Los nietos del Sol
mayo 13, 2015 • Mitos y Leyendas de Panamá • Comments
Escrito de Luisita Aguilera P.
En las tierras feraces y montuosas del Darién, Famosas por sus ricas minas de oro, por su lagunas en donde habÃan espÃritus malignos; por sus bosques inmensos de preciosas maderas, llenos de aves de multicolor plumaje y de animales de todas las especies; por sus selvas y sus rÃos correntosos y profundos, poblados por seres fantásticos que se ocultan ya en un ave de exótica apariencia, ya en una flor de brillantes matices, ora en una mariposa de irisados colores, vivÃa en tiempos asà perdidos en la memoria de la gente, un anciano y sabio Nele a quien el dios sol amaba mucho por sus puras costumbres y las buenas obras que diariamente hacÃa en el ejercicio de su ministerio.
Deseaba el sol hacerle un regalo, pero querÃa que fuera algo que agradara realmente a quien le rendÃa un culto tan devoto y reverente.
- ¿Qué cosa deseas más en esta vida?, dÃjole una tarde en que, según su costumbre, el Nele hacÃale un sacrificio.
Todo cuanto pidas te lo concederé.
Grande es tu poder, ¡Oh Sol!, contentó aquel, mas soy indigno de tus favores.
- Tu humildad me place. Dime lo que deseas.
De momento el Nele nada supo contestar. – Dame tiempo para reflexionar, imploró.
Asintió e sol, y el Nele se puso a pensar en lo que solicitarÃa. Si pido algo para mÃ, se dijo, es perder el presente divino. Muchos inviernos pesan sobre mi cuerpo, y son ya muy pocas las lunas que me restan en la tierra Es mejor que otro tenga lo que mi edad y mis achaques no me permitirÃan gozar. Más debo escoger bien a la persona para quien debe ser el obsequio. Si se lo otorgo a uno solo, siguió pensando, los demás de la tribu lo envidiarán; el celestial regalo será motivo de riñas y discordias. ¿Cómo he de hacer para que todos queden satisfechos? Tal vez lo mejor serÃa solicitar algo que hombres y mujeres por igual y al mismo al tiempo puedan complacerse. Pero ¿qué podrá ser aquello?
Pensando y pensando, llegó a su mente una idea que le pareció de maravillas. Preguntaré a la divinidad, musitó, si el regalo que desea ofrecerme puedo solicitarlo para la tribu.