Enlodados.com

Senderismo y Turismo Rural en Panama

Posts Tagged ‘ ecologico ’

Guayavital, parte de Río Chico

Los senderos de Panamá son hermosos, el sol que nos ilumina es distinto, dan ganas de salir siempre y sentir el olor característico del campo, lleno de personas que sí saben tratar. Cada vez que voy a escribir, veo antes las fotografías tomadas y me digo: ¡wow!, yo estuve ahí, mi país es divino, ¡no tengo que ir a ningún lado más! Aquí hay de todo lo que se puede disfrutar realmente, ricas aguas con temperaturas perfectas, caídas de agua hermosas, playas con aguas de colores tornasoles, montañas de formas increíbles, cielo combinado con la tierra. Hasta los lugares más áridos son bellos y tienen algo que aportar a nuestros ojos.

La semana pasada estuvimos en La Toza, comunidad del distrito de Natá de los Caballeros en Coclé. Nuestro propósito de aquél día era llegar hasta el Chorro de los Duendes al cual solo podíamos llegar en 4×4 y era lo que nos faltaba, así que nos quedamos en la Toza.

Fanshi, nuestro amigo de Natá, nos llevo a conocer su familia, que con gran alegría nos recibió y nos dieron varias opciones de lugares para visitar cerca de allí. Escogimos un lugar bastante cerca de la casa de la abuela, un lugar que ciertamente es muy poco conocido, tanto así que le dicen “el río de la abuela”…que es una parte de lo que forma el río Chico, uno de los principales afluentes de Natá.

Entramos por la calle que conduce a las Huacas del Quije y nos desviamos en la entrada de la Toza, de ahí la calle de asfalto terminó y empezó la empedrada. Disfrutamos de hermosas vistas, al frente estaban los Picachos de Ola, que guardan hermosos senderos. La Toza es limítrofe entre Coclé y Veraguas, es un lugar bastante árido y en verano pega un sol bien fuerte. A nuestro lado pasaban bueyes cargando carretas en donde iban sentados niños muy cómodamente. Los Picachos de Olá se veían cada vez más cerca, con sus picos perfectos y su color verde uniforme.

Al llegar a la casa de la abuela nos emocionamos ya que cocinaban un chicheme que se veía delicioso, mis amigos terminaron en hamacas. Fanshi se adelanto a casa de un tío y lo seguimos, tras pasar por un cañaveral, nos encontramos en un bajo en donde tenían un trapiche; un niño ayudaba a su abuelo y éste le mostraba cómo introducir la caña en la máquina de la cual Fanshi nos obsequió raspadura recién hecha.

De ahí nos encaminamos al río, estaba a unos 20 minutos bajo un sol candente y enardecido que nos acompañó hasta llegar. Pasamos por debajo de alambre de púas varias veces, hasta llegar a donde se veía el río, habían unas caídas de agua pequeñas, y de repente una olla de agua que nos trasmitió peligrosidad, se veía verdaderamente hondo, Fanshi nos propuso quedarnos allí o ir más allá en donde había un lugar bueno para nadar.

Caminamos por un tramo pequeño hasta ver la poza, y nos sorprendimos, era como ver la playa de la película “The Beach” pero convertido en río, las piedras hacían forma de una gran pared caliza bajo la cual estaba el río que a simple vista era hondo, pues el fondo era negro, pero tenía una parte considerable para menos efectos.

Preparamos todo, esta vez llevamos hasta estufa, y música con buen sonido. Nos metimos al agua fría, y una vez dentro nos percatamos de la gran fauna, había una cantidad increíble de sardinas que hasta me mordieron, camarones en las piedras, libélulas, lagartijas corriendo de un lado para el otro, pájaros cantando, un sin fin de sentidos y emociones.

Y PUM! Fanshi se lanzó y cayó en el agua con estrepitoso sonido, lo vimos emerger de las aguas y salir con una sonrisa de oreja a oreja. Poco después Max estudiaba el área desde arriba, no se si estaba rezando o tratando de ver el fondo, pero unos minutos más y PUM! de nuevo, nada más vimos salir a Max con otra sonrisa, más grande aún, pero con un dolor en una pierna, golpe de agua- pierna, lo que hizo que se quedara quietecito un buen lapso.

Preparamos la estufa, nos habíamos instalado en una parte en donde pasaba el río a izquierda y derecha, nosotros estábamos en medio de él, ¡qué placentero!

Nos turnamos la cocinadera, hicimos las clásicas milanesas con tortillas y hasta unos “chicken tenders”. Como siempre Leo se atrevió a llevar su ceviche, que fue un contento a la hora de comer.

Mientras comíamos, y mientras Fanshi nos contaba historias de fantasmas y leyendas del lugar, fue cayendo la tarde y los destellos del sol fueron desapareciendo.

Nos despedimos del lugar lleno de sentidos y encaminamos a casa de la abuela en donde nos esperaba el delicioso chicheme hecho en el fogón. En el camino no pudimos evitar tomar fotos de los Picachos de Olá. ¡Tanto llaman nuestra atención! Pero les prometemos que pronto iremos.

Cada día se descubren más lugares, atrévanse a caminar o llevar el carro un poco más lejos, o quien quita tomar un bus a un lugar desconocido y empezar a preguntar, así es que se descubre y se disfruta 🙂

Ver más fotos

4

Serán alrededor de 30 a 45 minutos en llegar desde Penonomé hasta el Cerro La Vieja, debe seguir prestando atención hasta ver un letrero que dice “entrada a la cascada” clavado en un árbol.

Hay que entrar por allí hasta llegar al patio de una casa, si anda en sedán es mejor dejar tu auto por allí y caminar. En caso de que ande en 4×4 puede subir hasta llegar a una entrada cercada por malla ciclón.

En verano

6

Época lluviosa

Nosotros andábamos en sedán así que caminamos y esto tomó unos 15 minutos hasta la entrada, allí nos detuvo un colaborador del Hostal del Cerro La Vieja, nos advirtió que no podíamos entrar con cooler, a lo que le mostramos el interior sin bebidas alcohólicas. El trabajador nos dijo los parámetros muy amablemente: no dejar basura, mantenerse a orillas de no saber nadar, también nos dijo que no podían entrar grandes grupos o paseos – giras. El costo para entrar es 5$ (2015).

Llamó mi atención el letrero principal que decía: “Reserva Tavida, Reserva Natural PRIVADA, PROTÉGELA”…el señor nos dijo que el hostal ecológico del Cerro la Vieja había comprado 40 hectáreas en Chiguirí Arriba que incluían el chorro Tavidá.

9

Rey y Karlita

Pagamos y seguimos ahora por un sendero hecho por el hostal, unos 15 minutos más, vimos unas cabañas altas y en frente estaba el apretado dosel selvático que iluminó con una paz la piscina de agua al final del chorro. Contuvimos largamente el asombro frente a esta inusitada belleza.

Es el lugar perfecto para reponer fuerzas. Cargado de frescas sombras, abanicado por un suave e imperceptible viento y, el silencio lo hace un lugar irreal. Al estar en el mirador te caen grandes gotas del chorro. Desde ahí se ve la piscina verde perfecta rodeada de vegetación y una caída de agua de 30 metros. Todos corrimos a bañarnos bajo las rugientes aguas de la caída.

Nadamos, jugamos, subimos a la piedra bajo el chorro y nos sentamos a sentir los fuertes golpes del agua que pegaban como latigazos u hormigas picándonos las espaldas. Gritaba de emoción combinada con el dolorcito del agua pegándome en el rostro y espinazo.

Karla dio varios intentos en subir hasta que lo logró y después nos zurramos por las piedras hasta caer y nadar hasta mitad de la olla de agua. !Fue esplendido! 🙂

Íbamos y veníamos arrastrándonos por la cuesta de piedra. Después se nos unió Evelin, que no pensaba bañarse, pero que al ver tanta belleza natural, decidió meterse al agua con la misma ropa que tenía puesta.

A lo lejos se veían las cabañas del Hostal, que quedan justo en frente del chorro y debe valer mucho la pena hospedarse. Jugamos Uno, hicimos carreras de natación, de sostener respiración bajo el agua, de volteretas y más.

Chiguirí Arriba, también cuenta con lugares históricos como: Las Trincheras de Victoriano Lorenzo, que se encuentra en las faldas del cerro; además de los petroglifos que están río abajo después de la cascada del Tavidá, donde verás huellas del hombre de hace 2000 años atrás. También hay un sendero de plantación.

Tips:

  1. La cascada Tavidá que en lenguaje indígena significa «que da vida».
  2. No lleves cooler.
  3. En época lluviosa, si el chorro está crecido no te dejarán acceder, por cuestiones de seguridad.

Visiten Tavidá, no es demasiado lejos, y es simplemente H E R M O S O.

Ver más fotos

Estuvimos en Lajaminas, un pueblo pintoresco, de esos de los Santos, provincia tan típica de nuestro país. Fueron unas 4 horas y media de viaje, entre paradas, llegamos de madrugada, el camino era fantasmagórico, rodeado de potreros y sin un solo poste de luz. Ya instalados en la casa, pude sentir ese calor de hogar santeño.

La casa de Vladimir es preciosa, decorada al gusto por su mamá, bellos adornos engalanaban el patio, así como las pequeñas flores y qué se diga del interior de la casa, mosaicos de arcilla que dan vistosidad y hasta un mueble con un techito hecho de tejas (que vidagena soy).

Después de instalarnos, nos sentamos a conversar un rato, mientras hablábamos escuche el bramar de alguna vaca a lo lejos.

A la mañana siguiente desayunamos y salimos a los alrededores con la Sra. Oderay, mamá de Vladimir, muy amable nos llevo a conocer su rancho Río Viejo, en la parte alta de un terreno, desde el cual había una vista panorámica de Lajaminas, riquísima brisa pasaba, ¡extraño la hamaca! Habían unos graciosos cerdos y tres vacas de mascota: Doris, Argentina y Barbie así que las fuimos a ver de cerca, muy inofensivas, pero Doris era grande y gorda así que no nos atrevimos a tocarlas.

De regreso a la casa fuimos a tumbar naranjas, recogimos tantas que en cada comida hacíamos refresco. Después de eso tomamos rumbo a Isla Iguana, por fin, qué ansiosa estaba.

Tomamos la lancha de Bolocho, un amable señor, amigo de la familia, que también trabaja en isla Iguana con la ANAM, que dicha! El costo del viaje fue de 60 dólares que es más o menos lo que se paga, a menos que quiera regatear.

Ya en la lancha, todo fue un suspiro, a siete kilómetros de la costa, unos 20 minutos y ya estábamos del otro lado, en Isla Iguana, en un parpadear de ojos, Vladimir se tiró al agua, aun no habíamos encallado, pero el agua era verde turquesa, invitante, el fondo se veía clarito sin dificultad, en el cielo azul se veían las famosas tijeretas y fragatas que habitan la isla, son las dueñas del lugar.

Hace un par de años se instaló un centro de visitantes a cargo de la ANAM en El Crial, la playa más grande y que está mirando hacia la costa. El centro tiene guarda parque a cargo y está ahí con el objetivo de controlar a los turistas, buzos y campistas que llegan a visitar. ANAM cobra por la visita: B/.4.00 por persona, los cuales se pagan en el centro de visitantes.

Me dijo Bolocho que a veces se ven ballenas jorobadas, cachalotes, delfines y hasta tiburón ballena, orcas y yubatas que emigran desde las frías aguas del Polo Norte y Sur hacia los cálidos mares del trópico para aparearse, espectáculo marino apreciable año a año desde Isla Iguana, rogué por ver algo, pero creo que la emoción fue mucha, hubiese podido morir al verlo.

También anidan las tortugas, sobre todo entre septiembre y diciembre y habitan iguanas verdes y negras que muy poco se dejan ver por los humanos. Lo que sí logramos ver fue a unos merachos, esos si no le tienen miedo a nada!

Exageraría si escribiera que vimos un millón de Cangrejos Ermitaños, Mangotes, Kikirikakiris, el fantasma y los Concholí, pero indudablemente así fue, tenía que ver bien la arena para no pisar alguno, eran billones, de todos los tamaños y colores.

La isla esta completamente deshabitada, es un área protegida, con el arrecife de coral más grande del golfo de Panamá con 16 hectáreas. Hay multas por pisar corales, o tratar de llevártelos, tampoco puedes dar de comer a los animales en derredor, hay que tener extra cuidado con la basura y llevártela a tierra firme, los yates también tienen sus reglas, no pueden encallar cerca de la playa ni encima de los corales.

Había leído que el mar en verano se pone feo y con grandes olas, pero suerte tuvimos que estaba sereno al menos del lado de Playa Crial. En esa misma playa llegaron unos peces gorditos y grandes de color gris que no pude distinguir, pero pasaban muy cerca de nosotros, logramos ver cuatro de ellos; en Isla Iguana  hay 11 especies de corales de unos 4,800 años de edad y aproximadamente 542 especies de peces.

Leo sopló una cama inflable en la que más tarde harían una sesión de fotos con Becerro. Livia y Vlad se ofrecieron a darnos el recorrido por los senderos.

Nos lavamos los pies en una llave de agua antigua y empezamos la corta caminata: el primero en tomar fue el sendero del Faro, en el camino Leo y yo logramos ver unos merachos y prestábamos atención a cualquier sonido, a ver si teníamos suerte, pero nos topamos fue con una manada de cangrejos por todos lados, que nos asustaban con sus sonidos. Pude notar que los árboles tenían raíces extrañas, me atrevo a decir que son restos de manglar seco, o que son lo que quedo de algún ecosistema de manglar de hace muchos años. Pasamos por uno de los cráteres que alguna vez dejaron los estadounidenses al tomarse Isla Iguana en los años 40 para practicar tiro al blanco, aviones militares soltaban bombas que caían sobre la isla y los arrecifes a su alrededor 🙁

Se dice que muchas de esas bombas no explotaron y hace unos años dos de las más grandes fueron explotadas controladamente. Fácilmente se pueden ver los cráteres al recorrer la isla, incluso en el centro de visitantes de la ANAM tienen un mapa interactivo en el cual se ven claramente los cráteres dejados, testimonio de la ignorancia de aquellos militares y de la falta de responsabilidad de quienes tendrían que limpiar esos antiguos campos de tiro en nuestro país, pues no solo lo es en isla iguana, sino en muchos otros lugares.

Llegamos a la playa del Faro y era aún más hermosa que Playa Crial, angosta, imponente, el mar estaba furioso, grandes rocas negras se levantaban a un lado, más allá se veían unos cactus inexplicables, en el cielo sobrevolaban las tijeretas, fragatas, pelícanos, pájaros bobo, entre otros. Estaba paralizada, tomamos algunas fotos y nos sentamos en una de las piedras, sobre las cuales había miles de babosas, las despegaba de las piedras para verlas más de cerca y ellas me saludaban con sus antenas viscosas.

Al regresar por el sendero vimos árboles de naranjilla, el Panamá, el carate, el guácimo, el balso, mamón, marañón curazao, ciruela, guayaba y coco. Se dice que en la zona costera de la Isla hay más de 400 hectáreas de manglar donde dominan los mangles colorados, blanco, negro, salado.

Fuimos al centro de visitantes desde el cual hay una vista hermosa, ahí conversamos buen rato con uno de los guarda parques que nos contó que hace poco habían visto un cachalote y que esa mañana había pasado una iguana negra muy cerca, nos enteramos de que la isla fue declarada como Refugio de Vida Silvestre en 1980 a través de un Acuerdo Municipal y la asociación con el Consejo Internacional de Protección de las Aves (CIPA-Panamá) y con la ayuda de moradores de Pedasí, lucharon contra intereses que buscaban privatizar este importante centro ecológico y turístico y entonces crearon el refugio de vida silvestre Pablo Arturo Barrios, que incluye el área costera y el mar frente a Isla Iguana, permitiéndose específicamente la pesca artesanal pero prohibiendo la pesca de arrastre y de grandes barcos camaroneros.

Al salir del centro de visitantes tomamos el Sendero de Anidación rodeado de palmeras y en el cual en cierto punto el olor a excremento de aves era intenso, allí estaban anidando las fragatas, hacían un sonido fuerte y gutural, las que estaban sobre las ramas tenían un globo rojo bajo su pico, señal de apareamiento, fue hermoso verlas tan de cerca.

Montamos la lancha y ya en alta mar, Bolocho dio la orden de tirar la caña de pesca y tiramos otra de nuestro lado, ni 10 minutos andando y Vlad pescó un atún, pero se le escapo 🙁 más adelante Leo tenia en su mano la otra caña y sintió la presión, un hermoso pez atún de unas 4 libras…nuestro equipo iba ganando: Becerro, Yara y yo celebrábamos, 1 a 0. Seguimos probando suerte. Tenia en mis manos el nylon y sentí que algo haló fuertemente y casi me corta los dedos, era otro pez, idéntico al anterior, qué alegría, Leo lo sacó, que triunfo por haber pescado dos peces. Bolocho solo se reía de nuestro pobre triunfo.

El sol nos despedía con sus últimos destellos de la tarde, era hermoso, se veía tan cerca y palpable, redondo, anaranjado…

Nos fuimos a la casa llenos de pescado y con una hermosa experiencia que en lo personal pienso repetir, Isla Iguana es un paraíso accesible que más conocen los extranjeros que los panameños, atrévete a ir, no te vas a arrepentir.

Importante

Es posible ir y venir el mismo día, pero si quieres pasar la noche hay que acampar. Hay un refugio al lado del centro de visitantes, donde se puede dormir y también se puede acampar en la arena. Se permite hacer fogatas, pero sólo se puede usar leña de playa, no se deben cortar árboles ni ramas, ni siquiera secos.

Hay un pozo de brocal detrás de la casa del guarda parque, pero el agua es más bien salobre y no apta para beber. Trae tu propia agua y comida desde tierra firme, en Pedasí se puede conseguir todo lo que haga falta. Recuerda llevar protector de mosquitos.

Desde la Ciudad de Panamá por vía aérea diariamente, en 35 minutos hasta la Ciudad de Chitré en la Provincia de Herrera. En auto también desde la Ciudad de Panamá, a través de la Carretera Panamericana hasta la Ciudad de Chitré en cuatro horas, de allí a la ciudad de Las Tablas y luego al poblado de Pedasí en aproximadamente una hora. Luego de estar instalado en Pedasí es necesario trasladarse hasta la desembocadura del Río Pedasí y tomar una lancha o bote que en veinte minutos lo llevará a Isla Iguana.

El poblado de Pedasí es el más cercano a Isla Iguana y posee alojamientos, restaurantes y alquiler de lanchas, también puede hospedarse en las Tablas y después dirigirse hasta Playa el Arenal en Pedasí.

Ver más fotos

Hace poco visitamos los Cangilones de Gualaca, atractivo turístico del distrito de Gualaca en la provincia de Chiriquí.

Estaba lleno, había bicicletas y muchos carros en el improvisado estacionamiento pues a este balneario al parecer acuden muchos nacionales y extranjeros a disfrutar de las aguas cristalinas del río Estí y de las maravillas de la naturaleza al esculpir las piedras que forman este manantial. El río Estí nace a más de 1,000 metros de altitud y desemboca en el río Gualaca, ambas corrientes confluyen en el río Chiriquí.

Nadie en el distrito de Gualaca sabe de dónde surge el nombre ni su fecha, pero muchos piensan que es por la forma natural en que el río Estí se encuentra antes de llegar al poblado, son como grandes desfiladeros de piedra, cualquiera diría que se trata de una construcción hecha en concreto, pero no, se trata de gigantescas rocas en ambos costados del río y que en algunos puntos se forman piscinas en forma de grandes ollas.

Especialistas creen que el manto rocoso se formó en la última erupción del volcán Barú y que por el lugar corría la lava y quedó formado de la manera en que hoy lo encontramos. (Diccionario de la lengua española: cangilón «cada uno de los recipientes atados a la rueda de una noria que sirve para sacar agua de pozos y ríos».)

El significado ilustra un poco a la realidad, pues en la parte superior hay una gigantesca superficie rocosa que contiene una gran noria o piscina, en donde la mayoría de los bañistas gustan darse un chapuzón.

Luego se forma un canal estrecho y profundo por donde corren veloces las aguas hasta desembocar en otra noria. Al final se observa un pequeño canal que termina en un «charco» de frescas aguas.

En nuestra visita, algunos moradores nos explicaron que el balneario estuvo provisto de vestidores, pero las crecidas del río afectan la preservación de las estructuras, debido a que durante la estación lluviosa la fuerza de la corriente es muy fuerte y arrasa con lo que encuentra a su paso.

Cabe destacar que el balneario también esta provisto de escalinatas que permiten el descenso desde la carretera hacia la parte baja del balneario o nivel del río. Esta zona es casi plana, en donde su suelo también presenta una composición rocosa y en algunas zonas se presentan escalones naturales de piedra permitiendo el acceso al río.

Hay que tener mucho cuidado de no saber nadar, los niños deben estar con adultos o protegidos con salvavidas, pues me atrevo a decir que no es un río apto para niños. Muchos lugareños hacen competencias de sus destrezas en clavados al tirarse desde las altas paredes rocosas hacia el profundo río.

Vimos un pequeño puente para pasar de un lado al otro del río ya que de no saber nadar y querer llegar al otro lado, esa es la vía.

En el lugar no hay venta de comidas, así que lo mejor es llevar su merienda desde cualquier supermercado que encuentre en el área, recuerde siempre recoger su basura al retirarse. Hay unos baños que pueden servir de ayuda para cambiarse, pero nada mas, los residentes reclaman a las autoridades que inviertan en la construcción de ranchos, baños y áreas de esparcimientos dentro del lugar para que sea visitado por más personas; hace unos años se construyeron algunas instalaciones que con el transcurrir de los años y bajo la mirada de las autoridades locales y provinciales se han perdido.

Hay autobuses de Gualaca de David. Pregunte al conductor del autobús si pasa por Cangilones y que lo deje en la intersección de la derecha, a partir de ahí, se trata de un kilómetro a pie hasta la Cangilones.
Alguien en Boquete me dijo que es posible tomar un autobús a Caldera y luego un autobús o taxi de ahí a Gualaca, pero aseguran que es mejor irse a David y de ahí tomar el autobús a Gualaca.

Si vas en auto, se llega por la vía Transístmica Chiriquí-Bocas, se gira a la izquierda, justo después de pasar el coliseo deportivo Bracy Randolph. Aunque la carretera no está asfaltada, se puede llegar en vehículos pequeños hasta el lugar.

Es importante mencionar que este balneario no presenta contaminación por desechos sólidos ni vertido de aguas residuales, por lo que es importante mantener el sentido de conservación y buen manejo de los desechos.

Para los gualaqueños, este es uno de los principales sitios turísticos, y no se debe mantener en el olvido, ya que pareciera que sólo existe en épocas de verano. La verdad es que si para los gualaqueños, Los Cangilones es un patrimonio del distrito, para muchos de nosotros es un sitio en donde se respira paz, se observa un buen panorama, y un ambiente agradable y puro.  Motivos éstos por lo que se considera que hay que hacer algo para rescatar un sitio histórico y turístico como lo es «Los Cangilones de Gualaca».

Finalmente, invitamos a que quienes no conocen este bello lugar, lo visiten y puedan refrescarse en sus claras aguas y pasar un momento agradable e inolvidable.

Ver más fotos

El origen de Gamboa está asociado a la construcción del Canal de Panamá. La zona se empezó a poblar en 1911 con casas y cabañas a orillas del río Chagres para los trabajadores que construían el Canal de Panamá, donde después residieron militares de Estados Unidos hasta 1999.

Cuando niña lo único que conocía de ese lado era el Parque Municipal Summit, recuerdo al lagarto Juancho que hace unos años murió, y otro par de animales de la selva panameña.

Gamboa está situado en una curva aguda del río de Chagres en el punto que alimenta el lago Gatún. Justo al sur de Gamboa, el lago Gatún y el río Chagres se encuentran con el Corte Culebra (Corte Gaillard), donde el Canal atraviesa la Divisoria Continental. Por lo tanto, aunque Gamboa está más cerca del lado pacífico de Panamá, su cuenca está en el lado Atlántico. Una vez pasas el puente estás en la provincia de Colón.

Un solo carril de hierro y puente de madera cruza el Chagres y es el único acceso por carretera a Gamboa. Este puente todavía está en uso hoy. Los vehículos que esperan pasar el puente deben esperar a que un semáforo de señales, ya que sólo es capaz de proporcionar espacio para un carril de tráfico a la vez. En diciembre de 2010, este puente fue el sitio de las inundaciones masivas y de las enormes islas flotantes que pasaron bajo el puente, con árboles golpeándolo violentamente, lo que llevó al cierre temporal del Canal de Panamá y ya se encuentra en gestión un nuevo puente.

Una vez, siendo una adolescente, caminé con algunos amigos desde Summit hasta el Sendero el Charco que está a uno 5 minutos en auto después de pasar Summit.

Por El P. M. Summit hay dos lagunas separadas por una carretera de piedras, buenísima para observación de aves. Las lagunas son pantanosas y hay caimanes en ellas, así que no son aptas para bañarse, considero que son solo para observación o sacar buenas fotos. Están ubicadas justo al frente de Summit, en una calle que baja hacia la línea del ferrocarril, se sigue hasta ver una garita fronteriza, de ahí se camina a la izquierda y se encuentran las lagunas.

Gamboa está a 32km de la ciudad de Panamá y 25 km desde Arraiján. Es un lugar donde llueve mucho, la precipitación es elevada, pero nada más con llegar al puente de madera, por el que pasan autos y el ferrocarril, caminar sobre él es toda una experiencia, más aún con el paisaje exótico.

Antes de llegar al puente hay un pequeño muelle donde se puede pescar o simplemente quedarte un rato allí si te conformas con observar. También salen diferentes tours a las islas cercanas, como Isla Monos o Isla Barro Colorado.

En el sendero el Charco hay que tener suerte, la mayoría de las veces está sucio, lo bueno es que tiene un rancho con una parrilla en donde puedes improvisar, baños y acceso fácil con barandales y hasta sillas para descansar, con suerte entras gratis, a veces hay guarda parques que cobran pues ésta es una instalación de la ANAM y forma parte del Parque Nacional Soberanía.

Toda el área de Gamboa es perfecta para la observación de aves.

Dentro del P. N. Soberanía y en Gamboa, también se encuentra el Camino del Oleoducto, el Camino de Plantación y muy cerca, parte del Camino de Cruces.

Dentro del parque se encuentra una estación de investigación científica operada por el Instituto Smithsoniano​ y el Gamboa Rainforest Resort, un hotel ecoturístico.

Ver más fotos