Durante la Guerra de los Mil DÃas, Capira con Victoriano Lorenzo a la cabeza se convirtió en campo de correrÃas del guerrillero, pasado el conflicto, y ya en la era republicana, Capira demostró pujante crecimiento democrático; más en 1941, el distrito fue eliminado, y surgió en su lugar el de Bejuco que duro hasta 1945.
Nos hemos ido en variadas ocasiones a recorrer parte de esa cordillera y hemos encontrado, maravillados, con hermosos parajes, perfectas cascadas esculpidas en piedra, escondidas cerca de las variadas trochas que se dividen a lo largo de los cerros.
Esta vez, nos fuimos a caminar cerca del Peña Blanca y CirÃ, donde acampamos y fuimos recibidos de manera festiva por viejos amigos y familia adoptiva que viven en este poblado de campesinos. Asà fue como nos hicimos amigos de un niño que nos llevo con ánimo y gran preocupación de que nos gustara el chorro que queda cerca de su casa, un chorro sin nombre al que concurren las familias a lavar culantro y a esparcirse sanamente, pues en esta comunidad muy poco hay bullicio.
Al salir del hermoso chorro, una llovizna de verano nos bañó. Una gente en carro doble tracción venÃan vendiendo pescado rumbo a donde terminara la calle de tosca. Allà a orilla del sendero pudimos disfrutar de una soda frÃa y un pan de dulce, raros por estos lares en donde no hay luz, donde lo que nos parece «normal» no se consigue tan fácilmente.
La razón por la que me gusta tanto este lugar es simple, el contacto tan especial que existe allà entre naturaleza y humanos es impresionante. Obviamente tengo mi “secret spot†donde me quedo a pernoctar y puedo asegurarles que la fauna que uno ve en un solo dÃa es increÃble; voy a describirles solamente lo que vi en mi última visita de dos dÃas en ChiguirÃ.
Esa misma noche escuchamos sonidos extraños provenientes de un árbol de caimito, al acercarnos sigilosos pudimos distinguir en la oscuridad la forma de unos animalitos que se abalanzaban de un árbol a otro, se trataba de una manada de monos nocturnos (jujuná), toda una familia que iban a cenar caimito justo encima de nuestra carpa; se nos quedaban viendo atentos y con esos ojazos preciosos, por minutos enteros nos vieron asustados mientras comÃan su caimito y hacÃan su sonido particular. Y ¿adivinen? De pronto pasó un animalillo tan rápido que no distinguimos si se trataba de un olingo o un cusumbi. La emoción fue tanta que nos quedamos buen rato viendo si volvÃan a aparecer, y a ver si les tomábamos fotos, que en su momento fue algo prácticamente imposible.
Y bien, nos fuimos a dormir… una rana descansaba sobre una planta del hostal, los bichos hacÃan sus sonidos de la noche y llenaban el ambiente de una manera fantástica.
A la mañana siguiente nos levantamos con ganas de caminar y fuimos a explorar detrás del hostal. HabÃa un cerrito, primero pasamos una loma bastante inclinada, un alambre de púas, llegamos a un área llena de pinos con vista al cerro La Vieja y no muy lejos, volaban unos gavilanes grises que denotaban estar disfrutando la mañana fresca y llena de rocÃo.
«El Cholo Guerrillero, Victoriano Lorenzo, durante la Guerra de los Mil dÃas, dejaba de vez en cuando a sus hombres para ir a ver a la Vieja. Éste era el sobrenombre para la querida que vivÃa por aquellos montes coclesanos adonde el caudillo liberal iba a recobrar fuerzas para volver, luego, a la lucha. Eso, según los habitantes de la región, dio su nombre al Cerro La Vieja o Cerro de La Vieja«.
Las paisanas graznaban y se lanzaban de un árbol al otro. Otras aves llenaban el ambiente con sus cánticos comunes como el motmot, los ruiseñores y los carpinteros.
Bajamos la loma y regresamos a hacer el desayuno, pero lo que nos esperaba frente a la cocina eran unos lindÃsimos monos tità tan curiosos que no se movieron de ese árbol por buen rato. Pudimos adelantar el desayuno y ellos seguÃan en el árbol, estos sà se dejaron tomar fotos.
Compartimos el desayuno con “Aye Aye†y “Coronelâ€, dos canes amigos que siempre están en el lugar, aprovechamos un rato para reposar y decidimos irnos a alguna cascada de las varias que hay cerca de Chiguirà Arriba.
Asà que tomamos un bus y nos bajamos en el pueblo, caminamos preguntando donde podÃamos encontrar otra cascada que nos fuera Tavidá, que es la común a visitar en este lugar. En el camino nos topamos con un Colarejo o tucancillo “rockero†(Collared aracarÃ).
Encontramos un chorro pequeño y llamativo que a mà en lo personal me transmitió un poco de miedo a pesar de no parecer peligroso; locuras mÃas.
Fuimos con mi prima postiza Roxana (nieta de la señora Tunina que menciono en el post de Bajo Bonito), ya que ella se dirigÃa a La Gloria a dejar un mandado; generalmente no existe transporte público hasta La Gloria asà que los pobladores acostumbran caminar diariamente hasta llegar a sus hogares.
Pasamos varias quebradas, a decir verdad, bastantes. Vimos el cerro Chichibalà de Capira a lo lejos, por instantes nos rodeaba la neblina y nos serenaba la lluvia.
Ya el sudor se hacÃa presente y caminamos más rápido que de costumbre, aunque a pesar de nuestros esfuerzos, todo nos tomó 2 horas exactas, sin importar que nos habÃan dicho que el camino era solo una hora. Sinceramente, cuando hablamos de tiempo con la gente del campo nunca les creo, ellos caminan muy rápido y generalmente no poseen reloj o indicador del tiempo.
Nos percatamos de que bordeamos el rÃo, de nombre Cirà Grande, que posee muchas caÃdas de agua y algunas cercanas a la vÃa principal. La gente de estos pueblos saben el valor del agua, y cuidan sus rÃos como oro.
En este lugar las casas están distanciadas unas de otras y separadas por hectáreas grandes de terreno que utilizan para cultivar vÃveres. La escuela primaria es nueva, pero antes de que existieran los niños debÃan caminar hasta Bajo Bonito para recibir clases.
Nuestra recomendación es pagar a los dueños de la casa de madera entre 3 a 5 dólares de colaboración.
Si les digo cuanto mide, les miento. Para mi, y sin haberla medido, digo que quizás unos 70 metros. Realmente es una cascada escalonada, o sea que se puede subir con cuidado, arriba se encuentra la cascada La Tulivieja y otras más. Nos dedicamos a contemplar su belleza, embelesarnos con tan magnÃfica obra de la Naturaleza y bañarnos en sus frÃas aguas, que invitan al deleite.
Al poco tiempo nos regresamos y nos quedamos un rato conversando con Mary Ovalle, la dueña y señora de esos terrenos, una mujer amable y carismática, nos ofreció guineos y nos mostró sus orquÃdeas. Compartimos el lunch con la familia, admiramos el paisaje, nos despedimos y caminamos de vuelta a Bajo Bonito, claro ahora nos tomó menos tiempo pues casi todas las pendientes eran en descenso.
Luego de una visita a Santa Fe de Veraguas, tomamos la calle que conduce hacia Calobre, para ver si nos encontrábamos con algún otro lugar de esos tan ideales que existen en esta provincia. Justo luego de salir de la iglesia de San Francisco de la Montaña, preguntamos a lugareños como llegar a Calobre, quienes como casi toda persona del campo panameño fueron muy amables y nos ayudaron a encontrar la ruta.
En Calobre una de las principales actividades es la cosecha de la sandÃa, que en gran parte es exportada al extranjero, y es la mejor de Panamá gracias a la tierra algo árida de este distrito.
Para llegar a Calobre se puede ir por dos rutas: desde Santiago, pasando por San Francisco de la Montaña y luego desviándose hacia Calobre, esto te toma un tiempo de 45 minutos. Si vienes por la carretera Interamericana puedes tomar la vÃa que conduce hacia el Jaguito en el Roble y esto te toma un tiempo de 1 hora y 20 minutos hasta llegar a Calobre. Desde la ciudad de Panamá es aproximadamente 3 horas y 15 minutos. Y como decÃa en la valla de carretera “Calobre es un paraÃso por conocerâ€.
La verdad es que en estas fiestas patrias buscaba tranquilidad, algún lugar de esos donde nadie te conoce, en donde solo la brisa te acompaña y el cantar de las aves te despierta: Santa Fe de Veraguas.
En caso de hacer el viaje en autobús la manera más fácil es tomar un Santiago- Panamá en la terminal de autobuses de Albrook y llegar hasta la terminal de buses de Santiago y allà tomar otro autobús o “chiva†que te llevará hasta Santa Fe, en este caso las chivas son muy cómodas. El horario de autobuses en Santa Fe es de 5:00 AM a 7:00 PM.
Santa Fe fue uno de los primeros pueblos que se fundaron en el Istmo de Panamá. Su historia comienza cuando el Capitán Francisco Vázquez estableció varias ciudades de la provincia de Veraguas en 1558, incluyendo a Santa Fe.
La popularidad de Santa Fe, nacional e internacionalmente, se debe al trabajo organizativo de los campesinos por el SACERDOTE JESÚS HÉCTOR GALLEGO, quien desapareció en el año 1971, por el Organismo de Seguridad de Inteligencia Militar de los Estados Unidos, con la complicidad de Militares Panameños y lugareños de Santa Fe, por el solo hecho de organizar a los campesinos, para que fueran protagonistas de su propio desarrollo y lucharan contra las injusticias.
Los guÃas locales han establecido senderos que llevan al visitante por el Cerro Tute y se ha construÃdo una calle que llega casi a la cima. Fue instituido como Sitio Histórico TurÃstico, por el Consejo Municipal de Santa Fe, en 1993.
Subimos al transporte y nos agarramos fuerte para poder mantenernos en el mismo lugar donde nos habÃamos sentado; entre lomas, la misma sierra, verdes azulados, un cielo azul opaco, naranjas regadas por los suelos de las casas del camino y miradas sorprendidas dentro del volquete, llegamos a el Pantano en donde se bajaron la mayorÃa de las personas. Al ir saliendo nos quedamos sorprendidos al ver un rÃo de aguas verdes cristalinas que corrÃa debajo de un puente rural, un poco fuera de lugar pues con el invierno es muy raro ver los rÃos limpios.
El Salto el Bermejo en el rÃo Bermejo, de unos 10 kilómetros de longitud que nace sobre la Cordillera Central y termina en el RÃo Bulabá y su avance forma al pasar hermosas caÃdas de aguas, muchas sin nombre e inexploradas.
Los más osados pueden subir mil 375 metros hasta llegar al cerro Mariposa, en donde se pueden observar tucanes, pavas negras, entre otros animales del lugar.
Hay caminatas cortas de dos horas y media en las que se llega a las tres cascadas de Alto de Piedra. La antigua mina de oro de Cocuyo es otro punto propicio para visitar, aunque dicen que este recorrido podrÃa tomar hasta una semana.
No cabe duda de que Santa Fe es un lugar repleto de chorros, cascadas, saltos y balnearios donde el visitante puede divertirse y disfrutar plenamente de la naturaleza, cuidando sus beneficios y respetándola, más aún cuando es en este lugar en donde se tiene uno de los parque nacionales más importantes del paÃs.
Y es que el Parque Nacional Santa Fe fue establecido mediante el Decreto Ejecutivo Nº 147 de 11 de diciembre de 2001, publicado en Gaceta Oficial No. 24,460 de 28 de diciembre de 2001 y ocupa una superficie de 72,269.75 hectáreas. Aproximadamente un 28.48% de la superficie del parque pertenece a la vertiente PacÃfica y un 71.52% a la vertiente del Caribe. Esta área protegida se encuentra ubicada en las tierras altas de la cordillera central del paÃs, dentro de los distritos de Santa Fe y Calobre en la provincia de Veraguas.
Asà mismo se pueden apreciar el Trogón Colirrayado, el Carpintero Olividorado, el Picochato Gorgiblanco, otras aves posibles son: la Tangara de Monte Gorgiamarilla, el Mosquerito Cejirrufo, la Tangara de Monte Común, la Parula Tropical, el Gavilán Barreteado y los colibrÃes Colicerda Verde, Gorra Nivosa y Pico de Hoz Puntiblanco. Las noches en Alto de Piedra son bastante amenas: el Búho Blanquinegro y el Nictibio Común nos esperan.
Además de todo lo mencionado, en el pueblo de Santa Fe se respira un aire de mucha paz, fraternidad, y una creencia muy apegada al catolicismo que incluye una linda iglesia en todo el centro del pueblo y justo en frente una cancha en donde los jóvenes pasan las tardes haciendo deportes. Hay varios parques en donde las personas acostumbran conversar pacÃficamente y disfrutando del clima perfecto. Incluso pudimos notar un parquecito diminuto dedicado a la “heroica gesta del Cerro Tuteâ€.
En el centro del pueblo admiramos la estatua del padre Gallegos que paso a ser un lÃder entre los campesinos de Santa Fe.
Hay varios lugares para hospedarse con precios por debajo de los 25 dólares por noche: Hotel el Sol de Santa Fe, Hostal la Quia, Hotel Tierra Libre, Cabañas Alto De Piedra (las cuales recomiendo por la belleza de sus alrededores, puede llamar al número 68731348 Sra. Alcida SolÃs).
Nos despedimos de este fantástico lugar con un poco de tristeza, pero siempre con la esperanza de que tendremos vida para poder regresar y poder visitar en el próximo viaje las fascinantes cascadas , chorros y cerros que guardan tantos secretos y leyendas, para poder publicarlas y que cada dÃa más gente se enamore de las montañas, del verde de Panamá… Y que se sientan inspirados a cuidar de ella.