro: una gran biodiversidad.
Helechos arbóreos, epifitas, orquídeas, un sinnúmero de animales entre esos coloridas orugas, decenas de insectos, danzantes mariposas y aves para escoger.
Todos en la cima del Trinidad a 900msnm
La humedad contundente y su rica flora, además de las pendientes y barrancos, hace de este sitio un lugar apto para personas con experiencia, ya que requiere de cierto esfuerzo físico, sobre todo en esta época en donde todo está Enlodado.
Por razones de seguridad, nuestro guía optó por dividir el grupo en dos y de esa manera poder disfrutar ampliamente cada uno, de la cima cuyo espacio es reducido. La misma no es fácil de acceder, es crucial hacerlo con un guía experimentado o un guía local. Nosotros habíamos hecho esta cima ya por varios lados, incluso del lado norte y varias veces con la familia Herrera, que son quienes hicieron un escultura de una biblia de cemento que se encuentra en la cima.
Madre Naturaleza nos permite poder disfrutar de cerca de sus maravillas, con organización, seguridad y buena disposición. Todos sucumbimos ante esplendorosa grandeza, dichosos y reinantes pero conscientes de nuestra pequeñez ante tanta maravilla.
En la noche, disfrutamos de un camping espectacular en las faldas del mismo cerro, un clima de montaña, cuentos, risas, mitos y leyendas del cerro Trinidad; una deliciosa cena y mucho café.
La mañana nos recibió con un desayuno cargado para ir a recorrer las faldas del cerro, divisar nuevas rutas y proseguir a un poblado que como Trinidad, también esconde sus maravillas. Sus primitivos tres chorros nos dejaron aún más llenos de vitalidad y júbilo y encima de todo nos esperaba un sancocho hecho en leña y fogón.
Queda de más manifestar nuestro profundo agradecimiento a las personas de cada uno de los lugares donde vamos, que nos reciben con los brazos abiertos, haciéndonos sentir como en casa. Cabe destacar que nuestra misión No solo es el disfrute, si no nuestro total e incondicional apoyo a cada comunidad a la que vamos, como siempre lo decimos: Empoderando a las comunidades locales para un desarrollo sostenible y sustentable sin afectación al entorno y dando apoyo en el emprendimiento de quienes deseen hacer un turismo responsable.
Realizamos giras mensuales o quincenales en grupos pequeños ya que respetamos la capacidad de carga de cada sitio.
¡Wow! Una gira espectacular. Aunque nuestros amigos siempre buscan caminos más difíciles, disfrutaron La India Dormida como nunca antes. Flor del Aire nos acogió y nos regaló un clima espectacular que nos permitió gozar de la vista.
Comenzamos subiendo el Cerro La India Dormida para recorrerlo completo, desde los pies hasta la cabeza. En su pecho, los chicos se inventaron la idea de tomar el café de la mañana, lo que fue un disfrute para todos.
Foto de Rey Aguilar
En la cima comprendimos que el Valle de Antón es, en verdad, “El Cráter de un Volcán Habitado”, hogar de gente amable y un pueblo pintoresco.
Desde allí avistamos los cerros circundantes: Cerro Gaital, Cerro Pajita, Cerro Caracoral, conocidos como Las Tres Marías; además del Cerro Cariguana, y a lo lejos, el Cerro Picacho y las montañas de Valle Chiquito.
Desde allá arriba pudimos ver el Mar Pacífico y las montañas penonomeñas, así como el Parque Eólico en el distrito de Aguadulce.
Descendimos por la cabellera de la India, llamada “Flor del Aire”, que cuenta con algunos saltos de agua fría para reponerse. Nos bañamos en el Chorro de los Enamorados y luego caminamos hacia La Piedra Pintada, una gran roca que se desprende de un cerro, donde se conserva claramente un mapa antiguo del área (petroglifo). Y como es normal, y el hambre apremiaba, nos fuimos a almorzar.
La cerecita del pastel fue nuestra visita al Serpentario Maravillas-Tropicales Centro de Rescate y Reubicación, donde pudimos disfrutar de una amena charla informativa por parte del biólogo herpetólogo Mario Urriola, quien nos deleitó con información valiosa para el aprendizaje y la conservación de estos interesantes animales; conversación que también se dió en medio de unas tazas de café. Luego pudimos conocer a Lola, nuestra amistosa amiga pitón.
Consideramos que, gracias a Dios, a la Naturaleza y al conocimiento adquirido por personas experimentadas y estudiosas de estos temas, esta gira fue un éxito. Agradecemos de corazón a cada uno de los que nos acompañaron en esta aventura.
Nos llena de orgullo saber que están movidos por la curiosidad, y que dentro de cada uno arde la llama del interés por saber, entender y aprender sobre la función que cumple cada ser vivo en el ecosistema, por el bienestar nuestro y de las futuras generaciones. Hoy, somos personas con un nuevo conocimiento.
Por descabellado que parezca, nuestros amigos prefieren la lluvia al sol. Y cuando llega esta época del año, es cuando más nos preparamos para ir en busca de cascadas. Armamos el equipo adecuado para las lluvias, coordinamos todo lo necesario, y a las 7 a.m. nos fuimos en un transporte 4×4 a cazar cascadas entre Chame y Capira. Sí, 12 horas no son suficientes, ¡pero hacemos lo posible para aprovechar cada minuto!
Nuestro trip fue de día entero entre la sierra, recorriendo algunas comunidades poco conocidas y algo olvidadas por nuestros gobiernos, donde el lodo domina los caminos, y la brisa y el aire fresco y frío se te meten hasta lo más profundo de los pulmones.
Nuestra primera parada fue en el Salto de Manglarito, una magnífica e imponente cascada que nos dejó a todos boquiabiertos. Su magnitud y fuerza eran descomunales. Al verla, no podíamos evitar pensar en el tiempo que debe haber transcurrido para que se formara esa particular figura: baja como en un tobogán, parte la roca y se desvía en una estruendosa cortina de agua, solo apta para cardíacos.
Con mucho cuidado, los más osados se acercaron a la cascada, mientras otros se bañaban en la orilla. Por la época, era evidente que recientemente había pasado una creciente —quizás el día anterior— y lo que presenciamos era la bajada del remanso que, aunque turbia, dejaba ver que se trataba de agua limpia.
Todos quedamos impresionados con la belleza de este lugar, nuevo para casi todos y mágico para muchos, como para Ean, un bebé de 3 años que nos acompañó con toda su familia, a quienes agradecemos profundamente por su confianza.
Nos montamos en la chiva y emprendimos el viaje hacia La Gloria, donde nos bañamos en su deliciosa y tranquila cascada. Luego, disfrutamos de un almuerzo espectacular: arroz con pollo hecho en fogón, ¡una verdadera joya gastronómica!
Tras el merecido descanso, y como ya lo teníamos planificado, aún nos faltaba visitar otra cascada. Así que nos fuimos en su búsqueda y pasamos un rato ameno en las aguas mansas del río Cirí, lamentando cuando llegó la hora de partir.
Como siempre, agradecemos a todos nuestros amigos aventureros que nos acompañaron en este trip, por su entusiasmo, apoyo, unidad, compañerismo… ¡tantas cosas! Y gracias infinitas a los locales, con quienes es un verdadero placer trabajar en la logística de viajes como este. Sin ustedes, nada de esto sería posible.
¡Enlodados rulz! Seguimos trabajando para que todos podamos disfrutar de las majestuosidades que posee nuestro precioso país, siempre poniendo énfasis en la conservación de los sitios naturales, la educación ambiental y empoderando a las comunidades locales para un turismo sostenible, sustentable y 100% amigable con el entorno.
La verdad es que no siempre publicamos las buenas acciones del equipo de Enlodados, pero esta vez queremos compartir una situación que esperamos sirva como mensaje de conciencia para todos.
El domingo pasado, durante nuestra gira mensual, comenzamos con un recorrido por el Parque Nacional Altos de Campana, hablando de sus generalidades e importancia.
Al llegar al mirador de Chicá, la bienvenida fue desoladora: una gran cantidad de basura regada por todo el lugar, incluso en la parte baja. ¡El viento arrastra los desechos cerro abajo!
Recogimos una gran cantidad de residuos, principalmente lo que podríamos llamar “basura-fiesta”: latas de cerveza y soda, botellas, cucharas plásticas, envoltorios de snacks, condones… Todo indica que el sitio está siendo utilizado para fiestas irresponsables.
¿Será que nadie se da por enterado?
Además del mal estado en que se encuentra el mirador —que, siendo honestos, uno puede ignorar por lo impresionante del paisaje—, la cantidad de basura es imperdonable. Esto deja mucho que decir de nosotros como ciudadanos. Luego nos quejamos cuando nos critican y nos llaman cochinos.
PD: Sabemos que una golondrina no hace verano, pero queremos dejar este mensaje claro: No se trata solo de recoger tu propia basura. Si puedes, recoge también la que veas a tu paso. Y si no quieres llevarla en tu carro, al menos deposítala en las oficinas del parque.
Nos encontramos temprano y puntuales, listos para la aventura. Sabíamos que esta vez habría sorpresas: las lluvias habían comenzado, y como todos sabemos, el clima en Panamá puede ser muy impredecible. Puede haber un sol radiante y hermoso en un momento, y una lluvia torrencial al siguiente.
Pasamos por nuestro guía local en Chicá y emprendimos la caminata hacia el Saca Lágrimas. La meta era regresar antes de las 2:00 p.m. Habíamos escuchado rumores sobre una represa en la finca Loma Linda, ubicada por los lados de Buena Vista de Chame, que retiene el agua que normalmente cae en esta quebrada.
La caminata fue agradable y rápida en la bajada, atravesando el clásico “túnel”, como le llamamos: una pared de tierra a ambos lados del camino. Entre vacas, insectos y el verde intenso, finalmente llegamos al chorro, uno de los tantos de esta quebrada. Sin embargo, su caudal estaba sorprendentemente bajo, afectado por la represa mencionada, lo cual es difícil de creer considerando que en esta época del año, con lluvias diarias en Chicá, debería estar a rebosar.
La belleza escénica del lugar es espléndida. Grandes rocas dispuestas de forma curiosa hacen pensar en un gran derrumbe ocurrido hace miles de años. El agua atraviesa estas formaciones y cae en la quebrada que continúa hasta Buena Vista de Chame.
Nuestros amigos completaron la caminata de ida y vuelta en dos horas, lo que nos dejó tiempo para visitar otro chorro en el área de Chame: El Cacao.
Con hermosas vistas chameras, nos topamos con un fuerte aguacero durante el trayecto. Al bajar del autobús, nos recibió un clima frío y espectacular. Allí nos esperaba nuestro guía local Ysaac, quien nos explicó la problemática actual: Hacienda Loma Linda ha cerrado el acceso al río, habilitando una carretera privada solo para sus vehículos. Esto obliga a los pobladores a escalar por las rocas del río y cruzar senderos antiguos y descuidados para llegar al chorro.
Lo curioso es que, al llegar al chorro, puede verse el final de esa carretera justo al otro lado, pero no está disponible ni para los locales ni para los visitantes. Una verdadera lástima.
A pesar de estos obstáculos, gracias al entusiasmo del grupo, llegamos sin mayores contratiempos y disfrutamos de este bello lugar: un caudal generoso, lluvia suave y un río con profundidad ideal para nadar.
De regreso, pasamos por los terrenos de la Feria del Limón en Chicá de Chame, donde un delicioso sancocho con arroz nos llenó el estómago… y nos dio sueño en el camino de vuelta a la ciudad.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.