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Senderismo y Turismo Rural en Panama

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Acercándonos a lo más concretos que registra el dato histórico y no la leyenda o la tradición, vemos ciertos planos de la vieja data, en la cual se distinguen en el fondo del litoral, del golfo de Panamá, la existencia de un pueblo de Capira y el río Perequeté. Estos planos reposan en los Archivos Nacionales. En el que se puede observar un pueblo denominado “La Capireja” y río inmediato denominado Perequeté de la prosa del eximio poeta capireño Julio R. Martínez, surge con caracteres definidos la figura del Cacique Capira, valiente exponente de la raza india, quien sin menos gloria de algunos de su época defendió, después de las invasiones, las tierras de su comprensión en las Riberas del Cerro Trinidad.

Durante la Guerra de los Mil Días, Capira con Victoriano Lorenzo a la cabeza se convirtió en campo de correrías del guerrillero, pasado el conflicto, y ya en la era republicana, Capira demostró pujante crecimiento democrático; más en 1941, el distrito fue eliminado, y surgió en su lugar el de Bejuco que duro hasta 1945.

Victoriano conocía su tierra «como la palma de su mano» a tal punto, que jamás dudó de su dominio en el terreno donde vivió desde que era un niño, y no era cualquier terreno, si no una cordillera enorme, que hoy día comprende desde Cerro Trinidad hasta Las Trincheras de La Pintada y más allá, contorno que en el tiempo de la Guerra de los Mil Días, aún pertenecía por completo a Penonomé.

En El Cacao, fue Victoriano un corregidor amado y respetado por todos aquellos que habitaban en aquella ranchería, hasta el día de hoy aún es posible conversar sobre los hechos con las personas que han ido transmitiendo de generación en generación las historias de esa época de rebelión pero también de júbilo vivida de cerca del caudillo.

Nos hemos ido en variadas ocasiones a recorrer parte de esa cordillera y hemos encontrado, maravillados, con hermosos parajes, perfectas cascadas esculpidas en piedra, escondidas cerca de las variadas trochas que se dividen a lo largo de los cerros.

Desde la cima del cerro Trinidad, hasta el Cerro Peña Blanca, existen diferentes formas de llegar de lo que hoy en día es parte de la provincia de Panamá en Capira y Chame hasta partes de Coclé como Sofre y Chiguirí Arriba, recorriendo prácticamente los mismos senderos recorridos por el cholo, a pie.

Esta vez, nos fuimos a caminar cerca del Peña Blanca y Cirí, donde acampamos y fuimos recibidos de manera festiva por viejos amigos y familia adoptiva que viven en este poblado de campesinos. Así fue como nos hicimos amigos de un niño que nos llevo con ánimo y gran preocupación de que nos gustara el chorro que queda cerca de su casa, un chorro sin nombre al que concurren las familias a lavar culantro y a esparcirse sanamente, pues en esta comunidad muy poco hay bullicio.

Denilson se apropió del snorkel y el largavista, qué emoción compartir con un niño tan vivaz, él nos prestó su caballo y nos mostró los mejores lugares para zambullirnos. En años pasados habíamos estado por el área pero nunca notamos aquella linda cascada, solo caminamos hasta La Gloria. Esta vez andábamos con nuestra mascota «Pucha» y procuramos no adentrarnos demasiado en la espesura, por la seguridad de la perrita.

Mientras disfrutábamos de las escaleras naturales del chorro, una familia llegó a lavar culantro y Rey fue a ver en qué les podía ayudar. Ese culantro se distribuye en los más grandes supermercados del país.

Al salir del hermoso chorro, una llovizna de verano nos bañó. Una gente en carro doble tracción venían vendiendo pescado rumbo a donde terminara la calle de tosca. Allí a orilla del sendero pudimos disfrutar de una soda fría y un pan de dulce, raros por estos lares en donde no hay luz, donde lo que nos parece «normal» no se consigue tan fácilmente.

Quiero recalcar que ésta es un área llena de hermosas aves, vimos desde martín pescador y los clásicos pechiamarillos, hasta Titira enmarcarada, diversas reinitas, loros cabeciazules o casangas, eufonias coroniazuladas, tangaras de colores increíbles y destellos refulgentes. Todo esto acompañado de café por las mañanas y los gritos de los amigos que nos invitaban a comer el fruto de la guaba chiricana.

Nuestra experiencia de carnaval, acampando en la montaña fue de descanso y tranquilidad, escuchando salomas por la mañana, aves al despertar, caminando hacia el río y cabalgando en caballo. Qué rica que es la vida en la montaña, y ni tan lejos, cerquita, aquí mismo en Capira, cerca de las trochas del caudillo, Victoriano Lorenzo.

Más fotos

Uno de los lugares a los que nunca me canso de ir es sin duda Chiguirí Arriba, no recuerdo ya cuantas veces he ido. Es un corregimiento del distrito de Penonomé en la provincia de Coclé. Se fundó en el año 1940. Entre las elevaciones que más se destacan tiene: Cerro Congal con 992 metros, Cerro Escaliche con 866 metros de altura  y Cerro U 652  metros. Tiene una superficie de 204.1 km2 y una densidad poblacional de 42 habitantes por km2. Su población según censo de 2010 es de 10,018 personas y 1,924 viviendas.

Dícese de un Cacique que dominaba estas tierras, llamado Chi Guirí, o Guirí. Viajaban a través del río al cual se les dio el mismo nombre, río Chiguirí y que actualmente une tres comunidades Chiguirí arriba, Chiguirí centro, Chiguirí abajo.

La razón por la que me gusta tanto este lugar es simple, el contacto tan especial que existe allí entre naturaleza y humanos es impresionante. Obviamente tengo mi “secret spot” donde me quedo a pernoctar y puedo asegurarles que la fauna que uno ve en un solo día es increíble; voy a describirles solamente lo que vi en mi última visita de dos días en Chiguirí.

Era carnavales y el hostal estaba abierto, obviamente fuimos a acampar con todo lo necesario. Luego de pasar una tarde tranquila, con un atardecer increíble, a casi un lado del cerro La Vieja (404 msnm), con el sol ocultándose bajo las montañas de Penonomé, hicimos  la cena y nos llenamos de comida.

Esa misma noche escuchamos sonidos extraños provenientes de un árbol de caimito, al acercarnos sigilosos pudimos distinguir en la oscuridad la forma de unos animalitos que se abalanzaban de un árbol a otro, se trataba de una  manada de monos nocturnos (jujuná), toda una familia que iban a cenar caimito justo encima de nuestra carpa; se nos quedaban viendo atentos y con esos ojazos preciosos, por minutos enteros nos vieron asustados mientras comían su caimito y hacían su sonido particular. Y ¿adivinen? De pronto pasó un animalillo tan rápido que no distinguimos si se trataba de un olingo o un cusumbi. La emoción fue tanta que nos quedamos buen rato viendo si volvían a aparecer, y a ver si les tomábamos fotos, que en su momento fue algo prácticamente imposible.

Y bien, nos fuimos a dormir… una rana descansaba sobre una planta del hostal, los bichos hacían sus sonidos de la noche y llenaban el ambiente de una manera fantástica.

A la mañana siguiente nos levantamos con ganas de caminar y fuimos a explorar detrás del hostal. Había un cerrito, primero pasamos una loma bastante inclinada, un alambre de púas, llegamos a un área llena de pinos con vista al cerro La Vieja y no muy lejos, volaban unos gavilanes grises que denotaban estar disfrutando la mañana fresca y llena de rocío.

«El Cholo Guerrillero, Victoriano Lorenzo, durante la Guerra de los Mil días, dejaba de vez en cuando a sus hombres para ir a ver a la Vieja. Éste era el sobrenombre para la querida que vivía por aquellos montes coclesanos adonde el caudillo liberal iba a recobrar fuerzas para volver, luego, a la lucha. Eso, según los habitantes de la región, dio su nombre al Cerro La Vieja o Cerro de La Vieja«.

Las paisanas graznaban y se lanzaban de un árbol al otro. Otras aves llenaban el ambiente con sus cánticos comunes como el motmot, los ruiseñores y los carpinteros.

Bajamos la loma y regresamos a hacer el desayuno, pero lo que nos esperaba frente a la cocina eran unos lindísimos monos tití tan curiosos que no se movieron de ese árbol por buen rato. Pudimos adelantar el desayuno y ellos seguían en el árbol, estos sí se dejaron tomar fotos.

Compartimos el desayuno con “Aye Aye” y “Coronel”, dos canes amigos que siempre están en el lugar, aprovechamos un rato para reposar y decidimos irnos a alguna cascada de las varias que hay cerca de Chiguirí Arriba.

Así que tomamos un bus y nos bajamos en el pueblo, caminamos preguntando donde podíamos encontrar otra cascada que nos fuera Tavidá, que es la común a visitar en este lugar. En el camino nos topamos con un Colarejo o tucancillo “rockero” (Collared aracarí).

Encontramos un chorro pequeño y llamativo que a mí en lo personal me transmitió un poco de miedo a pesar de no parecer peligroso; locuras mías.

En el pueblo de Chiguirí Arriba hay escuela, una iglesia católica y alguna otra; hay varios mini supermercados, el transporte público pasa casi cada hora y son unos autobuses – camiones que me recuerdan un poco al arca de Noé.

La carretera está en buenas condiciones para cualquier tipo de auto hasta Chiguirí. Los buses se toman en el mercado de Penonomé, la dirección se encuentra en el post de “Cascada Tavidá”.

Ya de regreso decidimos cambiar de ruta y en vez de ir hacia Penonomé, nos sentamos una hora a esperar un transporte 4×4 que nos llevara al Valle de Antón, saliendo desde Chiguirí Arriba. Mientras esperábamos, pasaron varias Oropéndolas Montezuma. Desistimos y nos subimos en una “chiva” rumbo a Penonomé, pero qué casualidad que la chiva se metió por el mismo camino hacia el Valle de Antón a dar la vuelta por allá y recoger pasajeros, en eso vimos que detrás venía uno de los carros 4×4 que llegan al Valle por esta ruta, que no es nada fácil, la calle es malísima, es decir un camino, piedras sueltas, y mucho polvo por ser verano.

Empezamos a gritar y el carro 4×4 paró y nos subimos en él. Nos tomó aproximadamente una hora llegar al Valle, fue una experiencia magnífica poder pasar por toda esa cordillera, ver desde otro punto el Cerro Gaital y las Tres Marías, además de todos esos cerros de Penonomé, como el Congal, Chichibalí o el Turega, una vista esplendorosa desde lo alto.

¿Cuantas veces he dicho que Panamá es hermoso? Hay tanto por ver aún…

FOTOS

Fuimos con mi prima postiza Roxana (nieta de la señora Tunina que menciono en el post de Bajo Bonito), ya que ella se dirigía a La Gloria a dejar un mandado; generalmente no existe transporte público hasta La Gloria así que los pobladores acostumbran caminar diariamente hasta llegar a sus hogares.

Pasamos varias quebradas, a decir verdad, bastantes. Vimos el cerro Chichibalí de Capira a lo lejos, por instantes nos rodeaba la neblina y nos serenaba la lluvia.

Nos topamos con muchas aves, pero la más característica fue la oropéndola, que con su canto alegraba el camino y nos advertía que cuidaba de sus nidos.

La Gloria

Ya el sudor se hacía presente y caminamos más rápido que de costumbre, aunque a pesar de nuestros esfuerzos, todo nos tomó 2 horas exactas, sin importar que nos habían dicho que el camino era solo una hora. Sinceramente, cuando hablamos de tiempo con la gente del campo nunca les creo, ellos caminan muy rápido y generalmente no poseen reloj o indicador del tiempo.

Nos percatamos de que bordeamos el río, de nombre Cirí Grande, que posee muchas caídas de agua y algunas cercanas a la vía principal. La gente de estos pueblos saben el valor del agua, y cuidan sus ríos como oro.

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En este lugar las casas están distanciadas unas de otras y separadas por hectáreas grandes de terreno que utilizan para cultivar víveres. La escuela primaria es nueva, pero antes de que existieran los niños debían caminar hasta Bajo Bonito para recibir clases.

La luz eléctrica en La Gloria es nula y la única manera de poseerla es mediante paneles solares que realmente es un recurso lejano, puesto que gran parte de las familias en esta comunidad son de bajos recursos.

Al terminarse la calle, entramos a un sendero mágico repleto de sonidos producto de la cantidad de aves que en él había, atravesamos una loma en donde el lodo era rojizo y formaba escalones hechos por los caballos. Llegamos a una casa “en medio de la nada” y digo esto porque era una casa grande, linda, con un patio extenso y llano, con una vista espectacular de las montañas.

Desde ahí caminamos quizás unos 15 minutos, topamos otra casa, ésta de madera en donde vive una hermosa familia, que hasta el día de hoy sigue siendo una «familia amiga» (2016) y atravesamos una quebrada que estaba detrás, cruzamos un alambre de púas, caminamos 3 minutos y allí estaba la Cascada La Gloria.

Nuestra recomendación es pagar a los dueños de la casa de madera entre 3 a 5 dólares de colaboración.

Si les digo cuanto mide, les miento. Para mi, y sin haberla medido, digo que quizás unos 70 metros. Realmente es una cascada escalonada, o sea que se puede subir con cuidado, arriba se encuentra la cascada La Tulivieja y otras más. Nos dedicamos a contemplar su belleza, embelesarnos con tan magnífica obra de la Naturaleza y bañarnos en sus frías aguas, que invitan al deleite.

El pozo principal es reducido, no es hondo, lo cual lo hace seguro. En la parte de arriba hay una poza mucho más amplia, pero para llegar allá las condiciones no son tan buenas y es mejor hacerlo en verano, un accidente ahí sería inminente. No dejo de pensar en cómo será la fuerza del agua en época de invierno, ¡de seguro imponente!

Al poco tiempo nos regresamos y nos quedamos un rato conversando con Mary Ovalle, la dueña y señora de esos terrenos, una mujer amable y carismática, nos ofreció guineos y nos mostró sus orquídeas. Compartimos el lunch con la familia, admiramos el paisaje, nos despedimos y caminamos de vuelta a Bajo Bonito, claro ahora nos tomó menos tiempo pues casi todas las pendientes eran en descenso.

Así es que… ¡una vez más! los invito a caminar Panamá… ¡hay tantos lugares hermosos por descubrir, tanto por recorrer! Si deseas que visitemos algún lugar especial de tu provincia, invitanos, y nosotros iremos con la mochila a cuestas a caminar, tomar fotos y mostrarlo al mundo por medio de ésta web. Es importante recalcar que lo que llevas, lo tienes que traer. Vive sin dejar rastro.

Valora lo natural, el agua, los ríos, piensa si realmente necesitas destruir una montaña, ¿porqué mejor no hacer turismo sostenible con un plan de capacidad de carga para no afectar su entorno? Ama tu país, que tan hermosos lugares tiene.

Fotos

Luego de una visita a Santa Fe de Veraguas, tomamos la calle que conduce hacia Calobre, para ver si nos encontrábamos con algún otro lugar de esos tan ideales que existen en esta provincia. Justo luego de salir de la iglesia de San Francisco de la Montaña, preguntamos a lugareños como llegar a Calobre, quienes como casi toda persona del campo panameño fueron muy amables y nos ayudaron a encontrar la ruta.

El nombre Calobre se originó ya que así se llamaba un cacique del área. Este distrito está formado por doce corregimientos: Calobre, Barnizal, Chitra, El Cocla, El Potrero, La Laguna, La Raya de Calobre, La Tetilla, La Yeguada, Las Guías, Monjarás y San José.

En Calobre una de las principales actividades es la cosecha de la sandía, que en gran parte es exportada al extranjero, y es la mejor de Panamá gracias a la tierra algo árida de este distrito.

Justo en la carretera mucho antes de llegar a Calobre vimos un anuncio de carretera que con imágenes indicaba qué lugares turísticos podíamos encontrar en este bello distrito: El Salto Bejucal, el Río San Juan, la laguna la Yeguada, los Sandiales y Los Pozos Termales de Calobre, tratamos de encontrar los que pudiéramos, nos interesamos sobre todo en encontrar los pozos de Calobre, pero al parecer estos son de difícil acceso.


Justo debajo de un puente estaba el Salto el Bejucal en el corregimiento de Tetilla. Es un imponente chorro de agua que iracundo rompía con fuerza con su caudal de invierno que hacía que el agua se tornara turbia, nadie estaba bañándose en él y no quisimos tomar el riesgo. Está rodeado de mucha vegetación y el lugar es muy bonito a pesar de estar justo debajo del puente.

En la época de verano este salto es muy visitado por lugareños que hacen alarde de sus virtudes saltando desde lo alto y haciendo piruetas en el aire.

Cabe decir que muy pocas personas conocen el salto ya que por su ubicación estratégica debajo del puente es muy difícil darse cuenta que debajo de éste se encuentra semejante maravilla. Tampoco hay ninguna señalización, recomiendo preguntar en la carretera luego de 30 minutos de haber salido de San Francisco de la Montaña.


Al salir del Salto, seguimos en la carretera hasta ver el Río San Juan, al que vislumbramos sólo desde un puente y el tiempo no nos dio para bajar. Se apreciaban extrañas formaciones rocosas en él, quizás causadas por la erosión del tiempo y definitivamente una acción volcánica antigua. El Río San Juan forma parte importante de Calobre ya que sus aguas son desviadas hacia la quebrada las Lajas, que a su vez es el único afluente de la Laguna La Yeguada, para aumentar el volumen de agua utilizable hacia la generación de energía eléctrica.

Para llegar a Calobre se puede ir por dos rutas: desde Santiago, pasando por San Francisco de la Montaña y luego desviándose hacia Calobre, esto te toma un tiempo de 45 minutos. Si vienes por la carretera Interamericana puedes tomar la vía que conduce hacia el Jaguito en el Roble y esto te toma un tiempo de 1 hora y 20 minutos hasta llegar a Calobre. Desde la ciudad de Panamá es aproximadamente 3 horas y 15 minutos. Y como decía en la valla de carretera “Calobre es un paraíso por conocer”.

Disfruta de más fotos aquí

16La verdad es que en estas fiestas patrias buscaba tranquilidad, algún lugar de esos donde nadie te conoce, en donde solo la brisa te acompaña y el cantar de las aves te despierta: Santa Fe de Veraguas.

Como siempre, es mejor tomar nota desde antes de llegar al sitio, averigué los lugares de alojamiento que tiene este poblado entre los que pude encontrar varios a escoger a precios muy módicos, pero nos decidimos por uno en el centro y perfecto para desplazarse: Hotel Santa Fe. El trato fue bueno, habitaciones muy limpias, baños limpios, pero sin televisión, el aire acondicionado no fue importante pues aquí el clima es perfecto.

En cuanto a la manera de llegar, hay variadas: en caso de ir en auto tienes dos opciones para llegar a Santa Fe, la primera es entrando por la comunidad del Jaguito en Coclé (10 minutos luego de pasar Aguadulce), pasas por Calobre y te desvías hacia San Francisco de la Montaña, después de allí hay una sola carretera para llegar hasta Santa Fe.

La otra opción es manejar hasta Santiago y luego tomar la Avenida Polidoro Pinzón que esta a la derecha antes del puente vehicular. De allí hasta Santa Fe son aproximadamente 57 kilómetros de carretera por la cual también se pasa por San Francisco de la Montaña. En cualquiera de las dos opciones las vistas en el camino son verdaderamente espectaculares.

Puente sobre el Río Santa María

En caso de hacer el viaje en autobús la manera más fácil es tomar un Santiago- Panamá en la terminal de autobuses de Albrook y llegar hasta la terminal de buses de Santiago y allí tomar otro autobús o “chiva” que te llevará hasta Santa Fe, en este caso las chivas son muy cómodas. El horario de autobuses en Santa Fe es de 5:00 AM a 7:00 PM.

El problema con esto es que al llegar al poblado, es muy difícil desplazarse de un lugar a otro sin auto, a menos que lo hagas en taxis pues las distancias de un lugar a otro son un poco lejanas y Santa Fe tiene muchísimas esferas por recorrer, pero en todo caso no hay que desanimarse, estando allá puedes tomar algún transporte local que te lleva a diferentes sitios de interés, además tienen su propia terminal de autobuses muy bonita y adecuada, con asientos para esperar.

Luego de aproximadamente una hora y media de carretera con paisajes dotados de hermosura, después de haber pasado los vetustos puentes sobre el río Gatú y el célebre río Santa María, es increíble encontrar un lugar tan completo como este. Hay restaurantes, sobre todo de la cooperativa » la Esperanza de los Campesinos», al igual que algunos mini súper de la misma cooperativa, entre muchos otros.

Estatua del Padre GallegosHay un mercado en donde se pueden adquirir frutas de la temporada, artesanías muy baratas al igual que sombreros pintados o típicos en precios muy módicos, a decir verdad, los más baratos que he visto. Tienen una diversidad de canastas de paja, bolsas de henequén, vestidos Ngabe-Buglé, y un sin fin de artículos interesantes. Lo único con lo que tuvimos un poco de problema encontrar fue hielo, pues algunas veces el agua en el lugar esta un poco sucia y las tiendas se abstienen de venderlo, la que lo distribuye mayormente es una de asiáticos llamado mini súper Santa Fe, a la entrada del pueblo.

Santa Fe fue uno de los primeros pueblos que se fundaron en el Istmo de Panamá. Su historia comienza cuando el Capitán  Francisco Vázquez estableció varias ciudades de la provincia de Veraguas en 1558, incluyendo a Santa Fe.

Este distrito está conformado por ocho corregimientos: Santa Fe, Calovébora, El Alto, El Cuay, El Pantano, Gatuncito, Río Luis y Rubén Cantú. El clima del distrito de Santa Fe es de tipo subtropical. Entre los puntos más altos del distrito de Santa Fe se destacan el Cerro Negro con una altitud de 1518 metros sobre el nivel del mar y Cerro Chicu con una altura de 1764 msnm. Tiene una superficie total de 1921 Km ²

Parque de Santa Fe

La popularidad de Santa Fe, nacional e internacionalmente, se debe al trabajo organizativo de los campesinos por el SACERDOTE JESÚS HÉCTOR GALLEGO, quien desapareció en el año 1971, por el Organismo de Seguridad de Inteligencia Militar de los Estados Unidos, con la complicidad de Militares Panameños y lugareños de Santa Fe, por el solo hecho de organizar a los campesinos, para que fueran protagonistas de su propio desarrollo y lucharan contra las injusticias.

El Padre Héctor Gallegos inició su campaña para organizar a los campesinos, para que fueran conscientes de su fuerza y fueran mejor pagados en su trabajo y en el precio de sus productos. Con estas personas trabajó en los campos, durmió en sus chozas, compartió  sus preocupaciones y al fin llegó a ser como uno de ellos.  Esta campaña le costó la vida cuando el 9 de junio de 1971, durante el gobierno de Omar Torrijos Herrera, mientras Gallegos dormía en la casa de un amigo, se presentaron tres hombres en un jeep, sacaron al sacerdote, le golpearon y le secuestraron.

Desde ese día no se tiene noticia de él. Dejó sin embargo, la gran “Cooperativa Padre Héctor Gallegos” que él bautizó con el nombre de “La Esperanza de los Campesinos” y hasta el día de hoy ésta cooperativa sigue en pie. Su “Tienda Cooperativa” es la más surtida del lugar. Está dirigida por indígenas y campesinos.

TUTE

Los guías locales han establecido senderos que llevan al visitante por el Cerro Tute y se ha construído una calle que llega casi a la cima. Fue instituido como Sitio Histórico Turístico, por el Consejo Municipal de Santa Fe, en 1993.

En nuestra visita a Santa Fe, fue un poco difícil visitar ciertos lugares pues fuimos en plena época de invierno, pero sí pudimos tomar nota de cómo llegar a los lugares y anotar ciertos nuevos puntos de interés para el ecoturismo.

Ya habíamos escuchado que Santa Fe es hogar de café orgánico, es café de altura con un excelente aroma y sabor, pero probarlo fue distinto. Estando bajo la frescura de un ambiente encantador, en una cantina que en las mañanas funciona como fonda, en el bello poblado de Alto de Piedra, pedimos un Café Tute y juro en alto que es el mejor café que he probado en mi vida. No se si fue el momento tan mágico y fantástico, con una décima en el fondo del recinto que me hizo pedir uno tras otro, pero no puedo desestimar el sabor perfecto de este café tan sabroso.

Café Tute es una pequeña fábrica administrada también por la cooperativa local de agricultores. La cooperativa ofrece excursión a la granja orgánica local de café, seguido por una visita guiada de la planta de procesamiento de café.  Café El Tute es 100% arábigo. Ir a Santa Fe y no probarlo es un pecado, y de paso comprarlo pues en la ciudad de Panamá es muy raro encontrarlo, aunque se comercializa actualmente en países de Europa y Estados Unidos. La Cooperativa de Servicios Múltiples La Esperanza de los Campesinos también exporta su café a Alemania, pero además pretende incursionar en otros mercados extranjeros y ahora busca expandir su mercado a países como Italia, Francia y Japón; es increíble como lo que empezó con la cooperativa de la mano del desaparecido sacerdote Héctor Gallego haya llegado tan lejos. En aquella época sólo había 25 pequeños productores como socios.

Es importante enfatizar, que en Santa Fe existe una gran producción de orquídeas, tanto es así, que, desde hace varios años, se realiza en el mes de agosto una Exposición y Competencia de Orquídeas a la que asisten expositores, concursantes, vendedores y público en general, provenientes de todo el país.  Allí se han identificado más de 300 diferentes familias y variedades, aunque aún faltan muchas por ser descubiertas, lo que se debe a que esta región montañosa mantiene bosques intactos, donde las orquídeas se han mantenido vírgenes. En Panamá se han identificado unas mil 500 variedades de orquídeas, aspecto que deja muy bien colocado a Santa Fe, ya que el 30% de la población nacional de orquídeas habita en esta zona montañosa. Este distrito tiene la población más grande de orquídeas de la variedad Pleurotallis, cuyas flores tienen forma de insecto. A ella se suman las Miltoniosis, cuyos pétalos asemejan mariposas. Asimismo, se ha descubierto una especie de orquídea que se creía extinta, la Hepidendrum escaligarii. Además, se han encontrado especies desconocidas, que aún no han sido registradas por los científicos.

En Santa Fe existen 22 orquidearios, instalados en patios de viviendas, donde los cultores le dedican tiempo y devoción para que las especies puedan florecer. Tuvimos la oportunidad de visitar uno de estos orquidearios que queda detrás de la casa de una Sra. de nombre Berta de Castrellón, directora de organización de la actividad ferial, amante de las aves y orquídeas, con la cual me sentí muy identificada. Su esposo nos invitó a pasar muy amablemente a ver las diferentes orquídeas que tienen, en este caso pocas, pero nos invitó a la feria de Agosto 2011 en donde ellos exponen. Este orquideario queda en la carretera que te lleva al puente sobre el río Bulabá y hay un letrero que indica su entrada. Curiosamente no nos cobraron, pero suponemos que cuando hay más producción de orquídeas quizás requieran una colaboración. Para la dirección también pueden llamar al 9540910.

Entre otros de los lugares que visitamos estuvo Alto de Piedra y el corregimiento de El Pantano. Luego de pasar el puente sobre el río Bulabá, unos 5 minutos más de carretera y vimos una entrada hacia una vía de increíble lodo que indicaba que por allí se llega a “Sendero el Chilagre, Vía a Narices, bosque de Chilagres, ríos y petroglifos.” Instintivamente entramos por el camino de lodo y caminamos más de un kilómetro entre lomas y la tierra nos llegaba hasta las rodillas, fue entonces cuando me fui de acelerada, me tropecé con una piedra, vi estrellitas y hasta ahora aún cargo con la cicatriz de la caída. Fue un susto pues me salio bastante sangre y caminar para atrás era un suplicio, cuando de pronto surgió de entre el camino de fango y piedras el transporte indicado y soñado, una “gallinera” como le llaman algunos. Esos medios de transporte de las comunidades en donde los autobuses normales no llegan. Una camioneta doble cabina modificada con asientos para los pobladores y una tracción de otro mundo.

Subimos al transporte y nos agarramos fuerte para poder mantenernos en el mismo lugar donde nos habíamos sentado; entre lomas, la misma sierra, verdes azulados, un cielo azul opaco, naranjas regadas por los suelos de las casas del camino y miradas sorprendidas dentro del volquete, llegamos a el Pantano en donde se bajaron la mayoría de las personas. Al ir saliendo nos quedamos sorprendidos al ver un río de aguas verdes cristalinas que corría debajo de un puente rural, un poco fuera de lugar pues con el invierno es muy raro ver los ríos limpios.

En el Pantano

Me fui a limpiar la herida al hotel y salimos nuevamente, pero esta vez fue a otra parte del Pantano. Justo luego de pasar el puente Bulaba entramos por una carretera empinada hacia la izquierda y encontramos la entrada hacia el famoso Salto Bermejo que visitaremos sin falta en verano. Fuimos hasta donde termina la carretera asfaltada, donde también hay una vista espectacular de la montaña y donde pudimos observar muchas aves.

Igualmente se encuentran muchos lugares que sirven como balneario:

  • Las Trancas, en el río Santa María;
  • Los chorros del río La Llanita, que cuentan que es una masa de agua que cae en chorros y piscinas naturales a casi 100 metros de altura;
  • Los senderos de Alto de Piedra también te llevan a tres espléndidos chorros y cascadas;
  • El Salto de Venado en la comunidad de el Salto, que se disfruta sobre todo en los meses de invierno con algo de peligrosidad;
  • Para relajarse y disfrutar de la belleza circundante, puede alquilar un flotador por $5,00, y flotar por el Rio Bulabá hasta que se una al río Santa María. El viaje dura cerca de 75 minutos y pasa por una serie de rápidos, donde termina en el río Santa María. Para la renta del flotador, puede contactar a William Abrego (teléfono. 6583 5944);
  • El Salto el Bermejo en el río Bermejo, de unos 10 kilómetros de longitud que nace sobre la Cordillera Central y termina en el Río Bulabá y su avance forma al pasar hermosas caídas de aguas, muchas sin nombre e inexploradas.

Los más osados pueden subir mil 375 metros hasta llegar al cerro Mariposa, en donde se pueden observar tucanes, pavas negras, entre otros animales del lugar.

Hay caminatas cortas de dos horas y media en las que se llega a las tres cascadas de Alto de Piedra. La antigua mina de oro de Cocuyo es otro punto propicio para visitar, aunque dicen que este recorrido podría tomar hasta una semana.

No cabe duda de que Santa Fe es un lugar repleto de chorros, cascadas, saltos y balnearios donde el visitante puede divertirse y disfrutar plenamente de la naturaleza, cuidando sus beneficios y respetándola, más aún cuando es en este lugar en donde se tiene uno de los parque nacionales más importantes del país.

Y es que el Parque Nacional Santa Fe fue establecido mediante el Decreto Ejecutivo Nº 147 de 11 de diciembre de 2001, publicado en Gaceta Oficial No. 24,460 de 28 de diciembre de 2001 y ocupa una superficie de 72,269.75 hectáreas. Aproximadamente un 28.48% de la superficie del parque pertenece a la vertiente Pacífica y un 71.52% a la vertiente del Caribe. Esta área protegida se encuentra ubicada en las tierras altas de la cordillera central del país, dentro de los distritos de Santa Fe y Calobre en la provincia de Veraguas.

La elevación máxima en un cerro sin nombre que  alcanza  los 1,964 msnm. El bosque siempre verde es el más extenso del Parque Nacional Santa Fe, ocupa más del 95 % de la superficie. Habitualmente tiene un dosel compuesto por especies de árboles que increíblemente permanecen con hojas todo el año aunque hay algunos individuos de especies comunes mezclados con las especies de hoja indestructible. Algunas de las especies del área son: amarillo (Terminalia amazonia), ollito (Eschweilera sp.), bateo (Carapa guianensi), mollejo (Virola sp.), guabo (Inga sp.) y berbacillo (Brosimum sp.). En cuanto a las flores cabe destacar, como mencioné anteriormente, la familia de las orquídeas, especies de gran importancia para la conservación.

En el parque predomina un clima frío y vastas zonas de bosques vírgenes, en donde se reproduce el 51.3% de los mamíferos del país, algunos considerados en peligro de extinción como el jaguar (Panthera onca), macho de monte (Tapirus baidii) y el manatí (Trichechus manatus). También habitan en el parque mamíferos tales como el tapir (Tapirus bairdii), el puma (Puma concolor), algunos como la nutria (Lontra longicaudis), el murciélago (Hylonycteris underwoodi) y  el mono cariblanco (Cebas capucinus).

Cerro Sapo

Existe un gran número de especies de aves, cerca de unas 300, que potencialmente se encuentran habitando el área, ya que son especies características de la cordillera central. Entre las migratorias altitudinales registradas en el campo cabe destacar al ave-sombrilla cuellinuda (Cephalopterus glabricollis) y el querido campanero tricarunculado (Procnias tricarunculata) muy frágiles a la alteración de su hábitat. Además, éste es uno de los pocos sitios de donde se tienen registros de la estrella garganta ardiente (Selasphorus ardens), una ave endémica nacional, localizada exclusivamente en las tierras altas del occidente de Panamá, lo que la hace extremadamente susceptible a la destrucción de bosques en esta región. La presencia de esta ave trajo como consecuencia el nombramiento del cerro Tute como una de las áreas claves para la conservación de aves.

Así mismo se pueden apreciar el Trogón Colirrayado, el Carpintero Olividorado, el Picochato Gorgiblanco, otras aves posibles son: la Tangara de Monte Gorgiamarilla, el Mosquerito Cejirrufo, la Tangara de Monte Común, la Parula Tropical, el Gavilán Barreteado y los colibríes Colicerda Verde, Gorra Nivosa y Pico de Hoz Puntiblanco. Las noches en Alto de Piedra son bastante amenas: el Búho Blanquinegro y el Nictibio Común nos esperan.

También es importante resaltar que se observan 12 especies migratorias norteñas, una especie migratoria sureña y ocho migratorias altitudinales.

Por otro lado, sitios como Alto de Piedra y el cerro San Antonio son comparables a estudios realizados en las tierras altas de Chiriquí.

En cuanto a los reptiles observados en el área son muy importantes las especies endémicas regionales, como la rana de cristal (Cochranella spinosa) y la rana (Pristimantis pardalis), aunque también podemos observar a la iguana verde (Iguana iguana), la salamandra (Bolitoglossa colonnea), la rana arlequín (Atelopus varius) y la boa (Boa constrictor).

El área protegida incluye la parte alta de la cuenca del río Santa María y toda la zona montañosa de la parte norte de la provincia de Veraguas. Incluye el área que se extiende desde el límite con la Comarca Ngabe-Buglé hasta el límite con las provincias de Colón y Coclé teniendo conexión con el Parque Nacional Omar Torrijos Herrera. Existen seis cuencas hidrográficas, entre los ríos principales se encuentran: Santa María, San Pablo y San Pedro, que desembocan en el océano Pacífico. Otros son el Caté, Belén, Calovébora, Concepción, Caloveborita, Luis, Grande y Veraguas, que desembocan en el Atlántico.

Además de todo lo mencionado, en el pueblo de Santa Fe se respira un aire de mucha paz, fraternidad, y una creencia muy apegada al catolicismo que incluye una linda iglesia en todo el centro del pueblo y justo en frente una cancha en donde los jóvenes pasan las tardes haciendo deportes. Hay varios parques en donde las personas acostumbran conversar pacíficamente y disfrutando del clima perfecto. Incluso pudimos notar un parquecito diminuto dedicado a la “heroica gesta del Cerro Tute”.

En el centro del pueblo admiramos la estatua del padre Gallegos que paso a ser un líder entre los campesinos de Santa Fe.

Hay varios lugares para hospedarse con precios por debajo de los 25 dólares por noche: Hotel el Sol de Santa Fe, Hostal la Quia, Hotel Tierra Libre, Cabañas Alto De Piedra (las cuales recomiendo por la belleza de sus alrededores, puede llamar al número 68731348 Sra. Alcida Solís).

Entre los restaurantes están varios de la Cooperativa la Esperanza de los Campesinos en donde la comida es criolla, muy buena y a precios realmente módicos por debajo de los 2.00 dólares, también está el hotel Tierra Libre en donde ofrecen emparedados y picadas, además Rostizados Pollos Kimberly y la Pizzería que se encuentra detrás de la Terminal.

Nos despedimos de este fantástico lugar con un poco de tristeza, pero siempre con la esperanza de que tendremos vida para poder regresar y poder visitar en el próximo viaje las fascinantes cascadas , chorros y cerros que guardan tantos secretos y leyendas, para poder publicarlas y que cada día más gente se enamore de las montañas, del verde de Panamá… Y que se sientan inspirados a cuidar de ella.

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